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Capítulo 11: Una borracha olvidadiza

Claro que quería decirle la verdad, pues jamás le había mentido, pero sus ojos estaban mirándome tan fijamente y tenía un carácter tan complicado que los nervios comenzaron a comerme.

—¿Por qué?

—Sólo dime...

Tragué saliva.

—Si.

—Al fin lo admitiste —soltó y yo fruncí el ceño.

—¿De qué hablas?

—¿Creíste que nunca me enteraría? Jean te tiene entre ceja y ceja, Pascal. Desde lo que ocurrió aquella navidad todo... bueno... ya sabes —cortó lo que estaba diciendo.

Respiré hondo.

—¿Ese Jean no puede cerrar la boca?

—¿Cómo lo conociste? —ignoró mi comentario.

—Me defendió de un idiota en la calle.

Asintió levemente.

—No me ha hecho nada malo —dije rápidamente.

—¿Y por qué él no me dijo que te conocía ya?

—Porque él no sabía que tú eras mi padre, yo me adelanté a decirte que no nos conocíamos para que no te enfadaras... —no podía creer que estaba, prácticamente, defendiéndolo.

—¿Y si me enfado qué?

Me encogí de hombros.

—Luck no es para ti —zanjó con dureza.

—No somos nada.

—Tienes que mirar más allá de estos chicos de las calles, hija. No a un tipejo como Luck.

—¿A qué viene todo esto?

—Porque sé que un tipo como él no tiene intenciones de ser sólo tu amigo.

—¿Insinúas que puedo ser su amiga? —alcé las cejas.

Él me observó con seriedad.

—No. Todavía no confío en él.

Asentí silenciosa.

Había terminado el infinito folio de matemáticas, así que lo llevé con mucho entusiasmo esa mañana a la escuela, Trey apenas hizo contacto visual conmigo esbozó una pequeña sonrisa. Me vio dejar las cosas en mi casillero y vi de reojo que venía hacia mí.

—¿Tenemos oportunidad de tener la nota máxima? —me preguntó apoyándose en el casillero del costado.

—Eso espero.

—¿Amy terminó?

—Si, estuve ayudándola.

Él asintió en silencio y antes de poder ignorarlo y seguir con mi camino hasta el salón de clases, habló:

—¿Por qué no me dijiste que salías con mi hermano?

Me giré hacia él.

—Ni siquiera sabía que era tu hermano —contesté rápidamente —Y no salgo con él.

Él rodó los ojos.

—Luck sale con todas —contestó y yo fruncí el ceño exageradamente.

—Yo no soy todas.

Él asintió lentamente, casi convenciéndose a sí mismo de lo que le había dicho. Iba a caminar al salón, pero recordé algo y me volteé hacia él.

—¿Sabías que era hija de Tony Fabregas? —bajé la voz.

—Desde que atravesaste la puerta del salón lo supe, Pascal.

—¿Y por qué no dijiste nada?

—Porque me vale una mierda de quien seas hija. No tengo tu vida, pero presiento que es parecida a la mía —su mirada pasó a otra persona que venía hacia nosotros, me giré y vi a Amy quien venía con una cara de pocos amigos, pero fingiendo sonrisas para Trey —Y te aconsejo que no se lo menciones a tu amiga.

—¿Por qu..

—¡Hola, chicos! —saludó Amy con muchísimo entusiasmo. Sin preguntar me besó la mejilla e hizo lo mismo con Trey, pero un poco más prolongado.

—Voy a clase —comentó Trey quitándome el folio de las manos y luego girando sobre sus pies para ir al salón.

—¿Por qué te habla y a mí me ignora? —bufó con frustración. Me encogí de hombros y comencé a caminar mientras me seguía —¿Estás segura de que no te gusta, Pascal?

—No me gusta Trey.

—Claro ¿te gusta Luck?

—¿Sabías que eran hermanos? —le pregunté.

—Supuse que tenían algún parentesco, pero no pensé que fueran así de cercanos...

Respiré hondo.

Trey entregó el folio de matemáticas por ambos y me despreocupé, al fin, de ese proyecto.

Estábamos en clases de química, observando cómo el profesor hacía un experimento extraño cuando mi móvil vibró en mi bolsillo. Al estar sentada tan atrás, aproveché para sacarlo y mirar el mensaje. Se me paró un poco el corazón cuando vi el nombre de Lucky Luck.

Luck: ¿Qué dices de una fiesta esta noche?

Pascal: Es lunes...

Luck: Que aguafiestas Rocky

Pascal: La gente normal se levanta temprano los días de la semana

Luck: Lástima

Luck: ¿viernes entonces?

Me lo pensé un momento...

Pascal: ¿Dónde y con quién?

Luck: ¿No es suficiente con que sepas que voy yo?

Me reí un poco de su actitud infantil.

Pascal: Vale... ¿Pueden venir Dan y Amy?

Tardó un poco en contestar. Podía ver su rostro de pocos amigos al imaginar a Dan en la fiesta.

Luck: Dan... claro, invítalo.

Pascal: Y Amy, no lo olvides

Luck: De acuerdo

Luck: Paso por ti a la salida, quiero enseñarte algo

Fruncí el ceño, iba a escribirle, pero un lápiz cayó de lleno en la mesa sobresaltándome, el profesor me observaba a los ojos.

—¿Podría enseñarnos en la pizarra como se hace ese problema, señorita Fabregas?

A la mierda.


— —

Cuando salí de la escuela vi a Luck apoyado en su motocicleta con una sonrisa socarrona, me miró a los ojos cuando comencé a caminar hacia él, pero la bocina de un auto me detuvo en seco.

—¡Pascal! —oí su voz.

Alcé la vista y choqué con la de Jean quien me observaba fijamente a los ojos. Luck lo observó un poco, luego regresó la mirada a la mía sin una pizca de preocupación, pero al ver que yo palidecía, desvió su mirada.

Jean se bajó de la camioneta y comenzó a caminar hacia mí o eso creía, pero desvió su caminata hacia Luck.

Dios, no.

Apresuré el paso hasta que los tuve a ambos en frente.

—¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó Jean en un tono amargo, casi amenazante. Lo cogí del brazo, pero él seguía en modo tensión.

—¿Teníamos una reunión de la que no me enteré? —preguntó Luck con despreocupación.

—¿Estás tomándome el maldito pelo?

—He venido a buscar a mi hermano —le dijo con seriedad —¿Cuál es tu problema?

Al fin pude sacar todo el aire que tenía en mis pulmones. Jean se alejó unos centímetros de él, pero sin relajar su entrecejo se me quedó mirando.

—Vamos a casa.

—¿Ocurrió algo?

—No, camina.

Y comenzó a caminar con rapidez. Miré a Luck por un momento, él tenía una mueca de desagrado en el rostro, pero no me dijo nada, sólo me dejó seguir a Jean mientras él fingía estar esperando a Trey.

—¿Qué ha sido eso? —le pregunté a Jean mientras abrochaba mi cinturón de seguridad.

—No quiero verte más cerca de él ¿me oíste bien?

Me reí.

—¿Quién te crees para decirme con quien puedo o no puedo juntarme?

Él encendió el motor de la camioneta con molestia, comenzó a andar con rapidez.

—Eso no lo decido yo. Ni tú.

—Claro que yo sí.

—¿Tu padre estaría de acuerdo?

—Lo aceptaría, al fin y al cabo, pero no vendría a buscarme a la escuela como un maniático —dije, él me ignoró y yo me crucé de brazos mirando por la ventana.

No había vuelto a hablar con Dan desde el beso que nos habíamos dado en la fiesta, pero cuando le comenté a él y a Amy que estábamos invitados a una fiesta de Luck no pareció incomodarle, de hecho, ni siquiera le dio importancia al beso que nos habíamos dado. Eso me relajó, no quería tensar las cosas entre nosotros, sobre todo porque él sabía que sólo quería enfadar a Luck. Pero no estaba muy segura si Luck se lo tomaría de esa forma cuando lo viera otra vez.

Mi padre me permitió salir esa noche de viernes con Amy y Dan. Él era muy claro cuando decía que yo era joven y debía divertirme con cierto cuidado, pero lo que no sabía es que su mismísimo trabajador estaría en ese lugar.

Luck me había enviado una dirección por mensaje que seguimos al pie de la letra en el auto de Dan. Noté que nos acercábamos al centro de la ciudad, en donde había un sinfín de personas y música por todos lados, no había estado ahí antes.

—No me digas que... —comenzó Amy.

—Al parecer si... si es.

—¿Si es qué?

—Dios, donde nos trajiste Pascal.

—¿Cómo? —fruncí el ceño —¡Aquí es! —exclamé cuando el mapa me señalaba el lugar.

—Claro que es aquí ¿Cómo no saberlo?

—Si, si es.

—¡Ya díganme qué! —exclamé bloqueando el móvil.

—El bar de Paxton.

—¿Pax qué?

—Es uno de los bares de Norman Fenti, bienvenida... —sonrió Dan aparcando el automóvil en el aparcamiento privado del lugar.

Había muchísimas personas. Y cuando digo muchas, es porque había MUCHAS.

Todos jóvenes, bebiendo cervezas mientras entraban al lugar pasando a un guardia fortachón, casi parecía una disco para jóvenes universitarios.

—Me imaginaba los bares de Norman Fenti más... más bueno... más fúnebres.

—Oh tranquila amiga, tiene dos más y este es el más sano —me sonrió Amy enganchando su brazo al mío.

Los tres caminamos hasta estar en la puerta principal, nos detuvo un guardia alto y fortachón quien, al ver nuestras identificaciones, sólo estaba dejando pasar a Dan porque era mayor de edad.

—¡Pero sólo falta un mes para mi cumpleaños! —reclamaba Amy.

Resoplé.

Marqué el número de Luck, él contestó, le conté lo que estaba sucediendo y en dos segundos lo vimos aparecer en la puerta. Vestía un jean oscuro junto una chaqueta casi del mismo color, se veía guapísimo. Y se sentía guapísimo, podía notar eso sólo con mirarlo.

—Son mis invitados —le dijo Luck al guardia, quien de inmediato abrió la cinta y nos dejó pasar.

Los ojos de Luck se quedaron en Dan por unos segundos, quien le sonrió bien relajado, como si nunca nada hubiese pasado.

—¿Qué tal, Dani? —ironizó el pelinegro.

—Todo bien ¿Qué tal tú? —le contestó mi amigo con inocencia.

—Bien.

Se acercó a mí y con un brazo alrededor de mis hombros me apartó del costado de Dan muy disimuladamente.

—Invité a mis hermanos —dijo y yo tragué saliva. Dios. Pobre Trey.

—¡Genial! —chilló una Amy maliciosa.

Dentro del lugar estaba infestado de personas, la música sonaba a un volumen alto y todos saltan escuchando algo electrónico y bebiendo cervezas que derramaban la mitad. Luck nos enseñó la zona vip mientras íbamos adentrándonos, estaba en el segundo piso y la música no sonaba tan fuerte como en la pista.

En la distancia vi a los hermanos de Luck, estaban los tres sentados en unos sofás negros, bebiendo cervezas y riendo de algo que todavía no podía oír. Apenas hicieron contacto visual con nosotros, noté que Trey fijaba toda su atención en Amy, que, por cierto, se veía estupendamente bien esa noche. Pero su mirada no fue tan de "Qué preciosa" sino de "Dios, en qué me metí".

—Ellos son Amy y Dani.

—Dan —dije y Luck me echó una mirada burlesca.

—Pues digámosle Dani ¿no?

—Bueno, no hay... no hay problema con Dani ¿eh? Mi nombre es Daniel así que... da igual —contestó con nervios.

Por un momento todos nos saludamos y quedé sentada en medio de Amy y Luck. Dan estaba frente a nosotros junto a los demás, que nos integraron bastante bien de inmediato, pero Luck no dejaba de observar de pies a cabeza a un Dan completamente intimidado.

—Así que son compañeros de clase —comentó Vince mirando a Trey y luego a nosotras. Amy asintió entusiasmada, yo no tanto, Trey ni siquiera se movió.

—Trey es un grano en el culo ¿no? —opinó el otro hermano de Luck, que todavía no conocía su nombre —Por cierto, soy Jeff —casi me leyó la mente cuando se presentó ante todos.

Era igualito a Luck, pero una versión más grande, más relajada y risueña.

—El grano en el culo eres tú —reclamó Trey.

—Ya deja de mirarlo así —le dije a Luck mientras los demás estaban distraídos.

—¿Cómo estoy mirándolo?

—Como si fueras a matarlo.

—Es que voy a matarlo.

—Luck.

—No hoy.

—¡Eso no es mejor! —subí la voz y todos nos observaron de reojo.

—Ya parecen un matrimonio... —sonrió Vince, Luck le frunció el ceño irritado. —¿Tony ya se enteró de esto?

—Sólo somos amigos —dije inmediatamente.

Presentí dentro de mi corazón que comenzarían a hablar de mi padre, pero Trey me dio una mirada fugaz antes de que el tema comenzara y recordé haberlo escuchado en la escuela que no le contara nada a Amy...

—¿Les dije que Pascal es una máster en matemáticas? —dijo y yo me sorprendí un poco ¿por qué estaba salvándome?

Luck fijó su atención en mí, me sonrió un poco.

—¿Eres una cerebrito, Rocky?

—Claro que no, Trey es el que se las apaña en esto.

—¡Trey es muy inteligente! —sonrió Amy.

—Gracias —contestó él mirándola por segunda vez en la noche.

La conversación se desvió a las carreras clandestinas, Dan estaba contándoles a las que había asistido, Jeff escuchaba con atención y Vince intervenía hablando de motocicletas. Al parecer Vince, que era el mayor, tenía un taller mecánico. Y ni idea de lo que se dedicaba Jeff...

Vi a Luck ponerse de pie repentinamente, buscó un cigarrillo en su pantalón y se quedó mirándome.

—¿Vienes?

Lo dudé un poco, pero finalmente accedí.

Nos acercamos a una terraza, Luck encendió su cigarrillo y se acercó al balcón para mirar las calles. Me acerqué a él y me apoyé a su costado en la baranda.

—Igual está bueno ¿eh? —lo oí, me giré hacia él sin entender —Dani.

—Ya supéralo —rodé los ojos.

—¿Fumas? —iba a responderle que ya le había dicho en una ocasión que no, pero él sonrió —Sé que no. Tranquila.

Rodé los ojos.

—Pensé que ya habías cumplido los dieciocho, que desfachatez fijarme en una niñita —dijo, sentí la cara colorada, pero él estaba sonriendo con diversión.

—Pues sí, deberías dejarme en paz si no quieres ir a la cárcel.

—Le tengo más miedo a tu padre.

—¿Y qué edad tienes tu? —cambié el tema de conversación.

—Veinte.

—Veinte... —repetí.

—¿Mucho para ti?

—Puedo con ello.

—¿Ah sí?

Asentí.

—Pues yo no sé si podré con diecisiete años —confesó y a mí se me apretó el estómago.

—Uy. Lástima —me burlé.

Él rodó los ojos.

—Voy por algo de beber ¿vienes?

—¿No estás bebiendo muy rápido?

—Lo dice la borracha de la otra noche.

Comenzó a caminar y yo rápidamente lo seguí. Ignoramos a sus hermanos y a Amy que estaba hablando con Trey casi encima de sus piernas para dirigirnos a la barra.

—Así que Amy está enamorada de Trey.

Luck estaba apoyado en la barra esperando que alguien viniera a atendernos, lo miré sin decir nada, no quería delatar a mi amiga, aunque era bastante obvio.

—Lástima —continuó sin esperar la respuesta de mi parte.

—¿Es gay?

Él se echó a reír y yo me sentí un poco avergonzada.

—Podríamos decir que Trey es más heterosexual que yo —bromeó Luck —, pero está enamorado de una chica que no le da bola, ya sabes, lo típico de niñitos.

—No es... no somos niñitos.

Luck me ignoró y comenzó a hablar con el chico que servía alcohol, pidió una cerveza para él y luego de preguntarme si se me ofrecía alguna cosa, pidió otra cerveza.

—¿Jean siempre es tan sobreprotector? —preguntó, abrió la lata de cerveza y se quedó a mi lado.

—Siempre.

—Podría echarte una mano de vez en cuando ¿no? Al final, son como hermanos —se encogió de hombros. —Por cierto... ¿y tu madre? —preguntó despreocupado.

Mis hombros se tensaron junto a mi mandíbula, bebí un gran sorbo de cerveza y no respondí. Él entendió de inmediato lo que estaba pasando, así que tampoco hizo más preguntas. Yo no le quise preguntar por su madre, probablemente también había terminado con la mía por culpa de su padre.

—¿Bailas? —le pregunté cuándo comenzó a sonar una canción que me gustaba.

Él sonrió.

—Claro que no.

—¡Vamos! O tendré que pedírselo a Dan...

—No jodas —rodó los ojos.

—¡Ya ven! —lo jalé del brazo y él, entre risas, se acercó junto a mí a la pista de baile.

Me sorprendió que no lo hacía para nada mal, pero luego comenzó a hacer pasos ridículos para hacerme reír. Todos lo observaban más de la cuenta mientras yo me reía a carcajadas, pero a él le valió una mierda, tenía demasiada personalidad como para detenerse a sentir vergüenza por algo.

De pronto, sentí su mano en mi espalda y me apegó a su cuerpo mientras sonaba una canción un poco más íntima. No nos movimos, estábamos en medio de todo mirándonos a los ojos. Sentirlo así de cerca me ponía los pelos de punta, sobre todo porque sus ojos cafés claro me volvían loca ¿has visto ojos cafés tan lindos? Me besó. Me besó sin preguntármelo y sin pensárselo demasiado, sin importarle que estuvieran sus hermanos esparcidos por ahí, menos Dan y Amy que probablemente no eran ni siquiera de su agrado como amigos.

Cuando me separé de su boca me sentí un poco vacía, pero disimulamos muy bien que todo estaba en orden entre ambos. Seguimos bailando un rato, pero a la distancia, noté que Amy discutía con Dan. Fruncí el ceño y me detuve, Luck se giró y también los vio.

—Seguramente Trey la cagó —dijo.

Amy se veía realmente afectada, pero Dan estaba regañándola.

—¿Dónde están tus hermanos?

Luck los buscó con la mirada, pero no los encontró.

—Iré a ver a Amy.

Él asintió dándome espacio para que fuera donde mi amiga. Apenas estuve a su lado, ella se abalanzó sobre mi cuerpo, llorando.

—¿Qué ocurrió? —pregunté, pero fue Dan quien respondió.

—Ha intentado besar a Trey y él la rechazó.

—¿Qué hiciste qué? —separé a mi amiga de mi cuerpo.

—¡Pensé que estábamos en la misma sintonía! —chilló con decepción.

—Pero Amy...

—Me dijo... me dijo que... que yo no le gustaba —decía sollozando. —¿Por qué no le puedo gustar?

—Tal vez fuiste muy precipitada, ni siquiera lo conoces bien...

—¿Cómo qué no? Sé hasta su color favorito.

—Si, pero él no sabe nada de ti.

—¡Es como una puta pared! —reclamó —¿cómo conseguiste que Luck se fijara tan rápido en ti?

Ni siquiera yo lo sé, pensé.

—Vamos a casa ¿sí? No creo que te la pases bien luego de esto.

—Lo superará —aseguró Dan con frialdad.

—Está claro que nunca te han rechazado —le reclamó Amy.

—Le diré a Luck que nos vamos y...

—Yo me puedo ir con ella —dijo Dan —, si quieres puedes quedarte.

—Claro que no.

—Si, Pascal, te lo estabas pasando bien —agregó mi amiga.

—Pero no puedo dejar que te vayas así...

—¿Todo bien, Dani? —escuché la voz de Luck a mi costado, estaba mirando a Dan, pero cuando notó que Amy estaba llorando frunció un poco el ceño —¿Trey ya la cagó?

—¡Si! —chilló Amy.

—Él no tiene la culpa, es un crío todavía...

—Me conformaba con un puto polv...

—Vámonos —irrumpió Dan.

—¿Te vas? —me preguntó Luck fijando su mirada en la mía.

Iba a decirle que sí, pero Amy me detuvo.

—No, se queda contigo, así que no le rompas el corazón como tu hermano a mí —lloriqueó.

No me dejaron protestar demasiado, Amy me abrazó y luego se largó detrás de Dan que iba algo sacado de quicio hasta la salida.

Mágicamente, luego de que mi amiga se fue, apareció Trey entre nosotros, se quedó mirándome algo culposo y luego fijó la mirada en su hermano quien lo observaba con el ceño fruncido.

—Estás perdiéndote buenos polvos por estar enamorado de...

—Cállate —lo interrumpió Trey. Me echó una mirada rápida mientras Luck se mantenía con expresión divertida. Al parecer, todos los hermanos disfrutaban jodiendo al pobre de Trey.

—Sólo le dije la verdad —se excusó Trey mirándome. Entendí que se refería a Amy —Y no fui un idiota.

—Le creo —opinó Luck —, es el menos idiota de los cuatro.

—¿Qué le dijiste exactamente...? —lo observé.

—Sólo la detuve cuando se lanzó sobre mí para besarme. Que me gustaba otra chica. Que no me fijaría en ella, pero que podíamos ¿quedar como amigos?

—La mataste —dijo Luck.

Me giré hacia él con el ceño fruncido.

—Lo entenderá. Seguro que mañana se le pasa.

Trey asintió un poco más convencido de que eso era cierto.

De pronto, la mirada de Trey pasó a una persona detrás de mí, se quedó quieto con la mandíbula tensa y luego miró a su hermano. Luck no se percató de eso hasta que la misma morena curvilínea de la fiesta anterior se metió entre nosotros.

—¡Luck! —chilló con una sonrisa.

Me quedé de piedra mientras Trey me observaba con complicidad. Luck la miró por unos segundos, pestañeó sin entender y se echó unos centímetros atrás.

—¿Cómo estás, Trey? —le besó la mejilla con entusiasmo, como si lo conociera de mucho.

Quería decir que era una chica normalita, pero claro que no lo era. Me sacaba unos cinco centímetros y tenía claramente unos diez centímetros menos de cintura que yo. Parecía toda una modelo y de inmediato me sentí poca cosa ante tremendo mujerón. Yo era una niña. Una niñita como había dicho Luck.

—Francisca... —sonrió Luck con desconfianza. Me observó de reojo.

—Francesca —lo corrigió ella con una sonrisa.

Pareció ni siquiera verme, así que me moví hasta quedar al costado de Trey quien observaba la situación con incomodidad por su hermano.

—La otra noche te fuiste así sin más —continuó, luego lo cogió de la cara y cuando iba a plantarle un beso en los labios, Luck giró el rostro consiguiendo que se lo diera en una mejilla. Ella se sorprendió un poco —¿Ocurrió algo?

—No... todo bien entre nosotros ¿no? —le dijo.

Sentía la cara roja de molestia. Y ella definitivamente no me había hecho nada, pero ¿por qué existía?

—¿Vamos por unas...

—No —interrumpí a Trey mirando fijamente a Luck.

—Claro que todo bien —contestó ella —, estaba esperando que me llamaras.

—Tuve un inconveniente.

¿Yo era ese inconveniente?

—Pues quedemos ¿te parece mañana en la noche?

Me lamí los labios porque se me habían secado. Los celos los tenía por la cabeza, ya iban a notárseme demasiado.

—Si, vamos por esas cervezas —le dije a Trey.

Él asintió relajando sus hombros, como si en todo momento hubiese estado tenso. Comenzamos a caminar, sentí la mirada de Luck puesta en mí, pero no me giré hacia él.

—Sólo es una chica obsesionada con él... —lo defendió Trey mientras caminábamos hacia la barra.

—No tienes que darme explicaciones en su nombre —reí falsamente —Luck y yo no somos nada.

—Los vi besándose en la pista —me dijo.

—Pues si tú no te besas con tus amigas, no sé qué eres —contesté molesta, pero él se rio de mis palabras infantiles.

—Pues bésame entonces —me dijo.

—No somos amigos.

—Luego de que hayamos pasado una balacera juntos, la amistad ya es fuerte ¿no?

—No me jodas —lo empujé del hombro y él comenzó a reír.

Trey sabía muy bien lo interesada que estaba en su hermano, sólo quería hacerme reír, pero yo estaba muy molesta.

—Llamaré a un taxi.

—¿Por qué? —oí la voz de Luck. Pasó un brazo por mis hombros y me atrajo hacia su cuerpo, rápidamente lo esquivé y me posicioné nuevamente al lado de Trey —Trey no va a defenderte, Rocky, le he ganado en todas las peleas.

—Mentiro...

—¿Cuál me ganaste? —irrumpió Luck.

—Esa vez cuando estábamos en casa de... de la abuela, si... ¿te acuerdas?

—¿Cuánto te rompí la nariz?

—No, la otra... creo... creo que estábamos en la pla...

—Te tenía agarrado con una mano, Trey, no jodas.

—¿Podrían dejar...? —comencé.

—Bueno, pero te golpeé en la nariz esa vez que...

Luck negó con su cabeza, burlesco.

—Admítelo —le insistió.

—¡Me voy! —alcé la voz y ambos me miraron.

Trey me echó una mirada, luego miró a Luck y desapareció de la barra dejándonos a solas.

—¿Qué ocurre, Rocky?

—Pues me voy a casa ¿qué más?

—Pero si lo estábamos pasando bien.

—No ahora.

—¿No ahora? —repitió con el ceño fruncido.

—Sólo me duele la cabeza —mentí.

Él levantó un poco las comisuras de sus labios en una sonrisa fastidiosa que cada vez comenzaba a gustarme ¡AGH!

—Ya sé. Francesca.

—¿Quién es esa?

—Pues no sé ¿quién es?

—No sé, no conozco a nadie con ese nombre.

—Pues yo tampoco.

—Entonces estamos bien.

—No estamos bien.

—Claro que lo estamos.

—No.

—¿Por qué?

—Porque tú sabes.

—Soy un tonto, no sé tantas cosas.

Me mantuve en silencio con la cara roja.

Sentí que alguien nos miraba y cuando giré un poco la cabeza, la vi a ella mirándonos a la distancia con curiosidad. Dios, nadie podía ser tan hermosa y encima tener un cuerpo de esas dimensiones. Volví a mirar a Luck, que con esa pinta y cuerpo calzaba perfecto con ella.

—De verdad me duele la cabeza —continué en un tono más tranquilo.

—Podemos ir por unas pastillas y...

—Llamaré a un taxi y dejaré que te diviertas, Luck.

Él frunció el ceño.

—Quiero estar contigo, por eso te he invitado.

—Si, pero...

—Tenemos un trato ¿no?

—¿De qué hablas? —bufé.

Bajo la fuerte mirada de la chica que estaba casi incendiándonos con sus ojos, Luck me agarró por la nuca y me plantó un beso que me dejó perpleja. Confundida. Extraña. ¿Por qué me besaba frente a chicas que había, seguramente, tenido en su cama hace unos días? ¿Por qué estaba haciéndolo? Si éramos... éramos nada. Supongo.

Me separé de él mirándolo a los ojos, él sonrió de medio lado y aunque yo volteé a ver a la chica que seguía mirándonos, él no. Tenía sus ojos puestos en mi rostro, mirándome como si fuera la estrella de ese bar universitario. Y Dios que me encantaba.

—Quédate —me pidió, sólo para que yo lo escuchara.

—Lo haré, pero sólo un...

—¡Dos cervezas más por favor! —gritó al chico de la barra con entusiasmo, me reí de su actitud y él me sonrió victorioso.

Cuando desperté todo estaba completamente oscuro, me dolía la cabeza y pestañeé varias veces para aclararme el paisaje. Miré a mi alrededor, ¿dónde diablos me había metido? Miré la cama en la que estaba, luego un poco más y... Luck. Sin camiseta. No estábamos en su casa, pero sus cosas estaban esparramadas en el lugar junto a las mías.

Espera ¿Qué?

Me miré por debajo de las sabanas, sólo traía mi braga junto a mi sostén. Me llevé las manos a la boca y me aterré. No sabía lo que había pasado ¿pero por qué estaba en ropa interior y Luck también? Rápidamente me puse de pie y comencé a recoger mis cosas. Comenzó a dolerme el tórax de lo angustiada que me sentí, jamás había despertado sin saber lo que ocurrió una noche de fiesta, nunca. En la vida.

Comencé a vestirme muy rápidamente mirando a Luck quien seguía durmiendo como si nada.

¿Y si habíamos hecho algo? ¿Pero por qué no lo recordaba? ¿Y si me había drogado? No lo conocía... y era una posibilidad... había muchas noticias iguales en las noticias de chicas abusadas.

Lo vi removerse y me sobresalté. Él estiró sus brazos y cuando no me encontró a su lado despertó, abrió los ojos y me vio vestida.

—Rocky.

Estaba temblando. Mis rodillas temblaban. Yo era virgen, no podía... no podía haber pasado algo sin que me diera cuenta... claro que no, pero...

—¿Qué haces? Ven aquí —lo oí.

—¿Qué me hiciste? —lo enfrenté.

Él frunció el ceño. Se sentó en la cama confuso.

—¿Cómo que qué te hice?

—¿Por qué no me acuerdo de nada y estaba durmiendo en ropa interior? ¿Me has drogado?

Estábamos a una distancia prudente, a una que podía abrir la puerta y correr de él pese a no tener idea donde estábamos.

—Pascal... —habló lentamente, calmándome.

Se puso de pie y me pareció demasiado grande. O yo estaba muy pequeña para él.

—¡Dime! —grité con miedo.

Él lo pudo ver en mis ojos.

—Jamás podría hacerte una cosa así —soltó y yo no podía respirar bien de lo tan nerviosa que estaba. —Bebimos demasiado y... y te tuve que traer aquí.

—¿Aquí? ¿Aquí donde?

—A tu casa —dijo y yo me quedé helada.

—¿Cómo que mi casa?

—¿Qué creías, Rocky? ¿Qué estábamos en un motel de mala muerte? —alzó las cejas —Estamos en donde me estoy quedando luego de que los Demon rompieran mi casa. En el subterráneo de la tuya.

—¿Y por qué diablos estaba en ropa interior?

—Desperté a las 4 de la madrugada y estabas de pie quitándote todo como si te diera alergia, tenía tanto sueño que volví a dormir.

—¿Y por qué tú estás en ropa interior? —continué con desconfianza.

—Tenía calor, Pascal —me dijo fuera de sus casillas. Iba a continuar llenándolo de preguntas, pero él se acercó a su pantalón, se lo colocó y se quedó ahí. Cera de mí. —No soy ese tipo de imbécil.

—Yo... yo no me acuerdo de nada... absolutamente nada ¿qué... qué bebí?

Lo vi sentarse en la cama un poco confundido.

—Sólo estás muy nerviosa ahora, luego te acordarás, de verdad —fijo sus ojos en los míos, entregándome una confianza que todavía no me llegaba.

—Voy a... voy a subir.

—Rocky.

Mantuve mis ojos en los de él.

—¿Me crees?

Su pregunta se quedó suspendida en el aire.

—No nos conocemos lo suficiente, Luck.

Tensó la mandíbula, luego rio con pesadez.

—Si no me crees vete al médico, ahí te dirán que sigues virgen —lo dijo de mala manera.

—Espera... ¿cómo sabes que soy...?

Él se rio.

—No dejabas de repetírmelo anoche, Pascal.

Mi rostro se acaloró y un flashback se atravesó en mi cabeza.

Flashback

—¡Mira que yo soy virgen así que no... no me toques! —alcé la voz mientras entrabamos a la habitación.

—Cuidado —me sostuvo del brazo cuando choqué con un mueble —, vete a la cama, estás muy borracha.

—Sólo fue cerveza y tequila, Lucky... ¿Qué... qué tan malo...

—Y vodka, no lo olvides —sonrió. —Ya vete a dormir, Rock Lee.

—¿Pero ya te dije que soy virgen? Así que no te me acerques en la cama...

—Estoy claro con eso. No te toco.

—Ya. Buenas noches, Lucky Luck.

Me lancé a la cama como un saco de papas.

—Buenas noches, Rocky.

Fin del Flashback

Tenía la cara roja, podía sentir palpitar mis mejillas. Luck me observaba desde la cama con un poco de diversión en sus ojos.

—Bueno yo... yo no... lo lamento no quise...no quise tratarte así de verdad... sólo me asusté y... —nunca había estado tan nerviosa frente a una persona, fue tanto que lo vi ponerse de pie y acercarse a mí, me cogió por los hombros y me sonrió.

—Tranquila, Rocky, todos nos emborrachamos alguna vez.

—Pero... pero tú no me hiciste nada y yo estaba tratándote como la mierda y...

—Y nada. Lo normal. Lo que haría cualquier chica —terminó la frase.

Tragué saliva.

—Iré a darme una ducha.

Él me observó de pies a cabeza con diversión.

—La necesitas.

—Tu igual —rebatí molesta.

—Pues dúchate conmigo.

—Adiós, Luck.

Él me guiñó un ojo y yo abrí la puerta de la habitación en silencio. Miré a mis costados, y sin que nadie me viera subí corriendo las escaleras. 

***

Cada vez amando más y más a Lucky Luck <3

¡Nos leemos el viernes! No olviden comentar y votar, please.

BESOPOS

XOXOXO

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