『♡⃕』XIII 🐍
Un remolino de sentimientos.
Eso estaba viviendo Jungkook en ese preciso instante. Una penumbrosa y agotadora mezcla de sentimientos, que a parte de una de por sí gigante carga emocional, se presentaban también en forma de un incómodo y repentino dolor de estómago y unas náuseas horrorosas que lo empezaban a fastidiar. O tal vez solo era su cuerpo siendo todo lo dramático que él por sí mismo no podía ser en ese momento, y estaba exteriorizando todo el caos que ocurría en su mente.
Fuera lo que fuera, se alegraba en parte de poder contar con algo de alcohol en su organismo para poder sobrellevar con aunque sea una mínima pizca de ligereza, todo lo ocurrido. Si estuviera en sus cinco sentidos, estaba seguro que muy probablemente ya hubiese entrado en un ataque de pánico u ansiedad inevitable.
Se mordió los labios totalmente nervioso, mientras pateaba distraído las pequeñas rocas que hallaba de camino a su casa, luego de que el idiota chupa sangre, culpable de todas sus últimas desgracias y tormentos internos, se hubiese largado tras dejarlo con las piernas temblando y las hormonas en la cabeza.
Resopló indignado.
¿Como había podido ser tan tonto de darle tal placer de verlo en ese estado de desesperación y necesidad?
Se había comportado como un puberto caliente y hormonal...
Y bueno...
Sí éramos del todo sinceros, su vida sexual y romántica había muerto ya hace varios meses, pero eso no significaba que el vampiro idiota y buen besador se tuviera que enterar también de ese minúsculo e insignificante detalle.
Bufó y tocó su frente con frustración, mientras con su lengua empujaba el interior de su mejilla.
Ahí estaba lo terrible y mortificante de ese pequeño arranque de calentura que vergonzosamente había tenido al pedirle a Taehyung que lo besara: El desgraciado besaba malditamente espectacular...
De nada servía negarlo.
Le había gustado.
Por toda la mierda y los malditos demonios del planeta, que realmente lo había hecho.
¡No!
Le había encantado.
Lo que era mucho peor.
Ese simple beso lo había logrado encender más que cualquiera de sus encuentros sexuales con las pocas parejas que había tenido a lo largo de su corta, miserable y trágica vida, hasta ahora.
Lo odiaba ──O al menos, intentaba hacerlo── mil veces más por ello.
Era ridículo e inexplicable como un solo beso de alguien que había conocido hace apenas un mes, fue más poderoso que toda su convicción y deseos de mantenerse totalmente abnegado a los romances, rollos amorosos o a cualquier cosa que implicara el mínimo afecto u contacto físico con terceros. Y en el fondo aún lo creía así, todavía odiaba la sola idea de volver a enamorarse únicamente para salir luego totalmente destrozado; todavía no se sentía lo suficientemente valiente para entregarle de nuevo a alguien el corazón, permitiendo que ese alguien tuviera toda la libertad de tomarlo y terminar de pulverizar lo poco que quedaba del mismo.
Todavía creía firmemente que no merecía ser amado, y que ese sentimiento no estaba disponible en su vida.
Sin embargo, en el fondo también sabía y era muy consciente, que las tantas miradas, las sonrisas y coqueteos compartidos, los latidos desenfrenados al estar cerca de rojito, o el simple hecho de que en los últimos días la sola imagen del vampiro ocupaba la mayor parte del tiempo en su mente; además del hecho de que ese simple beso lo hubiera hecho sentir tan vivo y vigorizante como nunca antes lo había hecho nada en el mundo, debía significar más que una simple alerta para su débil corazón.
Porqué en medio de su locura de sentimientos, realmente no existía ni un poco de arrepentimiento tampoco. Incluso, en sus adentros sabía bien que añoraba poder repetirlo.
Gruñó por lo bajo ante esa errónea epifanía interna y de inmediato se llevó los dedos a los labios acariciandolos sutilmente, recordando el tacto frío pero suave de los contrarios y la forma demandante en la que estos tomaban los suyos minutos atrás.
De solo pensar en el momento, nuevamente tuvo que apresarlos entre sus dientes para controlar sus emociones.
Mierda, parezco un tonto adolescente...
Resopló.
Todo es su maldita culpa.
Estúpido rojito...
Gimoteó como un niño haciendo rabieta.
Seguro me hizo alguno de sus hechizos del diablo, esto no tiene otra explicación, ¡Jungkook, tú no eres así!
Despierta.
Una sonrisa boba se asomó en su rostro ante su ridículo pensamiento, el cuál tal vez realmente solo intentaba justificar desesperadamente lo que en su interior ya tenía más que claro, pero que por su terquedad y cobardía, no se atrevía a aceptar aún del todo tampoco.
Y era mejor así...
Mañana, además de la resaca horrorosa, sabía que llegaría también con ella el golpe de culpa, mil veces más fuerte; pero hasta entonces no quería preocuparse aún.
Solo por esa noche, se permitiría no pensar en las consecuencias de su arrebato emocional, y quizás, también recordar ese beso durante las próximas horas.
Y no podia culparse por más que quisiera, pues hace tiempo no se sentía tan bien como en ese instante a pesar de la ambigüedad y la incertidumbre que por consecuencia arrastraba consigo su inesperada locura. Sonrió de nuevo, esta vez geniunamente contento, con la vista en el suelo y lamiendo el poco brillo hidratante que quedaba en sus labios.
Desde ahora también sería su favorito, pero eso nadie tenía porqué saberlo.
Sacudió levemente su cabeza para intentar despejar aunque fuera por un rato sus agobiantes y desastrosos pensamientos, y se obligó a apurar el paso para llegar rápido a su casa nuevamente.
Cuando se encontraba a pocos metros de distancia de su vivienda, y estaba listo para regresar a la fiesta que sus amigos sorpresivamente aún mantenían en su climax; un ruido a sus espaldas captó su atención despertando de nuevo sus alarmas y llevandose la poca tranquilidad de la que tanto estaba disfrutando.
El acosador...
Su cuerpo dió un pequeño brinco al mismo tiempo que su pulso se aceleró en estado de alerta, pero no se atrevió a detenerse. Tragó saliva con fuerza, más no se giró tampoco a confrontar a quién fuera que estuviera tras él como ya era costumbre, por el contrario, caminó más rápido, con las manos heladas y los músculos rígidos, obligándose a no delatar el terror que comenzaba a invadirlo.
Debí hacerle caso a Taehyung...
Ya se le hacia extraño que hubiese podido gozar de unos pocos días sin la presencia de aquel individuo queriendo ser su sombra.
Otro ruido, ahora de una piedra siendo pateada y una maldición susurrada, se escucharon nuevamente, aumentando su pánico.
¿Y sí lo llamo?
Respiró con fuerza para intentar manejar un poco sus emociones y apretó sus puños a sus costados con frustración, mientras trataba de idear la forma adecuada de tomar su celular y darle una señal a Taehyung, sin alertar a su acosador.
Bastaron segundos para descartar de nuevo la idea, con el ceño fruncido.
Era absurdo.
Tal vez se debía al alcohol en su cuerpo, al nivel de adrenalina que estaba experimentando hace minutos, o simplemente fue el hecho de no querer seguir sintiéndose débil y vulnerable, dependiente de terceros ni ser más la presa fácil para los idiotas de ese lugar, lo que lo llenaron de la valentía necesaria para querer enfrentar por su propia cuenta la situación y dejar de huir de ella.
Estaba harto de depender de sus amigos, de que los demás allí lo vieran como su blanco de diversión y jugarán con su tranquilidad a su sádico antojo. Estaba realmente agotado de percibirse a sí mismo como un cobarde que solo sabe correr y resguardarse en otra persona ajena a sus cargas.
Él no era eso.
Él no era el cobarde de su padre.
Y no deseaba seguir siéndolo tampoco.
Por eso, mientras su enojo y frustración se acumulaban en su mente en pensamientos llenos de rabia y cansancio, con disimulo retiró sus lentes y los guardó discretamente en el bolsillo delantero de su saco. Siguió caminando, intentando apaciguar su respiración y aparentando no haberse percatado de nada. Revolvió su cabello con nerviosismo y ansiedad, mordiendo también sus labios, en lo qué ponía toda su concentración en recordar lo que últimamente había estado practicando con tanta determinación y empeño.
Desde que Taehyung le había ayudado a recuperar el control de sus ──antes extraviados── poderes, tanto en compañía del pelirrojo cómo en sus ratos libres en solitario, había estado las últimas semanas yendo constantemente al bosque que había tras la cabaña de Jimin, para intentar fortalecerlos y lograr controlarlos en su totalidad.
Ahora verdaderamente agradecía el gesto y la insistencia del vampiro cuando lo animó a traerlos de regreso a su vida, pues, si bien, aún se le dificultaba un poco y no era el más experto usándolos, por lo menos había podido descubrir que tal cuál su madre le había dicho en alguna ocasión; podía hacer mucho más que convertir a las personas en piedra.
Y quizas, era ese el momento indicado para comprobarlo...
Caminó tan solo un par de pasos más hasta que se sintió lo suficientemente listo, e ignorando ──por el bien de su plan── los latidos desenfrenados de su corazón o lo inestable de su respirar, no le hizo caso a nada más que su arranque de adrenalina y se giró de repente y con cautela encarando por fin al sujeto.
Al verse descubierto, el aludido a unos pocos metros de distancia dió un brinco de sorpresa, y agachó la mirada cubriéndose rápidamente con el gorro del hoodie negro que portaba. Intentó darse la vuelta para echarse a correr pero no pudo dar ni un par de pasos cuando sintió algo grande y demasiado fuerte rodear sus tobillos y anclarlo a la tierra, haciéndolo tropezar hasta caer de bruces al suelo.
Desde lo lejos, con las pupilas brillando en un resplandor color plata, Jungkook vió la escena y quizó gritar de euforia, alegría y orgullo propio en ese mismo instante; pero por el bien de su imagen de hombre intimidante y poderoso ante su atacante, se tragó su emoción y simplemente sonrió del lado, volviendo a ponerse sus lentes con una pizca de egocentrismo que toda la situación le había generado.
Su corazón latió con desenfreno de emoción, adrenalina y felicidad pura.
Lo logré.
Se había podido defender sólo, con sus propios poderes, y no podía estar más contento por ello.
Algo tembloroso de emoción y aún en cierto estado de conmocion, se acercó hasta dónde el tipo se encontraba tirado intentando inutilmente liberarse. Al estar cerca, se lo permitió, viendo de nuevo con satisfacción cómo lograba que el par de serpientes verdes de gran tamaño que había creado, cumplieran su orden mental y se desvanecían poco a poco liberando los tobillos del hombre hasta convertirse en nada más que polvo.
Desechó sus ganas de celebrar como haría tras un triunfo en su videojuego favorito, y simplemente se puso en cunclillas para tomar en un puño la tela del abrigo del sujeto bajo sus pies y así poder mirarlo con dureza, intentando parecer intimidante.
Reconoció por fin a quién llevaba semanas atormentandolo y arrebatandole su poca paz. Con una mezcla de sorpresa, confusión y pánico, lo observó.
── ¿J-Jackson? ──Murmuró titubeante, soltandolo bruscamente para ponerse de pié desconcertado.
Se esperaba cualquier persona, menos a quién tenía en frente.
¿Estaba alucinando?
De repente su valentía se evaporó. Otra vez le costaba respirar, y sentía el sudor frío cubrir su cuerpo.
¿Qué diablos hacía él allí?
¿Por qué lo estaba acosando?
¿Qué mierda quería?
Mil preguntas lo invadieron pero ninguna salía de su boca, tan solo podía mirar con pánico al sujeto frente a él, mientras este con una expresión derrotada se ponía de pie, en lo qué los recuerdos y pensamientos pesimistas invadían al de mechas.
Si estaba en el pueblo significaba también que...
¡No!
── Jungkook... Y-Yo p ──Intentó empezar a explicarse el otro, nervioso e inseguro como pocas veces lo había podido ver en su vida.
El castaño en cambio, no le permitió decir ni una palabra más, acercándose para tomarlo de nuevo del cuello de su abrigo y encararlo con una mirada que solo delataba enojo y rencor absoluto.
── ¿Que mierda haces aquí? ──Murmuró apenas, entre dientes con la mandibula apretada y la respiración agitada. ── ¿Cómo carajos me encontraste?, ¿Qué es lo que quieres y por qué me has estado acosando como un maldito psicópata?
Tras empujarlo con rabia, el menor Intentó calmarse, pero la ola de sentimientos que estaba experimentando, era mucho más poderosa y sumado al alcohol, estaban a punto de hacerlo desmayar.
Todo el tornado de sentimientos positivos que hace minutos estaba experimentando, se transformaron de repente en un caos de sensaciones que ahora sólo se asemejaban a una soga rugosa y apretada en su cuello, cortandole el oxígeno al pasar de los segundos.
Los recuerdos y el terror que había vivido en Seúl estaban regresando...
Los ojos verdes del contrario lo miraron avergonzado, soltando un suspiro.
── Lo siento, no era mi intención asustarte, Koo...
── ¿Ah no?, pues eso parecía, idiota ──Ironizó el menor con una mirada fría y el ceño fruncido, mientras apretaba y soltaba sus puños a los costados de su cuerpo, ansioso. ── ¿Qué carajos haces aquí y que mierda quieres de mi? Habla de una jodida vez, Wang ──Repitió con tono tenso.
── M-Me mudé aqui hace unos días... Te vi en la plaza y supuse que por obvias razónes no sería buena idea acercarme ──Comenzó a decir con una sonrisa forzada──, pero... Sabía que por medio de ti era la única forma de encontrar también a Hoseok ──Explicó evadiendo la mirada confusa y amenazadora del menor, con un semblante avergonzado. ── No fue la mejor forma, lo sé y me disculpo, pero él no se te despega ni un segundo y cuando no está contigo, está con esa... chica o tus otros amigos ──Dijo con un tono de molestia, antes de mirarlo nuevamente . ── No es nada contra ti, te lo juro, solo estaba buscando un momento para poder abordarlo a solas... Necesito hablar con él.
Al escuchar los disparates que el de cabellos cobrizos estaba soltando, el enojo de Jungkook solo aumentó.
¿Acosarlo solo para acercarse a Hobi?
Estaba completamente desquiciado, ese imbécil.
Cuando el de mechas, iba a responder a su sarta de barbaridades, una tercera voz a lo lejos se unió en la conversación siendo más rápida, fuerte y clara.
── ¡¿Y cuál de tus pocas neuronas te hace creer que yo quiero hablar contigo o tan siquiera verte, Wang?! ──Comentó con frialdad y molestia Hoseok, acercándose hasta ellos con paso apurado. ── ¡Fui lo suficientemente claro la última vez que tuviste los huevos para darme la cara, así que no entiendo qué carajo haces aquí!
Jungkook permaneció en silencio, solo viendo algo sorprendido como su primo respiraba agitadamente, con sus pupilas oscurecidas en un tono azabache y fijos en el sujeto que con vergüenza y algo parecido al arrepentimiento le devolvía la mirada.
No había rastro de la chispa y alegría característica de Hoseok, tan solo una bruma de ira palpable y resentimiento puro era lo que destilaba en ese momento.
Jungkook jamás lo había visto en ese estado de seriedad, y la verdad incluso le asustaba un poco precenciar esa faceta tan inusual en él.
── H-Hoba- ──Intentó empezar la conversación Jackson pero el albino lo interrumpió.
Con un resoplido que sonó lleno de molestia, Hoseok suavizó un instante su expresión solo para mirar al castaño a su lado.
── Jungkookie entra, yo me encargo ──Le pidió en un murmuro bajo y apagado.
Dubitativo el menor llevó la mirada de Jackson a su primo.
── ¿Estás seguro, Hyung?
El mayor solo asintió volviendo a dirigir su mirada fria hacia el otro sujeto.
Respetando el pedido del omega, a pesar de también sentirse con algo de derecho a escuchar esa conversación, simplemente asintió con un suspiro pesado.
── Estaré en el porche, si me necesitas ──Le susurró con un apretón de apoyo en el hombro, y comenzó a alejarse tal y como le había pedido.
Tenía tantas preguntas.
Pero ahora también tenía incluso más miedos...
Y el peor de ellos era ver como sin esperarlo y mucho menos desearlo, su pasado comenzaba a acecharlo queriendo inmiscuirse de nuevo en su presente para atormentarlo.
Qué gran cumpleaños, Jungkook...
── ¡Solo lárgate y no te me vuelvas a acercar a mi, ni mucho menos a Jungkook porque entonces sí te vas a arrepentir de haberme conocido Jackson Wang! ──Se escuchó gritar a Hoseok furioso, tras casi diez minutos de charla con el aludido, mientras caminaba de regreso a la casa prácticamente echando humo.
Al castaño le sorprendió verlo por primera vez rojo y con las venas de su cuello a punto de estallar, además de una sombra oscura natural que cubría sus párpados y parte de sus ojeras con algo parecido a grietas naciendo de estas. Estaba a punto de convertirse en su faceta de fantasma por completo.
De verdad estaba muy enojado.
Por suerte la música dentro de la casa todavía era lo suficientemente alta para mantener a los demás aislados de la caótica situacion.
Cuando el pálido tomó asiento en la segunda escalera del porche, a su lado y dejó salir una fuerte y larga exhalación de cansancio, Jungkook le ofreció un poco de agua de la botella ──que había ido a buscar a la cocina hace unos minutos──, y le otorgó suaves caricias de consuelo en su espalda para intentar tranquilizarlo aunque fuera un poco.
Para su fortuna, bastaron unos minutos y unos largos tragos para qué, al menos en apariencia, su primo volviera a ser el mismo. Aunque su semblante seguía decaído y algo sombrío.
── ¿Q-Quieres hablar, Hyung? ──Inquirió bajito, con suma preocupación en su voz.
Hoseok se tardó tanto en responder que en un punto el menor creyó que ya no lo haría.
── Lamento que hayas tenido que soportar todo esta mierda por mi culpa, Kook... ──Susurró el mayor de repente, avergonzado y con la vista en el suelo.
── Que ese tipo esté loco no es tu culpa, Hyung, que quede eso claro ──Refutó Jungkook verdaderamente molesto.
El albino sonrió con amargura, nada parecido a su habitual y deslumbrante sonrisa. Ni siquiera sus hoyuelos aparecieron junto a esta.
── Lo está...
El menor suspiró nervioso, tratando de buscar la forma adecuada de formular la pregunta que con tanta insistencia picaba en su lengua, pero que no sabía si en aquel momento era el adecuado para hacerla.
Sabía que entre su primo y Jackson había una historia que no conocía a plenitud, pero que desde el principio intuyó. Tampoco supo como fue que terminaron tan mal, pero no le costó imaginarselo y saber que algo también tenía que ver con él mismo.
── Hobi... ──Inició en tono bajo y dubitativo. ── No quiero presionarte, pero...
── Ya lo escuchaste, vino a buscarme, Kook ──Contestó a su pregunta de forma dura y con el ceño fruncido. ── Pero como siempre, el imbécil es tan cobarde que tiene que meter a inocentes como tú en esto.
El castaño solo pudo asentir y tragarse de nuevo sus preguntas. Necesitaba respuestas, pero tampoco lo culpaba, tenía sus razones para reaccionar así, incluso si él no sabía a ciencia cierta cuáles eran. Por eso, decidió respetar su silencio.
Por lo que parecieron siglos, ambos estuvieron acompañados únicamente de la música alejada y el ruido de las risas de sus amigos amortiguadas en el interior de la casa, con la mirada perdida en la carretera y la mente en su propio laberinto interno; hasta que Hoseok pareció estar de nuevo y por completo en sus sentidos, y más calmado decidió empezar a hablar por su propia cuenta.
── Lo de nosotros empezó unos meses después que lo tuyo y el pedazo de desperdicio humano que no voy a nombrar ──Empezó a relatar el peliblanco, logrando sacarle una risa bajita al menor, que inevitablemente también lo hizo sonreír un poco. ── Fue en una de las fiestas a las que te acompañé. Desde el principio supimos que no sería nada serio, iba a ser ocasional y por mera diversión, por eso decidimos mantenerlo en secreto. Fue así por casi tres meses... Hasta que me enteré de su... "secreto" y eso hizo que todo cambiará entre nosotros.
Jungkook lo escuchaba atento, permaneciendo en silencio y Hoseok se lo agradeció porque le hacía todo un poco más fácil, sin preguntas ni presiones.
── Jackson también es un híbrido ──Soltó sin más, pero con cierto tono de burla amarga.
El contrario lo miró como si le estuviera diciendo que Tony Stark no había muerto y que en realidad Iron Man sí existía.
── ¿Q-Qué?, Pero... ¿Como? ──Balbuceó desconcertado, frunciendo el ceño mientras trataba de buscar en su mente alguna señal o rasgo en el mencionado, que le diera una pista de esa información recién revelada, pero que tal vez en su momento no vió por su nata distracción.
Nada.
Todo en ese sujeto era común y mundano como él mismo.
── Tiene sangre de licantropo, su bisabuelo era un hombre lobo alfa, y él fue el único de su familia que lo terminó heredando ──Explicó el mayor.
── ¿Y las orejas? ──Apuntó aún confundido, el castaño.
Después de lo que para Jungkook parecieron eternidades, Hoseok soltó una pequeña pero contagiosa carcajada tan característica de él, y eso lo alegró.
── No todos los hombres lobos las tienen, roquita...
── ¿Cómo que no? ──Replicó. ── Jimin tiene unas ──Señaló en su defensa.
── Es porque Jiminie es un lobo puro ──Dijo el mayor más tranquilo. ── Jackson en cambio solo tiene descendencia y no es un lobo completo, se transforma sólo cuando hay luna llena o cuando sus emociones están muy disparadas, según me dijo.
── Básicamente, el idiota es un lobo barato de película de bajo presupuesto ──Replicó Jungkook con un resoplido de burla.
Hobi de nuevo lo imitó, mientras asentía de acuerdo con la descripción.
── Si, algo así... ──Le dió la razón antes de tomar una inhalación en busca de valor, y seguir con su confesión: ── Al descubrirlo, yo también, como un tonto terminé confesandole quién era, e ilusamente creí que gracias a ello lo de nosotros se había vuelto más especial y profundo porque más que un secreto, compartiamos ese algo en común ──Dejó escapar un bufido descontento consigo y frunció nuevamente el ceño lleno de enojo;── Pero resultó ser solo eso, tontas fantasías mías, porque bastó quererse cuidar su propio trasero, para participar en la bajeza asquerosa que planeó la mierda andante.
Jungkook ignoró el divertido apodo para su despreciable ex, y simplemente lo miró con un tinte de culpa.
── ¿Terminaron así de mal por mi culpa?
El omega frunció el ceño indignado, mirándolo con reproche.
── ¡Claro que no, tonto! ──Le dio un empujoncito en la pierna en forma de regaño. ── Si, no niego que estas involucrado, pero va más allá de lo que te involucra a ti Jungkookie ──Intentó calmarlo. ── No fue solo el hecho de que participará en tal bajeza, lo que por supuesto influyó bastante en mi percepción suya, sino también el hecho de que esa misma tarde, antes de todo, me hubiese terminado por un maldito mensaje diciendo que "No eramos iguales" y que no podía estar con alguien como yo.
» Me enoja que fue lo suficientemente hipócrita para tener el valor de señalarte y humillarte frente a todos, resguardado por su pandillita barata, pero le faltaron huevos para aceptar también allí mismo que es igual a nosotros y que por ende también era un "Mounstruo infiltrado" o un "Adefesio" como nos dijo en su momento ──Bufó. ── Es un cobarde, hipócrita y cínico que ahora que lo descubrieron, viene con el rabo entre las patas rogando un perdón que ni si quiera merece.
── Debiste déjarme romperle la cara ──Se quejó ahora igual de molesto el de mechas. ── Estamos en el mismo nivel, puedo ganarle ──Puchereó enfadado.── Es un gran hijo de puta.
── Lo sé, roquita y yo también quisiera haberle dado una paliza como merece, pero no vale la pena darle la atención que busca ──Murmuró con un suspiro pesado. ── Ya le dejé claro que no se nos vuelva a acercar, que finja no conocernos, y estoy seguro que le quedó bastante claro por su propio bien.
» De nuevo, lamento que hayas tenido que soportar a un loco decerebrado por mi culpa, perdóname ──Lo miró con un puchero avergonzado, por fin dándole uno de sus cálidos y reconfortantes abrazos, acompañado de una linda sonrisa.
Más que conprensivo, Jungkook le devolvió el gesto.
── No es tu culpa, ya te lo dije, no tienes que disculparte por las idioteces de un cobarde como ese.
Sin réplicar, Hobi simplemente asintió de acuerdo para no entrar en una discusión sin sentido y tan solo le regaló otro abrazo antes de separarse para limpiarse un par de lágrimas rebeldes que ni siquiera se percató de haber soltado en medio de la conversación.
Jungkook lo observó nervioso.
── Hyung, t-tu crees que... ──Balbuceó distraído pero notablemente angustiado.
El fantasma no necesitó escuchar la pregunta completa para saber a qué se refería, por lo que negó de inmediato.
── No, no lo creo, Kook ──Lo tranquilizó. ── Sí está aqui es porqué lo descubrieron, y teniendo en cuenta lo que sus amiguitos nos hicieron a nosotros, no me sorprende que le hayan hecho lo mismo o algo mucho peor y que sean los responsables de que ahora también esté aquí...
El menor lo miró todavía inquietó y nervioso.
» No se va a acercar a nosotros más, te lo aseguro. No te angusties con esas cosas roquita, y si algo sucede solo dímelo y buscaremos una solución juntos, ¿De acuerdo?
Jungkook sopesó la idea durante un instante, pero para no preocupar de más al mayor, asintió resignado y a regañadientes, dedicándole una leve sonrisa para brindarle también un poco de tranquilidad que seguramente en ese momento necesitaba.
── No estas solo, Jungkookie, no lo olvides ──Lo despeinó con cariño el albino.
── ¿Tú también lo sabes, verdad? ──Replicó este de vuelta con una mirada acusatoria.
Volviendo sorpresivamente fácil a su habitual alegría y resplandor, el mayor río y asintió en respuesta.
── Lo sé, tengo a mi Hulk personal cuidándome las espaldas siempre ──Bromeó en medio de un abrazo apretado.
El castaño fingió ofensa y le dió un empujón juguetón, soportando su sonrisa cariñosa para mantener su papel gruñón.
Solo esperaba que su primo tuviese razón, y la inesperada visita de esa noche no tuviera repetición, ni mucho menos sorpresas no deseadas incluidas en el paquete.
Días Después...
Otro suspiro nervioso se le escapó mientras lo veía a lo lejos. Ya había perdido la cuenta de cuantos de esos había soltado en la última semana.
Si, porque ya había pasado semana y media desde su sorpresivo e inusual cumpleaños.
O más bien, ──y para no seguir evadiendo la realidad──, había pasado más de una semana desde el beso con el individuo de cabello rojo, labios de corazón y colmillos atrayentes.
Se quizó golpear contra el barandal del balcón.
¿Desde cuando señalaba esos ridículos detalles?
Probablemente desde que te metió la lengua hasta las cuerdas vocales, Jungkook.
Gruñó con los ojos puestos sobre el idiota responsable.
Seguramente su subconsciente tenía toda la razón, pero no le gustaba para nada dársela.
De manera ansiosa sus dedos volvieron a tambolirear sobre la madera, mientras sus dientes masacraban también su inocente labio, y su mente tenía un debate intenso, importándole nada su alrededor.
Ni él mismo sabría explicar cómo han sido los últimos días, pero si tuviera que buscar una palabra adecuada para describirlos sería: raros.
Por un lado, estaba contento y aliviado porqué por fin había resuelto el tema del acosador, y con esto, medianamente la poca paz que tenía en ese lugar le había sido devuelta. Tal cuál Hoseok le aseguró, desde esa noche, Jackson no volvió a acercarse más. Ahora solo lo veía de lejos en las calles o se lo encontraba en los pasillos de la universidad, pero al parecer el mensaje había quedado bastante claro, porque este simplemente agachaba la mirada y seguía de largo.
Y lo agradecía pues era una enorme carga menos con la cuál lidiar, sí teníamos en cuenta que ahora mismo habían otras mucho más graves e importantes en las cuales concentrar su atención.
Aunque prácticamente estás se resumian en una misma maldita persona, y sus últimos días se basaron en nada más que pensar...
El día siguiente a los acontecimientos fue el peor, tal y cómo se lo esperó. Culpa, remordimiento, vergüenza y un sin fin de cosas más lo atacaron; tanto que tuvo que inventarse una resaca monumental para evitar tener que ir a la universidad y enfrentar la situación. Para su buena suerte, los ensayos no iban a iniciar hasta el siguiente domingo, por lo qué con esto también pudo tener un poco más de tiempo para prepararse mentalmente, y sobretodo para afrontar con madurez y sensatez lo que había ocurrido.
Los exámenes de finales de semestre se acercaban para todos, y por consecuencia también el contacto entre todos los chicos después de la fiesta se vió afectado, y este fue prácticamente nulo. Sus horarios en la universidad pocas veces coincidían, sumándole así aún más tranquilidad momentánea a un Jungkook que estaba aterrado de sí quiera tener que mirar a los rojizos ojos al individuo apodado como rojito.
Los problemas empezaron cuando el domingo llegó y con este también el retorno de los dichosos ensayos.
Según les había informado Namjoon, se acercaba otro toque, esta vez en un bar de Busan. Sería en unas semanas, por lo qué debían preparar no sólo su repertorio habitual, sino que también se les pidió un estreno exclusivo para generar más interés y llamar a más de su público a asistir.
Eso solo significaba que los días de arduo trabajo y estrés apenas iniciaban para ellos.
Y ese mismo domingo, como el hombre maduro y responsable que aspiraba ser, se dijo a sí mismo que debía dejar las niñerias de adolescente de un lado y afrontar la situación como lo que había sido: Un simple beso entre dos adultos ebrios y calientes en una situación vulnerable.
Había pasado una semana ¿Qué caso tenía querer seguir evitando la situación?
No tenía porqué significar nada más y no había razón para agravarlo tanto como en su desastrosa cabeza lo estaba haciendo.
No significó nada.
Llegó a la conclusión de que lo mejor era cumplir con sus deseos iniciales de aquel día y ponerle un alto a la extraña situación, hablar con Taehyung y proponerle dejar del lado ese suceso y simplemente continuar con su particular y reciente amistad, sin complicaciones ni incomodidades innecesarias de por medio.
Si bien, ya no podía seguirse negando el evidente hecho de que el vampiro obviamente le atraía bastante físicamente y que existía una chispa inusual entre ambos, tampoco estaba dispuesto a cambiar sus planes y convicciónes de la noche a la mañana por un simple gusto.
Seguía firme en sus decisiones, entre ellas la del rotundo no a los romances y enredos amorosos por más guapo y sexy que estuviera el otro sujeto.
Habia pasado, sí, le gustó y lo disfrutó innegablemente, pero fue sólo un momento de debilidad humana y así debía quedarse.
La decisión estaba tomada.
El verdadero lío surgió cuando su pico de convicción de ese día fue en vano porque el susodicho no se presentó ni esa tarde, ni los siguientes tres jodidos días a los ensayos. Según en palabras de su hermano mayor: "a causa de sus exámenes y otros compromisos familiares".
Hasta ahí Jungkook lo entendió en su momento. Bien, el vampiro tenia una ajetreada vida si era sensato. Pero, cuando el martes siguiente Taehyung por fín apareció y lo saludó de manera distante con un frío gesto y una sonrisa casi invisible, toda su tonta convicción, madurez o mínima sensatez se fueron a la mismísima mierda.
Porqué para su desgracia y como una horrible patada de realidad en los huevos, la frialdad con la que el pelirojo empezó a tratarlo desde ese momento le afectó más de lo que esperaba, e incluso mucho más de lo que desearía aceptar.
Definitivamente: Malditos vampiros del asqueroso inframundo.
── Kook, ¿Puedes por favor entregarle estas partituras a Tete?──Pidió Jimin de repente, entre el apuro y el estrés, sacándolo de su ensoñación. ── Tengo que ir a buscar otro maldito cable en el granero, estoy harto ──Gruñó tiernamente con un pronunciado puchero.
Ni siquiera tuvo que pensar la respuesta porque el rubio no esperó una realmente, y dejándole las partituras en mano sin más opcion, bajó a trotes para salir rapidamente de la cabaña entre refunfuños.
Y es que el no era él único pasando por unos malos días...
Todos estaban frustrados porque al llegar esa tarde se encontraron con la ──para nada── grata sorpresa de que el computador de Yoongi había sufrido un inesperado virus, y por ende unas grabaciones de la nueva canción habían sido afectadas con partes borradas o movidas a otros archivos. Llevaban casi dos horas intentando recuperar lo avanzado, y ahora mismo los mayores se encontraban encerrados en el estudio privado ──que Jimin habia montado en el segundo piso, esa semana para el pelimenta, con la excusa de qué un mejor espacio para trabajar daría mejores resultados──, tratando de buscar una solución.
Él había dejado su intento por ser útil del lado cuando se dió cuenta que como representante de la generación z habia fracasado enormemente porque a duras penas sabía crear un documento en Word.
No fue el único en desistir en esa lucha al parecer, porque minutos después vió salir también a una cabellera roja, y dirigirse a la cocina en busca de algo de comida. Y efectivamente, Jungkook llevaba esos mismos diez minutos viéndolo como un maldito acosador desde el pequeño mirador del segundo piso.
En su defensa, se estaba debatiendo la mejor forma de eliminar a un vampiro sin pruebas del delito y sin arriesgar su vida en el proceso.
Tal vez así se solucionarían todos sus problemas.
Exhaló con fuerza tomando valentía y preparándose para lo peor, le dió un último vistazo agobiado a las partituras y sin mucho ánimo y con toda la lentitud del planeta comenzó a bajar poco a poco las escaleras.
Se repitió lo que se dijo semanas atrás:
Así es mejor.
Era consciente de ello, y en parte era lo que deseaba que pasará, y eso lo jodía el doble porque ahora la diferencia estaba en qué esa vez, todo había quedado en un simple intento, y no un beso real y desarmador como él que está vez si había ocurrido, desafortunadamente ──O afortunadamente──.
Mordió su labio sintiéndose decaído otra vez, a medida que se acercaba al alfa.
Se supone que era lo que quería, pero no así, porqué no debería sentirse de ese terrible modo cuando se trataba de rojito.
── Toma, Jimin me pidió dártelas ──Murmuró sin emoción una vez llegó hasta dónde estaba el aludido, extendiendole los papeles.
El mayor dió un pequeño brinco, saliendo también de repente de su propia ensoñación y su extraño interés repentino de más al microondas. Viéndolo de reojo le sonrió débil y forzosamente y simplemente recibió los papeles dados.
── Gracias, Jungkookie.
El menor puso todo su esfuerzo en no permitirle a su mueca de molestia delatarlo. Sabía que ese era su nombre, pero no le gustaba para nada como sonaba del mayor, no si lo pronunciaba con esa frialdad.
Ni siquiera hubo necesidad de decirlo verbalmente, porque ambos inconscientemente habían acordado en silencio solo llamarse por sus singulares apodos cuando estuvieran sin compañía; pero incluso ahora, siendo solo ellos dos en ese inmenso espacio, tal y cómo en los últimos tres días, Jungkook no había escuchado ni un solo mechitas de su parte.
Y se suponía que era algo mutuo, una especie de código de confidencialidad entre ellos que no tenía sentido si era unilateral, por lo qué el tampoco lo había llamado rojito en más de 72 horas.
Aunque la mejor decisión hubiera sido dejar todo ahí y darse simplemente media vuelta, sus pies no se movieron incluso cuando los ojos del mayor parecieron mucho más interesados en intentar descifrar las instrucciones para calentar el bowl de Ramyeon que tenía en sus manos, en el microondas, como si estás estuvieran escritas en jeroglíficos egipcios inentendibles.
Jungkook odió haberse vuelto tan impulsivo e idiota, desde que conoció al chupasangre que tenía en frente. Gruñó por lo bajo antes de soltar un fuerte suspiro.
── No tendrás veinticinco siglos de vida, pero definitivamente a veces los aparentas ──Dijo en una burla vaga, sorprendiendo al vampiro cuando le quitó el bowl de las manos para en silencio proceder a rellenarlo con agua, y ──fingiendo que el aparato no le generaba mil veces más pavor que el bosque mismo──, metió allí el recipiente y marcó el tiempo indicado.
Esa cosa podría explotar en cualquier momento, pero tenía una imagen que cuidar con el alfa.
Después de días, Taehyung al fin se dignó a mirarlo a los ojos por unos segundos, con una expresión avergonzada mientras jugueteaba torpemente con su colmillo.
── Gracias, es mucha tecnología para un anciano como yo ──Murmuró con el mismo leve tinte de broma, apoyándose sin ganas en la isla.
En contra de su voluntad, Jungkook esbozó una pequeña sonrisa en respuesta.
── Me di cuenta...
Ninguno supo que más decir, por lo qué solo se miraron durante unos cortos y efímeros segundos con el ruido del artefacto como única compañía, antes de que el alfa desviará la vista hacía el suelo algo pensativo y notablemente agobiado.
Un nudo molesto se formó en la garganta del castaño. Eso estaba mal, ellos no eran del tipo de conversaciones incómodas, tensas y estúpidas. Ellos eran bromas, molestias mutuas con coqueteos descarados, sin silencios horribles ni miradas desviadas de inconformidad de por medio.
Ellos no erán eso que ahora estaban presenciando.
¿Qué carajos pasó?
¿Un simple beso había logrado formar tal muro inquebrantable y molesto entre ellos?
Fue allí cuando el temido arrepentimiento llegó por fin a Jungkook, porque quizás, todo hubiera sido mejor, si ese beso jamás hubiese ocurrido.
Y se creyó doblemente un estúpido por sentirse así de mal, cuando obtuvo lo que decía querer...
Cuando comenzó a alejarse en silencio, las palabras del vampiro, atropelladas y algo torpes ──poco comunes en él── , lo detuvieron.
── Jungkook, espera, sobre lo de la otra noche... ──Empezó en un susurro dubitativo, con su vista todavía en el microondas que giraba lentamente frente a sus atormentados orbes rojos.
El de mechas se giró de nuevo con un suspiro pesado, interrumpiendo sus palabras.
── No te preocupes, fue un error de ambos ──Lo cortó con simpleza. ── Me alegra que hayamos tenido la misma idea de olvidarlo, porque es lo correcto en esta situación.
Taehyung frunció levemente el ceño, mirándolo.
── No, es que, yo...-
── No, Tae, de verdad, es mejor así, al final de cuentas somos compañeros y amigos... No hay que arruinarlo con tonterías, ¿No crees?
La expresión del vampiro era confusa. Pasó por mil sentimientos en un segundo antes de simplemente asentir con un suspiro resignado. Regresó la vista al frente mientras apretaba de más el borde de la encimera dónde se encontraba apoyado, enblanqueciendo sus nudillos por la fuerza ejercida.
── Si, tienes razón, es mejor así... Olvidemoslo ──Susurró lo último tan bajo, que pareció más un recordatorio propio y no una respuesta ajena.
El contrario tragó saliva con fuerza y respondió con un casto sonidito de afirmación, para luego volver a darle la espalda y seguir su camino inicial hacía la salida de la cabaña, sin decir una palabra más o si quiera volverlo a mirar.
Taehyung lo siguió con la mirada, en silencio. Sintió el impulso de ir tras él y aclararle el porqué real de su distancia, pero por primera vez no le hizo caso a sus instintos, y en cambio sí a su cabeza.
Definitivamente era mejor así.
Cuando el microondas le avisó que su comida estaba lista, la sacó sin mucho ánimo dejándola del lado con una mueca inconforme. Se apoyó nuevamente en la encimera y dejó caer su cabeza hacía adelante con los ojos cerrados y un semblante de agotamiento puro.
Otro de esos insoportables pinchazos atacó su cabeza como en los últimos días, teniendo que masajear su cien para intentar calmarlo, al mismo tiempo que su celular resonaba con insistencia en el interior de su bolsillo.
Su dolor de cabeza solo aumentó al deducir quién era, y su apetito de hace minutos volvió a desaparecer.
Estaba verdaderamente harto de toda esa situación...
Pero tampoco podía hacer nada al respecto, por el bien de todos...
Al mismo tiempo, en el exterior de la cabaña, sentado en una piedra conocida; Jungkook veía las nubes del otoñal atardecer, enfrascado en sus pensamientos, abrazado a sus rodillas y con el mismo nudo molesto en la garganta.
De repente sus ojos picaban con lágrimas acumuladas, aunque realmente no entendía la razón de estas.
Se sentía tan ridículo.
Pero entendió también, que esa sensación de tener el corazón roto constantemente, además de su destino aparente, era también su propio escudo de protección personal contra otra dosis mucho más letal de dolor y sufrimiento. Porqué no importaba si éste latía con esa inminente fuerza, como si estuviera completo y reparado cuando estaba cerca de Taehyung; si al final de cuentas, la vida le había enseñado a fuerza que él nunca sería merecedor de ser amado.
Mucho menos allí, dónde sólo era el aborrecible humano.
Debía dejar de pensar en tonterías fantasiosas...
── Es mejor así, Jungkook... ──Se repitió en un murmuro desanimado, cerrando sus ojos un instante para centrarse únicamente en sentir la brisa del otoño.
De todos modos, su ida de ese lugar estaba cerca. Así qué, sólo debía volver a tomar el control de sus sentimientos y centrarse en sus objetivos sin desviarse otra vez con tonterías en el camino.
Solo unas semanas más y todo esto acabará...
── ¡Medusita, espera, no te alejes tanto! ──Regañó la pobre mujer desde unos metros de distancia, tratando de cargar sola con el par de cajas inmensas de la mudanza, al mismo tiempo que en su oreja detenía a gatas el celular, caminando con calma por el solitario bosque en esa fría noche, acompañados únicamente por los copos de nieve que caían con fiereza. ── Han, ya basta del mismo tema, te dije que no es por eso que decidí volver... ──Repitió cansada, continuando con su conversación.
Con un puchero descontento, el pequeño infante se detuvo a mitad de camino, poniendo fin a sus saltitos centrados sobre las piedras descubiertas de nieve que formaban el sendero, haciéndole caso a regañadientes a su madre, y en cambió, se quedó viendo fascinado como los copos se deshacian al caer sobre sus guantes verdes.
Desde que su madre y él habian llegado hace unos dias a ese lugar, el inmenso bosque le daba un poco de miedo por lo gigante y oscuro que siempre se veía, sobretodo en las noches, pero esa noche en particular, con la nieve blanca cayendo y haciéndolo tan bonito a la vista, junto a lo mucho que le gustaba jugar con la misma, le hacían olvidar por ratos su temor.
Además, siempre que estuviera con su mami, él quería ser un niño valiente para poder cuidarla.
── Solo quiero que Jungkook también crezca y sea libre en el lugar dónde nosotros pudimos serlo ──Escuchó decir a la mujer a lo lejos, por lo qué se giró curioso a verla desde su lugar y ella le sonrió con cariño a lo lejos. ── Lo sé, pero aún es solo un niño, tiene seis años Han, no hay porqué preocuparse por esas cosas... ──Replicó con cierto tono de enfado dejando las cajas de repente sobre la nieve, ya notablemente cansada de cargar con ellas durante casi diez minutos.
» Espera un segundo, Hannie... ──Murmuró antes de alejarse del teléfono. ── Kookie, cielo, vamos a descansar un poco ¿Si, mi vida?
El pequeño de ojos saltones y plateados hizo un puchero descontento una vez más, pero asintió de acuerdo, caminando obediente hasta dónde se encontraba parada su madre. Sí tan solo le hubiera dejado ayudarle a cargar con una de las cajas, hubieran llegado hace siglos a su casita.
Discretamente rodó sus ojitos antes ese pensamiento.
Él ya era grande y muy fuerte, pero su madre al parecer no lo notaba y eso no le gustaba.
Cuando estuvo frente a la fémina esta le sonrió cariñosamente, dejando una caricia sobre su cabeza cubierta por el gorro de lana blanco con forma de conejito que cubría su verde y ondulada cabellera, mientras seguía conversando por teléfono.
Aunque al parecer, su tia Han estaba haciendo enojar a su mami, porqué la vio fruncir muchas veces el ceño o resoplar como cuándo lo descubría haciendo alguna travesura junto a Hobi Hyung.
── Déjate de mierdas, Haneul... ──Dijo de repente ella exaltada.
Cuando el pequeño Jungkook le dió una mirada de sorpresa, y apretó sus labios en una mueca de diversión porque su mami había dicho una grosería, ella lo miró avergonzada.
── Tú no escuchaste nada medusita, olvida esa palabra ¿Vale? ──Le susurró apenada.
En medio de una risita maliciosa que exponía sus tiernos dientitos delanteros, el menor asintió y volvió su atención a la blanca nieve sobre sus botitas.
Su madre suspiró con fuerza de repente.
» Cielo, si quieres, puedes ir a jugar con la nieve pero no te alejes mucho de mi, tengo que terminar esta conversación con tu tía...
Contento por poder hacer algo más que estar allí parado escuchando cosas que no entendía, el menor asintió de inmediato, y se alejó unos cuantos metros de nuevo con saltitos para comenzar a armar un muñeco de nieve al lado del sendero, en lo qué la fémina terminaba lo que parecía ser más una acalorada discusión con su pobre tía.
Gracias a la gran linterna grande que su mamá había dejado sobre las cajas, los alrededores estaban un poco más iluminados y la fría noche dejaba un poco de percibirse tan tenebrosa y oscura, como tanto le asustaba. Acomodando bien su grande bufanda y quitando los estorbosos mechones de su largo cabello de los ojos, Jungkook se dispuso a comenzar a hacer su muñeco de nieve entre tarareos alegres de su canción favorita.
De repente, un ruidito entre los árboles a su costado, llamó su atención haciendo que la creación de la primera bola de nieve para el cuerpo del muñeco, quedará a medias. Con su pequeño ceño fruncido dió un rápido vistazo a su alrededor para intentar ver a qué se debía.
Comenzó a asustarse un poco cuando vió algo correr por entre los troncos de los inmensos árboles.
Olvidandose del muñeco, retrocedió unos pasos comenzando a sentir su pequeño corazón latir con más fuerza en su pecho. Asustado miró desde su lugar a su madre, y la vió aún enfrascada en su conversación.
Tendría que ser valiente por su mami...
Se recordó.
Otro ruido lo hizo brincar un poco en su lugar y llevar de nuevo la vista asustado entre el frondoso bosque que tenía de frente. Allí supo quién era responsable de los ruidos, y al verlo su miedo desapareció dando paso únicamente a una sonrisa enternecida y alegre.
Un pequeño conejito color gris, lo miraba atento y casi curioso desde el borde del bosque.
Sin poder resistirse, con cuidado de no asustarlo, de inmediato se acercó lentamente para ponerse en cunclillas y acariciarlo con cariño.
── Hola, amiguito, soy Kookie ──Murmuró tocando cuidadoso sus pequeñas orejitas y riéndo bajito cuando el animal en respuesta las sacudió.
El conejo se dejó hacer tranquilamente lo que el niño quisiera durante un par de minutos, hasta que comenzó a alejarse poco a poco haciendo que Jungkook inconscientemente también lo siguiera entre brinquitos cortos para poder continuar acariciandolo y sintiendo su suave pelaje.
── Oye, espera amigo... ──Reprochó con un puchero triste, tratando de alcanzar al conejo cuando esté empezó a alejarse del todo entre saltos más largos.
Jungkook estaba tan centrado en volver a alcanzar al pequeño animal, que ni siquiera se percató eb que punto ya no escuchaba la voz de su madre a lo lejos, y qué se había alejado bastante del sendero, adentrándose inconscientemente en el interior del inmenso bosque.
No supo cuanto tiempo pasó, ni mucho menos cuánto había caminado, hasta que todo a su alrededor comenzó a volverse más oscuro y perdió de vista por completo al conejo. No tuvo más opcion que rendirse en su persecución. Pero, cuando se dió la vuelta con la intención de volver a dónde había dejado su muñeco a medio armar, ya ni siquiera sabía cuál era el camino que había tomado en un principio.
Se empezó a asustar verdaderamente al percibir todo a su alrededor tan idéntico y aterrador a simple vista.
Su corazón se aceleró de nuevo, mientras giraba en su propio eje tratando de ubicarse de algún modo.
Era un niño inteligente, por lo qué su primer instinto fue mirar el piso con la intención de buscar las huellas de sus pisadas y tal vez seguirlas de vuelta, pero hasta ese momento no notó que la nieve allí no era una capa gruesa blanca como en el sendero; debido a la inmensidad y lo frondoso del bosque, en algún punto esta desapareció y ahora bajo sus piesitos solo había pasto y musgo húmedo, y la nieve no erá más que pequeños y múltiples copos regados en el suelo que se filtraban entre las hojas de los inmensos árboles y que en cuestión de minutos se derretían.
Al darse cuenta que de verdad estaba perdido, se alteró y las lágrimas comenzaron a brotar de sus plateados ojitos y empañar sus regordetas mejillas sonrosadas por el frío de la noche.
── ¡M-Mami! ──Intentó gritar asustado entre sollozos, más su grito se perdió como un eco entre los árboles.
» ¡Mamá! ──Volvió a intentar con más fuerza y desesperación.
Desorientado y muy asustado miró entre lágrimas a su alrededor tratando de buscar alguna señal o pista que lo llevará de vuelta hasta dónde estaba con su madre, pero todo estaba oscuro y cubierto de niebla, y los árboles a su alrededor eran prácticamente iguales y confusos.
Se angustió todavía más al escuchar de repente crujidos de hojas, a sus espaldas. Agitado, tembloroso y cubierto de lágrimas de pánico, se giró hacia el sitio.
── ¿M-Mami? ──Susurró asustado.
No obtuvo respuesta, y en cambio solo pudo notar con algo de esfuerzo, una grande sombra pasar entre los troncos de repente.
── ¿A-m-iguito? ──Preguntó de nuevo con la esperanza de que sólo se tratara del conejo que lo había llevado hasta allí.
No debió alejarse de su madre, y en ese momento lo supo con certeza.
Lo que vió lo aterró por completo, provocando que su cuerpo se helara, totalmente petrificado de miedo.
Un par de ojos grandes y amarillentos lo observaron desde la penumbra, y el sonido de un aterrador gruñido le provocó un brinco.
Las lágrimas ahora nublaban por completo su vista, y entre el llanto, el frío y el terror, su pequeño cuerpo temblaba sin control y su corazón retumbaba con fuerza en su pecho.
Otro gruñido retumbó con fuerza en sus oídos y de repente, ese par de ojos bestiales, amarillentos y atemorizantes se comenzaron a acercar más.
Solo vió un par de garras gigantes y unos colmillos asomarse y de inmediato reconoció al animal, asustándose mil veces más al darse cuenta de lo que era.
Tenía a un lobo gigante frente a él.
Se le fue el aire de repente.
── ¡A-Ayuda! ──Gritó apenas, lleno de miedo, llorando y retrocediendo de inmediato con pasitos torpes y temerosos hasta que su espalda inevitablemente chocó con el inmenso tronco de un árbol que tenía detrás── ¡M-Mamii!, ¡M-Mamá!... V-en p-por-favor, ayúdame ──Sollozó de nuevo aterrado, abrazándose, mientras el gigante animal de pelaje negro frente a él lo acechaba con una mirada llena de disfrute con pasos largos pero cautelosos.
El lobo disfrutaba de asustarlo, y Jungkook lo supo al ver sus ojos brillar en un tono amarillo fuerte.
¿Por qué su mami no lo escuchaba?
¿Dónde estaba?
Lloró con más fuerza, con sus ojitos grises totalmente nublados y su rostro cubierto en cascadas de sus propias lágrimas, sintiendo su pequeño cuerpo temblando en una mezcla de frío y terror, en medio de la brisa helada de la noche.
── ¡Mamá!, ¡Ayúdame por favor! ──Volvió a gritar asustado, viendo al lobo lleno de pánico.
Cuando intentó moverse rápido y correr hacía otro lugar, el animal desistió de su juego de acecho y dejó de regodearse con el temor del infante; En cuestión de segundos, saltó encima del pequeño cuerpo tembloroso y aterrado, derribandolo de inmediato y provocando un grito de horror en él, que resonó en un eco estremecedor entre la maleza del frondoso y kilométrico bosque.
Jungkook apretó sus ojitos horrorizado, entre espasmos de llanto, sintiendo el aliento del bestial animal sobre su pequeño rostro, y algunas gotas de saliva de este caer en su mejilla. Una de las grandes garras de la bestia se enterró en su pequeño muslo sin piedad, provocándole otro grito de dolor.
El animal gruñó con fuerza, y el niño solo pudo apretar más sus ojos y aguantar la respiración, esperando lo peor.
Sin embargo, segundos después solo escuchó un chillido de dolor y percibió como de repente el lobo se quitó de encima de su cuerpo con un rugido de enojo puro, llevando su vista detrás de él.
── Bola de pulgas, ¿No te enseñaron a no asustar a los niños? ──Dijo la voz de alguien más. ── Métete con uno de tu tamaño.
Jungkook, desde el suelo, tembloroso, cubierto en sangre y lodo, con la vista borrosa, su pierna ardiendo debido a la herida abierta de tres garras que ahora había en ella y la respiración irregular, miró con dificultad al dueño de esa voz; encontrándose con un niño un poco más grande que él, de cabello rojos, ojos brillantes del mismo tono y un ceño fruncido. Sostenía una piedra grande en su mano derecha y mostraba un par de colmillos tan filosos como los del mismo lobo.
── Aléjate de él pulgoso o esta piedra también terminará en tu fea cabeza de perro sarnoso ──Advirtió decidido el pelirojo, gruñendole también al animal con unos ojos rojos brillantes, acercándose con pasos lentos.
El gran canino le devolvió el rugido retante y se giró por completo hacía este, aunque, al verlo, algo en su mirada cambió al instante y dedicándole un último gruñido y una mirada furiosa al pequeño vampiro, huyó rápidamente perdiéndose de nuevo entre los árboles.
Una pequeña sonrisita triunfante apareció en el rostro del pequeño pelirojo. Soltó la piedra y se acercó rapidamente hasta el pequeño niño de cabellos verdes, que aterrado todavía temblaba y lloraba aún en el suelo.
── Oye, pequeña planta, ¿Estás bien? ──Dijo arrodillandose a su lado y tratando de ignorar la sangre de este que salía escandalosamente de su pierna y que hacía picar sus colmillos.
── D-Duele... Mucho ──Murmuró simplemente este entre sollozos incontrolables, mirando muy asustado su pierna cubierta de sangre.
El vampiro, gruñó y al ver la bufanda del menor tirada a un lado, la tomó de inmediato y se la entregó, girando la vista hacía otro lugar.
── Está bien, ya, tranquilo... ──Intentó calmarlo sin mirarlo si quiera. ── Toma, amarrala en la herida.
Jungkook lo miró muy confundido y agitado, sin poder respirar si quiera adecuadamente.
El de hebras rojas, conectó su mirada rojiza con los ojitos plateados y aterrados del otro, y al ver lo asustado que este estaba, se compadeció. Respiró profundo y rápidamente apretó la bufanda entre sus manos girandose de nuevo hacia él para comenzar a vendar la herida del menor con la misma, mientras apretaba sus párpados y soportaba el olor dulce de esta, tentandolo.
Gruñó con dificultad, apretando el nudo agilmente y sacandole un quejido al menor, quién consternado lo miraba, sin procesar aún la situación.
── Lo s-siento... ──Se disculpó con una pequeña mueca de disculpa.── Papá tiene razón, me meto en muchos líos innecesarios ──Se reprochó a si mismo en un susurro divertido, antes de alejarse rápidamente del cuerpo del menor.
── G-Gr-acias ──Susurró Jungkook entre sollozos e hipidos de llanto, viendo la venda improvisada que le había puesto el pelirojo.
El contrario no tuvo tiempo de responder, pues en cuestión de un segundo, Jungkook vió algo grande y de pelaje gris saltar sobre él y derribar al vampiro.
Aterrado, como pudo se arrastró por el suelo soportando el dolor, hasta llegar a otro tronco lejano y miró en dirección al otro niño, viendo con un grito horrorizado como el nuevo lobo lo había lanzado hacía el cielo; provocando que al caer este chocará brutalmente con uno de los troncos, con un golpe que resonó con tanta fuerza que Jungkook tembló al escucharlo, y mucho más al ver el cuerpo del pelirojo caer inconsciente sobre el pasto.
De repente más pasos se escucharon junto a un par de voces a lo lejos.
Al oírlos también, el lobo hizo contacto visual con el pequeño que aterrado lo miraba, y simplemente se fue rápidamente por el camino opuesto al que había llegado.
── ¡Jungkook! ──Dijo de repente la voz de su madre anhustiada, apareciendo frente a sus ojos pocos segundos después.
Al ver la sangre en su pierna y el estado de su hijo, jadeó asustada entre lágrimas, acercándose de inmediato a verificar su estado, aunque Jungkook no la estaba mirando si quiera.
── R-Rojo, m-ami, ro-jo... ──Balbuceó este entre hipidos de llanto temblorosos, señalando el cuerpo inconsciente del niño tirado a unos metros de ellos.
Solo pudo escuchar a su madre intentar calmarlo, antes de ver la borrosa silueta de una niña de cabello corto y negro acercarse al vampiro igual de asustada, mumurando un nombre qué no alcanzóa escuchar.
Y luego no supo más, pues la oscuridad de repente también lo atacó...
Cuando sus ojos se abrieron de repente al mismo tiempo que el fuerte estruendo de un rayo resonó afuera de su casa junto a la gran tormenta que caía, Jungkook se sentó en su cama de inmediato, totalmente agitado y cubierto en sudor frío.
Otra pesadilla.
No, estaba seguro que esta vez no era solo una pesadilla.
Lo sintió, tan aterrador como esa vez...
Tan real...
Era un vivido y claro recuerdo de esa noche.
Pero sí eso era cierto, entonces...
Desconcertado, tocó su pecho sintiendo sus latidos desenfrenados.
Rojito...
Siempre había sido él...
🐍 [ Ťo Bə Continuə... ] 🦇
Ustedes y yo durante todo el capítulo: 📈📉📈📉📈📉📈📉📈📈📈📈
Ustedes, yo, Jungkook y todos con ese final: 🤯🕴🏻 Tiesos y calvos.
ADFSEGDAGFET
BUENO YA
PRIMERO QUE NADA: PERDÓN POR DESAPARECERME UN MES 😭😭
No fueron semanas fáciles después de mi crisis y todo se me complicó demasiado de la nada.
Es verdad que estaba estimado un hiatus de unas semanas por el especial de Halloween pero al final pasó el hiatus y no hice nada de nada 😭😭 Pero bueno, lo importante es que ya volví y espero no tener que desaparecerme tanto de nuevo.
Y al parecer los cumpleaños son buenos augurios en esta historia porque tuve que cumplir años para volver, increíble 💀😶🌫️
Sí, el 5 oficialmente me volví un año más vieja, y cómo celebración yo les iba a traer este cap el mismo día, pero al final mi familia me celebró inesperadamente y pues arruinaron de nuevo mis planes 😭😭☹️
Pero contra viento y marea, por fin pude volver a mi lugar seguro con mis dos bebés 🥹😭💚♥️
BUENO, STOP DE TODO¡!
¿Qué les pareció el capítulo? 👀👹😻
Seguramente me van a querer matar por la primera mitad, pero tal y como dije en mi canal: recuerden que todo en esta historia tiene su porqué y que no soy tan mala, lo prometo 🥺💖✨️💕
Pero necesito saber como quedaron con la revelación final ¿Se lo esperaban?, ¿Qué teorías tenían o cuáles tienen ahora al saber todo esto? Quiero leer absolutamente todas sus opiniones porfavor 👀😭🙏🏻💚
Esta escena estaba planeada desde el inicio del fic así que espero la recuerden y aprecien tanto como yo, porque es de los puntos claves en la historia de mechitas y rojito 🥹♥️💚
Bueno, ya no los agobio más con mi habladuria, y solo quiero aprovechar para agradecerles a las nuevas personitas que llegaron este mes por darle una oportunidad a la historia, por quedarse y por apoyarla. Cuando entré y vi que ya tenemos 10k vistas y 1.6k votos, quedé en stock pero realmente agradezco infinitamente todo el apoyo y espero la historia no los decepcióne y se quieran quedar hasta el final conmigo 😭🥺🫂
Ya para terminar, arriba les dejé una imagen de Tae y Kook chiquitos 🥺✨️. Espero poder regresar en unos días más de nuevo con el siguiente cap, pero nada, mientras cuidense mucho y recuerden que los amo 💚🫂
☪ VanTTGirl ▪︎《
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