Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Preludio

Existe una leyenda sobre los espíritus vengativos.

Es tan oscura que resulta difícil de creer para algunos e increíblemente atemorizante para otros. Pocos han intentando llevar a cabo tal procedimiento tan peligroso y pocos lo han conseguido, pero nunca nadie jamás ha sabido al respecto.

Kim JiHyuk era un chamán sumamente respetado, hasta que la avaricia lo había vuelto un demente que jugaba con la fe de las personas que llegaban a su templo. El hombre solía ser alguien respetable que solo trabajaba para el bien de lo demás, pero hacer el bien no dejaba dinero suficiente ni ponía el pan sobre la mesa. Hasta que había comenzado a aceptar trabajos más turbios y completamente ilegales.

Como "mandar" a su "espíritu vengativo" a cometer asesinatos. Nadie sabía al respecto, no dejaba huellas y él recibía un buen cheque gordo al final de la travesía sangrienta, hasta que para el noveno homicidio, el hombre estaba exhausto. Era más viejo y lento, corría peligro de ser encontrado. Así que finalmente, luego de tanto buscar y buscar, había encontrado la forma de tener realmente bajo su control a su propio espíritu vengativo a raíz de un peligroso procedimiento.

Legalmente, JiHyuk, tenía cuatro hijos. Tres mujeres y un varón, los amaba con locura. El más chico tenía unos diez años, el hombre sabía que entre toda su locura, jamás haría daño a ninguno de sus hijos. Pero luego estaba el bastardo del que nadie sabía. El menor de todos con tan sólo siete años de edad. El más frágil y el más necesitado de su cariño. Aquel al que veía una vez al mes y escondía junto con su amante.

Una tarde lluviosa, había decidido ir en busca del "pequeño especial" un paseo divertido con a-ppa. Unas hamburguesas y una plaza sería simplemente una forma perfecta de terminar el día juntos. Excepto que eso no había sido todo. Ese día al cual el pobre niño había catalogado como "perfecto" terminaría con el suceso más traumatizante de su vida.

Marcando un antes y un después para la pobre criatura.

Su maldito teléfono sonaba como un desquiciado, había olvidado ponerlo en silencio y ahora sentía unas ganas inmensas de echarle su café caliente encima. En serio, no le importaría arruinar la maldita cosa, pero al instante en que lo hiciera, su representante le mandaría una lista de los últimos modelos para comprarle otro y así seguir molestandolo hasta el final de sus días.

— ¿No duermes, carajo? —decía SeokJin atendiendo finalmente.

Eran las once y media pasadas.

—Si tienes un maldita historia pendiente, no. No duermo, uno de los dos debe velar por nuestras cuentas bancarias —respondía Sehun.

Oh Sehun, SeokJin lo adoraba tanto como lo detestaban. En partes iguales y con el mismo fervor.

SeokJin rodaba los ojos—. Estoy trabajando en ello —decía bebiendo un sorbo de su café caliente, muy caliente—. "Cadajo" —se quejaba por haberse quemado la lengua y no tener cuidado, para luego mirar como el archivo de hoja de la mitad de su siguiente libro, estaba totalmente en blanco.

— ¿Estás bien? —preguntaba Sehun.

El tipo era increíble, el mejor representante que podría haber pedido en esta travesía con tan sólo dos años menos que él. Ellos eran un buen equipo el noventa y cinco por ciento de las veces, pero ese cinco por ciento dónde SeokJin pasaba por pequeños bloqueos de escritor, odiaba su culo ansioso con todo su ser.

—Me quemé la lengua —respondía SeokJin sin inflexión en su voz.

Un suspiro sonaba al otro lado de la línea—. Oye, lo entiendo. Son fechas difíciles, tu cabeza está en cualquier lado por lo que sucederá pronto, pero por favor SeokJin... Haz tu maldito trabajo o tendrán no sólo mi cabeza sino la tuya también, rey.

El joven escritor reconocido por sus obras literarias de genero: fantasía y sobrenatural, necesitaba un maldito respiro.

—Intentaré escribir, solo pide más tiempo —decía fregando sus ojos con su dedo pulgar e índice.

Una risa irónica venía del otro lado de la linea, estaba dejando a su representante y amigo sin paciencia alguna—. Si pido otra prórroga, querrán mi culo. Y yo no soy amante de esas cosas, ese eres tú —decía con sorna.

SeokJin reía, genuinamente, pero lo hacía de forma breve—. Me gusta comer culo, no que me lo coman.

—Como sea, Jin... Hombre ¿Sabes qué? —exclamaba con un tono de voz más suave—. ¿Porque no tomas un respiro de Seúl? La cuidad está ruidosa e insoportable para ti últimamente.

Sí que lo está, pensaba SeokJin.

—Haz un viaje. Elige el destino que quieras y yo lo pago, dónde sea. En el culo del mundo si quieres, Kim. Pero termina ese maldito libro, la editorial va resindir de tu contrato si no cumples y sé que no quieres eso.

SeokJin suspiraba. No, realmente no quería. Le había costado llegar a dónde estaba y ser popular no significaba menos esfuerzo, todo lo contrario. Que sus libros siguieran apuntando y yendo cuesta arriba como la bruma, lo tenía tan extasiado como hartado y consumido por más y más. Y no es que se quejara, adoraba escribir, pero las fechas que se venían no lo tenían nada bien y se llevaban toda su atención.

Quizás si necesitaba esas vacaciones "laborales".

—De acuerdo. Lo haré, buscaré un destino y te enviaré la cuenta luego de buscar dónde hospedarme y todo —decía intentando sonreír.

— ¡Perfecto! Sí. Carajo, dónde sea. Vete a Hawai. Las Bahamas. Dubái, no lo sé. Dónde sea, pero vete y termina esa historia —pedía entre dientes, tan entusiasmado como hartado de rogar—. Te prometo que cuando termines este libro podrás descansar un poco más sobre el siguiente proyecto. Lo juro, amigo.

SeokJin suspiraba, Sehun no juraba en vano y su contrato consistía en escribir de dos a cuatro libros por año. Una vez entregado este proyecto, SeokJin podría tener sus merecidas vacaciones finalmente y no, no podía retrasarlo, era parte de su saga más popular.

—No me iré de Corea, elegiré algo más cerca —decía tecleando con ganas sobre su notebook.

—Oh, escucho el "Tiki Tiki Tiki" que llena nuestras cuentas bancarias —decía Sehun.

SeokJin reía sacudiendo su cabeza—. Eso es porque estoy buscando dónde vacacionar, idiota —Sehun resoplaba al otro lado de la línea—. Listo, encontré mi destino. Cuando tenga todos los gastos te envío la cuenta de todo. Adiós, tengo que sacar la basura.

— ¡Y terminar un libro! —decía Sehun antes de que SeokJin colgará la llamada.

Cuando veía su notebook, su elección había sido Boryeong, una ciudad de la provincia de Chungcheong del Sur, al centro oeste de la república de Corea del Sur, ubicada a unos 120 km al sur de Seúl, a 40 km al noroeste de Daejeon y cerca de la costa del mar Amarillo. Obviamente SeokJin no iba a vacacionar en el corazón de la metrópoli, sino en una parte muchísimo más aislada. Necesitaba paz del ajetreado Seúl. Necesitaba paz mental y tranquilidad.

Tronando su cuello se ponía de pie en busca de la basura. Su apartamento no era extravagante, al menos no para la cantidad de dinero que había recaudado con sus libros y con la saga de la cual necesitaba un quinto ejemplar, pero su mente todavía estaba en blanco. Las paredes eran de colores grisáceos, un poco apagado. Luces tenues la mayor parte del tiempo con una pequeña sala que contaba con un juego de living, mesa ratona y un extravagante plasma de 118 pulgadas que disfrutaba en algún que otra ocasión.

No había juego de comedor, pero detrás del sofá, pegado a la ventana de la sala había un gran ventana que adoraba (en ocasiones) y allí pegado tenía un pequeño escritorio con todos sus papeles importantes y dónde había estado hacía ya cuarenta minutos sentado, viendo el archivo en blanco que no lograba rellenar porque su cabeza viajaba y viajaba. A la derecha de este panorama estaba un arco cuadrado que abría paso a la cocina. Moderna, todo eléctrico y perfectamente limpio con un ventana que daba a la ciudad. A la derecha de la cocina se encontraba la puerta, el pasillo que se hallaba ahí, tenía dos puertas más. El baño, y su habitación.

Cuando tomaba la basura que debía de arrojar, suspiraba, tronaba una vez más su cuello y se preparaba para salir. Algo muy importante a recalcar era que SeokJin carecía de cuadros vastos de arte e historia, incluso de cuadros familiares. Tenía solo uno de él y su madre (cuando esta vivía) y otro con sus hermanas mayores, todos resguardados en su habitación. Luego su hogar parecía sacado de un catálogo, excepto que tenía diferentes amuletos en diferentes partes de su apartamento y uno especial que cargaba siempre consigo mismo. Era necesario. Era vital.

Cuando dejaba la basura en su respectivo lugar, volvía a su apartamento caminando con calma, despreocupado y absorto en cómo carajos comenzar con la siguiente parte del libro que, tenía demasiado romance que había (sorprendentemente) gustado a sus lectores. Con un demonio, él no había creído que dicho romance adolescente en un mundo fantasioso post apocalíptico sería algo interesante a desarrollar, pero el público lo esperaba. Y esa era otra razón para su bloqueo del escritor. Su vida carecía de romance ¿Cómo carajos iba a narrar el romance cuando no sabía cómo desarrollarlo a causa de la falta del mismo?

Ahora, siendo honestos, él podría totalmente hacerlo, era un buen escritor, pero estaba enojado con la situación. Él no quería escribir romance, maldita sea.

La noche era silenciosa con tan sólo algunos ruidos de la ciudad que nunca duerme, pero el callejón de la basura no estaba tan iluminado como hubiera deseado. A la distancia había un búho ululando que no dejaba jamás ese rincón mal oliente y los gatos callejeros provocaban sustos en los internautas que pasaban por ahí, SeokJin necesitaba más que unos simples felinos de cuatro patas y un búho hablador para sentirse asustado.

Todo hubiera sido perfecto y llevado a cabo en un corto lapso de tiempo, si alguien no hubiese detenido sus pasos al sostenerlo de su suéter color azul. Mirando hacia atrás con una ceja en alto, veía a una niña que lo miraba fijamente y no lo soltaba.

Suspirando y rodando sus ojos exclamaba—. Suéltame.

La niña negaba, estaba vestida con un precioso vestido color beige y su cabello negro estaba pulcro en dos coletas más unas medias de color blanco que llegaban a sus rodillas, pero le faltaba un zapato. Sólo tenía uno.

SeokJin resoplaba—. Que me sueltes, dije —repetía.

La niña hacía un puchero de desagrado—. Bogsuja —decía con su tierna vocecita.

SeokJin apretaba sus dientes—. Ese no es mi nombre —añadía secamente.

—Bogsuui jeongsin —exclamaba una vez más.

La vocecita comenzaba a ser irritante para SeokJin, quien resoplaba una última vez.

—Te equivocaste... —susurraba con desdén—, de persona —añadía casi de mal humor.

Carajo, sólo había sacado la basura.

— ¡Bogsuja! —gritaba la niña golpeando el piso con el pie que aún tenía el zapato—. Estoy hablando contigo, no me equivoqué —decía con seguridad.

SeokJin dejaba caer su cabeza hacia atrás, fregaba su rostro y giraba para ver mejor a la niña demandante.

—Cinco minutos —exclamaba.

La niña se cruzaba de brazos disconforme—. Treinta. —pedía a cambio.

—Quince —contratacaba el castaño.

La niña resoplaba—. Bien. Quince minutos con Bogjusa.

SeokJin suspiraba—. Es SeokJin, no bogjusa. Aish, sígueme —decía sin ganas.

Un respiro, joder. Era todo lo que pedía, pero sabía que sólo podía obtenerlo en algunas áreas de su vida. Esta en particular, no era negociable.

복수자 (bogsuja) = Vengador.

INTERLUDE ESTÁ ENTRE NOSOTROS.

Espero leer sus reacciones y opiniones de este pequeño prólogo. Recuerden que ya entra en la rueda de actualización.

Con amor niñita Nanykoo 💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro