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Final

Seokjin lo miró atónito, incapaz de comprender al principio, pero pronto cayó en la realidad de TaeHyung.

-Disculpa, ¿qué? -fue lo único que pudo decir.

TaeHyung se relamió los labios-. Vine porque me dijeron que estabas en problemas.

-¿Quién te lo dijo? ¿Por qué no me dijiste que estabas viendo...?

-No lo supe hasta hoy -respondió TaeHyung, tomando las manos de Seokjin-. No lo sabía. Creí que lo que sucedió contigo fue algo del momento porque no volvió a ocurrir.

Seokjin frunció el ceño-. Es algo extremadamente peligroso si no estás listo. ¿Por qué no hablaste conmigo o lo mencionaste en nuestras charlas?

-Realmente no lo sabía, Hyung -susurró con ojos de cachorro-. Solo vi aquella cosa en la madrugada juntos y luego hoy vi... -TaeHyung tragó duro y su piel se puso de gallina al recordarlo.

Seokjin lo notó y puso su mano en su rostro-. Necesitas estar protegido constantemente. Un talismán diferente, el que te hice fue para cubrir tu alma, pero debe renovarse -dijo, levantándose de inmediato para buscar los materiales que utilizaba para sus talismanes.

-¡No es necesario, hyung! -le interrumpió el chico.

Seokjin se volteó para verlo fijamente-. Es necesario, TaeHyung. Debes cuidarte si tienes la jodida visión. No todos ellos son buenos o tienen intenciones de pedir ayuda o...

-Lo sé, lo sé. La señora que vi en la isla -TaeHyung apretó sus ojos y tembló sutilmente-. Ella era de los primeros en pisar ese lugar. Me dijo que muchos se mantuvieron ocultos mientras estabas en la isla por miedo a ti.

-No les hago nada a menos que causen problemas -dijo Seokjin con el ceño fruncido, casi ofendido-. Ellos me buscan.

TaeHyung sonrió y asintió-. Bogsuja -repitió en un susurro. Seokjin se puso tenso-. Así te llaman. Dijo que el amuleto que me diste se afianzó a mi alma.

Seokjin frunció el ceño y se acercó a TaeHyung-. ¿Cómo a tu alma?

-Me dijo que me lo diste en mi momento de interludio entre la vida y la muerte. Y a causa de eso, no necesito llevar otro o renovarlo. Está afianzado a mi alma y eso me vuelve un escudo.

Seokjin no podía creer lo que TaeHyung estaba diciéndole. Jamás había sucedido algo así. Jamás. Y había dado amuletos a muchos, pero algo era cierto y diferente. Él dio el amuleto de protección a TaeHyung cuando estaba en coma. Se lo dio al alma del chico.

De repente, repitió toda la información en su cabeza una vez más-. Aguarda un momento, ¿eres un escudo para quién?

TaeHyung relamió sus labios, nervioso ante su falta de experiencia con el más allá.

-Dijo que para ti. Soy un escudo para ti -susurró.

Seokjin frunció el ceño y sacudió su cabeza de forma negativa-. Eres la última persona a la que usaría como escudo -dijo alterado, negando reiteradamente con su cabeza-. ¿Aparte, en contra de quién o qué? -cuando soltó aquella pregunta, lo supo.

Seokjin se quedó mirando a la nada y TaeHyung tragó saliva, acercándose a él.

-Hyung, ¿qué te pasó hoy? -susurró su pregunta con temor.

Seokjin relamió sus labios y lo miró-. Eso no importa. No serás un escudo de nada ni nadie, ¿me oíste? Si nada puede acercarse a ti, entonces deberías... -Seokjin apretó sus labios. TaeHyung abrió sus ojos enormes-. Deberías alejarte de mí.

-¡No lo haré!

-¡No serás mi jodido escudo o lo que sea que eso signifique! -exclamó el mayor, alejándose de TaeHyung mientras este se acercaba a él.

-Podemos hacerlo funcionar si sirve para que estés a salvo.

-He hecho esto demasiadas veces y no necesité más que mis amuletos. No voy a usar a un ser humano. ¿Quién sabe qué tipo de daño te haría? -Seokjin volvió a alejarse.

TaeHyung se sentía horrible ante la imagen del escritor huyendo de él.

-Mi alma está protegida, no debería sucederme nada. Tú te encargaste de eso. Déjame cuidarte, puedo hacerlo, no tienes que estar solo.

-No voy a ponerte en peligro.

-¡Yo no lo estoy, no pueden acercarse a mí! ¡Tú eres quien está en peligro! -gritó TaeHyung, cansado de ver a Seokjin alejarse de él y ser un jodido testarudo.

Pero aquellas palabras resonaron tan fuerte que Seokjin sintió una expansión de energía que lo atravesó y sacudió su cuerpo, moviendo sus pies fijos del suelo. Se sintió mareado y no comprendió. Su visión fue levemente borrosa y cayó hacia atrás.

-¡Jin! -TaeHyung cayó a su lado para sostenerlo, pálido de la preocupación.

Pero TaeHyung no vio lo que Seokjin sí, detrás de su espalda, específicamente fuera de su ventana.

-C-cierra las cor... las cortinas. Ciérralas -pidió Seokjin con dificultad.

TaeHyung lo sostenía por los hombros, preocupado, hasta que registró la orden y volteó a ver. En la ventana, fuera de esta, una imagen oscura. La misma que vio en la habitación de Seokjin en la isla, la misma que persiguió a Seokjin después de su firma de libros (pero TaeHyung no lo sabía aún) La piel pálida, el cabello sobre el rostro que apenas dejaba vislumbrar un semblante siniestro.

TaeHyung sintió su corazón palpitar con fuerza. Corrió en dirección a la ventana y cerró las cortinas, pero incluso antes de eso, el espíritu ya se había ido.

Seokjin respiraba con dificultad, aún de rodillas en el suelo. TaeHyung se arrodilló a su lado, sosteniéndolo con firmeza.

-Hyung, ¿estás bien? -preguntó TaeHyung, su voz temblando de preocupación-. ¿Cómo te sientes? Hyung...

Antes de que Seokjin pudiera responder, su teléfono comenzó a sonar. TaeHyung lo sacó del bolsillo de Seokjin y vio el nombre "DoHwan" en la pantalla.

-DoHwan -dijo TaeHyung, acercando el teléfono a Seokjin.

Seokjin tomó el teléfono con manos temblorosas, respiro bocanadas de aire y contestó.

-¿DoHwan? -atendió, tratando de mantener la calma.

-Seokjin, se confirmó la fecha y hora -exclamó DoHwan al otro lado de la línea-. La cita con tu padre sería para mañana a las 10 a.m. Es su última petición antes de la ejecución. Tú decides si la tomas o la dejas.

Seokjin sintió un escalofrío recorrer su espalda. El hombre que había intentado sacrificarlo en el pasado, el hombre que lo había marcado con la visión de ver a los muertos, estaba a punto de reaparecer en su vida una vez más. Ya era una reunió segura.

Aspirando con fuerza, asintio-. Gracias, DoHwan. Estaré ahí -respondió Seokjin, su voz apenas un susurro.

-Ten cuidado mañana -pidió DoHwan.

El escritor apretó sus dientes y miró hacia la cortina que cubría su ventanal-. No puede hacer mucho dentro de una prisión. Jamás hizo nada, no comenzará ahora.

Había algo más cazandolo y cerrar el capítulo con su padre solo era algo que debía de hacer. Que necesitaba hacer, para cerrar sus propias heridas, luego se encargaría del verdadero problema aquí.

-Te veré mañana. Estaré ahí para ti y no acepto un no como respuesta, avisame cuando llegues -dijo DoHwan antes de colgar.

Seokjin dejó caer el teléfono y miró a TaeHyung, que lo observaba con preocupación.

-¿Qué pasó? -preguntó TaeHyung, su voz llena de ansiedad.

-Mañana a las 10 a.m. -respondió Seokjin, su voz temblando-. Voy a cerrar un capítulo con mi padre. Es su última petición antes de la ejecución y se la daré.

TaeHyung lo abrazó con fuerza, fue repentino para el escritor cuando el chico se aferró con fuerza, susurrando palabras de consuelo.

-No estás solo, hyung. Estaré contigo -dijo TaeHyung, decidido.

Seokjin se apartó ligeramente, aunque adoraba el calor corporal del chico, tuvo que endurecer sus expresiones y mirarlo con decisión.

-No, TaeHyung. No puedes venir conmigo -dijo Seokjin, su voz firme pero cargada de emoción.

-¿Por qué no? -preguntó TaeHyung, sorprendido y herido.

-Porque no quiero ponerte en peligro. Lo que pasó antes no fue por el espíritu, fue por ti. La onda expansiva de energía que salió de ti me afectó -explicó Seokjin, tratando de mantener la calma-. Te ves bien, pero esa cantidad de energía usada sin tu consentimiento podría ser letal.

TaeHyung lo miró, incrédulo-. Pero yo no quise hacerte daño. Solo quiero ayudarte. Y no sabía que fue mi culpa. Lo lamento -se apresuró a decir. No había calma en su voz.

-Lo sé, pero no puedo arriesgarme a que algo te pase -dijo Seokjin, mordiendo su labio inferior y poniendo su mano en la mejilla de TaeHyung-. En estos días en que estuvimos lejos, me di cuenta de que mis sentimientos por ti son demasiado fuertes. No puedo soportar la idea de que te lastimen por mi culpa -su voz se quebró.

TaeHyung sintió una mezcla de alegría, tristeza y frustración-. Hyung, no puedes enfrentar esto solo. Déjame estar a tu lado, puedo hacerlo. Estoy protegido gracias a ti.

-Estás maldito, gracias a mí -corrigió Seokjin entre dientes. TaeHyung lo miró con pesar y negó con la cabeza-. No, TaeHyung. No me importa si viniste creyendo que debes cuidarme. Tú no serás escudo de nada. Es por tu propio bien -respondió Seokjin, alejándose de él.

TaeHyung lo observó, con lágrimas en los ojos, mientras Seokjin se dirigía a la ventana y abría nuevamente la cortina. No había nada allí. El escritor suspiró, sus hombros decayeron.

TaeHyung sabía que Seokjin solo quería protegerlo, pero no podía evitar sentir que lo estaba dejando atrás.

-Vine para protegerte. Debo ir contigo, si vas a ver al hombre que te hizo daño, quiero estar ahí -suplicó, acercándose a Seokjin.

El escritor estaba de espaldas al chico, viendo la ciudad que se proyectaba ante él. No había nada allí. Ni una señal del espíritu que lo estuvo cazando ese día. El malestar no fue el mismo que en la tarde. Definitivamente, el espíritu acosándolo no le hizo nada. Solo observó, estudió a TaeHyung. Su fuerza, su energía. Aquello fue lo que lo golpeó repentinamente.

Si TaeHyung usaba aquello en demasía, solo debía de ser desgastante y peligroso. Nunca se cruzó con alguien que pudiera hacer eso. No sabía las consecuencias de ser un escudo y necesitaba averiguarlo, pero no lo haría exponiendo al chico.

No a TaeHyung.

-Jin...

-No te imaginas lo extraordinario que eres y lo mucho que deseo cuidarte en este momento -exclamó sin verlo.

Podía sentir el calor del cuerpo de TaeHyung pegado a su espalda. Podía sentirlo allí.

-Sí puedo imaginarlo -susurró TaeHyung-. Siento lo mismo por ti. Eres extraordinario y quiero cuidarte. Puedo hacerlo, hyung -susurró, tomando a Seokjin del brazo.

Seokjin se giró lentamente, encontrándose con los ojos llenos de lágrimas de TaeHyung. La cercanía entre ellos era palpable, y el silencio de la habitación solo hacía que sus corazones latieran más fuerte.

-TaeHyung, no quiero que te pase nada malo. No podría soportarlo, ¿entiendes eso? Esto no es un juego -dijo Seokjin, su voz apenas un susurro.

TaeHyung acarició suavemente la mejilla de Seokjin. El escritor aspiró fuertemente y cerró los ojos, intentando no lanzarse desesperado hacia el dulce tacto, mientras los dedos de TaeHyung trazaban un camino de ternura y consuelo.

-Hyung, estoy aquí porque... -TaeHyung pasó saliva-. Me preocupo también. No hay nada que me importe más en este momento que estar a tu lado y protegerte, como tú lo has hecho conmigo -respondió TaeHyung, acercándose aún más.

Seokjin sintió cómo su corazón se derretía ante las palabras de TaeHyung. Sin poder contenerse más, lo atrajo hacia sí, envolviéndolo en un abrazo cálido y protector. TaeHyung se acurrucó contra su pecho, sintiendo la seguridad y el amor que emanaban de Seokjin.

-Prométeme que no te pondrás en peligro por mí -pidió Seokjin, sus labios rozando la frente de TaeHyung.

TaeHyung frunció el ceño y apretó los labios-. Prométeme que no me apartarás de tu lado -respondió, levantando la mirada para encontrarse con los ojos de Seokjin.

El mayor suspiró, su resistencia aún presente-. No puedo prometerte eso, TaeHyung. No quiero que te arriesgues por mí. No puedo soportar la idea de que algo te pase por mi culpa. Te lo dije y lo repito.

TaeHyung lo miró con determinación-. Hyung, no puedes enfrentar solo lo que sea que esté sucediendo o esté a punto de suceder. Déjame estar a tu lado, puedo hacerlo. Estoy protegido gracias a ti.

-No, TaeHyung. No me importa si viniste creyendo que debes cuidarme. Tú no serás escudo de nada. Es por tu propio bien -respondió Seokjin, alejándose de él.

-¡Te lo debo! -exclamó TaeHyung con un nudo en la garganta.

Seokjin se volteó a verlo con el ceño fruncido, se acercó y lo tomó una vez más por los hombros-. Tú no me debes nada -dijo con firmeza.

TaeHyung asintió con la cabeza-. Te debo mi vida. No estaría aquí si no fuera por ti y si ahora debo ser yo tu amuleto o tu escudo, deberías dejar de ser un testarudo de lo peor y dejarme acompañarte de ahora en más.

Seokjin suspiró y dejó caer la cabeza, soltando a TaeHyung mientras se frotaba el rostro-. El único testarudo eres tú. No te salvé la vida para ponerte en peligro y salir beneficiado. Ni siquiera sabemos de qué debes protegerme.

-De esa cosa que te anda persiguiendo. ¿Lo viste hoy, cierto? -preguntó TaeHyung-. Tu amigo se refería a eso esta tarde.

Seokjin cruzó los brazos y lo miró, apretando fuertemente los dientes.

-Se acercó demasiado -respondió, luego suspiró mirando a la ventana a su derecha-. Conozco a una chamana de confianza que me ha ayudado mucho en estos años. Iré a verla, hablaré con ella mañana.

-Iremos -añadió TaeHyung. Se ganó una mirada de reprimenda por parte de Seokjin-. Oye, no me quieres contigo cuando veas a tu padre. Bien, carajo. Pero yo no me subí a un maldito ferry solo, lleno de ansiedad y temor, para que me tuvieras encerrado en tu apartamento como tu sucio secreto.

Seokjin alzó las cejas, su mandíbula cayó de la sorpresa por la respuesta firme del chico que hasta el momento venía vulnerable.

-No eres mi sucio secreto -respondió con labios abultados-. Eres alguien importante a quien deseo proteger. Casi mío -susurró apartando la mirada.

TaeHyung sintió un cosquilleo placentero en la nuca y evitó reír. Seokjin no iba a distraerlo de nuevo.

-Dime dónde verte cuando vuelvas de la reunión con tu padre -pidió con firmeza.

Seokjin lo miró y suspiró-. Te enviaré la dirección a tu teléfono. Ahora termina de comer, ¿de acuerdo? Luego vamos a la cama.

TaeHyung aspiró con fuerza, intentando no sentirse nervioso por dormir toda una noche con Seokjin otra vez. Así que se puso serio, frunció el ceño y señaló con la cabeza la ventana.

-¿Y si vuelve?

Seokjin miró nuevamente hacia el mismo lugar que TaeHyung. Sus pasos lo llevaron hacia el escritorio donde tenía su notebook. Abrió el cajón y sacó un talismán sobre papel antiguo, y TaeHyung lo reconoció como un signo de protección, el mismo que le dio cuando estaba en coma y que le volvió a dar al despertar. Miró atentamente cómo el escritor pasaba su dedo índice y medio por la tinta seca, sin entender aquello. Pero escuchó a Seokjin murmurar palabras ininteligibles y lo observó acercarse a la ventana. Levantando su brazo derecho, Seokjin dibujó algo sobre el vidrio, cerrando los ojos para concentrarse. Cuando dibujó lo que parecía el trazo final, un destello se dejó ver por unos segundos y TaeHyung se sorprendió al ver el mismo símbolo con una refulgente luz que especificaba sus trazos sobre el vidrio de la ventana, para luego desaparecer.

-Oh, tú hiciste eso... ¿Eres hechicero o algo así? -preguntó sorprendido.

Seokjin rió ladino y cerró las cortinas.

-Algo así -se burló brevemente-. Vamos a comer. Me espera un día largo mañana.

-Nos espera -recalcó el más joven.

Seokjin rodó los ojos, fue un ademán dulce. Pero luego de eso no hubo más quejas ni ruegos. TaeHyung se dejó llevar a la habitación del escritor y se dejó abrazar por este tanto como lo abrazó con fuerzas.

No importaba lo que Seokjin dijera, él había ido para cuidarlo de esa cosa que lo estaba cazando y lo haría. Él cuidaría de Seokjin.

Seokjin se rehusó a que TaeHyung anduviera solo por Seúl y mucho menos que intentara llegar al bosque por su cuenta. Así que, luego de la reunión con su padre, Seokjin fue en busca del chico y ahora estaba en sumo silencio en el vehículo camino a ver a Hye, la chamana de confianza que le había enseñado prácticamente todo lo que sabía.

Y debido a su talento, él le había enseñado muchísimo a ella también.

TaeHyung tragó saliva y lo miró-. Te ves agotado, ¿estás bien? -preguntó preocupado.

Seokjin sonrió débilmente-. Fue una reunión emocionalmente agotadora -respondió.

TaeHyung quiso saber más al respecto, pero contrario a eso no indagó-. ¿Viste a esa cosa dar vueltas?

Seokjin suspiró y se sumió en sus recuerdos:

(Ese día a las 10:00 am en el centro de detención de Dongbu, Seúl)

Seokjin estaba esperando a ser llamado por los oficiales para proceder a tener la reunión con su padre cuando una figura se sentó a su lado.

-Desgraciado, si yo no vengo tú no me llamas para avisarme como acordamos ¿No? -exclamó la voz de DoHwan.

Seokjin sonrió sin ganas y lo miró-. ¿En algún momento trabajas?

DoHwan rió secamente con él-. Lo mismo me pregunto sobre ti.

Seokjin suspiró-. No tenías que venir, ¿lo sabes, no?

-Iba a venir de todas formas, ¿lo sabías, cierto? -dijo DoHwan. Seokjin lo miró y sonrió ladino-. El boquifloja de SeHun dijo que estabas con un chico guapo que conociste en la isla -mencionó mirando a la puerta que debería abrirse para llevar a Seokjin al salón especial donde tendría su reunión.

-Es TaeHyung, vino solo desde la isla para verme -respondió suavemente.

DoHwan asintió en silencio-. No me lo contaste.

- ¿Qué tenemos, dieciséis? -se mofó el escritor brevemente.

DoHwan soltó una risa seca-. Soy tu mejor amigo. Tampoco me dijiste que te sentiste mal en tu firma de libros. Me enteré de todo eso por tu manager -DoHwan finalmente lo miró.

Seokjin no lo hizo, por lo que su amigo solo contemplaba su perfil.

-Pasaron muchas cosas, te las hubiera contado en un día o dos.

- ¿Qué sucedió ayer, Jin? -preguntó de inmediato-. Sehun dijo que actuabas como un lunático. Como si vieras algo que no estaba allí, pero que solo tú podías ver.

Seokjin suspiró y finalmente despegó la vista de la puerta-. Me traje algo de la isla. Un espíritu o un alma negra. No está constantemente sobre mí, pero anda rondando. Ayer se acercó demasiado.

- ¿Cómo es posible eso?

Seokjin se encogió de hombros-. Quizás necesito otro tipo de talismán. Quizá tenga muchos años y no sirvan los típicos escudos que tengo hasta el momento -la voz de Seokjin era calmada.

- ¿Qué vas a hacer? ¿Esa cosa podría matarte? Aún recuerdo cuando te perseguía de cerca el alma de esa mujer. Te drenan la energía, es peligroso.

-Lo sé -Seokjin suspiró-. Veré a Hye. Tengo una cita con ella hoy al salir de aquí. Me ayudará.

- ¿Estás seguro? -preguntó su amigo.

-Eso espero -Seokjin relamió sus labios-. Hay más.

DoHwan lo miró atentamente-. Dime.

-TaeHyung puede ver a las almas en pena y espíritus errantes.

- ¿El chico tiene la visión como tú? -preguntó su amigo sorprendido-. ¿Ya era así? -cuestionó, Seokjin negó-. ¿Y eso es malo?

El escritor suspiró-. Un alma antigua de su isla le dijo que era un escudo para mí debido a que el talismán que le di cuando era un alma se aferró a esta. Él no necesita cargar con protección extra como yo. Su alma está marcada, pero positivamente hablando -respondió suspirando.

DoHwan entendió todo en un segundo. Seokjin era de pocas o justas palabras y DoHwan de rápido entendimiento con su mejor amigo-. Temes ponerlo en peligro debido a eso.

Seokjin asintió, suspirando y frotándose el rostro-. Él vino para protegerme porque dice que estoy en peligro y es debido a esta cosa que me persigue desde la isla. Quiero ver a Hye, que refuerce mis talismanes. Que me dé otras opciones, pero no a él. No es así como lo quiero en mi vida.

-Oh -fue todo lo que su amigo dijo. Seokjin lo miró un breve momento con ojos vulnerables-. Amigo -susurró, entendiendo que los sentimientos de Seokjin eran importantes.

Pero no pudieron continuar con la charla debido a que el oficial a cargo de vigilar la reunión de Seokjin y su padre salió por esa puerta que había estado mirando los últimos treinta minutos y lo llamó.

-Su padre está esperando, señor Kim -dijo respetuosamente un joven no más grande que TaeHyung.

Seokjin asintió y se puso de pie, mirando a DoHwan una última vez.

-Te espero aquí, si no me llaman de urgencia -exclamó su amigo.

Seokjin sonrió sin ganas-. No querré hablar luego, ven aquí -tiró de DoHwan y le dio un abrazo firme. Su amigo palmeó su espalda y entendió que Seokjin le agradecía su visita, pero que no iba a querer verlo luego.

-Bastardo solitario -susurró DoHwan-. Al menos dime si estás vivo al salir.

Seokjin rió y lo apartó-. Claro. Ve.

Sin más pérdida, se separó de DoHwan y siguió al joven oficial por un pasillo sin vida y silencioso. Demasiado pulcro y limpio, con colores blancos y grises. Era deprimente y ponía a Seokjin demasiado ansioso. Su pulso estaba acelerado y, si bien no estaba exactamente calmado durante la espera, ahora se sentía peor. Su estómago estaba revuelto, pero sabía que así se ponía cuando sentía nervios.

No veía a este hombre desde hacía añares, aquella última vez cuando solo tenía dieciocho años. Y nunca más, y no es como si lo hubiese dejado hablar, fue solo un duelo de miradas en el que le costaba ver lo demacrado que el hombre estaba y lo poco que podía sostenerle la mirada.

Ahora, cuando la puerta principal se abrió, Seokjin aspiró con fuerza. Esta reunión fue pedida por su padre, no por él. Él solo escucharía lo que tenía para decir y sería su último acto de misericordia con ese hombre.

Al entrar en la habitación, el tipo avejentado frente a él, con cadenas en pies y manos, vistiendo un mameluco gris, se puso de pie de inmediato:

-Seokjinnie -exclamó Kim JiHyuk con una sonrisa temblorosa.

Seokjin tragó el nudo en su garganta y saludó al guardia que estaba en una esquina con un ademán de cabeza. Luego avanzó, mirando sus propios pies, llegó a la silla frente a su padre y tomó asiento. Recién ahí, alzó su mirada para ver a los ojos al hombre que lo marcó de la peor forma posible.

-Hola, hijo -susurró con una sonrisa débil. Seokjin no dijo nada, no lo saludó, no sonrió, solo miró y JiHyuk suspiró tomando asiento-. Gracias por venir. Intenté ver a tus hermanas y a su madre, pero todas se rehusaron.

El tipo hablaba rápido y movía sus manos encadenadas con la sonrisa más incómoda en su rostro. Miraba a Seokjin, pero no obtenía respuesta alguna.

-Por favor, di algo -suplicó JiHyuk.

Seokjin aspiró notoriamente y apretó sus dientes. Mirar a su progenitor no era tarea fácil; en sus peores pesadillas, recordaba a este hombre intentando sacrificarlo con la sonrisa más siniestra jamás vista.

-Tú me citaste -respondió el escritor-. Di lo que tengas que decir y saldré por esa puerta para no volver a verte ni pensar en ti, nunca jamás de nuevo.

Los ojos negros de JiHyuk se llenaron de lágrimas. Seokjin no pudo creerlas, no le interesaba creerlas.

-Tienes razón. Estoy haciendo que pierdas tu tiempo -dijo moviendo sus manos encadenadas. Se veía nervioso, vulnerable. Para nada el ser nefasto y malvado que Seokjin recordaba.

Por un momento, le recordó al paseo antes de la pesadilla que este hombre miserable le dio, haciéndole creer a un pobre niño que estaba siendo cuidado y querido, cuando solo estaba siendo tratado como cerdo camino al matadero.

Kim JiHyuk sonrió incómodo, Seokjin no respondió. Parpadeó sin dejar de verlo y eso puso los nervios de su padre de punta.

-Yo solo quería tener la chance de decir que lamento mucho la forma en que perdiste a tu madre. Ella era una m-...

-Cierra la boca -ordenó Seokjin entre dientes. Su padre alzó la mirada sorprendido ante la voz plana y grave de su hijo-. Tú no tienes derecho a mencionarla. Tu sucia boca no es digna de hablar de ella, ¿me oíste?

Su padre alzó sus manos en son de paz-. Lo lamento, hijo -dijo su padre.

Seokjin apretaba sus dientes y sus uñas romas se clavaban en sus palmas cada vez que escuchaba a este monstruo llamarle "hijo".

-Haré esto lo más corto posible -mencionó, sus manos de nuevo eran un manojo de nervios moviéndose constantemente-. El oficial aquí tiene algo para ti de mi parte.

-No aceptaré nada que venga de ti -exclamó Seokjin entrecerrando sus ojos.

El oficial ya estaba en camino, depositando sobre la mesa una pequeña bolsa de tela de pana de un color azul cielo.

Su padre alzó sus cejas preocupado-. No es mío. Era de tu madre -añadió. Seokjin miró la pequeña bolsita con más detenimiento-. Es un anillo. Ella me visitó un día, el único -contó nervioso, moviendo sus manos. Las cadenas resonaban cada vez que lo hacía-. Me dijo las peores cosas que tenía merecido oír y me entregó un anillo que usaba como representación de nuestra relación.

-Era tu amante. ¿Por qué siquiera jugaste con ella dándole un anillo? -cuestionó el escritor entre dientes.

Su padre negó-. Yo era una porquería.

-Eres.

Su padre asintió-. Ella lo compró para sí misma, tiene una piedra con tu color favorito. Lo compró en representación de... -agachando la cabeza susurró-, nuestro amor. Tú eras el fruto de eso para ella. Por eso el anillo tiene una piedra púrpura. Es una representación tuya, pero en su momento me lo entregó con rabia y supuse que en realidad te pertenece a ti. Ella lo hubiera querido de esa forma si lo hubiera pensado con calma.

Seokjin sintió su corazón acelerado. Sus dientes apretados dolían, sus ojos se sentían levemente húmedos ante el recuerdo de su madre y la mirada ansiosa de su padre esperando a que viera el anillo le molestó. Seokjin sabía la historia del mismo, pero nunca supo que su madre se lo entregó a Kim JiHyuk o que siquiera lo había visto de nuevo. Sus manos se dirigieron a la pequeña bolsa de pana suave, la abrió y efectivamente el anillo que recordaba haber visto de pequeño en el dedo corazón de su madre estaba allí.

La revolución emocional dentro del pecho de Seokjin lo hizo apretar sus dientes otro poco para evitar llorar como un niño pequeño. Tomando el objeto, lo miró y le pareció hermoso. Un desperdicio que su madre lo tuviera por este hombre, pero era verdad que lo representaba a él.

-Fuiste el único amor de tu madre. No soy merecedor de seguir guardando algo tan mportante que ella compró con el sudor de su frente en representación tuya. Tú eras lo más valioso para ella, tú eras quien nos unia.

Seokjin sintió la humedad en sus mejillas, no supo en qué momento las lágrimas salieron pero tuvo que respirar con labios entreabiertos porque sentía que se ahogaba por contener el llanto. El anillo entre sus dedos era pequeño y delicado, tenía algo grabado en su interior. Era su propio nombre y fecha de nacimiento. Se sintió como un niño necesitado de un abrazo maternal y pudo sentir a flor de piel lo roto que estaba.

-No lo aceptes por mí, hazlo por ella -susurró JiHyuk intentando sostener las manos de Seokjin.

Sin embargo, el escritor se puso de pie de inmediato, alejándose del tacto y limpiando su rostro con brusquedad. Tomó la bolsa de pana delicada y guardó el anillo allí. Pensó en decir "gracias", pero palabras de agradecimiento era lo último que tenía para este hombre. Lo miró una ultima vez, se dió media vuelta y salió de allí.

-Ven a verme -exclamó Kim JiHyuk. Seokjin se detuvo frente a la puerta de salida-. Quiero ver un rostro familiar antes de irme. Permite que sea el tuyo, hijo.

Seokjin aspiró, su mentón tembló, su interior revolucionado y sus ojos ardiendo-. Bien.

Fue todo lo que dijo antes de que abrieran la puerta y le permitieran salir de allí, finalmente.

Seokjin salió del centro de detención con pasos pesados, sintiendo el peso de la conversación aún sobre sus hombros. El aire frío de Seúl le golpeó el rostro, despejando un poco la niebla de sus pensamientos. Caminó hacia su auto y se subió, cerrando la puerta con un suspiro.

Mientras conducía, la bolsa pequeña con el anillo de su madre descansaba en el asiento del pasajero. Seokjin no podía dejar de pensar en las palabras de su padre y en el doloroso pasado que había intentado dejar atrás.

De repente, en un cruce desierto, Seokjin vio una figura oscura en el retrovisor. Su corazón se aceleró al reconocer la presencia del espíritu oscuro que lo había estado persiguiendo desde la isla. La figura se desvaneció tan rápido como él cuando giró, dejándolo con una sensación de inquietud.

Seokjin respiró profundamente, tratando de calmarse. Sabía que el espíritu no le había hecho nada esta vez, pero su presencia era un recordatorio constante del peligro que lo acechaba.

En un semáforo en rojo, Seokjin tomó el anillo y lo observó detenidamente. La piedra púrpura brillaba con una intensidad que parecía casi mágica. Consideró ponérselo, sintiendo que de alguna manera podría darle la fuerza y protección que tanto necesitaba. Con un suspiro, lo guardo en el bolsillo de su camisa, cerca de su corazón, sintiendo una conexión inmediata con su madre. Pero esperaría a verificar que el objeto estuviera bien.

El semáforo cambió a verde y Seokjin continuó su camino, con una nueva determinación. Sabía que aún tenía mucho por enfrentar, pero con el anillo de su madre como un recordatorio de su amor y fuerza, sentía que podía encontrar la manera de seguir adelante. Esperaba estuviera limpio para poder usarlo. Con una nueva determinación, se preparó mentalmente para su cita con Hye, decidido a encontrar una solución para el espíritu oscuro que lo perseguía y poner a TaeHyung y a el mismo salvo.

El siguiente es el epílogo y se resolverán las últimas dudas. Gracias por su apoyo y paciencia 🥹✨💕

Con amor niñita Nanykoo 💜

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