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🎼8vo

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TaeHyung sonreía por poner a SeokJin nervioso, pero le daba ventaja. Al fin de cuentas, si estarían todo el día encerrados debido a la lluvia violenta que se estaba dando afuera. Él debía ser paciente y no tan hormonal, SeokJin también lo deseaba, sólo no parecía estar acostumbrado a poner sus necesidades por encima de sus problemas. Y a veces era necesario. De todas formas no podían avanzar demasiado sin tanta información. TaeHyung suspiraba y comenzaba a poner la mesa bajo la atenta mirada de un SeokJin que preparaba dos platos llenos de ramen.

Minutos más tarde, estaban sentados sobre la mesa con una lluvia intensa de música de fondo. También había música, pero la lluvia torrencial ganaba todo el protagonismo. La tensión entre ellos también.

— Es la segunda vez que como algo cocinado por ti y me siento increíblemente saciado... Cómo si no hubiera comido en meses —mencionaba TaeHyung sonriente.

SeokJin sonreía—. Puedo hacer café para compartir con tu budín de limón —decía poniéndose rápidamente de pie. TaeHyung sospechaba que quizás se trataba de evitar la intimidad con él. Pero lo tomaba con calma.

— Prefiero té —mencionaba llevando los platos a la pileta.

SeokJin asentía—. En internet no hay información sobre lo sucedido con ustedes. Intenté investigar por ese medio, pero- ...

— La compañía de barco donde viajamos silencio a la prensa. No es algo malo, ellos realmente se hicieron cargo de todo y las familias prefirieron que era mejor así —mencionaba TaeHyung alcanzando  el budín y cortando un pedazo para cada uno.

SeokJin suspiraba y lo invitaba al living. TaeHyung lo seguía y se acomodaba cerca de él.

— Hay más lugar en el sofá —mencionaba SeokJin.

TaeHyung sonreía y se acercaba otro poco—. Sé que tienes una especie de misión ahora, pero no tenemos más nada con lo que trabajar. Podríamos simplemente... —el chico relamía sus labios y se acercaba a SeokJin.

El escritor suspiraba—. Si bien tienes razón sobre no tener nada con lo que trabajar, tienes que dejar de insistir.

— ¿Por qué? —TaeHyung subía sus piernas al sofá quedando de rodillas al lado de SeokJin.

— Porque se me están acabando las excusas para rechazarte —decía SeokJin con seriedad, bebiendo un sorbo de su café.

TaeHyung resoplaba, pero no se quedaba de brazos cruzados, estirando su mano cuando SeokJin dejaba de beber el café, tomaba su mentón y lo hacía mirarlo.

— Tae... —la voz de SeokJin era firme, con un borde ronco y sin aliento que le decía a TaeHyung que no estaba del todo decidido a decirle que no.

— Hyung... —susurraba el chico—. Solo un beso. Si no te gusta, no insistiré —murmuraba.

— Sabes que me gusta... —respondía SeokJin para su sorpresa.

— Entonces deja de pensar en los que ya no están aquí y piensa en ti. En nosotros, todavía estamos vivos —susurraba TaeHyung acercándose, mordiendo sutilmente el labio inferior de SeokJin.

Sentía el aire que el escritor soltaba por sus fosas nasales y cuando creía que este iba a empujarlo una vez más, SeokJin tomaba su rostro y asaltaba su boca con decisión y precisión. Tan al punto de lograr que TaeHyung gimiera otra vez en su boca. Sorprendido y complacido al mismo tiempo.

La lengua de SeokJin tomaba posesión de la boca del chico y casi literalmente volvía a derretirse y volverse dócil en la boca de SeokJin. Y ansioso por más. TaeHyung no era un chico virgen, pero su historial no tenía un hombre del calibre de SeokJin y por eso se sentía que estaba volando con esos besos apasionados que lo dejaban crudo y temblando.

No lo pensaba dos veces cuando se subía encima del escritor a horcajadas sorprendiendo al mismo con su movimiento. El sonido de besos apasionados y desesperados eran más fuerte que la mismísima lluvia en los oídos de SeokJin y TaeHyung.

— T-Tae-... TaeHyung —llamaba SeokJin entre besos. Acunando el rostro del chico lo miraba fijo.

Las pupilas de TaeHyung estaban dilatadas al punto de parecer drogado.

— ¿Por qué paramos? —preguntaba confundido, intentando besar a SeokJin otra vez.

Lo lograba, otro beso desgarrador entre mordidas que se daban ambos y TaeHyung se movía encima de SeokJin dejando sus intenciones muy claras.

— Para un momento... —pedía SeokJin poniendo su mano en el cuello del chico para empujarlo. TaeHyung tenía una puchero otra vez, pero sus labios hinchados y rojos le daban a SeokJin una sensación de poder indescriptible. Unas ganas de poseerlo, imposibles de ignorar

— ¿Por qué me detienes? —preguntaba confundido—. Hyung, en serio. No soy un niño aunque quieras llamarme así. Ni soy tan inocente y mucho menos virgen —añadía con urgencia en su voz.

SeokJin suspiraba—. Woah, aprecio la sinceridad. Y no, no esperaba que fueras virgen, pero no vine a esta isla preparado para... Follar con alguien más, así que deberías detenerte porque no tenemos nada para seguir adelante con esta locura. Y los besos son demasiado.

TaeHyung suspiraba—. ¿Yo te gusto? —preguntaba el chico, SeokJin rodaba sus ojos—. Solo responde.

— Desde la primera vez que te vi —decía SeokJin sin infección en su voz.

TaeHyung sonreía—. Perfecto. Esto no es una locura, son dos personas que se gustan y tienen necesidades.

— No voy a follarte —repetía SeokJin.

— Pero yo tengo lo necesario para eso —decía TaeHyung.

SeokJin abría sus ojos llenos de sorpresa, por supuesto que el chico iba a tener todo meticulosamente preparado.

— Apenas me conoces —soltaba SeokJin.

TaeHyung suspiraba y dejaba caer su frente sobre la de SeokJin—. Estoy seguro que ambos hemos follado con gente que ha sabido menos de nosotros a comparación de ti y de mí que, sabemos bastante. Especialmente las cosas más jodidas en la vida del otro. ¿O me equivoco? ¿A cuantos hombres les has contado lo que te sucedió? ¿Lo que haces? ¿Lo que ves?

— A mi mejor amigo —decía SeokJin, TaeHyung le hacía una mueca que dejaba en claro que eso no contaba y SeokJin reía—. De acuerdo, de acuerdo. Tienes razón, he follado en el pasado con hombres de los cuales ni siquiera recuerdo su nombre.

TaeHyung sonreía satisfecho—. ¿Y cuál es mi nombre?

El escritor entrecerraba sus ojos—. Muy divertido ¿No?

TaeHyung se encogía de hombros y se levantaba del regazo de SeokJin en dirección a la canasta de dónde sacaba un paquete—. Vamos a tu habitación —mencionaba el chico extendiendo su mano decidido.

SeokJin suspiraba y mordía su labio inferior—. Es tan irresponsable —susurraba viendo la mano extendida del chico.

— Estoy seguro que se te permite ser un poco irresponsable por al menos una vez —decía el chico—. Sé irresponsable conmigo.

SeokJin relamía sus labios, la lluvia constante y estruendosa fuera de la casa y TaeHyung con esa mirada sensual y sonrisa para nada inocente, era todo un combo para el desastre.

Un desastre que le resultaba cada vez más imposible de evitar.

Tomando la mano de TaeHyung, SeokJin se dejaba llevar a su habitación por el chico quien caminaba de espaldas para verlo con una sonrisa dulce y traviesa que hacía estragos con el interior de SeokJin.

— Vas a tropezar si sigues viéndome —mencionaba SeokJin.

TaeHyung resoplaba y tiraba de él para juntar sus cuerpos y de inmediato los brazos de SeokJin rodeaban su cintura mientras él acunaba el rostro de escritor y lo besaba. Un beso que borraba de a poco las resistencia de SeokJin con cada mordida y succión de la boca ajena. Haciéndole recordar que básicamente sí merecía un break, un poco de diversión. Un poco de la pasión insistente de este chico que lo había dejado sin palabras desde la primera vez que lo había visto.

SeokJin no podía asegurar tener un tipo de hombre, pero TaeHyung encajaba muy bien sus gustos, excepto la diferencia de edad. Sus ojos grandes de mirada intensa y a la vez inocente. Su cuerpo perfecto que encajaba con el suyo de una forma demasiado extraordinaria. Sus labios carnosos que tenían un sabor único. Su cuerpo vibraba en sintonía con el ajeno mientras era él quien empujaba al chico dentro de su habitación con más ímpetu, mientras las manos de ambos estaban desesperadas por desvestir al otro.

Y repentinamente TaeHyung era todo boca desesperada y piel. Mucha piel que ponía a SeokJin ansioso y deseoso. ¿Cuando le había quitado la camisa?

— Recuestate —se escuchaba a sí mismo decir.

TaeHyung obedecía, agitado y expectante, mientras dejaba a un lado de ellos la bolsa con todo lo que iban a necesitar en ese momento. Parte de él todavía sentía que esto era incorrecto. Pero la otra le decía que dejará de ser tan imbécil y esa misma parte de él, lo hacía caer sobre el cuerpo de TaeHyung para comenzar un camino de besos de su boca a su cuello. De su cuello a su pecho. El chico era sensible por todos lados.

Retorciendose y gimiendo por las manos expertas de SeokJin que sabían dónde tocar y su boca sabía dónde besar. TaeHyung era particularmente sensible en su pecho, lo que llevaba a SeokJin a jugar unos momentos con sus pezones. No había restricciones ya, las había perdido yodas. Así que chupaba  uno pezón y mordía sutilmente mientras el otro era atendido por sus dedos.

No se recordaba a si mismo tan sediento de este contacto físico. Tocar a TaeHyung era todo un subidon de adrenalina y más.

— Baja, baja, baja —pedía el chico empujando sus hombros.

Jin reía, grave y divertido, haciendo cosquillas en el abdomen de un TaeHyung que se sonrojaba aún más. Pero que rápidamente se sentía complacido cuando SeokJin tiraba de sus pantalones hacia abajo y fuera de él. El chico quedaba sin aliento y desnudo sobre su cama. Era un sueño, todo despeinado y ansioso. Piel trigueña marcada por sus besos. Muslos macizos y perfectos, con una bonita polla erecta y con fugas que se posaba justo en su abdomen sutilmente trabajado.

TaeHyung sonreía cuando el escritor se le quedaba viendo y luego se acercaba a la orilla de la cama, sentándose—. Si ya dejaste de admirar. Mi turno —susurraba ronco alcanzando la bolsa que había traído y tirado en la cama.

El chico sacaba una botella de lubricante y condones. SeokJin aún tenía sus pantalones y camisa desabotonada. TaeHyung no lo dejaba pensar dos veces en la situación cuando buscaba bajar la bragueta de su pantalón y desabotonar el único botón que separaban al chico de su furiosa erección. Cuando TaeHyung conseguía desprender el mismo, al igual que él, bajaba el pantalón y boxer de un tirón, recibiendo en su rostro una polla gruesa, larga y con una obcena vena hinchada a un lado y la cabeza roja y brillante.

TaeHyung relamía sus labios—. Debo admitir que es más grande de lo que pensaba.

— Por favor, TaeHyung —Seokjin sentía que su rostro y orejas se prendían fuego.

Relamiendo sus labios y sonriendo, el chico sentado desnudo en la punta de su cama sonreía ladino y tomaba su polla desde su eje y SeokJin apretaba sus dientes. El toque era seguro y los ojos de TaeHyung, hambrientos y curiosos (mirando de su polla a su rostro, constantemente) era una cosa fascinante.

— Tú no tienes que hacer esto si no qu-... Carajo —SeokJin se quedaba sin aliento cuando TaeHyung chupaba su glande con ganas.

Sus piernas habían temblado y agradecía no ser un jodido puberto o hubiera sido vergonzoso venirse con el primer contacto de esa boca y su polla.

— He querido caer de rodillas desde la primera vez que te ví —decía el chico, ahora delineando su vena con esa lengua mientras lo miraba por debajo de sus pestañas—. Y sí . Sí tengo que hacer esto —murmuraba masajeando y desparramando su propia saliva como lubricante para comenzar a mover su mano, y chupar nuevamente la punta.

TaeHyung comenzaba a gemir alrededor y SeokJin respiraba de forma agitada, sus dedos peinaban el cabello de TaeHyung y su labio estaba siendo masacrado entre sus dientes hasta que TaeHyung comenzaba una auténtica felación. Cubriendo con su bonita boca su polla y llevándola hasta el fondo, succionando en su salida y volviendo a empezar.

El sonido obceno de la boca hambrienta del chico con la visión de este, desesperado chupándolo era algo que SeokJin no se había dado el lujo de fantasear, pero que ahora estaba seguro que no borraría de sus recuerdos. TaeHyung lo estaba volviendo loco y haciendo sus piernas temblar cada vez más. Había tomado de sí mismo no follar la boca del chico. Hasta que lo apartaba consciente de que si seguía jugando, se correría, y no lo quería así.

— Ya —empujaba al chico y tiraba de él hacia arriba para un beso sucio con sabor a él y a la boca de TaeHyung.

El gemido al unisono que habían dado, golpeaba a SeokJin justo en sus bolas. Estaba teniendo una resistencia increíble y besaba a TaeHyung demandante mientras se quitaba el resto de sus prendas y quedaba desnudo como el joven ansioso con él, al cual volvía a empujar sutilmente hacia la cama.

— Pon la almohada debajo de ti y date la vuelta —murmuraba SeokJin dicha orden con voz ronca y con calma.

TaeHyung asentía ansioso y obedecía, no había ni un apice de timidez en el chico, claramente muy orgulloso de su cuerpo y sabiendo a la perfección con lo que cargaba. Y el rol que cada uno tendría en este encuentro estaba más que claro.

— Sé que tengo una buena retaguardia, pero me encantaría que dejaras de verme y comenzarás a prepararme —decía TaeHyung.

SeokJin parpadeaba, su cuello rojo y la punta de sus orejas igual. Tomando el pomo de lubricante miraba a TaeHyung por completo una vez más.

— Puedo hacerlo yo mismo si eso no te gusta —decía el chico.

SeokJin lo miraba a los ojos y se subía a la cama cubriendo el cuerpo de TaeHyung con el suyo y tomando su boca en otro beso que los dejaba crudos y deseosos. Volvía loco a TaeHyung tener la polla del escritor pegada a su muslo.

— Me encanta sentirme en el aire cuando me besas. Es extraño —susurraba TaeHyung con ojos húmedos y pupilas dilatadas.

SeokJin mordía su labio inferior una vez más con ganas, sintiendo el sutil sabor a sangre y escuchando como TaeHyung gemía y clavaba las uñas en sus hombros.

— Auch... —repetía el chico después de que SeokJin lo soltara, pero gemía sin problemas cuando este sacaba su lengua y la pasaba como ungüento.

El sonido de la botella de lubricante sonaba y TaeHyung se sentía ansioso. Cuando SeokJin tomaba la botella y desparramaba un poco en sus dedos, TaeHyung, descaradamente separaba sus glúteos mostrando a SeokJin su pequeño y ansioso agujero.

Era sucio. Era crudo y era perfecto.

Se suponía que debía de verter otro poco de lubricante allí, pero contrario a eso caía sobre TaeHyung y daba una lamida codiciosa que hacía temblar y gemir de forma aguda al más joven. Los ojos de TaeHyung casi rodaban hacia atrás y su labio inferior ya lastimado estaba siendo masacrado entre sus propios dientes mientras sentía la lengua de SeokJin empujar dentro con desesperación.

— Mm. Ah... Nunca antes habían-... Joder —el chico mordía la almohada no teniendo lucidez alguna para terminar su frase.

Pero SeokJin presentía que era la primera vez que le hacían anilingus. TaeHyung podía verse para nada tímido, pero seguro como el infierno no era tan experto ni había vivido demasiado aún. Así que sin preámbulos, SeokJin comenzaba a lamer cada región adyacente del agujero de TaeHyung. Su lengua salvaje empujando dentro, lo más profundo posible, haciendo que el chico empujara contra su cara y tomara su cabeza para empujarlo más profundo.

Le gustaba la desesperación de TaeHyung por sentirlo más adentro, así que comenzaba a usar el primero de sus dedos, junto con su lengua y la intromisión sucedía más rápido de los esperado. El chico no se había rehusado a ello en absoluto, su cuerpo totalmente disponible a SeokJin y a lo que quisiera hacerle. Eso ponía al escritor incluso más duro de lo que se encontraba ya, al punto de ser más doloroso.

TaeHyung no tenía reservas con él. Y no dejaba de gemir. La lluvia golpeando la ventana y el techo era una combinación increíble con los gemidos del chico en su cama deshaciéndose por su lengua, y ahora dos de sus dedos. Los mismos se curvaban dentro de TaeHyung y el chico veía fuegos artificiales, los dedos de sus pies se doblaban y su cuerpo temblaba.

— Por favor, por favor, por favor. Pon tu polla en mí o me vendré con tus dedos y tu lengua y no quiero eso... —suplicaba enredando sus dedos en el cabello del escritor.

SeokJin besaba y mordía uno de sus glúteos y miraba a TaeHyung con unos ojos negros y brillantes.

— Aún estás apretado —susurraba con voz ronca.

— No me importa, quiero tu polla —decía ansioso. Su agujero cerrándose alrededor de nada lo ponía tan histérico como deseoso.

Desesperado se ponía de frente a SeokJin y abría sus piernas descaradamente mientras le tiraba un paquete de condones y sonreía ladino. Su cabello era un bonito desastre, su labio inferior tenía un rastro sutil de sangre. Su boca hinchada, su cuerpo hermoso. SeokJin se apresuraba a ponerse el condón y derramar sobre su polla el lubricante.

El chico relamía sus labios ansioso demasiadas veces y esperaba por SeokJin, el escritor se acomodaba entre medio de las piernas del chico y este le sonreía de forma angelical. Un ángel y un demonio. SeokJin lo besaba, ambos se precipitaban contra el otro para encontrarse en otro beso abrumador y desesperado mientras SeokJin se alineaba con cuidado y su punta hacía cosquillas en el agujero ansioso de TaeHyung.

El chico lo besaba y gemía y se empujaba contra su polla sin reservas. SeokJin soltaba su boca y bañaba su mentón con besos húmedos.

— Tranquilo —decía ronco, TaeHyung empujaba y él también lo hacía, con más calma y cuidado—. Tómalo con calma.

— Estoy desesperado —susurraba TaeHyung con un sollozo que sonaba demasiado sexy—. Joder. Eres grande —gemía mientras la punta se forzaba dentro de él, pasaba el esfinter y se hundía en un TaeHyung que tiraba su cabeza hacia atrás.

Ardía. Dolía, pero se pondría mejor. TaeHyung lo sabía.

— Por eso, tómalo con calma —decía SeokJin entre dientes, sintiendo la mitad de su polla forzarse dentro del agujero de TaeHyung.

— Ya tuvimos suficiente calma —decía el chico con sonrisa ladina y ambos empujaban a la misma vez—. ¡Ah, mierd-..!

TaeHyung quedaba con el insulto a mitad de camino, porque la polla de SeokJin tocaba fondo y el escritor lo besaba hambriento. Su lengua follando la boca de TaeHyung al punto en el que el chico se sentía ahogado, pero no podía forzarse a que le molestará. Estaba lleno de SeokJin. Su cuerpo, su boca. Su cabeza. Todo por este hombre. Estaba agitado y ansioso y SeokJin todavía era cuidadoso, apenas moviéndose.

— Ya... Hyung —decía con un gemido, un sollozo doloroso. Retorciendose más.

— Acostumbrate a mi polla. No quiero lastimarte —susurraba SeokJin con un movimiento pélvico suave que raspaba la glándula de TaeHyung con una presión que lo hacía apretar sus piernas alrededor de la cintura de SeokJin—. Aún estás apretado.

TaeHyung sonreía—. Y te encanta.

SeokJin reía nervioso—. Nunca dije lo contrario, niño. Solo ten cuidado y ve con calm-... ¡Ah, TaeHyung!

Un gemido del chico había salido al instante en el que SeokJin había dicho su nombre, todo debido a que TaeHyung los había volteado a ambos y su cuerpo caía sobre la polla de SeokJin causando un fugaz dolor en ambos que estallaba luego en réplicas de puro placer para los dos. TaeHyung tenía su cabeza hacia atrás y la cintura de SeokJin se había encorvado en el proceso. Ambos terminaban jadeando y faltos de aire. Cuando el chico lo miraba sonreía travieso, acunaba el rostro de SeokJin y comenzaba a moverse al ritmo en el que lo besaba.

El escritor abría sus piernas y posicionaba sus talones sobre la cama para que luego de tortuosos minutos en los que TaeHyung se follaba a si mismo con su polla, él tomaba el control y comenzaba a apuñalar cuesta arriba la glándula del chico.

El cuarto era todo gemidos, ruidos de un cuerpo sudado contra otro. Y la lluvia de fondo. TaeHyung parecía una visión, una hermosa visión encima de él, sudado, gimiendo mirándolo y cerrando sus ojos mientras saltaba sobre SeokJin y su bonita y larga polla golpeaba contra su abdomen.

No recordaba su último encuentro íntimo, SeokJin nunca les daba mucho crédito ni un segundo pensamiento, pero este chico quedaría grabado en su memoria. Se sentía perfecto, se sentía intenso y mágico. Golpeando nuevamente hacia arriba TaeHyung se dejaba follar y gemía constantemente. Esa voz grave rota y aguda era un exquisitez para los tímpanos de SeokJin.

TaeHyung era toda una obra audiovisual que SeokJin quería consumir. Sus uñas romas estaban arañando la espalda del chico cuando este caía sobre él y se aferraba mientras SeokJin empujaba hacia arriba y marcaba la espalda de TaeHyung.

La respiración agitada del chico en su oído, su cuerpo sudado y el suyo propio cantando de placer era increíble. Minutos más tarde, depositaba a TaeHyung sobre la cama, alzaba sus piernas sobre sus hombros y comenzaba a dar lo que serían sus últimas estocadas.

— Así, ahí. Por favor, por favor. Estoy cerca, hyung-... —alentaba el chico, llevando su mano a su propia erección y tirando de ella.

Pero la misma era quitada y reemplazada por la gran mano de SeokJin y TaeHyung se perdía. Unas estocadas más, dos o tres tirones y se corría con hilos blanquecinos que salían en gran cantidad. Estaba seguro que incluso uno de sus propios chorros había golpeado su mentón, mientras se retorcía disfrutando las últimas réplicas de ese fuerte orgasmo mientras SeokJin lo embestía unas veces más y se corría con un gemido ronco, temblando sobre TaeHyung y cayendo minutos más tarde sobre su cuerpo sudado y con parte de su corrida en su pecho.

El techo tenía luces de colores para TaeHyung, incluso cuando cerraba los ojos las luces de colores estaban allí, detrás de sus párpados. SeokJin respiraba pacífico encima de él, envuelto entre sus brazos y piernas.

— Dame unos minutos y me movere. Sé que soy pesado —decía el escritor.

TaeHyung reía acariciando su espalda—. No me importa, puedes dormir encima de mí. No me movere, tu polla sigue dentro de mí y puedes dejarla ahí hasta que se ponga dura de nuevo —decía con voz adormilada.

Se sentía agotado, su cuerpo drenado. Era una sensación increíble con SeokJin sobre él. El escritor daba una risa seca, aspiraba el olor en el cuello de TaeHyung y dejaba un sonoro beso. Lo último que ambos sabían era que se habían entregado juntos a los brazos de Morfeo con la lluvia como banda sonora de ese momento increíble. Y con algunos besos perezosos.

SeokJin nunca había dormido tanto en su vida. Vagamente recordaba haberse levantado para quitarse el condón y con una toalla húmeda limpiar al hermoso joven en su cama, a él mismo y luego acostarse para sentir y ver cómo TaeHyung lo trepaba para continuar durmiendonsibre él como un monstruo abrazador.

Era un recuerdo maravilloso y ahora su polla adolorida, estaba pegada al cuerpo de TaeHyung. Un TaeHyung que estaba de espaldas a él y en una posición peligrosa. Alejándose lentamente, se daba cuenta que su teléfono estaba sonando en la sala, poniéndose de pie y tomando el pantalón de chandal más cercano, iba en busca del infernal aparato que no cesaba de sonar.

Cuando veía la pantalla, su mejor amigo estaba llamado.

— DoHwan —decía con voz ronca, rascando su cabeza. Aún llovía afuera. Era temprano.

— Hombre , es mi segundo llamado. Estaba creído que madrugabas —mencionaba divertido.

SeokJin caminaba lentamente a su habitación, TaeHyung estaba dormido boca abajo con la sábana tapando su parte inferior, pero haciendo poco por ocultar su bonito trasero.

— Tuve un buen descanso —mencionaba viendo al chico en la cama, recorriendo con sus ojos los rasguños suyos en la espalda de TaeHyung—. ¿Qué sucedió? ¿Tienes algo para mí?

De inmediato recordaba que tenía un caso sin resolver. Maldita sea.

— Sí. Revisé los nombres que me enviaste y busque información. Esos dos chicos están en una rehabilitación menor debido a las fracturas, uno en su brazo, el otro en tobillo y rodilla —mencionaba. SeokJin suspiraba—. La chica la sacó barata, pero su familia está disfrutando las comodidades que está brindando la empresa de barcos que estuvo a cargo.

Lo mismo que TaeHyung había dicho.

— ¿El de tobillo y rodilla está muy grave? Este espíritu quiere poseerlo a él ¿Cuál de los dos es?

— Nop. No es grave, sin embargo él cuarto estudiante es definitivamente el que buscas —mencionaba DoHwan.

— Espera ¿Un cuarto? Te dí tres nombres —exclamaba.

TaeHyung solo le había dado tres ¿Quizás uno se le había pasado y no lo recordaba?

— Sí, me diste tres. Pero en cuanto comencé a investigar, encontré a tu víctima. El cuarto chico está en coma desde el accidente, su nombre es... Aguarda, lo tengo aquí. Era Lee y algo... —decía su amigo, buscando entre sus cosas.

— Si está en coma definitivamente es a quien estoy buscando. Carajo, esto es malo —decía SeokJin suspirando. La tensión, pero tensión de la mala, estaba de nuevo en su cuerpo.

—Lo es. El chico se golpeó la cabeza muy fuerte, lograron sacarlo de inmediato, pero desde entonces no despierta. Sus signos vitales suben y bajan, Jin. Él es a quien buscas, eh... Kim, no era Lee, lo siento. Kim TaeHyung —exclamaba DoHwan.

El tiempo se detenía de repente. SeokJin no escuchaba lo que su amigo hablaba al otro lado de la línea. Todo en él recibía un escalofríos que recorría por completo su columna vertebral. El chico en coma era TaeHyung. El mismo TaeHyung que estaba durmiendo en su cama ajeno a su realidad.

El mismo TaeHyung que no era real, ni de carne y hueso.

El ambiente en la habitación se volvía más denso, como si las sombras mismas se hubieran materializado. SeokJin apretaba el teléfono contra su oreja, sintiendo cómo la realidad se desmoronaba a su alrededor. TaeHyung, el chico que había compartido risas, secretos y pasión con él, no era más que un espectro atrapado entre dos mundos.

Las palabras de DoHwan resonaban en su mente: "El chico se golpeó la cabeza muy fuerte, lograron sacarlo de inmediato, pero desde entonces no despierta."

SeokJin cerró los ojos, tratando de asimilar la verdad. TaeHyung no era un simple paciente en coma; era un alma errante, un ser atrapado entre la vida y la muerte. ¿Cómo había llegado a esto? ¿Por qué no se había dado cuenta que había compartido momentos tan íntimos con alguien que no era real?

La lluvia golpeaba su ventana, creando un ritmo monótono. SeokJin se acercaba a la cama donde TaeHyung yacía inmóvil. Su piel era más pálida ahora, sus labios apenas rosados. Parecía un ángel caído, atrapado en un sueño eterno.

SeokJin se inclinaba sobre él, sintiendo el calor de su aliento fantasmal. En el silencio y la lluvia persistente acariciaba la mejilla de TaeHyung, sintiendo la textura fría y etérea.

El corazón del escritor latía con fuerza. La pasión que había compartido con el chico seguía ardiendo en su interior, pero ahora estaba teñida de melancolía y desesperación. No podía quedarse atrapado en este limbo. Tenía que apurarse con el ritual y ver cómo afrontar esta nueva realidad con el joven sobre su cama.

TaeHyung estaba viviendo su propio interludio y SeokJin era su única esperanza.



Chan chan.

Así estamos país, y se lo hemos contado UwU 🥹 perdón si hay errores de dedos locos 🥹

Con amor niñita Nanykoo 💜

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