🎼5to
"Por la sangre y el dolor, ofrezco este pacto.
Niño inocente, ahora serás vengador.
Tu alma se retuerce, tu corazón se ennegrece.
Como espíritu de la sombra, cumplirás mi deseo."
Esas palabras jamás las olvidaría. En ocasiones aparecían en sus sueños, los cuales se tornaban en pesadillas. En ocasiones la misma oscuridad que veía al cerrar los ojos le ocasionaba una horrible ansiedad. Agradecía que su claustrofobia estuviera mayormente controlada, y a pesar de que estuviera totalmente en control, los fantasmas realmente no lo dejaban, y eso sonaba como el eufemismo del siglo.
Lamentablemente SeokJin recordaba al pie de la letra como su padre lo había retirado de la escuela unas horas antes, logrando que tuviera la tarde más hermosa que él podría recordar. Antes de que la pesadilla se desatará y volviera un día de ensueño en el más traumático de su niñez y por el momento, el más traumático de su vida en general.
Con su corazón palpitando de miedo, recordaba cada detalle de cómo su padre, el chamán Kim JiHyuk, lo había retirado de la escuela. Aquella tarde, el sol brillaba con una intensidad que parecía prometer un día perfecto. SeokJin, ajeno al destino que le aguardaba, disfrutó de la belleza de la tarde. Las risas suyas y de su padre, el aroma de las flores y la suave brisa acariciando su piel crearon un recuerdo idílico.
Sin embargo, la pesadilla se había desatado cuando su padre lo había llevado a un lugar oscuro y siniestro al caer el sol. El aire estaba cargado de una energía maligna, y SeokJin sintió que su corazón se hundía en su pecho. El chamán, con ojos fríos y una sonrisa retorcida, le reveló la verdad: SeokJin era el sacrificio que necesitaba para que su trabajo fuera más próspero. Para que él dejara de matar gente por un poco de dinero extra (aunque la horripilante verdad era que su padre era un monstruo)
El niño temblaba mientras Kim JiHyuk trazaba símbolos con tiza blanca en una inmensa caja de madera. Las palabras que había pronunciado aún resonaban en su mente como un eco macabro. SeokJin, en su inocencia y desesperación, sabía que no había escapatoria. El chamán lo había atado con cuerdas ásperas y lo había encerrado durante seis días exactos en dicha caja, mientras hacía que el niño muriera de hambre. En ese momento, JiHyuk tenía una buena emboscada que le daba tiempo para llevar a cabo su ritual y convertir al pequeño en un espíritu vengativo. Sin embargo, dicha emboscada había sido puesta en duda, lo que llevó a que la policía descubriera su paradero y encontrara a SeokJin sucio, debilitado y al borde de la muerte.
La búsqueda había sido ardua, ya que el niño estaba encerrado en una caja, bajo un sótano donde nadie podría encontrarlo jamás, pero la policía aún se sorprendía de las increíbles ganas de vivir del pequeño.
SeokJin aún recordaba todo lo sufrido al pie de la letra, la oscuridad cerrándose sobre él, mientras suplicaba en silencio. ¿Por qué su propio padre lo condenaba así? ¿Qué había hecho para merecer tal destino? Las lágrimas se mezclaron con el sudor en su rostro mientras el chamán entonaba palabras ancestrales para debilitarlo cada días más.
El ritual del sexto día había sido, obviamente el más fuerte y traumático. El suelo había temblado, y SeokJin sentía que su alma se desgarraba. El pequeño, con sus ojos asustados y cabello enmarañado, había sido arrastrado al centro de la habitación. Una vela negra parpadeaba, arrojando sombras danzantes sobre las paredes. El chaman, su propio padre, lo sostenía con fuerza mientras tomaba un mechón de cabello de SeokJin y lo colocaba sobre un pedestal de piedra. El niño temblaba, sintiendo cómo su esencia se desvanecía lentamente. El mechón se retorcía como una serpiente, absorbiendo su vitalidad.
El chaman alzaba los brazos, soltando al pequeño debilitado, los ojos de JiHyuk estaban inyectados en sangre.
—Espíritu de la Sombra, escucha mi llamado —susurraba. El aire se había espesado y SeokJin volvía a sentir que algo se desgarraba dentro de él. Su alma se había estremecido, y la ira comenzaba a brotar como llamas en su pecho.
El chaman sonreía satisfecho. Los espíritus de las sombras comenzaban a atarse a su voluntad, pero para su mala suerte había sido encontrado en ese exacto momento por la policía, arruinando su sacrificio (a medias) en el cual SeokJin no había muerto; había renacido en la oscuridad.
El pequeño había sobrevivido al oscuro ritual, pero su existencia se había vuelto un delicado equilibrio entre dos mundos. Su cuerpo, aún respirando, albergaba una esencia marcada por la venganza. Aquel pacto con la sombra había dejado una huella imborrable.
Cuando SeokJin había vuelto a su hogar, su percepción había cambiado. Ahora veía más allá de lo tangible. Las sombras se retorcían, y susurros inaudibles llenaban el aire que no había logrado entender hasta después de conocer a la familia oficial de su padre (haber sido repudiado por su único hermano varón, el cual se habia quitado la vida más adelante por no poder soportar lo que la gente decía de su progenitor) siendo así el primero de muchas almas en pena que SeokJin había comenzado a ver.
Luego de darse cuenta que sus ojos estaban abiertos al otro mundo, las noches eran las peores. SeokJin cerraba los ojos y escuchaba los lamentos de aquellos que no habían cruzado al otro lado. Susurros de arrepentimiento, anhelos no cumplidos y secretos sepultados. Los espíritus se aferraban a él, buscando consuelo o venganza.
Consideraba que era una bendición que el chaman, su propio padre, no había escapado de las consecuencias. La justicia terrenal lo había alcanzado. Las pruebas del secuestro y el oscuro ritual estaban allí en su contra. Las paredes de la prisión ahora aprisionaban al hombre que había desgarrado la inocencia de su hijo. Medio Corea sabía su historia.
SeokJin lo había visitado en la cárcel un par de veces cuando el impacto de su caso se había apaciguado y casi nadie lo recordaba, excepto él, con dieciocho años de edad, había vuelto a ver a su padre, el chaman, demacrado y ojos hundidos, temblaba al verlo
—¿Por qué? —había murmurado. Sorprendido de ver a su hijo, aquel al que había intentando matar y sacrificar, sentado frente a él, años más tarde.
SeokJin no había respondido. Su mirada, fría como el abismo, era suficiente. El alma marcada no buscaba venganza, pero quería ver a los ojos de ese hombre cruel que lo había empujado a tener una doble vida. Durante el día, era el jóven aparentemente normal; durante la noche, el puente entre dos mundos. Los espíritus le confiaban sus secretos y anhelos. Algunos buscaban paz, otros, justicia. ¿Podría él encontrar la suya?
El alma de SeokJin seguía marcada, pero ahora tenía un propósito. No solo era un vengador, sino también un guía para los perdidos. Ciertamente se había vuelto popular en el mundo de los muertos con el nombre de "Bogsuja" (vengador). Aunque en realidad era una abreviación a "Bogsuui jeongsin" o "Bogsusim" que significaba aquello que había estado a punto de ser si su padre se salía con la suya de hacerlo: un espíritu de venganza o espíritu vengativo.
Por lo cual "Bogsuja" quedaba acordé a su estado actual, un humano con un alma marcada que le permitía ser visto para los muertos, aquellas almas que no lograban avanzar. El poder de SeokJin era tan grande que incluso su estado actual permitía a estos no vivos, poder tocar, poder sentir y ser sentidos. Tener más fuerzas a su lado debido al poder que emanaba del interior del escritor. Por eso algunos querían su ayuda y otros querían poseerlo.
Era de tarde noche cuando TaeHyung estaba viendolo fijamente luego de contarle con lujos de detalles lo que le había sucedido de niño.
—Es mucho peor que las historias que corren en internet —decía el joven con una taza de café caliente en sus manos—. Lo siento —decía con dulce voz.
SeokJin sonreía—. ¿No crees que estoy loco?
—Tú no, tu padre en cambio... —mencionaba con una mueca—. Entonces él está condenado a muerte y su fecha de condena está cerca.
SeokJin asentía—. Vine aquí para descansar un poco de todo el ruido y poder escribir algo —mencionaba suspirando.
TaeHyung resoplaba—. ¿Y encontraste la calma que buscabas? —preguntaba con una mueca insegura.
SeokJin suspiraba miraba fuera de su ventana y la tarde oscura estaba tranquila. No había nadie alrededor.
—He visto a tu profesor —confesaba SeokJin. TaeHyung alzaba sus cejas—. Él se rehusa a dejar a su esposa aún. Aunque ya no lo nota tan triste y ella ha logrado desenvolverse más con la gente de la isla.
TaeHyung lo miraba atónito—. Te he visto hablando con ella los primeros días en la isla —mencionaba suspirando—. Ahora entiendo porque has estado tan atento con ella.
SeokJin se encogía de hombros—. Es una buena mujer. Una lástima que solo eran ella y su esposo. Pero es amable, está hambrienta de contacto humano, no quiere permanecer triste toda su vida. De a poco Park DoSoo la va soltando.
TaeHyung se sentaba más erguido, estaban sobre el sofá de SeokJin, uno en cada punta y sus ojos se habían abierto de par en par.
— ¿Viste a mi profesor? —preguntaba en un susurro.
Había tanto admiración como una gran curiosidad en el joven.
SeokJin suspiraba—. Cuando venía hacia la isla —respondía, suspirando. TaeHyung se acercaba más a él—. Dijo que el clima estaba hermoso, pero podría cambiar de un día soleado a uno negro y volver locas a las olas —susurraba.
TaeHyung parpadeaba sorprendido—. Era un buen hombre —susurraba, agachando la cabeza—. Él solía decir que en días así, Zeus y...
—Y Poseidón tenían una pequeña riña de hermanos —finalizaba SeokJin, recordando las palabras del hombre.
TaeHyung sentía su piel erizarse—. Dios, se me puso la piel de gallina —susurraba con una sonrisa desconcertada.
SeokJin lo miraba con atención. Si bien TaeHyung había escuchado su trágica historia, no significaba que no podría levantarse de repente y huir porque lo creía un poco inestable. Todavía estaba a tiempo de asustar al chico, especialmente si le decía lo que debía decirle con respecto a HyunWoo.
HyunWoo, el chico que una vez caminó por los senderos de la isla, ahora yacía en la fría oscuridad de la muerte. Su cuerpo físico había dejado este mundo, pero su alma persistía, inquieta y errante. SeokJin, con su mirada penetrante y su corazón cargado de secretos, era el único capaz de ver más allá de lo tangible.
Y esa tarde noche, cuando la brisa marina susurraba secretos y las olas rompían en un ritmo ancestral que apenas llegaba al centro de la isla, SeokJin se encontraba mirando al joven de ojos grandes y expectantes. TaeHyung, curioso y temeroso, se acercaba otro poco más, cortando la distancia que había entre ellos en el sofá.
—SeokJin, ¿qué sabes sobre HyunWoo? —susurraba TaeHyung, sus ojos buscando respuestas en la mirada del escritor.
Exhalando lentamente y recordando las palabras del difunto muchacho, SeokJin exclamaba. —El alma de HyunWoo no ha encontrado la paz. Busca un nuevo cuerpo para habitar, una segunda oportunidad para redimirse o vengarse. —Su voz era apenas un hilo de sonido, cargado de misterio y tensión.
TaeHyung sentía un escalofrío recorrer su espalda. —¿Cómo es posible? ¿Por qué no ha cruzado al otro lado?
SeokJin aún se sorprendía que este chico estuviera sentado frente a él creyendo cada palabra que salía de su boca. Eso explicaba el porque él se sentía tan en confianza con TaeHyung a pesar de que le costaba confiar y dejar relucir esta parte de él.
—Dicen que algunos lazos son más fuertes que la muerte misma —respondía SeokJin—. HyunWoo tenía sentimientos hacia ti, eso debe significar algo. No sé mucho sobre él, pero su alma está atrapada entre mundos, buscando una nueva morada.
TaeHyung pasaba saliva. —¿Y qué debemos hacer?
SeokJin lo miraba fijamente. —Necesito saber que lo retiene, pero principalmente necesito saber a qué se refiere con que ya tiene un cuerpo al cual volver. Él está demasiado perturbado, mucha ira. No se compara con el profesor que aún se lamenta, pero busca ver a su esposa feliz. HyunWoo busca volver y su alma está pudriéndose.
TaeHyung relamía sus labios—. ¿Querrá tu cuerpo? Dijiste que han querido poseerte.
SeokJin negaba—. No quiere mi cuerpo, quiere mi ayuda. Pero jamás me ha pasado algo así. Él se refiere a alguien más. ¿Tú recuerdas algo en particular de ese accidente? Algo que pueda ser de ayuda.
TaeHyung suspiraba y sacudía su cabeza—. Lo único que recuerdo es que intenté sostenerlo en medio de las sacudidas —decía el chico con congoja—. Había estirado mi mano para que él la sostuviera, pero en un movimiento brusco del barco, el profesor DoSoo, quien también estaba allí, tuvo que decidir a quién de los dos sostenía primero —mencionaba frunciendo el ceño—. Yo estaba más cerca. Él me sostuvo y evitó que cayera en las primeras sacudidas. Intenté tomar la mano de HyunWoo, pero tuve que decidir entre soltarme y sostenerlo para evitar que cayera y probablemente caer con él o... —TaeHyung tragaba saliva y apretaba los ojos.
SeokJin se acercaba y ponía su mano en el rostro del joven hombre. TaeHyung suspiraba y se inclinaba hacia el tacto, sus ojos aún cerrados. Era tan hermoso y se veía tan frágil. SeokJin sabía que estaba luchando con su conciencia.
—El profesor DoSoo me había ordenado que no me soltara, que él iría por HyunWoo, pero en ese momento la sacudida que el barco había sufrido llevó a ambos y a un par más a caer por la borda —TaeHyung tragaba saliva y miraba a SeokJin—. Luego de eso, solo recuerdo gritos, desesperación y sé que golpeé mi cabeza en algún momento. Perdí el conocimiento y no tengo idea de cómo nos rescataron o de cómo no terminé cayendo por la borda.
El castaño asentía y acariciaba la mejilla de TaeHyung cuando notaba sus ojos húmedos—. ¿Está enojado conmigo, no? Lo he visto y es por eso ¿Cierto?
SeokJin sacudía su cabeza—. No ha dicho explícitamente sentir algún resentimiento hacia ti —respondía al chico, luego suspiraba y fregaba su rostro—. Necesito saber a qué se refiere con poseer un cuerpo. Contrario a las películas, no es tan fácil para un alma en pena poseer a un ser humano vivo y saludable.
TaeHyung fruncía su ceño y pensaba, luego miraba a SeokJin—. ¿Y si quiere poseer el cuerpo de alguien que no esté tan saludable?
SeokJin fruncía el ceño—. ¿A qué te refieres?
TaeHyung relamía sus labios—. Algunos de mis compañeros tuvieron diferentes secuelas del accidente de la tormenta negra, quizás... Quizás quiera a alguno de ellos. Aún siguen yendo al hospital para hacerse revisiones y esas cosas ¿Es posible?
SeokJin fruncía su ceño y pensaba al respecto. Aunque nunca había enfrentado una situación así, TaeHyung tenía un punto válido. Había orientado al chico en la dirección correcta, pero ahora se encontraba en un territorio desconocido. Las almas en pena eran un enigma, y la idea de que pudieran buscar cuerpos específicos, incluso aquellos afectados por secuelas, era intrigante. Era hora de profundizar.
—Bueno, vamos a hacer una cosa. No puedo ir por ahí haciendo preguntas metiches —mencionaba buscando lápiz y papel para entregárselo a TaeHyung—. Hazme una lista de tus compañeros afectados, pediré a mi amigo en Seúl que investigue el estado de cada uno para mí y luego comenzaré desde ahí.
TaeHyung asentía y anotaba tres nombres—. Son ellos, si necesitas más detalles o lo que sea, cuenta conmigo... ¿Por algo puedo verlo también, no?
SeokJin sonreía sutilmente y acomodaba un mechón de cabello rebelde que TaeHyung tenía en su ojo izquierdo—. Creo que lo tuyo solo es temporal, estás afectado y tuviste un trato cercano con él. Era alguien importante para ti —mencionaba—, pero si lo viste es más que nada porque yo estoy aquí, y toda alma en pena tiene más fuerza a mi alrededor debido a lo que me sucedió.
TaeHyung suspiraba—. Aún así, me gustaría acompañarte en esta travesía. Si mi mejor amigo no puede cruzar al otro lado, no creo que pueda dormir bien —decía con un puchero.
SeokJin mordía su labio inferior y levantaba el rostro de TaeHyung sosteniendo apenas su mentón, el chico sentía unas cosquillas agradables al tener al escritor tan cerca. Los labios de TaeHyung se secaban al ver por medio segundos los carnosos belfos del hombre mayor.
—Necesito que estes tranquilo —susurraba SeokJin—. No te conté esto para perturbarte ¿De acuerdo?
TaeHyung suspiraba—. Lo intentaré, pero realmente quiero saber, lo que sea que descubras. No me dejes con esta incógnita, por favor —pedía TaeHyung con un puchero.
La tensión y la atracción entre ambos era algo bastante tangible para los dos. Pero SeokJin no tenía tiempo para nada más que no fuera investigar el caso que tenía actualmente en sus manos, así que soltaba el mentón del chico y asentía, se ponía de pie y suspiraba, TaeHyung era demasiado hermoso, al punto de hacerle perder el hilo de la situación.
TaeHyung se quedaba con ganas de más cercanía y del toque dulce que SeokJin le había dado.
—Te daré un pequeño amuleto para mantenerte a salvo —mencionaba el escritor, buscando entre sus cosas—. Dijiste haberlo visto cuando te sentías débil, así que voy a ponerte a salvo primero que nada ¿De acuerdo?
TaeHyung lo seguía y asentía, tomaba el amuleto que SeokJin le daba pintado sobre un lienzo blanco de tela, y lo guardaba en su bolsillo.
— Llévalo contigo de ahora en más —pedía el castaño—. Te acompañaré a tu casa.
—No es necesario, no pasará nada —decía el joven.
SeokJin no le hacía caso—. No entra en discusión, está oscureciendo y me quedaré más tranquilo al saber que llegaste bien, déjame enviarle a mi amigo los nombres de tus compañeros y estaremos de salida.
—De acuerdo, dejaré que me lleves de la mano —se mofaba TaeHyung con una voz coqueta.
SeokJin le sonreía tímidamente mientras enviaba el mensaje a su amigo e invitaba al chico a salir. Mientras caminaban en calma, el silencio y el clima eran agradables, SeokJin agradecía eso.
—Ví que necesitas otra planta más para la absorción de la humedad, abriré la florería temprano, puedo llevarte unas —mencionaba TaeHyung con una sonrisa.
SeokJin le devolvía la misma y negaba—. No es necesario, iré al centro y compraré otras.
—Oh, vamos. Tengo la excusa perfecta para volver mañana y desayunar contigo... Si tú quieres —mencionaba TaeHyung con una sonrisa tímida.
Ya estaban llegando al hogar del chico, así que se detenían frente a las escaleras de la entrada.
— ¿Quieres desayunar conmigo? —preguntaba SeokJin con una sonrisa.
TaeHyung mordía su labio inferior y asentía de forma adorable—. Recaudaré información actual sobre el estado de mis amigos, no puedo enviar mensajes porque perdí mi celular en el accidente, pero tenemos teléfono. Podría llamarlos, ver cómo lo llevan.
SeokJin asentía—. Claro. Sí, me gusta la idea. Prepararé el desayuno para ambos entonces.
—Es una cita —mencionaba TaeHyung sonriente, luego tapaba su boca—. De trabajo, para resolver el misterio... —el chico se sonrojaba y SeokJin reía genuinamente.
—Claro... Exacto, para hacer exactamente eso —respondía—. Te estaré esperando.
TaeHyung asentía, su corazón latiendo como un pájaro atrapado contra sus costillas. La anticipación era a la vez emocionante y desgarradora. Así que inclinándose hacia adelante, dejaba que sus labios rozaran la mejilla de SeokJin, logrando que el contacto enviara un escalofríos por la espalda de ambos. El calor de la piel de SeokJin persistía, dejando una huella en la memoria de TaeHyung.
—Espero puedas descansar bien, Kim SeokJin —susurraba TaeHyung, su voz un suave roce de terciopelo. Sus ojos oscuros reflejaban una mezcla de vulnerabilidad y deseo, y SeokJin se encontraba momentáneamente perdido en su profundidad.
Relamiendo sus labios, el mayor se encontraba debatiéndose entre el anhelo y la cautela. Quería besar a TaeHyung adecuadamente, saborear la promesa que flotaba entre ellos desde el primer encuentro en la florería. Pero en cambio, se conformaba con un beso casto en la frente de TaeHyung, un gesto a la vez cariñoso y frustrantemente inocente.
—Ve adentro de una vez —murmuraba SeokJin, su voz baja y urgente.
La sonrisa de TaeHyung era deslumbrante, una curva rectangular que amenazaba con derretir cualquier resistencia. El chico se alejaba subiendo las escaleras, sin dejar de mirar al castaño, y SeokJin sonreía un poco más. No se iría hasta ver a TaeHyung entrar sano y salvo.
—Deja de ser tan adorable y entra —pedía SeokJin.
TaeHyung rodaba los ojos, pero su sonrisa seguía siendo adorable mientras finalmente cruzaba la puerta. Cuando la cerraba, movía las cortinas de la ventana de enfrente, para ver y saludar a SeokJin una última vez.
SeokJin suspiraba, debería concentrarse más en este nueva historia y no dejarse envolver por la sonrisa hermosa del chico. Este era un caso serio y demasiado nuevo, pero se encontraba pensando y recordando la sonrisa de TaeHyung y la forma en que lo había besado y como se habían sentido sus labios en su mejilla.
—Necesito jodidamente enfocarme —se decía a si mismo, mirando alrededor antes de entrar y ver qué no había nada ni nadie dando vueltas.
Tenía que enfocarse, había venido a escribir su historia y ahora tenía un alma en pena buscando un cuerpo que necesitaba ser detenida y guiada al más allá, pero contrario a eso su cabeza seguía volviendo al hermoso chico que sería su guía y ayudante en este nuevo caso.
Sería una lucha estar concentrado alrededor de TaeHyung.
Finalmente llegamos a ver qué le sucedió a SeokJin 🥹
Lxs leo☝🏻🙂↕️
Con amor niñita Nanykoo 💜
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