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🎼4to

SeokJin recordaba con claridad el día en que la primera alma en pena se le acercó. Y esa alma pertenecía a su propio hermano.

Con apenas diez años, sus ojos se abrieron al mundo que yacía entre los vivos y los no vivos. Estaba en plena clase de matemáticas cuando un escalofrío recorrió su nuca, erizando su piel y erizando cada vello. La presencia era tangible, como si alguien respirara junto a su oreja, tan real como su mejor amigo sentado frente a él. Pero al girar su rostro, se encontró con la imagen de su hermano fallecido. SeokJin saltó hacia atrás, cayendo de su silla y soltando un chillido agudo que atrajo la atención de todos sus compañeros. El velo entre los mundos se había rasgado para él, y su vida nunca volvería a ser la misma.

La mirada de algunos era extraña, mientras otros trataban de descifrar la causa de su sobresalto. SeokJin apenas lograba respirar con calma. La profesora se acercó de inmediato para averiguar qué sucedía, pero él apenas podía articular palabras. Su garganta era un nudo imposible de deshacer, y las razones detrás de su estado actual eran inefables.

La profesora lo condujo a la enfermería para una revisión. El niño de diez años apenas conseguía respirar correctamente. Lo peor de todo era que era plenamente consciente de que lo que veía solo era visible para él. Por eso, había sido sumamente astuto al no revelar a nadie que su hermano lo acompañaba a todas partes. Sin embargo, su hermano apenas podía hablar debido a que llevaba una soga al cuello, sus cuerdas vocales inflamadas e imposibles de dejarle formar alguna frase coherente para comunicarse con SeokJin.

La piel pálida, los ojos enrojecidos y la extrema delgadez, lamentablemente, en la memoria de SeokJin y en el ranking de almas en pena que parecían sacadas de una maldita película de terror, la imagen de su hermano ocupaba el primer lugar. Lo persiguió durante mucho tiempo e incluso intentó apoderarse del cuerpo de SeokJin para regresar a este mundo.

Una gran ironía, pensaba el pequeño de diez años en aquel entonces, porque su hermano se había quitado la vida incapaz de lidiar con todo lo que su padre había hecho. Este ya estaba encarcelado y listo para cumplir su condena años después. SeokJin comprendía que era demasiado para un adolescente en aquel entonces. Su hermano creía firmemente que su padre no tenía la culpa y que SeokJin había mentido por no ser reconocido legítimamente como el hijo menor de Kim JiHyuk.

Porque claro, SeokJin era el bastardo que había sido víctima de la locura descabellada de su propio padre.

Un día había transcurrido desde que SeokJin vio el alma de Hak HyunWoo. Movido por la curiosidad, comenzó a investigar la muerte del chico. Sin embargo, acceder a información relevante resultaba complicado. A pesar de la escasa documentación en internet sobre el caso y el desagradable suceso de la Tormenta Negra, SeokJin sabía que en Seúl, cualquier búsqueda de información sensible o acceso a documentos privados requería la ayuda de DoHwan, su mejor amigo detective.

Aquí, sin embargo, estaba solo.

—Mierda —susurraba mientras intentaba beber su café.

Ya casi no tenía nada en la taza y tenía que preparar más si quería beber otra de inmediato.

Estaba agotado y sabía que se debía a que el alma en pena del joven merodeaba a su alrededor, sin poder acercarse más. Los amuletos estaban activados y colocados en sus respectivos lugares, por lo que solo podía verlo desde lejos. Aunque no habían intentado hablarle de nuevo, solo lo miraba a la distancia, resultando un poco tedioso.

Pero repentinamente, esa mañana soleada y húmeda, un toc toc en su puerta lo hizo ponerse de pie, curioso y atento a la supuesta primera visita desde que llevaba dos semanas en la isla.

— ¿Sí? —exclamaba al abrir la puerta, pero nada lo había preparado para la sonrisa de ensueño en el rostro del bonito chico al otro lado—. Oh, woah...

TaeHyung alzaba las cejas y sonreía tímidamente—. Lo siento, me pareció no verte en absoluto entre ayer y hoy en el centro, así que... Quise venir a ver si estabas bien —decía con timidez.

TaeHyung se veía hermoso; la humedad de la isla hacía cosas extraordinarias con su cabello negro ondulado.

—Oh, estuve... Intentando escribir más en mi libro, pero me distraje con algunas cosas extras —mencionaba—. ¿Comiste algo? Justo estaba a punto de preparar algo para comer y-...

—Me encantaría acompañarte —decía TaeHyung con una sonrisa hermosa.

SeokJin devolvía la misma y se hacía a un lado para dejarlo pasar. TaeHyung entraba a paso lento y le sonreía una vez más. Olía fresco, y cuando SeokJin lo miraba de cerca, sentía ese escalofrío delicioso ante la presencia y la mirada del chico.

Cuando cerraba la puerta, SeokJin se arreglaba el pelo, consciente de que se veía terrible. Ni siquiera se había peinado esa mañana, y TaeHyung se veía precioso. El chico caminaba alrededor de la casa, observando todo con cautela, hasta detenerse justo frente al escritorio de SeokJin.

— ¿Estás investigando sobre el accidente de la Tormenta Negra? —susurraba, mirándolo fijamente.

SeokJin aspiraba, considerando las opciones para articular una mentira más o menos creíble que funcionara en ese momento y evitara que TaeHyung hiciera más preguntas. Sin embargo, la mirada confundida y los ojos grandes y brillantes del chico le impedían formular una mentira coherente. O cualquier mentira en absoluto.

—De hecho, sí. Lo estoy investigando —susurraba.

— ¿Piensas escribir una historia al respecto? —preguntaba curioso—. Aunque internet no ofrece mucha información. Apenas menciona el nombre de todos los estudiantes —añadía TaeHyung con un deje de tristeza.

—Lo siento —se disculpaba SeokJin—. Yo solo... —apretaba los dientes, mientras los ojos de TaeHyung esperaban una respuesta, lo que complicaba su mente para inventar alguna excusa.

Carajo, nada venía a su cabeza. No podía simplemente decirle al chico que veía gente muerta y que su mejor amigo no había cruzado al otro lado del velo y ahora quería volver porque había un supuesto cuerpo disponible y él lo quería.

— ¿Tienes curiosidad por lo sucedido? Debo decir que encuentro un poco morboso que quieras hacer una historia de esto o que te haya inspirado a una nueva de género sobrenatural...

—No, dios. No. No es eso, yo-... —SeokJin apretaba sus labios. ¿Por qué era tan difícil inventar alguna mentira para TaeHyung?

Ser quien era lo había vuelto un mentiroso de lo mejor, por el bien de muchos y para no ser encerrado por ser catalogado como un demente. Pero cuando miraba a TaeHyung a los ojos, no tenía excusa.

El chico alzaba las cejas y esperaba—. Me encantaría tener una respuesta coherente, pero no la tengo. Sólo sé que necesito saber un poco más al respecto porque-... Dios, no sé cómo decirlo —soltaba en un suspiro.

TaeHyung lo miraba torciendo su cabeza un poco—. ¿Entonces no es para un libro?

— ¡No! No es para ninguna historia, yo no vine aquí por lo que sucedió ese terrible día —respondía, satisfecho de poder ser honesto en esta parte—. Realmente vine para terminar mi libro o la mayor parte de él porque necesitaba estar en un lugar que me diera paz, porque Seúl está insoportable para mí en este momento —decía alejándose del chico y caminando a la cocina para ponerse a hacer la comida.

TaeHyung lo seguía con paso lento y recibía un vaso de jugo que SeokJin le entregaba.

— ¿Es por lo tu padre? —preguntaba en un susurro.

SeokJin dejaba de hacer lo suyo para mirar al chico—. ¿Disculpa?

—Oh, lo siento... Es que HyunWoo era realmente fanático tuyo y una vez investigó sobre ti para ver qué otros libros podía leer de tu autoría y es de público conocimiento lo que te sucedió —decía con timidez.

SeokJin le daba la espalda para comenzar a cortar unas verduras—. No es de público conocimiento, es información filtrada —decía con seriedad sin intenciones de sonar rudo.

—Lo lamento —mencionaba TaeHyung—. No quise ser un metiche.

—No lo eres —decía SeokJin con una sonrisa suave que escondía muchas cicatrices—. Es lo justo, me encontraste husmeando en algo malo que te sucedió a tí y a un par. Y aún estás en duelo, no ha pasado mucho tiempo.

No había pasado nada de tiempo y el alma de ese chico era oscura como el infierno. Necesitaba resolver ese misterio. Y la cosa se ponía peor cuando a través de la ventana veía nuevamente la imagen de HyunWoo parado a la distancia, pálido empapado, con un aura oscura alrededor de él y con una sonrisa casi siniestra señalaba a TaeHyung y se señalaba a él.

SeokJin cerraba las cortinas de forma brusca logrando que TaeHyung se sobresaltara.

—Lo siento, me molesta la luz del sol —decía con una sonrisa forzada. TaeHyung asentía con una sonrisa algo incómoda—. ¿Puedo hacerte unas preguntas sobre ese día? Sé que debe ser horrible recordarlo, pero yo-... —SeokJin mordía su mejilla, no podía mentirle, simplemente no podía—, lo siento realmente necesito saber algunas cosas.

TaeHyung lo miraba con sus grandes ojos negros, y asentía minutos después—. ¿Puedo yo hacerte algunas preguntas a ti? Eso sería justo ¿No?

SeokJin se preguntaba que preguntas podría tener TaeHyung para él, pero lo consideraba un trato justo.

—De acuerdo, tú empieza —decía cortando las verduras, listo para proceder a cocinar el almuerzo para su inesperada visita.

—Cuando buscamos más información sobre ti, de hecho, anoche estuve investigando un poco más y encontré algunos comentarios interesantes —decía el chico.

SeokJin fruncía el ceño. Tenía una persona de confianza que se encargaba de eliminar de internet cualquier información que pudiera ser comprometedora, pero algunos insistían.

—Creo que sé a cuáles te refieres —decía mientras continuaba cocinando.

—Leí tu libro "El velo de las almas" —mencionaba TaeHyung a su lado—. Aquello que las almas en pena deberían cruzar para no quedarse de este lado.

SeokJin miraba unos momentos a TaeHyung, aquel libro que el chico mencionaba había sido su primer lanzamiento, había sido un auténtico éxito para ser su primer trabajo. La gente en Corea del Sur simplemente amaba las leyendas y los cuentos turbios y algo oscuros.

El Velo de las Almas, trataba sobre una joven curiosa y soñadora que había crecido escuchando todo tipo de historias. Su abuela, la anciana del pueblo, era la guardiana del velo. Nadie sabía cómo había llegado a serlo, pero su mirada triste y sus ojos cargados de secretos eran suficientes para infundir respeto en todo el pueblo.

Un día, mientras exploraba el bosque cercano, la joven encontró una antigua piedra tallada con extraños símbolos. La piedra parecía vibrar con energía y, sin pensarlo, la tocó. En ese instante, el mundo se desvaneció a su alrededor, y se encontró frente al Velo de las Almas.

Allí, las almas flotaban como luciérnagas atrapadas en una telaraña de luz. Algunas lloraban, otras reían, pero todas anhelaban cruzar al otro lado. La joven había sentido una conexión profunda con ellas y supo que debía ayudarlas, tomando el lugar que antiguamente pertenecía a su abuela.

Durante las noches, sostenía la piedra tallada y guiaba a las almas hacia la luz. Aprendiendo sus historias, sus penas y sus alegrías. Algunas veces, incluso había visto a seres queridos que habían partido.

Pero había una alma que la intrigaba: un joven soldado que había muerto en la guerra. Su mirada triste y su sonrisa melancólica la perseguían. Y la joven había decidido ayudarlo a cruzar, aunque eso significaba sacrificar su propia vida.

En la última noche de luna llena, la joven tomó la mano del soldado para cruzar el velo con él. El mundo de los vivos se había desvanecido, y juntos habían caminado hacia la luz eterna.

— ¿Existe, cierto? —preguntaba TaeHyung curioso.

SeokJin alzaba sus cejas y sonreía—. ¿Qué cosa?... Sólo es una representación de que no todas las almas tienen el valor de olvidar la vida que tuvieron y eso los termina arrastrando a una condena. Pero fue sólo mi imaginación —respondía dándole la espalda al chico.

TaeHyung fruncía su ceño—. Sería bueno que me tomaras en serio si quieres saber sobre lo que sucedió el día de la tormenta.

Cuando SeokJin se giraba TaeHyung estaba con sus brazos cruzados y un puchero en sus labios.

—Lo siento, pero solo es un libro —mencionaba mientras pasaba saliva. Necesitaba no ver esos ojos grandes de cachorro que le impedían mentir como era debido.

TaeHyung se acercaba a él a paso lento, quedando justo frente a un SeokJin que lo miraba con suma atención.

—He soñado con ese velo —exclamaba.

SeokJin fruncía su ceño, no podía decirle al chico que en realidad si existía, lo habia visto, cuando la luna estaba en su punto más alto, el velo entre los mundos se volvía tenue y permeable. Las almas en pena, atrapadas entre la vida y la muerte, tenían la oportunidad de cruzarlo y encontrar la paz eterna. SeokJin había ayudado a varios que se encontraban estancados. Pero era imposible que alguien vivo soñara con el velo y muchos menos factible que lo hubieran visto.

—Quizas soñaste con él porque lo leíste en mi libro.

—Hay comentarios que dicen que debido a lo que te sucedió eres sensible al mundo de los muertos —decía el chico sin vueltas.

SeokJin aspiraba por aire mientras dejaba a las verduras hervir dentro de la olla, luego se agarraba de la mesada detrás de él mientras TaeHyung seguía cerca.

—Si sabes lo que me sucedió entonces eres ese puñado de gente que cree que soy un lunático que habla con los muertos —mencionaba intentando sonreír, fingir que lo que decían no le afectaba.

—No creo que seas un lunático —decía el chico—. Después del accidente yo no he sido el mismo —susurraba bajando la mirada.

SeokJin fruncía el ceño—. ¿Por qué dices eso? —preguntaba.

TaeHyung alzaba los ojos y sonreía con pena—. Se siente como tú narraste en tu libro —decía con sus ojos húmedos—. Un frío que me envuelve repentinamente, un escalofrío en mi nuca.

SeokJin relamía sus labios y tomaba a TaeHyung de los brazos—. ¿Qué has visto? —preguntaba mirando al chico fijamente.

—A HyunWoo, creo... En ocasiones —susurraba TaeHyung—. Ocurre cuando me siento descompuesto y muy cansado. Tengo miedo de decirle a mi padre que sufro de alucinaciones por si decide internarme en un loquero —decía con una risa débil.

Una brisa entraba por la ventana, volando consigo las cortinas que SeokJin había corrido antes y cuando miraba, el alma en pena del chico estaba allí, sonriendo de forma siniestra a tal punto que SeokJin había sentido el terror colarse entre sus huesos. Así que cerraba la ventana de un golpe que había hecho sobresaltar a TaeHyung, luego aspiraba por aire y lo miraba.

— ¿Crees que estoy loco? —preguntaba el chico tímidamente.

SeokJin relamía sus labios y juntaba valor para mirarlo.

—No lo creo —susurraba—. La pregunta es: ¿Solo te ha pasado después del accidente? —SeoKJin optaba por continuar con la comida mientras dejaba a TaeHyung expresarse libremente y a su tiempo.

—Sólo después del accidente y no he visto a ninguno de los otros fallecidos. Sólo a HyunWoo —exclamaba con congoja—. ¿Sera por la culpa del sobreviviente?

SeokJin giraba y miraba a TaeHyung—. Podría ser. Fue un evento traumático.

— ¿Es verdad lo que dicen sobre ti? —preguntaba una vez más.

SeokJin aspiraba por aire y lo largaba por sus fosas nasales, luego de unos momentos sonreía con dulzura.

—Tengo el estómago demasiado vacío ¿Tú tienes tiempo suficiente? —TaeHyung asentía—. Bien, entonces ayúdame a poner la mesa, comamos algo y luego podemos seguir hablando del tema ¿Está bien? 

—De acuerdo, pero promete que serás completamente honesto conmigo —decía el chico alzando su mano para dejar sobresalir su dedo meñique.

— ¿Estás pidiéndome que hagamos la promesa de meñique? —preguntaba divertido.

—Por supuesto. No estoy aquí solo porque seas atractivo. Tengo preguntas... —decía TaeHyung alzando su mentón.

SeokJin parpadeaba y sonreía—. ¿Te parezco atractivo?

TaeHyung se ponía colorado al registrar las palabras que habían salido de su boca.

—Ah, yo no-... Lo que pasa es que-... —balbuceaba mirando a todos lados menos a SeokJin.

—También creo que eres portador de un rostro envidiable —decía SeokJin con una sonrisa.

TaeHyung dejaba de balbucear y lo miraba con ceño fruncido—. Ahora entiendo porque el romance no es lo tuyo —decía el chico divertido.

SeokJin abría la boca y la volvía a cerrar, pero se recomponía entrelazando su meñique con TaeHyung. La sensación de ese pequeño shock electrizante al tocarlo por primera vez era una linda sensación que lo hacía sonreír—. Seré honesto.

TaeHyung sonreía—. Seré honesto también. Y empezaré por decir que eres pésimo para coquetear y decir algún que otro halago.

La sonrisa del chico era ilegal, demasiado cegadora, soltándose SeokJin buscaba por platos—. ¿Sabes una cosa? Serás legal, pero sigues siendo más joven... No es exactamente la misma interacción que con alguien de mi edad.

Cuando giraba TaeHyung estaba frente a él con una sonrisa demasiado divertida en su rostro.

—Olvida que dije eso —exclamaba  SeokJin—. Trae dos copas.

TaeHyung reía mientras hacía lo que se le ordenaba—. Tampoco soy veinte años más joven —insistía.

SeokJin suspiraba, sentía que sus orejas ardían—. Eres lo suficientemente más joven como para dejar de hablar de eso —decía poniendo la mesa.

El chico estaba frente a él ayudándolo mientras le sonreía.

—Entonces ¿No te guste ni un poco cuando me viste la primera vez en la florería? —cuestionaba.

SeokJin aspiraba por aire—. Creí que querías hacerme otro tipo de preguntas —respondía—. Toma asiento, serviré el ramen.

TaeHyung suspiraba—. Estoy aquí para hacer todo tipo de preguntas de las cuales me interese la respuesta.

SeokJin sonreía, cuando lo hacía miraba por su ventana y el alma del chico no estaba allí, así que suspiraba con calma.

— ¿Puedo hacerte una pregunta yo? —exclamaba SeokJin, volviendo a la olla.

—Sí. Si me gustaste desde que te ví en la florería —mencionaba TaeHyung—, pero para ser honestos, estaba un poco obsesionado con tu rostro desde que te ví en los libros de HyunWoo.

SeokJin sentía su corazón un poco loco por las palabras un chico al que apenas conocía y apenas había visto en esos largos días en la isla. Dios, el romance y las sensaciones de su cuerpo eran una estupidez, pero cuando giraba con sus orejas prendidas fuego y veía el rostro de TaeHyung sutilmente colorado, él exclamaba:

—Es bueno saberlo, pero eso no era lo que tenía en mente para preguntarte —mencionaba sirviendo a cada uno un buen plato de ramen. El estómago de TaeHyung gruñía, como si no hubiera comido en meses—. Creo que tienes hambre.

TaeHyung relamía sus labios—. Mi padre ha estado yendo a la ciudad casi todos los días, y no soy bueno cocinando —decía rascando su cabeza—. En la noche cocina a veces, pero come en silencio, estábamos distanciados antes del accidente así que... No ando comiendo mucho, no me gusta comer solo.

— Siéntate —pedía el castaño con dulzura, poniendo frente a TaeHyung un buen plato—. ¿Puedo saber por qué que estaban distanciados?

TaeHyung lo miraba—. ¿No tenías otra pregunta que hacerme?

—Tengo el presentimiento de que esta respuesta, quizás, podría contestar esa pregunta que quería hacerte...

— ¿Cómo podría tener algo que ver? —decía el chico, esperando a que SeokJin se sentará a su lado para comenzar a comer.

— ¿Tú y HyunWoo solo eran amigos? —preguntaba SeokJin con cautela.

TaeHyung suspiraba—. Woah, si tienes como un sexto sentido ¿No? —decía el chico comiendo un gran bocado.

SeokJin lo miraba y le parecía adorable el puchero que el chico hacía para comer.

— ¿Te gusta? —preguntaba sonriente.

TaeHyung asentía—. Siento que no he comido en meses. También eres un buen cocinero, tienes todo ¿No?

— ¿Qué sería "todo" para ti? —preguntaba SeokJin.

TaeHyung relamía sus labios y rodaba los ojos—. ¿Estás buscando cumplidos?

SeokJin reía mientras servía dos copas de vinos—. ¿Puedes beber vino?

—  ¿Es una broma? —soltaba TaeHyung, SeokJin sonreía mientras le servía una copa, así que TaeHyung respondía su pregunta—. HyunWoo no era mi novio, pero a ambos nos gustaban los chicos, yo le gustaba a él... Mi padre nos vió besándonos una noche antes del accidente. Cuando me fui, antes de la tormenta, él no me hablaba —TaeHyung fruncía su ceño y se quedaba pensando, buscando entre sus recuerdos.

— ¿Qué? —preguntaba SeokJin al verlo tan pensativo.

TaeHyung lo miraba y sonreía débilmente—. Nada, sigue ofendido.

— ¿Y tú crees que es por tu sexualidad?

—Claramente, no dijo nada al respecto. Él no dice nada, es un hombre de pocas palabras —resoplaba el chico—, Pero HyunWoo era un amigo, el beso sólo sucedió porque habíamos bebido, yo realmente no lo veía como algo más. No era exactamente mi tipo —decía TaeHyung.

Segundos después de las declaraciones de TaeHyung, la puerta de SeokJin se abrió de golpe, azotada por una ventisca feroz. A través de la borrosa cortina, vislumbró la figura del chico a lo lejos. No podía acercarse físicamente, pero su ira ardía con suficiente intensidad como para mover objetos a su alrededor.

Lamentablemente, SeokJin le daba fuerzas a las almas en pena que se acercaban a él ,debido a su propia cicatriz interna. Era un don y una maldición, dependiendo de quién fuera el espíritu en cuestión.

—Eso fue inusual —susurraba TaeHyung, con los ojos entrecerrados.

SeokJin se puso de pie, cerró la puerta con firmeza, mientras giraba hacia él. Caminando en dirección a la mesa nuevamente se sentaba y aspiraba por aire para decir su siguiente sentencia.

—¿Qué tan sincero puedo ser contigo sin parecer un demente fantasioso? —preguntaba con cautela.

TaeHyung parpadeó, mirándolo fijamente y esbozando una sutil sonrisa.

—Me gusta la sinceridad. Así que sé tú mismo, y responderé cualquier pregunta que desees hacerme —aseguraba.

El destino de ambos estaba entrelazado, y la verdad podría ser su única salida para que SeokJin llegara al meollo de la cuestión. Para saber porque el alma del amigo de TaeHyung seguía dando vueltas y que cuerpo se suponía queria poseer para volver al mundo de los vivos. Un mundo al que ya no pertenecía y TaeHyung era su única ayuda.


Holiwiiii UwU ya se acercaron, ya tendremos más Taejin 🥹✨

Lxs leo UwU con amor niñita Nanykoo 💜

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