🎼11vo
SeokJin se encontraba con un dolor de cabeza de los mío demonios. El hospital se había llenado de mucha gente en emergencia. En los diferentes pisos. Pasar desapercibido no fue fácil.
Encontrar los ingredientes faltantes, tampoco.
Y sentir constantemente una presencia oscura que parecía no dejarlo en paz, pero que tampoco se presentaba como era debido, fue demasiada carga espiritual durante la tarde y el resto del día. Hasta que finalmente, pudo llegar al piso abandonado que el alma errante del tal DoMin le había mostrado horas atrás. Tenía su amuleto protector y lo tuvo todo el día, sin embargo la pesadez espiritual sobre él le estaba dando una jaqueca de los mil demonios.
— Esta noche se siente extraña —dijo la voz de DoMin mientras smiraba la luna que se estaba alzando en el cielo despejado de esa noche oscura.
SeokJin lo miró mientras preparaba el altar con todo lo necesario para el ritual del Traspaso de Almas.
— Es debido a la luna, todos ustedes se vuelven más fuertes —mencionó con calma.
El chico lo miró—. No sé si me siento más fuerte, pero me siento extraño ¿Será tu culpa? —dijo pensativo.
SeokJin lo miró y se encogió de hombros—. Quizás. La cicatriz de mi alma debido a mi casi sacrificio hace que todos ustedes a mi alrededor se sientan diferentes. Pero la luna llena y el velo de la muerte son muy latentes en una noche como hoy... Si sientes que algo te jala hacia el otro lado, a lo desconocido, se debe a eso —explicó quitándose su chaqueta y arremangando la camiseta que se puso en la tarde noche debido al fresco del clima—. Yo no haré nada contigo. Estás a salvo conmigo, si no quieres irte porque el infierno es tu destino, no haré nada.
El chico sonrió—. Gracias —susurró—. Definitivamente me siento más sensible. Pero al lado tuyo la sensación es extrañamente placentera. Casi como si estuviera vivo —mencionó.
SeokJin lo miró mientras se sentaba en el suelo y buscaba el ritual del Traspaso de Almas en su preciado cuaderno de rituales y conjuros.
— Lo siento, pero mi corazón tiene dueño, DoMin —se permitió mofarse un momento.
El alma errante del chico rió y camino hacia SeokJin—. ¿Puedo preguntarte por qué yo puedo acercarme a tí a pesar de tu amuleto contra nosotros? —cuestionó curioso.
SeokJin lo miró un momento—. Se activa cuando un alma pretende hacerme cosas malas, es contra ellos. Si tú no tienes intenciones de herirme o poseerme, no te hará nada. De todos modos, puedes acercarte lo justo y necesario, no intentes más de eso —respondió buscando entre las hojas de su cuaderno.
Era extraño como ese piso estaba casi a oscuras, y el silencio era ensordecedor, allí tan sólo y solitario.
— No me acercaré de más —mencionó, SeokJin lo miró de soslayo, lo notó extraño y muy diferente al charlatan de horas atrás—. Te voy a proteger —dijo solamente DoMin.
SeokJin suspiró—. Gracias, pero no es necesario. No te expongas al peligro —mencionó—. Que no tenga nada tuyo, no asegura que los del más allá no noten tu alma errante.
DoMin sonrió una vez más, pero fue fugaz—. Lo haré de todos modos —afirmó mirando la luna, luego volvió a mirar a SeokJin—. ¿Por qué no te tardas el amuleto en tu piel?
El escritor alzó la vista, su ceño fruncido con sus tupidas y hermosas cejas eran protagonistas en su rostro perfecto: — ¿Cómo si fuera uno de los hermanos Winchester? —lanzó casi divertido.
DoMin frunció el ceño—. ¿Cómo quien? —preguntó confundido, SeokJin se permitió reir y sacudir su cabeza en negación—. Bueno, como sea. Es que creo que sería buena idea. Los tatuajes están muy de moda en esta época.
SeokJin asintió, DoMin se sorprendió que estuviera atento a su parloteo, ya que parecía de igual forma muy consumido por lo que estaba haciendo.
— Sí, lo está. Pero no me gustan la agujas ni nada que me infliga dolor por voluntad propia —respondió seriamente luego de encontrar el ritual en su libro.
DoMin suspiro y se sentó frente a él a una distancia prudente—. Una lástima. Eso te preotegería el doble y no importa si un día olvidas salir con el amuleto —añadió, SeokJin le asintió sin verlo—. El alma oscura de ese chico rondó nuevamente hoy luego de que te fuiste.
SeokJin alzó la vista, sabía muy dentro de él que HyunWoo estaba rondando, pero no podía verlo. No se había manifestado ante él desde la última vez que lo vio parado en las afueras de su casa en la isla, señalándose a sí mismo y a TaeHyung.
— Lo sé, puedo sentirlo, pero no se deja ver... —mencionó.
— El cuerpo del chico colapsó una vez más —mencionó, SeokJin se puso tenso—. Lo estabilizaron. Su padre vió tu pulsera —exclamó.
— ¿Se la quitó? —preguntó SeokJin a punto de ponerse de pie, pero DoMin sacudió su cabeza.
— No lo hizo, le pareció extraño, pero creo que comprendió para que sirve. Sin importar quien fue, él se lo dejo puesto —añadió.
SeokJin respiró de nuevo—. Bien. TaeHyung estará bien, entonces —dijo suspirando al mismo momento en que sonó su teléfono con una llamada entrante.
En el silencio que le siguió a su respuesta, sospechó que DoMin se pudo haber ido, pero no lo hizo. Su espina dorsal vibraba con el escalofríos de siempre junto a un alma errante, pero el chico permaneció allí en silencio mientras él tomaba su daga favorita que sacaba sólo en ocasiones especiales, acomodando todo en su lugar.
Pero su teléfono irrumpía el momento con una llamada entrante. Su ceño se frunció al darse cuenta que no lo dejó en silencio, no importó quien era no iba a atender, excepto que cuando tomó el equipo en sus manos, la pantalla revelaba un llamado desde el centro de detención de Dongbu, Seúl.
— ¿Qué-...? —su mente divagó y se desconcentró. Sabía que no podría seguir si no atendía, así que lo hizo con manos temblorosas—. ¿Hola...?
El suspiro al otro lado de la línea le heló la sangre de una forma inesperada. Hacía mucho no lo veía, lo visitó solo una vez, años atrás. No quiso saber más nada luego de su única visita, quería borrar de sus recuerdos la mirada vacía y diabólica de los ojos de su padre.
—SeokJinnie —dijo con una voz sombría.
SeokJin sintió su respiración detenerse por un momento—. ¿Por qué estás llamando? —susurró secamente.
Su padre respiró agitado, como si le costará—. Un aro de sal.
SeokJin frunció el ceño—. ¿Qué?
— Haz un aro de sal a tu alrededor. El alma que pretendes enviar al otro lado... Está furiosa contigo —susurró y luego el llamado telefónico se cortó.
SeokJin se quedó viendo a la nada, esperando algo más, pero al otro lado de la línea no había sonido alguno ya. En la habitación, solo estaban él y DoMin, mirándolo a la distancia.
— ¿Estás bien? —preguntó el charlatán—. ¿Un llamado incómodo? —añadió.
SeokJin bloqueó su teléfono y sacudió su cabeza en negación—. Todo bien —afirmó sin agregar nada más.
Con un pequeño bowl de barro macizo, comenzó a mezclar los ingredientes del ritual. El silencio del piso era siniestro, las luces tenues daban paso a sombras inquietantes. Siempre que un ritual surgía de las manos de SeokJin, el mundo sobrenatural completo parecía alterarse.
Los ingredientes mezclados hicieron pequeñas chispas entre sí, las luces tenues del piso y las que venian de afuera (de los faroles de la calle) parpadearon a la par. Siempre sucedía mientras sentía una brisa helada que lo rodeaba y el mundo espiritual y sobrenatural se revelaban ante él.
Mientras dejó que los ingredientes se mezclaran entre sí, buscó sal gruesa en su bolso y miró el pequeño altar donde tenía las cosas. Usualmente el círculo de sal era algo que utilizaba poco debido al amuleto que llevaba constantemente con él que, era más que suficiente, pero la llamada de su padre fue tan extraña como escalofriante, así que iba a obedecer.
Minutos después, estaba dentro con la daga colocada horizontal en la palma de su mano. Afilada y amenazante, pasó por la carne delicada (maniobrada por él mismo) dejando un tajo en el centro de la palma que comenzó a sangrar sin restricciones y causaron un dolor incómodo en la mano del escritor.
¿Tatuaje en su piel? Este era el único dolor al que podría llegar a exponerse por voluntad propia, y era más que suficiente.
La habitación estaba cargada de tensión mientras SeokJin sostenía la daga en su mano no ensangrentada. El círculo de sal brillaba bajo la luz de las velas, y el aroma a incienso llenaba el aire. HyunWoo, el alma en pena, emergió de las sombras con ojos vacíos y cabello desgreñado empapado junto con su ropa. Se veía peor a comparación de la primera vez que SeokJin lo vió.
El amuleto que el escritor llevaba era una pieza de protección ancestral, tejida con hilos de tradición y creencia. La tela suave y desgastada siempre se hallaba en el bolsillo de su pantalón, y en ella se entrelazaban símbolos antiguos: caracteres coreanos que invocaban la seguridad y la resistencia contra las fuerzas sobrenaturales.
Cada hilo era un recordatorio de los que habían venido antes, de los que habían enfrentado los mismos peligros y habían sobrevivido. El amuleto no solo era una barrera física, sino también un lazo espiritual que lo unía a un linaje del que sabía casi poco y nada, pero que tenía conocimiento de su nula existencia debido a lo poco que su padre compartió con él en el pasado.
El aro de sal a su alrededor, trazado con precisión en el suelo, era su última línea de defensa. La sal formaba una barrera infranqueable para las almas en pena, impidiéndoles acercarse demasiado. Pero HyunWoo no era un espíritu común; su sed de venganza lo hacía más peligroso que cualquier otro. Este era el problema con dejar vagar demasiado de este lado del velo a un alma en pena llena de rencor.
HyunWoo gruñó, sus ojos vacíos centelleando con rabia impotente. SeokJin mantuvo la daga en alto, lista para defenderse. El alma en pena retrocedió, incapaz de cruzar el círculo de sal. Pero su voz resonó en la habitación, sus palabras susurradas como el viento frío:
— Bogsuja insensato, crees que puedes detenerme. Pero mi odio es más fuerte que tus conjuros —dijo el joven intentando penetrar las barreras de protección. SeokJin sentía que su energía estaba al máximo y tenía que concentrarse para usarla sabíamente y no debilitarse con rapidez.
— Tarde o temprano, encontraré una grieta en tu protección —dijo golpeando sus puños contra el suelo.
La ráfaga de energía negativa era una ventisca fuerte que golpeaba a SeokJin hasta los huesos, un pequeño gemido de dolor se escapaba de él mientras repetía en su cabeza palabras sagradas que debilitarían a HyunWoo.
—TaeHyung es mío —susurró HyunWoo, su voz como un eco lejano. La envidia y la ira destilaban de su ser.
SeokJin apretó los dientes. No permitiría que HyunWoo se apoderara del cuerpo de TaeHyung. El escritor extendió las manos sobre el círculo, sintiendo la energía ancestral fluir a través de él.
—HyunWoo —pronunció con voz firme—, tu tiempo en este plano ha llegado a su fin. Debo liberarte.
HyunWoo gruñó, pero no podía escapar. SeokJin trazó símbolos con su sangre, invocando el poder de los antiguos chamanes. Su propia sangre, se derramó sobre los brazalets de la amistad que solían pertenecerle a HyunWoo y a TaeHyung.
—Este es el Traspaso de Almas —dijo SeokJin con dificultad debido a su lucha física y espiritual. La ira del chico amenazaba con arrojarlo fuera de su círculo de protección—. U-... un acto de equilibrio y justicia.
El alma en pena tembló y arremato nuevamente sus energías negativas hacia SeokJin en otra rafaga de poder oscuro—. ¡¿Qué ganas con esto?! —preguntó.
SeokJin sostuvo la daga frente a él, sus pies aferrados al suelo—. La paz para TaeHyung y para ti. ¡Tu aferramiento a este mundo solo causa sufrimiento!
Con un movimiento preciso, SeokJin cortó el aire, abriendo una grieta entre los mundos a través de su daga. HyunWoo lanzó una ráfaga de energía, pero SeokJin la desvió con un escudo invisible. Su energía estaba siendo drenada ante la batalla espiritual.
— ¡TaeHyung merece vivir! —gritó. El espíritu aulló, su forma parpadeando. SeokJin trazó un símbolo más en el aire.
El alma del chico gritó mientras la luz lo envolvía. SeokJin canalizó su intención—: ¡Vete al otro lado! Encuentra la redención o la paz, pero no atormentes más a los vivos.
Un gemido de dolor salió del chico, su rostro desfigurándose, peleando por el control contra SeokJin, pero sabía que sería inútil. Y se enfadaba, el alma en pena se ponía furioso—. Encontraremos la manera de arrastrarte con nosotros al abismo —dijo con diferentes voces al mismo tiempo.
SeokJin tragó saliva, sintiendo el peso de su deber. No podía permitir que HyunWoo escapara. No solo por su propia seguridad, sino por el bien de todos los vivos. El ritual debía completarse, y el alma en pena debía encontrar la paz porque estaba convirtiéndose en algo más.
La habitación vibró nuevamente, y SeokJin pronunció las palabras finales. La daga se hundió en el suelo atravesando el brazalete perteneciente al HyunWoo, y el espíritu aulló una última vez, clavando sus dedos al suelo, insistiendo en quedarse donde no pertenecía. Gimió y se retorció un poco más, mientras una ráfaga comenzaba a elevarse en la habitación a punto de romper el círculo de sal alrededor de SeokJin hasta que una luz cegadora se intensificó el doble, cubriéndolo del todo para finalmente desvanecerse, su forma disipándose en la grieta. SeokJin cerró los ojos, sintiendo la conexión entre ambos mundos.
Segundos después, se tambaleó, agotado pero triunfante. La habitación volvió a la normalidad, y el círculo de sal perdió su brillo. El amuleto seguía caliente dentro de su bolsillo. La venganza de HyunWoo había quedado atrás, pero las sombras persistirían en su memoria, recordándole que el mundo de los vivos y el de los muertos estaban más entrelazados de lo que podía imaginar, pero que no debían mezclarse.
«Que encuentres tu descanso» pensó.
El escritor cayó de rodillas, agotado pero victorioso. La sangre de su palma se mezcló con la sal del círculo, sellando la grieta cuando tomó un puñado y la arrojó en dirección a esta. TaeHyung despertaría pronto, probablemente, eso esperaba pero al menos su cuerpo estaría a salvo.
Respirando agitadamente y descansando con sus manos sobre el suelo, DoMin apareció frente a él una vez más.
— Eso fue... Tan increíble como terrorífico —mencionó parado en una esquina.
SeokJin alzó la vista con una sonrisa amarga—. Sí. Lo fue —El silencio se extendió mientras comenzó a limpiar el lugar, sentía la mirada de DoMin sobre él—. ¿Qué?
El alma del charlatán DoMin suspiraba—. No sabía que eras el famoso Bogsuja —susurró.
SeokJin lo miró—. Sólo es un estúpido nombre.
— No lo es. Fuiste un sacrificio —susurró.
— Casi, no del todo —respondió cortante.
— Hombre. Creí que solo eras un medium más —dijo resoplando—. Tienes una deuda con el otro lado.
SeokJin asintió y luego de guardar todo comenzó a reír sin gracia alguna.
— ¿Es increíble, no? —dijo mirando por la ventana. Comenzaba a llover—. El sacrificio incompleto fue por parte de mi padre, pero la deuda es mía —susurró.
DoMin lo miró y se sobresaltó ante el sonido de un trueno, SeokJin continuó curando su mano y cubriendo la herida. El charlatán sintió pena por el escritor.
— O sea que sin importar lo que hagas en vida... Tú alma irá al infierno —susurró con tristeza.
SeokJin alzó la vista, lo miró en silencio y no añadió nada más. A veces envidiaba la ignorancia de algunos seres humanos con el después de la muerte. Él sabía, solo un poco que le tocaría, a menos que hiciera aquello que le estaba carcomiendo la cabeza hacia mucho tiempo ya y que debía de tomar una decisión pronto. La misma decisión que lo llevó a querer partir del centro de Seúl unos días largos y por el cual se encontraba donde se encontraba actualmente.
Cuando su mano estaba vendada y las cosas en su bolso, retomó el elevador para salir del lugar, pero DoMin aparecía de repente frente a él:
— ¡El bello durmiente despertó! —exclamó con entusiasmo.
— ¿Lo hizo? —el castaño estaba listo para salir de allí, porque sabía que no podría ver a TaeHyung de improviso, pero sin embargo ya estaba camino a su piso con el corazón acelerado.
Cuando las puertas del elevador se abrieron, la gente en el piso estaba bastante movilizada mientras SeokJin pasaba desapercibido por en frente de la puerta del chico milagro del momento, al hacerlo, notaba que el padre de TaeHyung era sacado de la habitación unos momentos.
El hombre era un manojo de nervios, llanto y risas nerviosas hasta que su mirada cayó en SeokJin.
— ¿Joven Kim? —dijo el hombre. Sus manos temblaban y sus ojos estaban húmedos—. ¿Qué está haciendo aquí?
SeokJin alzó sus cejas y levantó su mano vendada—. Tuve un accidente arreglando algo... Y buscaba un bañó, ya que los de abajo están clausurados —mintió.
El hombre asintió sin reproches ante su versión y luego comenzó a reír.
— ¿Está usted bien? —preguntó SeokJin.
El hombre asintió frenéticamente—. Mi hijo acaba de despertar del coma ¡Mi niño despertó! —dijo sacudiendo sus manos.
No tenía con quién festejarlo aunque SeokJin quería festejarlo con él y en parte sonrió, realmente feliz y tranquilo, la tensión sangrando fuera de él y el hombre no pudo contener su alegría, ni contenerse al abrazarlo. SeokJin correspondió y cuando miró hacia la habitación de TaeHyung los ojos del chico se posaron en él. Su mundo se detuvo por un momento, el sonido sordo de doctores yendo y viniendo junto con la risa de alegría del hombre entre sus brazos pasaron a segundo a plano.
Si fuera la toma de una escena de película, el resto de la gente estaría borrosa, y en cámara lenta. Su único foco era la mirada de TaeHyung y la sutil sonrisa que apenas pudo dibujar antes de que un doctor apareciera frente a él obstruyendo la vista y llevándose al señor Kim.
— Cambiaremos a TaeHyung de habitación luego de unos estudios, señor Kim. Ya pueden verlo —dijo para ambos creyendo que SeokJin conocía al chico.
El señor Kim no lo sabía y sonrió incómodo—. Oh, él es un vecino, pero no conoce a mi hijo. Lo siento joven Kim, no pude contenerme. Lo veo luego —dijo palmeando el brazo de SeokJin y volviendo a entrar a la habitación.
Una mirada más a un TaeHyung que solo tenía ojos para su padre y el corazón de SeokJin se estrujó dentro de él con un anhelo sordo de querer sostenerlo en sus brazos un momento. TaeHyung estaba pálido, pero hermoso y antes que la puerta se cerrará y entre lo brazos de su padre, en un fuerte abrazo, los ojos de TaeHyung lo miraron una última vez.
El escritor se quedó allí parado solo unos momentos, estaba débil y necesitaba descansar. No había ferri de vuelta a la isla en ese horario nocturno por lo que no tuvo mejor idea que tener que salir a alquilar una noche en el motel más cercano. Suspirando, obligó a sus pies a moverse de allí antes de mirar en dirección a la puerta de la habitación de TaeHyung.
Se preguntaba como podría estar sin el chico en sus días restantes en la isla y... En su vida diaria. Esto era nuevo para él, no estaba seguro que TaeHyung pudiera recordar algo de lo que vivieron, la respuesta podía ser negativa y era mejor aceptarlo rápidamente y seguir adelante. Lamentablemente TaeHyung había sido un trabajo más con el que no debería de tener contacto nuevamente porque ya estaba todo hecho allí.
El chico era libre y estaba despierto.
Yo imaginándome el momento en que se ven como una escena de dorama romántica con drama y llagrimas en los ojos y música coreana con letra fuera de mi entendimiento jeje 😭
Lxs leo ❤️
Con amor niñita Nanykoo 💜
PD: perdón si hay errores de dedos esquizofrénicos o si esperaban un mejor narrativa de ese momento de acción y lucha 🥹 seguimos aprendiendo...
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