En algún lugar del espacio

—Solicito una actualización —dice la ejecutora del Fenix en un holograma al sujeto del brazo de metal.

—Los enfrentamos en la estación, mataron a uno de los nuestros y escaparon solo de suerte —explica el sujeto enmascarado.

—O sea que fallaron —deduce la ejecutora.

—No, podemos deducir que ahora que saben que el padre y hermana de la princesa siguen con vida, se dividirán para llevar a la princesa al senado y para rescatarlos así que también dividiré a mi escuadrón, yo y otro integrante iremos hacia allá para capturar o matar a quien aparezca por ahí y los otros dos miembros de mi escuadrón irán al Senado Universal para hacer lo mismo —expone el sujeto del brazo de metal.

—Me parece bien —acepta la ejecutora y corta la transmisión.

La ejecutora del Fenix, quien se encontraba afilando su espada en una especie de habitación mientras hablaba con el sujeto enmascarado, se percata de que a sus espaldas se está abriendo un portal con un contorno dorado, así que se da la vuelta y se arrodilla.

—Mi Señor —comienza la ejecutora al ver el portal totalmente abierto y ver al Fenix del otro lado sentado en un trono con su túnica oscura, tapando parte de su brillo de fuego y dejándose ver solo el rostro.

—Argh, Ejecutora, ¿tienes algo que informarme? —pregunta el Fenix.

—La verdad si, parte de los defensores vendrán aquí con intenciones de rescatar a la reina y el exrey —informa la ejecutora—. El escuadrón que contratamos se dividirá también ya que la otra parte de los defensores irá al Senado Universal para solicitar ayuda.

—¿Alguna baja entre los defensores? —consulta el Fenix.

—No señor, una baja sí, pero no de los defensores —contesta la ejecutora.

—Que desafortunado, ya que sabes lo que pasaría contigo si ellos llegaran a fallar de nuevo —amenaza el Fenix.

—Lo sé, señor... Y por eso actuare yo también en cuanto lleguen —afirma la ejecutora.

—Bien —acepta el Fenix y cierra el portal dejando a su ejecutora sumamente asustada.

Velocidad suprema, en algún lugar del cosmos

—Para aquí —pide el capitán.

—Claro —obedece Drackslher y detiene la nave.

—Avanza a máxima velocidad sin activar los propulsores de velocidad suprema para poder comunicarnos con tu contacto —ordena el capitán y Drackslher obedece, entonces el primero inicia la llamada con el contacto de su compañero y oscurece los vidrios de la cabina para ver de mejor manera el holograma—. Tu habla, yo estaré atento a los radares en caso de que una nave aparezca.

—Ok —acepta Drackslher y el holograma por fin se enciende indicando que su contacto ya contestó.

—¿No podías elegir un mejor momento? —pregunta una voz femenina en el holograma, quien es una alienígena de color verde oscuro, ojos reptilianos, pelo negro vestida con ropa oscura con toques dorados y una especie de bufanda que tapa la mitad de su cara.

—¿Por qué? —duda Drackslher y se ve que la mujer esquiva una ráfaga de disparos y contraataca sacando dos armas duales que disparan ráfagas de cinco disparos cada una.

—Por eso —contesta la mujer y esquiva el golpe de un alienígena de su misma especie, lo golpea en la cara y le dispara en el pecho—. ¿Qué quieres?

—Información sobre unos sujetos que enfrentamos recientemente —pide Drackslher y se ve que la mujer esquiva los golpes de dos sujetos de su especie, le da una patada en la parte lateral derecha de la pierna derecha a uno, golpea en el rostro al otro, le dispara al anterior y hace lo mismo con el otro.

—Dame un segundo —dice la mujer y entra a una especie de sala de control.

—¿Dónde estas? —pregunta Drackslher.

—¿Olvidas que mi especie está en una guerra civil? —consulta la mujer.

—En efecto, lo había olvidado —confiesa Drackshler.

—Muy bien, describe a los sujetos que mencionaste —pide la mujer.

—¿Capitán? —solicita Drackslher.

—Si, uno de ellos era una mujer que podía proyectar una especie de energía morada con sus manos —describe el capitán.

—Hay miles de criaturas en el cosmos que pueden hacer eso, sea más específico —pide la mujer.

—Uno de sus compañeros usa mascara y tiene un brazo de metal —continua el capitán.

—Creo que los encontré —avisa la mujer revisando su base de datos—. ¿Uno de sus compañeros era un francotirador, otro tenía un arma relanterizadora y otro tenía armas de misiles?

—Si —confirma el capitán.

—Bueno, están en problemas ya que se están enfrentando al que probablemente es el mejor escuadrón de cazarrecompensas en todo el universo —informa la mujer—. La mujer es una bruja y del enmascarado no sé nada.

—¿Ni de su especie? —duda el capitán.

—Ni siquiera eso —confirma la mujer.

—¿Una bruja? —pregunta Drackslher—. Pensé que solo había en Terrus

—Pues hay más de lo que imaginas —revela la mujer.

—Entiendo, gracias —gratifica Drackslher y la mujer asiente con la cabeza para luego cortar.

—Pues velocidad suprema de nuevo —dice el capitán y desactiva el oscurecimiento de los vidrios.

—Capitán... si la bruja va por ellos, no lo lograrán —se preocupa Drackslher.

—En este momento no reciben la llamada, están en velocidad suprema, tranquilo, grabare un mensaje y se los enviare, deberían recibirlo en cuanto salgan de velocidad suprema —tranquiliza el capitán.

Velocidad suprema, en otro lugar del espacio

—¿Crees que lo logren? —pregunta Klaren.

—Es muy probable que sí, el capitán es un experto combatiente al igual que Drackslher, que aparte de sus habilidades también tiene piel blindada, estarán bien —calma Reims.

Klaren sólo siente con su cabeza y cruza los brazos para luego mirar a la ventana mientras Laner la observa y decide meterse en sus recuerdos.

En sus recuerdos, Laner ve a una pequeña Klaren jugando con su hermana y con su madre vigilando que nada les ocurra, pero en eso, una explosión se ve a la distancia en ese pequeño reino de un planeta que por alguna razón es natural.

—¿Están bien? —pregunta el rey saliendo del palacio rápidamente junto a unos soldados.

—Estamos bien, tranquilo —calma la reina, una hermosa mujer Swifter de piel roja que viste un vestido plateado con toques dorados.

—Entren al palacio —ordena el rey a su esposa e hijas y estas obedecen.

El rey junto con sus soldados se va y luego las niñas entran al palacio siendo seguidas por su madre, quien se da la vuelta para cerrar las puertas y es golpeada en el rostro por un sujeto con armadura totalmente negra y pelo largo, quien trae una máscara puesta y la golpea en el estómago tirándola al suelo.

—¡Mamá! —gritan ambas niñas al percatarse de lo que está pasando.

—¡Corran! —ordena la madre, pero las niñas se paralizan del miedo.

El sujeto toma a la reina y la lanza contra una ventana, la cual se rompe y por tanto la madre de las niñas cae. Las pequeñas deciden obedecer y corren hacia una salida, pero el sujeto voltea hacia ellas y dispara hacia arriba de la salida, provocando que los escombros la tapen. Las niñas al ver esto corren hacia la escalera y el sujeto hace el mismo movimiento para tapar la subida al segundo piso, entonces un guardia entra por la tercera puerta y golpea al sujeto, el cual le hace una llave que lo deja en el piso sin su arma y lo mata disparándole con esta.

Las niñas acorraladas gritan mientras el sujeto sube las escaleras y configura su arma. La madre de las niñas regresa a la escena y combate al sujeto, el cual empieza a perder ante ella, pero para su conveniencia, la reina saca un cuchillo y el aprovecha para quitárselo rápidamente para clavárselo en el estómago.

—¡Mami! —gritan las niñas al ver a su madre caer al suelo.

—¡Fuego! —grita una voz y varios soldados disparan al sujeto, el cual no logra esquivarlos y termina en el suelo.

Las niñas corren hacia su madre mientras el rey se acerca al sujeto que las atacó y le dispara en el rostro.

—T-tranquilas niñas, estarán bien —dice la madre de las niñas y les canta una canción para luego ser puesta en una especie de camilla y llevada por unos paramédicos.