Capítulo 13: Amanecer
- Es una promesa, ¿verdad?
- Sí. Aun si pasa mucho tiempo, nuestra promesa nos volverá a reunir algún día – sacando un colgante de su bolsillo -. Mi mamá se esforzó mucho en hacer estos. Quiero que tengas uno para cuando nos volvamos a ver.
- recibiéndolo - ¿Está bien que sea yo?
- ¡Por supuesto! ¿Por qué no lo estaría?
- No, nada. Gracias, Fuutarou-kun. Te prometo que nunca olvidaré este día.
- ¡Esforcémonos por nuestro futuro, ______!
- ¡Sí!
Aquella que sonríe dentro del recuerdo de un pasado distante, aquel encuentro que se siente tan cercando sin motivo alguno...
Abriendo sus ojos lentamente, Fuutarou comenzaba a despertar después de varias horas de viaje desde el campamento escolar. Su expresión, a pesar de mostrar la de un amanecido, denotaba seriedad ante todo. Aquella acción que había cometido, la elección que nunca debió haber existido, lo había dejado más agotado de lo que se esperaba. Sin embargo, aun cuando se encontraba medianamente cómodo, despertar después de haber tenido un sueño que apenas podía recordar, estando aun entre las sabanas de su cama, Fuutarou no pudo más que aceptar el hecho de un nuevo comienzo... uno que lo más probable no vendría de la mano con su estilo de vida actual.
¿Cuánto tiempo se suponía que debía de tomar para asimilar todo lo cometido? Sin importar cuanto lo deseara, el pasado no podía alterarse. El arrepentimiento no era una emoción que se le permitía experimentar, aun si lo necesitara.
<< ¡Lo siento, pero parece que estas en el último lugar hoy! ¡Tú, quien está en Aries! >>
- ...
<< ¡Sin embargo, hay una alta probabilidad de encontrarte con una persona especial! Así que si estás recostado en la cama justo ahora a causa de un malestar, asegúrate de tomar las cosas con calma. ¿¡Okey!?>>
- ... Ciertamente, mis ojos se sienten pesados. Si esta no es la peor situación, entonces no sé cómo llamar a esto...
Habiendo pasado un par de días de lo sucedido en el campamento escolar, una vez concretado el beso que lo marcaría todo, Fuutarou al llegar a casa, ignorando a todos en el proceso, tan sólo se desplomó en su cama por el agotamiento que implicó tener que estar en una situación tan complicada y estresante. Y sin que se diera cuenta de lo que fue, Fuutarou no sintió más que alivio una vez estando recostado en aquel momento en su cama.
Ahora, mientras veía su horóscopo en la pequeña televisión que poseía en su habitación, Fuutarou no hacía más que estar absorto en sus propios pensamientos de lo que podría suceder a partir de ahora. Su decisión, aunque no fuera la correcta según diferentes motivos, era la que lo llenaba y lo hacía sentir completo actualmente. Sin embargo, ¿Qué iba a ser de Yotsuba, la chica que ilusionó todo el camino hasta el campamento escolar? Después de aquella situación, Fuutarou no tenía permitido sentir arrepentimiento y/o pesar, tan sólo podía ser un mero observador de sus propias debilidades.
Y en consecuencia, a pesar de ya estar recuperado después de todo el agotamiento que fue el campamento escolar, Fuutarou seguía estando en su hogar. Como si se tratase de un castigo interno entre él y la verdad que no pudo liberar, su encierro bajo la excusa de sentirse enfermo era inevitable. La lástima que sentía hacia sí mismo por su propia incredulidad ante los hechos lo dejaba sin palabras para seguir una contradicción interminable.
El cuestionamiento que implicaba tomar la responsabilidad de todas sus acciones hasta el día presente, a sabiendas de que sin importar el esfuerzo nada cambiará, Fuutarou no hizo más que quedar absorto ante una profunda indecisión de seguir incluso sus propios pasos. Fue entonces cuando por fin lo comprendió.
Aun si fuera por aquel extraño sueño que no lograba recordar, el hecho de querer simplemente salir de casa era algo poco peculiar durante estos últimos días que estuvo descansando después del campamento escolar. Sintiendo que el agotamiento que su cuerpo acumuló no había sido suficiente para abstenerlo de querer salir a arreglar con palabras la situación en la que se encontraba ahora mismo, Fuutarou, aun con dudas de si tomar acción en su preciso momento, no deseaba que su relación se consumiera por prejuicios susceptibles que cada vez empeoraban por una mala decisión por su parte.
Sin embargo, ¿adónde ir con exactitud? Ya no existía un camino prefijo al cual seguir, sus opciones ya no funcionarían siendo la situación que fuese. Tan sólo, y como siempre fue desde un principio, debía de avanzar. Y aunque no fuese capaz de ver con exactitud el camino que había elegido, aun cuando la culpa y el dolor que le causaba por haber herido a alguien más siguiera latente, Fuutarou, levantándose y yéndose a cambiar, con una regla impuesta por cierta chica hace un tiempo, no le quedaba alternativa alguna más que cumplir con los compromisos pendientes que tenía afuera de casa. Tan repentino como cauteloso, aprovechando los últimos días de libertad que tenía, Fuutarou, sin la claridad que solía tener sobre sus objetivos, tan sólo fue hacia aquella pequeña sensación de bienestar... sensación descrita como aquella que alguna vez consideró como ejemplo de hermandad, una tempestad temporal caracterizada por su hermoso color rosa rubor.
- Vaya, te levantaste temprano – dijo con cierto asombro –.
-...
- ¿Qué sucede? ¿No tienes palabras siquiera para saludar?
- N-Nino...
Con el recuerdo indeleble de aquella victoria silenciosa que tuvo que realizar, Ichika, a sabiendas de que apenas eran las siete de la mañana, mientras sostenía su taza de café recién servida, no hacía más que agravar el silencio por cuestionamientos propios de sus mismas inseguridades acerca de su actuar.
Sin embargo, aun cuando el sentimiento de traición se podía presentir, Ichika no podía hacer nada para evitarlo. Sin importar cuan fuerte haya sido el sentimiento de poderío ante aquel beso bajo una desgarradora lluvia durante el campamento escolar, el hecho de aun sentir amor hacia aquella persona que la correspondió, aun con la magnitud del problema que eso significaba para el resto de sus hermanas, no demostraba más que aprecio mutuo por ambas partes iguales.
Pero, sin importar cuantas veces lo pensase y tuviera cierto grado de razón para seguir adelante, Ichika, meneando su taza de café de vez en cuando, la expresión que se lograba denotar ante todo aquello que hubiese querido evitar a toda costa, sin tomar siquiera en cuenta a Nino, no era más que desprecio... desprecio hacia su persona, hacia sus valores, hacia el significado del amor que tenía, hacia las ilusiones de la infancia, hacia todo.
- Ichika, tú... – presenciando la expresión que llevaba su hermana –.
- Lo siento. Pensé que me sentiría un poco más animada si tomaba un poco de café por la mañana. Ahora veo que no – dijo para luego dejar la taza casi vacía en el lavaplatos –.
Aunque la noche de aquel día tuviese la importancia que ella mismamente le dio, el desánimo por su parte sabía que no se iría fácilmente. Tan sólo quería descansar un poco más, sin embargo, ¿Qué sucedía con aquellas insinuaciones que notó a lo largo del campamento?
- Me iré a dormir. Desayunen sin mí, Nino – retirándose del salón para luego subir hacia su habitación –.
Dejando un vacío aún más enrevesado, Nino no pudo hacer nada más que observar como su hermana se retiraba. A pesar de las complicaciones que tuvo al relacionarse con ella desde un inicio con el campamento escolar, a consecuencia más por una persona no presente en el lugar, el tan sólo volver a revivir esos instantes... aquella expresión, aun cuando conocía la actitud de su propia hermana mayor, sin saber siquiera por dónde empezar, Nino, ciertamente, no pudo evitar pensar en Yotsuba.
- Tan sólo quería ver como estabas, idiota – dijo mientras su hermana yacía dentro de su habitación –. Después de todo, esto no es fácil de sobrellevar.
Encerrada, yacía dentro de su propio mundo sin preocupaciones. Entre sabanas que cubrían cada parte de su cuerpo, deslizándose por cada rincón de su suave y delicada piel, Ichika, ante un abismo perplejo de emociones sin digerir, no hacía más que mirar a los alrededores de su habitación. Ver con detalle cada artículo de belleza que poseía, no hacía más que recordarle los antiguos esfuerzos banales que hizo alguna vez por cierta persona especial. Ichika, a pesar de todo el tiempo que estuvo compartiendo junto a aquel joven llamado Uesugi Fuutarou, el hecho de imaginar que algún día él podría hartarse de ella por cualquier motivo, no veía más que un futuro lleno de desolación.
Pero, aun cuando el martirio fuese reciente, la creencia de una vida llena de emoción fugaz prevalecía ante la esperanza de aquel gesto inesperado que a la vez que tanto ansiaba que sucediese. Sin importar la situación que fuese, aquella conexión con la que logró cautivar de cierto modo a aquel joven pelinegro, el amor fluyente que rebosaba por la borda, no se podía expresar en un mejor punto de su historia que con un simple mensaje.
- "Quiero verte."
- ...
- "Necesito verte."
- ... – levantándose –... "Está bien."
A sabiendas de un conflicto latente entre sus hermanas y en su imagen como hermana mayor, Ichika, con tan sólo un simple comunicado de aquel joven que tanto la alteraba emocionalmente, haciéndola dudar de si era el momento adecuado para un encuentro oportuno, no pudo evitar sonrojarse frente a un petición poco común, pero que a pesar de todo ansiaba tanto recibir.
La sentencia que selló dándose aquel beso durante el campamento escolar, con lo que significó reunir todo el valor para realizar todo correctamente en tan poco tiempo, acompañado de un aun persistente mal clima de por medio, Ichika, siendo una molestia en la más delicada de las definiciones, mientras se alistaba para volver a cometer actos que afectarían a largo plazo la estabilidad familiar entre las cinco, no hizo más que enviar un mensaje más en respuesta.
- "Cielos, no esperaba que vinieras a visitarme."
Aun cuando todo estuviese derrumbándose, sin importar las consecuencias a causa de su impertinencia y la de sus hermanas por forzarse a sí mismas a un cambio por el bien de una, Ichika mantendría su palabra de seguir adelante con este sentimiento llamado amor; después de todo, este era el camino que había elegido.
- "Estaré esperándote."
- ... "Está bien."
Mientras tanto, conforme se desarrollaba aquella invitación fortuita entre Fuutarou e Ichika en secreto, Nino, quien yacía en la cocina preparando el desayuno para sus hermanas, por alguna extraña razón, no podía dejar de pensar en aquel joven que la acompañó durante el evento de noche en el campamento escolar. Aun cuando la posibilidad de tan sólo haber sido engañada podría ser verídica, el aura que desprendía aquel joven mientras sostenía a Nino por la borda de un risco, con la valentía suficiente como para arriesgar su propia vida en el proceso, simplemente aquellos pensamientos que podría tomar en cuenta... no hacían más que confundirla acerca de lo que realmente pasó aquel día por la noche. La obviedad bajo la manta de la ilusión que Nino mismamente se ponía, a pesar de supuestamente dejarlo en el pasado, fuese lo que estuviera pensando, no era más que agobio gratuito por no decidirse en que creer exactamente.
- ...
Con un ruido notorio que provenía del cuarto de su hermana Ichika, Nino cortamente miró por unos instantes hacia la puerta de su habitación. Sin interés por lo que estuviera tramando, ya que era temprano por la mañana, Nino decidió concentrarse en terminar lo que estaba preparando. El día que había empezado con el pie izquierdo debido a la reacción de su hermana hacia su repentina presencia, además de los constantes quejidos de una chica que sufría por amor a lo largo de la noche, no hacía más que seguir revolviendo su cabeza con emociones desagradables.
Constantemente, desde el día posterior al campamento escolar, ya estando en casa, con la fuerza necesaria para afrontar en cara la expresión de todas sus hermanas debido a las constancias sucedidas en un pasado cercano, Nino, sin importar el sentimiento que la consumiera en su momento, no tenía más alternativa más que reprimir su intervención a los hechos que precisamente veía.
Ya sea por el bien de su hermana menor, por el mero bien para sí misma, Nino, apoyándose en la ignorancia de su propia vista que presenciaba aquello por lo que no desearía ser testigo, después de unos minutos meditando aquello que permitió que sucediese frente a sus ojos, simplemente dejó que su hermana se fuera sin problemas del departamento. Y aunque la presión que la agobiaba de haber hecho lo incorrecto torturara su pecho, esa sensación... esa estúpida sensación que de alguna forma creía compartir con su hermana con tan sólo verla a sus ojos, sin importar las veces que la viese con detenimiento... esa mirada era idéntica a la de Yotsuba.
- ¿Qué se supone que estoy haciendo?... No lo puedo entender – sentándose en el sillón después de haber servido el desayuno en la mesa –... sigue siendo muy temprano para el desayuno...
Aunque fuera sólo por unos instantes, con lo poco que pudo notar acerca de la vestimenta que traía puesto su hermana, además del aura que desprendía con cada paso que daba, Nino, con la desconfianza que entrelazó al inicio con Ichika debido a las constantes inconsistencias de sus excusas acerca de su paradero, incluso si desease ayudar de alguna forma avisándole al resto, no hizo más que agachar la mirada.
Sin control alguno que pudiera cambiar siquiera un poco los planes que pondrían en aprieto a todas sus hermanas, Nino no era capaz de cargar con toda esa abrumadora ola de decisiones y opiniones que conllevaba estar al tanto de su misma instancia en los sucesos que presenciaba alrededor de su "pequeña" hermana menor. Aun si nunca fue su intención involucrarse en la vida amorosa de su hermana y en la de su tutor, el hecho de haber formado parte de una decisión, a pesar de estar al tanto que dos de sus hermanas también estaban en la misma situación que ella, no había traído más que desastre de lo que fue en un principio.
Nino simplemente no quería volver a ver a su hermana en ese estado por culpa de su sobreprotección. Sin importar la buena intención que tuvo, el hundimiento no fue más que fruto de su intervención como hermana mayor. Ahora, sin alguna explicación coherente, todas parecieran tener la expresión de Yotsuba.
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– Acercándose – Hey, no nos hemos visto desde el viaje escolar. ¿Cómo te sientes?
- Ichika...
- Verdaderamente me tomaste por sorpresa con esa invitación. Dime, ¿tanto extrañabas a tu hermana mayor? – dijo en todo burlesco –. Sabes que en cualquier momento podemos vernos si quieres.
- ...
- ¿Qué pasa, Fuutarou-kun?
- Después de todo, a esto conllevó el resultado de nuestra resolución – interrumpiéndola –.
- Fuutarou-kun.
- Pensaba que la escuela era tediosa y un dolor de cabeza, que esforzándome podría cumplir mis metas más rápido que un estudiante común, pero... pero quiero estar así. Porque no quiero dejarte ahora.
- ¿Q-qué estás diciendo? – nerviosa –.
- Incluso aunque eres extrovertida, lenta para aprender... y ser sólo una molestia... terminaste siendo tú, Ichika. Ciertamente, aún sigo sin entender porque tenías que ser precisamente tú.
- Entonces... - sintiendo una presión en su pecho – ¿Adónde quieres llegar con lo que dices?
- Mientras caminaba hasta aquí, al principio sólo era para desahogarme de todo esto. Sin embargo, no pude evitar recordar la vez que nos conocimos en nuestro primer año de preparatoria.
- ¿Eh? – exaltada –
- Sí. Se puede decir que, a fin de cuentas, desde aquel día que cruzamos miradas, comencé a interesarme en ti y en las demás. Y como ves, no fue sino hasta nuestro segundo año que recién pudimos hablar como correspondía. Luego ocurrió el incidente en tu departamento.
- Fuutarou-kun, yo-... - siendo interrumpida una vez más –
- Mi pregunta ahora es... Ichika, ¿Qué viste exactamente en mí? ¿Por qué llegar tan lejos por alguien como yo?
- Yo... – agachando la mirada con un leve sonrojo –
- ¿Y bien?
- (Aunque te lo contara, ¿tú me creerías, Fuutarou-kun?) – quedándose en silencio ante la pregunta del pelinegro –
Sintiendo como si hubiese sido una eternidad, a la par una fuerte conexión grabada dentro de sus mismos recuerdos...
- "Me convertiré en el ejemplo de todos."
... Nakano Ichika, mientras la duda la consumía por saber si revelar sus verdaderas motivaciones ante el hombre que tanto amaba, con el dolor en su pecho que tanto trabajo costaba ocultar cada vez que se veían, tan sólo recordó aquella ocasión hace tantos años atrás, una época en la cual tan sólo era una niña inocente.
- Ichika.
– Abrazando fuertemente al pelinegro – Eso no importa – ocultando su expresión –. Tú viniste aquí porque querías verme. Entonces, ¿Por qué no mejor dejas eso de lado y solo te concentras en mí?
- ...
- (Aun si no logras entenderlo ahora, con el tiempo lo harás. No quiero que nada vuelva a cambiar.) – apretando con más fuerza –
- ¿Estás segura de dejar las cosas como están?
- Sí. No quiero hablar sobre ello.
- Realmente no lo entiendo, pero... con el tiempo estoy seguro que podremos comprendernos mejor que ahora.
- ... Sí. Ten paciencia, por favor.
- ... Está bien... Supongo que podemos confiar entre nosotros, aunque eso signifique solo entre los dos y absolutamente nadie más.
- Por mi está más que bien, Fuutarou-kun – acercando su rostro al del pelinegro –.
Con la valentía suficiente como para afrontar a aquel joven que tanto la obsesionaba, Ichika, conforme acercaba sus labios a los del pelinegro, pensaba si todo por lo que luchó había valido la pena. Y que a pesar de los constantes conflictos que se desarrollaban en base a la desdicha de ser parte de una relación de cinco hermanas, la voluntad de seguir avanzando al lado de su querido tutor era lo único por lo que tenía que preocuparse.
Fue entonces que, a pesar de todo aquello por lo que temer, Nakano Ichika y Uesugi Fuutarou, con aquel pacto el cual se comprometieron, habían sentenciado su estancia con el dichoso beso que marcó el inicio de una relación poco convencional en base a verdades y mentiras de por medio.
Sin importar las adversidades que confrontasen en un futuro, sin importar el dolor y la angustia que significaba permanecer juntos a pesar de las advertencias, el corazón que alguna vez dudó acerca de aquella relación, ya no tenía vuelta atrás para remediar todo el daño dejado en la juvenil historia de amor de unos estudiantes de preparatoria. Como si se tratase de cumplir con el rol impuesto desde un principio, ambos simplemente no tenían más alternativas para cambiar lo que ya estaba hecho.
- Probablemente no quieras oírlo, pero... estoy a tu cuidado, Fuutarou-kun – dijo mientras caminaba a la par del pelinegro –.
- Sí. Sigue sonando extraño.
Dejando que el viento los guiara a través de la ciudad por la mañana, la pareja adolescente que sin notarlo tenían toda la atención de los que pasaban cerca suyo, con una sincronización anormal ante cada comentario y acción sutil por parte de ambos, como si se tratase de hojas arrastradas por la corriente, poco a poco se iba perdiendo su rastro frente a la multitud de ciudadanos que comenzaban a movilizarse por sus empleos y que cada vez era más difícil distinguirlos a la distancia. Y con apenas un simple parpadeo de un ciudadano común, la pareja inusual que tanto se llamaba la atención entre ellos, había desaparecido bajo la tenue luz solar que resplandecía cada vez más con el despertar de un nuevo día.
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Sin importar cuanto tiempo pasara, los errores que una vez eran cometidos, ya no había vuelta atrás para intentar remediarlos. A pesar de las infinitas posibilidades que se pudieron dar para evitar todo aquello por lo que estuviera sucediendo, Itsuki, a la par de su hermana _____ durante el desayuno, con el plato prácticamente sin tocar, no dejaba de sentir aquel hostigamiento ferviente en su pecho.
Incluso cuando todo resultó en una trampa hecha con cautela por su hermana mayor, el descuido evidente que hubo durante los momentos más importantes, cuando se suponía que la prioridad era juntar a Fuutarou con Yotsuba, la culpa por haber sido demasiado ingenua no paraba de crecer en el corazón de Itsuki. No importaba las veces que intentara reconfortarse a sí misma sobre su decisión a la hora de actuar, esa sensación yacía dentro de sí misma como una parte más que la complementaba y perturbaba cada vez que el pensamiento de arrepentimiento llegaba a su mente.
- Hmm – volteando a ver a Itsuki - ¿Qué sucede? ¿Hay algo que no te guste?
- No, no es nada. Supongo que no tengo apetito – dijo en tono desanimado –. No tendremos clases el día de hoy, pero, ¿Qué les parece si repasamos un poco acerca de la última lección que tuvimos?
- No le veo problema – exclamó Miku –. Está bien querer mejorar.
- Daré mi mejor esfuerzo – respondió Yotsuba –.
-¿Qué me dices tú, Nino?, ¿quisieras unirte por esta ocasión?
- ... Lo siento, pero pueden estudiar sin mí. Estoy un poco agotada, así que descansaré un rato en mi habitación.
- Oh... está bien, Nino. Descansa – despidiéndose de su hermana mientras ésta se iba al segundo piso –. (Está bien que las cosas sean así. Después de todo, ella-...)
- Eso debería decírtelo a ti, Itsuki – mirando con detenimiento a su hermana y notar como ella la veía con cierto aire intenso –. Hmph – volteándose –. No olviden dejar todo en el lavaplatos. Yo me encargaré de eso cuando despierte.
Con una mirada perpleja ante el inesperado acto de Nino, Itsuki no pudo evitar sorprenderse acerca de las palabras que su hermana le dedicó. Aun cuando en teoría todo se resolvía entre Nino y Miku, aquella expresión que logró ver en su hermana al retirarse de la mesa no hacía más que denotar la existencia de su participación, inclusive acerca de sus sentimientos... el dolor que tanto la había estado acompañando desde el día en que escuchó aquellas palabras salientes de sus hermanas. Sin embargo, con la objetividad que solía siempre dominar, Itsuki dejó fuera de lugar esa posibilidad.
- Chicas, parece acaban de entregar unas cuantas cartas a nuestra puerta – rompiendo el silencio que se había formado después de las palabras de Nino –. Voy a traerlas.
- Ah... por favor, Miku – respondió Itsuki –.
- Me pregunto de quien serán las cartas. Tengo curiosidad.
- Es verdad. Por lo menos nosotras no solemos recibir cartas a nuestro domicilio a menos que sea obra de nuestro padre.
- Deben de ser muy importantes, entonces.
- Ya lo sabremos, Yotsuba.
Pasando unos minutos, Itsuki se preguntó porque era que Miku tardaba tanto. Aun cuando la tarea era demasiado sencilla, ¿Por qué tomarse tanto tiempo para realizarla?
Levantándose, Itsuki se dirigió a la entrada. Sin entender el porqué de su demora, con tan solo unos pasos para llegar, fue sorpresa inmediata una vez viéndola allí parada, sin hacer nada. Notando que tenía una carta abierta entre sus manos, Itsuki preguntó.
- ¿Qué dice en la carta, Miku?
Sin razones para preguntar acerca de su tardanza mientras Yotsuba y ella esperaban, con tan sólo haberla visto en ese estado, no había necesidad de reprimirle nada. Sin embargo, una vez salido del trance en el que se encontraba debido al contenido de la carta, Miku no hizo más que mirar a Itsuki, denotando cierto cargo de conciencia.
Sin saber cómo interpretar las expresiones de su hermana, Itsuki pidió la carta para sí. Fue entonces que, a pesar de haber estado tan segura desde un principio acerca de las circunstancias que rodeaban a Ichika antes del campamento escolar, la carta revelaba el éxito de su hermana mayor con respecto al papel protagónico de una película que había logrado conseguir entre quinientas participantes. Todo aquello transcurriendo antes del campamento escolar.
- (¿Qué está ocurriendo aquí?, ¿entonces Ichika realmente estaba esforzándose esa noche también...?)
- Itsuki...
- (¿No estaba con Uesugi-kun?)
Sin poder procesar la noticia que había llegado a casa, con el beneficio de la duda ante todo lo que alguna vez creyó que sucedía, sin darse cuenta de quien se acercaba hacia ella, Yotsuba se unió ante la dichosa relevación que podía notar en las expresiones de sus hermanas.
Sin embargo, una vez asomada entre Itsuki para ver el contenido de la carta, una vez comenzado a leer y entender de lo que se trataba, Yotsuba no dijo ninguna palabra ante lo que se suponía que era felicidad y emoción por el triunfo de su hermana. Todo porque no logró entender con profundidad aquello que la rodeaba, con tan sólo haber visto la fecha acompañado de la carta, Yotsuba comprendió lo sucedido, más sin embargo aún no podía creerlo del todo.
Después de todo, a pesar de lo que leyera y fuera verídico, ella misma era prueba fehaciente de que las cosas no eran como se contaban. Siendo misma la testigo necesaria para entender a la perfección todo lo que estuviera sucediendo, Yotsuba aun así caía en la intriga de si haber hecho lo correcto o no. Porque ella había tomado el rol de buena chica, era que a pesar del dolor quería alegrarse por el éxito de su hermana mayor.
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- ¡Cierto, Fuutarou-kun! Una de las cosas que te quería contar, era que gracias a ti pude atreverme a dar una audición con una productora grande.
- ¿En verdad?
- ¡Sí! después de la motivación que me diste, el apoyo que me hacía falta, le dije a mi jefe si podíamos intentarlo otra vez, pero con algo más de renombre.
- Eso está muy bien, Ichika. Pero bueno, con tal de que no dejes la escuela, estaré allí cuando lo necesites.
- Gracias, Fuutarou-kun – sonriendo –. En estos días debería de llegar la respuesta, ya que todo lo hice antes del campamento. Pero...
- ¿Pero?
- Bueno, usualmente después de las audiciones suelen enviar un correo electrónico a mí o a mi jefe, eso ya depende de la productora. Pero como nunca lo he hecho antes con algo más ambicioso, entonces no sé cómo será su forma de comunicación.
- ¿A qué te refieres exactamente?
- Por lo general las grandes empresas suelen ser un poco exagerados con la respuesta, así que no sé si me llegará una carta o un correo diciendo lo buena o lo mala que soy actuando.
- No le des muchas vueltas entonces. Sólo espera a que sea una respuesta positiva. Independientemente si sea de aceptación o exclusión, no debes desanimarte.
- Ja ja, en eso tienes razón.
- Ten más confianza en ti, Ichika.
– Acelerando su corazón – Cielos, Fuutarou-kun. Realmente sabes que decirle a una chica cuando te lo propones.
- ¿Q-qué? – leve sonrojo –
- Incluso con lo frío que puedes llegar a ser, es reconfortante saber que puedas tener de vez en cuando un momento de vulnerabilidad. Me hace sentir aliviada.
- Hmph. Dejando eso de lado – tomándola de la mano –, espero que consigas el papel, Ichika.
- Gracias.
Una vida permitiendo la convivencia de dos individuos, tampoco parecía mala idea. Sin embargo, aun cuando se desease, sin importar por donde lo vieran, una vida así no traería más que desgracia. Porque, después de todo, se trataba de un vínculo entre cinco personas completamente diferente.
El tiempo que gozaban ellos dos juntos... se había convertido en algo de ciertos días antes que se pudieran dar cuenta.
- Sería genial si pudiéramos ser capaces de divertirnos juntos de esta manera por siempre – susurrando –.
En un día, cuyo clima parecía tener la tempestad de las ocurrencias vividas, yacía sobresaliente la luz solar que tanto anhelaban. Renunciar a aquello que tanto apreciaban, no era una opción. Y que, a pesar de tener la ambición por lograr el bienestar sobre sus propias vidas fuera complicado, nada sería suficiente ante la unión de un par de jóvenes que ignoraban la grandeza del mundo frente a sus pies.
La aflicción a consecuencia de sus propias decisiones jamás sería suficiente para detener el ciclo de pesadumbre y amargura que significaba vivir una vida así. Puesto que todo comenzó con aquel desafortunado suceso en el departamento, no había un intercambio equivalente para terminar con esa misma relación. Después de todo, era latido por latido.
- Ichika... consiguió un papel protagónico – sosteniendo la carta entre sus manos –.
- ...
- Bien por ella, ¿verdad? Eso lo que tanto deseaba, ser la protagonista de una película.
- Nadie le dirá nada a Ichika, ¿entendido? – dijo sorpresivamente Itsuki –.
- ¿Q-qué estás diciendo?, ¿Estás segura de hacer algo así?
- Puedes estar tranquila, Miku – desviando la mirada –. Sólo se trata de una celebración sorpresa como hermanas... – devolviéndole la carta a su hermana –. Por el momento se tendrá que ocultar esta carta hasta nuevo aviso. Estará bajo tu cargo, Miku. Confío en ti para hacer ése labor.
- S-sí... supongo que está bien.
- Yotsuba, tú y yo nos encargaremos de los preparativos. Será algo pequeño, pero por lo menos tendrá un detalle por parte de sus hermanas.
- ¿Tienes algo en mente? – preguntó Miku –
- Creo que para la ocasión sería bueno un pequeño pastel y todas nosotras juntas – dijo con la vista desviada y desprendiendo un aire indiferente –. Somos quintillizas, después de todo. Tal y como mamá quería.
- Uh...
- Descuiden. Incluso si nos encontramos peleadas, esto es mérito de fiesta para una integrante de la familia.
- Entonces, lo más seguro es que también habrá que hablar con Nino. Podría ayudarnos si quieres hacer el pastel en casa – dijo Yotsuba intentando elevar su tono de voz –.
- Bien... – asentando con la cabeza – tienes razón.
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