O6
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Fue tal y como JiMin lo dijo, los disturbios seguidos habían atraído consigo la trifulca de los señores del suroeste, y con ellos las batallas comenzaron.
Tal pareciera que la persona que había orquestado todo seguía estando oculta pero la cizaña ya había sido implantada en los atacantes, que creían ciegamente en que los señores feudales habían mandado a atacar sus tierras para ganar más terreno.
Estaban equivocados pero aunque se intentó dialogar con ellos, no aceptaron y comenzaron la batalla sin dar tregua alguna.
El junto con la servidumbre habían sido aislados en las salas ocultas el Palacio, pero YoonGi se sentía inquieto.
Llevaban ya varios días aislados en aquella ala desconocida para las demás personas, pero Min sentía que se volvería loco.
Él se podía defender, él era fuerte, no necesitaba estar escondido y actuar como una damisela porque no lo era.
Antes de ser un Rey él era un guerrero, siendo entrenado personalmente por su padre y el comandante de las tropas de su reino.
Se podía escuchar a las afueras los fuertes choques de espadas, la batalla seguía en su mayor apogeo.
Pero lo que a YoonGi le preocupaba era el hecho de no tener noticia alguna de JiMin.
El nulo contacto con el exterior lo estaba volviendo loco, si seguía encerrado allí podría sufrir alguna crisis o terminar revelando quien era.
Los señores feudales estaban ayudándando a sus soldados, peleando ellos también en la batalla.
YoonGi cerró sus ojos e intento pensar en su hermana, rogaba a todos los cielos que ella estuviera bien, no había recibido ninguna respuesta de su carta, quizás su hermana estaba tan ocupada como para leer una carta de él.
Un fuerte estruendo los hizo estremecer y los niños pequeños que estaban escondidos ahí gritaron del miedo.
Min mordio su labio inferior, y espero a que todos se reunieran alrededor de los infantes para pasar desapercibido y así poder salir de aquel lugar.
Caminando lentamente YoonGi se posicionó al lado de aquella puerta que daba al pasadizo secreto para salir de aquella ala, y sin que los demás se dieran cuenta y abriendo lentamente aquella puerta, salió de aquella habitación enorme, sin ser visto por nadie.
Se quitó su túnica exterior pues le estorbaba, quedando únicamente en su túnica interior, la que también fue quitada para poder quedar únicamente con un pantalón de tela negra y una prenda blanca que parecía una pequeña bata, amarro su cabello en una coleta alta y aligeró sus pasos para salir de aquel pasadizo secreto.
A las afueras del palacio una fuerte batalla se llevaba a cabo, tal parece que no tendría fin porque entre más heridos habían del lado contrario, más hombres aparecían de la nada y seguían peleando.
Las bajas en muertos eran abundantes para ambos lados, al igual que los heridos que estaban siendo tratados en carpas de campaña para curar sus heridas.
El olor fuerte de sangre y hierro, junto al barro y el moho era abundante, la lluvia dificultaba la pelea pero ambos bandos seguían luchando el uno contra el otro.
Los fuertes sonidos estridentes de espadas chocando era amortiguado levemente por los fuertes estruendos que el cielo realizaba, los rayos y centellas iluminaban aquel sombrío lugar.
JiMin intentaba a toda costa proteger el frente del palacio, al igual que sus fieles soldados que luchaban a la par para evitar el allanamiento al Palacio.
Esteban cansados, pues llevaban dos días peleando sin parar, parecía que las armadas contrarias nunca se cansaba, pues atacaban mayoritariamente en las tardes y noches.
Limpio el sudor de su frente cuando con su espada atravesó el cuerpo de aquel hombre que venía dispuesto a matarle, y observó a su alrededor.
Cuando fue que el hermoso reino del Oeste, de las tierras de Zerohenes se convirtió en una vista tan deplorable y miserable.
Soltó un suspiro cansado y vio como sus guerreros hacían lo mismo luego de matar a sus atacantes.
Los pocos rayos de sol se comenzaba a esconder sobre el horizonte y la fuerte lluvia que arremetía contra ellos comenzó a destender de a poco, para quedar en solo una leve brisa.
Escucho nuevamente los gritos de los hombres que se estaban acercandolo para pelear, JiMin ya lo esperaba, lo único que no espero fue escuchar los fuertes estridentes de espadas y los gruñidos de los hombres.
Curioso él y los demás guerreros, se acercaron a ver quien detenía la horda de hombres que se dirigía hacia palacio.
JiMin abrió desmesuradamente sus ojos cuando vio aquel cuerpo moverse ágilmente con la espada y pelear fervientemente contra los enemigos.
JiMin sabía de quien era aquella silueta, lo sabía por el estilo de pelea que este individuo empleaba, y sonrió con orgullo al ver como sus cortes eran certeros.
Pero la angustia lo invadió cuando se percató de que estaba allí, afuera, peleando una batalla que no era para él, arriesgando su vida.
JiMin corrió cuando vio como uno de los enemigos intentaba atacar por la espalda y atacó con fiereza al hombre por ser un cobarde y atacar a traición.
“Que haces aquí YoonGi, no deberías estar aquí” le dijo JiMin mientras luchaba cuidando su espalda.
YoonGi sonrió con sorna, y atacó al hombre que venía atacarlo por el lado izquierdo, insertando su espada en su hombro y luego empujándolo con su pie hasta el suelo.
“Soy un guerrero JiMin, no me iba a quedar de brazos cruzados escuchando la pelea y sin hacer nada” Min se agachó cuando vio el envío de la espada de JiMin para el lado donde el estaba, siendo incrustado en el pecho del enemigo.
JiMin se rió bajito ante aquello, pero la preocupación seguía estando presente.
“Eres alguien incorregible príncipe” YoonGi empuñó su espada hacia donde JiMin estaba para herir al hombre que había aparecido de la nada frente a ellos.
YoonGi se encogió de hombros y siguió luchando, ciertamente la brisa y el lodo bajo sus pies era peligroso, pero no se dejaría vencer tan fácilmente.
Peleo en varias peleas y en condiciones aún más peores cuando estaba en su reino, así que luchar bajo lluvia y lodo para YoonGi no era tan inconveniente.
Los soldados que peleaban a la par con JiMin, se asombraron de ver a la princesa peleando con gran agilidad, y por unos breves segundos pensaron que para ser una mujer era muy buena en el manejo de la espada. Pues tal parecía que era una con su arma.
Se animaron fuertemente cuando vieron como los enemigos morían bajo a espada de la esposa del general y corrieron a apoyarles.
Los rumores de que la princesa, esposa del general se había unido a la batalla recorrió a todos en la batalla, hasta llegar a oídos de los señores feudales.
Al principio se habían mostrado preocupados, pero cuando se les informó que era excelente con el manejó de la espada y que ella junto a JiMin habían matado ya toda la horda con dirección a palacio, sonrieron satisfechos.
Sabiendo que casarlo con ella había sido una buena y sabía decisión.
Por las siguientes horas siguieron luchando, YoonGi ya había comenzado a experimentar el cansancio, pues ahora sus movimientos eran un poco lentos, pero sus cortes seguían siendo mortales.
Lo que ocurrió a continuación, fue como una cámara lenta para la vista de JiMin.
Ver como el cuerpo de YoonGi caía al suelo con una flecha incrustada en su pecho, sus sentidos se nublaron en aquellos instantes, y destrozo a los hombres que se cruzaron en su camino interponiéndose para que no llegará hacia el cuerpo de él.
Una vez estuvo a su lado le dio la vuelta y lo sostuvo en sus brazos, la blanca bata que YoonGi usaba se había manchado de lodo y sangre, JiMin no quería creer lo que sus ojos veían. Con manos temblorosas acarició la pálida mejilla del menor y las primeras lágrimas abandonaron su rostro.
No, no, no podía perderlo, no podía dejarlo solo, no sin antes confesarle que nunca dejo de amarlo, no podía irse así.
YoonGi tosió sangre y abrió sus ojos lentamente y observó a JiMin, sus ojos estaban llorosos y la lluvia no ayudaba, con mucha dificultad poso su mano sobre la mejilla del mayor, JiMin colocó rápidamente su mano sobre la de él.
“Nu-nunca pude, con-confesarte” —YoonGi tosió más fuerte, la herida donde reposa la flecha manchándo de sangre aún más su bata sucia. “Que, real-realmente llegue a —Respiro con dificultad y JiMin murmuró un "shhh no hables más por favor"—. Que-quererte mucho, pero el miedo... nunca me de-dejo confesar-telo... Perdón, ya, ya es demasiado tarde pero... Te-te A-amo, y...”
YoonGi abrió sus ojos al ver a la espalda de JiMin a un hombre enfundar su espada listo para atravesarlo, así que lo empujo lejos de su cuerpo y la espada se incrustó a un lado donde la flecha aún permanecía.
“NOOOO” JiMin vio como el cuerpo inerte de YoonGi caía al suelo, enfundo si espada y atravesó la espalda del hombre.
Se tiró al suelo y cogió nuevamente a YoonGi en sus brazos, meciéndolo levemente mientras las gruesas lágrimas cubrían su rostro.
YoonGi no reaccióno, su cuerpo se volvió tan frío que el grito desgarrador que JiMin dejo salir paralizó por pocos segundos la pelea.
Se había ido, YoonGi se había ido y él no le había podido decir que también lo amaba, que lo amaría en todas sus reencarnaciónes, en todas sus vidas futuras.
La noticia de que la princesa habia muerto a manos del enemigos corrió por todo el reino, y la furia y dolor por su pérdida hizo que los débiles arremetieran contra el enemigo, otorgándoles la victoria.
Para JiMin su mundo se detuvo, sin YoonGi a su lado no tenía sentido vivir.
De que servía seguir vivo, si la única persona que ama ya no está en el plano terrenal.
No tiene un propósito, no tiene a nadie, por que seguir viviendo... Por que sufrir cuando él puede detener ese dolor.
La noticia del suicidio del general fue un golpe fuerte para todo el reino, cuando HaeJi se enteró que su hermano había muerto, lloro amargamente porque no pudo estar ahí y protegerlo, sufrió tanto su pérdida que cayó en un estado de letargo sueño, del que jamás despertó por más que lo intentaron.
Porque no siempre hay un final feliz, al menos no en esa época.
A dónde sin votar y comentar :)
Jejejejeje este sería el final desde que pensé en este mini fanfic!!
No me limchen we, aun falta el epílogo ✌️
Si me salen con las mamadas de que la reencarnación no existe, chinguen su cola🙃
Nos leemos~
MinMin☄️
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