Prefacio.

Ángel.

9 años♡

Era un día normal, como todos los días de mi corta vida.

Yo, personalmente creo que los niños tienen que despertarse, desayunar, jugar, comer, dormir, jugar y volver a dormir en todo el día.

Oh, pero mi madre no piensa lo mismo, ni tampoco las maestras que te reciben en el colegio con una gran sonrisa fingida.

Por eso, ahora mismo tenía un puchero furioso, porque estoy muy enojada y eso les demuestra a todos en la mesa que estoy a punto de transformarme en el ogro de Sherk

—Que tierna te ves con ese puchero
—habla papá mirándome raro.

Frunzo más mis labios, Mikal, el odioso de mi hermano mayor ríe mostrando los huecos que tienen que ser ocupados por sus dientes.

—Sigue participando hermanita.— se burla.

Gruño igual que lo hace mi perrita.

Es la unica que me entiende, y es porque siempre está gruñendo.

—¿Están listos, chicos? —canta mamá entrando a la cocina con una gran sonrisa, es la que siempre trae cuando yo empiezo mi capricho.

Esta mujer le gusta ver mi sufrimiento, hasta logro escuchar su risa maléfica cuando me deja en la carcel del demonio.

—Si capitán, estamos listos.

—¡Nooo! — grito antes de que empiecen a cantar mi canción favorita, no la pueden arruinar.

Me levanto de la mesa golpeándola con mi mano echa. un puño.

—Au, eso debió doler — dice papá con una mueca.

Pero a mi no me interesaba eso.

—Tengo derecho a un abogado. —digo enojada.

—Lo unico que tienes derecho es a jugar cuando llegas del colegio, jovencita. —habla mamá sin prestarme atención, es una rutina de todos los días.

—No, bueno eso sí, pero te denunciaré y haré que tengas una orden de alejamiento y no te acerques a mí — le digo muy decidida y con una sonrisa.

Rueda los ojos.

—Javier te está enseñando muchas leyes — dice hablando del esposo de mi tía Lucía. Sonrío orgullosa de aprender rápido.

—Sip.

🍃

—No quería venir — le digo a Mikal que está con su lonchera y comiendo de su emparedado.

—Si, de eso se enteró todo el mundo por tus berrinches — rueda los ojos mi hermanito agrandado.

Y estoy orgullosa de gastar mi energía en sujetarme fuerte de la puerta para no salir.

Para mi sorpresa, me enteré que tengo un traidor en mi círculo familiar; mi padre.

Vaya, vaya. Lo que uno se viene a enterar en momentos de ayuda.

—Hola chicos —saluda una niña con colitas rubias y con una gran sonrisa. Entre cierro mis ojos observando a la desconocida.

—Nombre y apellido — ordeno.

—Ángel soy yo, Angie — dice todavía sonriente.

Aún no me fío, mi padre también decía eso y resulta que ahora le ayuda a mi madre para traerme a este conjunto se niños que se comen los mocos.

—Ángel, es la niña bonita que nos ayudó a dibujar el mundo — me recuerda Mikal muy obvio.

—Ah cierto, ven siéntate — Palmeo el lugar del medio de nosotros, ella con las mejillas rojas lo hace.

Mikal también está rojo, ¿Acaso hace mucha calor? Yo tengo frío, estaba tan ocupada peleando por mi derecho humano que no me abrigué.

—¿Que nos cuenta, "niña bonita"? — pregunto para no estar aburrida.

—Soy Angie...

—Ah cierto, igual que mi nombre,ahora que lo recuerdo... — Llevo un dedo a mi barbilla recordando el día que nos conocimos. — Tus padres pelearon mucho esa vez que te vinieron a buscar de esta cárcel, ¿Como están, siguen como gatos y perros?

Mikal abre sus ojos, mientras yo lo miro confundida.

—¡Ángel! ¿De dónde sacas esas cosas? — dice avergonzado, ¿Qué? No hablé sobre su colección de Barbies.

Pero nos interrumpe la risa de Angie, se veía contenta y sus ojos brillaban, cuando hace un rato estaba como triste y distraída.

Antes de hablar, un niño alto y cabello largo se acerca con un balón en manos.

—Mikal, ¿juegas? —pregunta emocionado. ¿Como pueden estar emocionados? Yo aquí sufriendo porque en unos pocos minutos hay que entrar al salón para seguir con las clases horribles.

Mikal asiente sonriente y se va sin antes despedirse de Angie. ¿Se olvidó se mí?

Maldito.

—Tu familia es muy buena — habla Angie con una pequeña sonrisa.

Frunzo el ceño, recuerdo a mamá comprarme todos los dulces que siempre le pido, también a papá jugando conmigo y Mikal al balón y a mis tíos Lucía y Javier diciéndome que quizás pronto tenga una prima para jugar a las muñecas. Cuando yo les digo que quiero un primo para jugar a 100% lucha.

—Sí, lo es, pero seguro la tuya es genial.

Ella guarda silencio, la miro extrañada.

—Se están divorciando — dice con la voz baja y la cabeza gacha.

Mamá siempre dice que cuando estamos toda la familia está separada yo logro juntarla, por ejemplo cuando mi tia Gabrielle y mamá estaban enojadas yo les hice arreglar su problema encerrándolas en el clóset.

De repenge tengo una grandiosa idea.

Gracias a la película que un día vi, que la madre cambia de cuerpo con la hija por medio de una galleta de la suerte.

—¡Yo tengo una idea que puede hacer que regresen! — grito sonriente.

—¿De que hablas?

—Cambiamos de curpo — digo sonriente, ella frunce el ceño ladeando la cabeza. —Nosotras, yo en el tuyo y tú estás en el mío.

Ella abre sus ojos. Se acerca a mi vaso y lo huele extrañada.

—¿Que estas tomando? — pregunta alejándose unos pasos. —Es una loca idea, eso nunca sucedería.

Me encojo de hombros.

—Yo solo quería ayudar.

De repente ella empieza a reír como loca, y yo estoy por empezar a enojarme.

—Siempre me haces reír, eso me ayuda mucho Ángel, eres mi mejor amiga.

La miro soprendida, vaya, eso no me lo esperaba.

—También lo eres, Angie.

Y creí que teníamos que cortar nuestros dedos para hacer un pacto de sangre como en las películas, pero solo me abraza.

Eso me tranquiliza.

🍃

Aquí una pequeña introducción de Ángel y Angie cuando eran niñas, en el próximo capítulo estarán en la edad de 18 años. Verán la diferencia y que nada siguió igual con el paso de los años.

Tranquilos, lo voy a ir aclarando 😊

-Lalu

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