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Epílogo.


No es un fin…

Angie.

Los días en la universidad son duros, te dan las tareas con todo como si el profesor no supiera que tienes veinte materias más. Si odie al profesor de matemáticas en el instituto, ahora lo extraño.

Mikal está en mis clases, pero el muy Nerd se la pasa entre los libros. Creí que estaríamos tirando papeles entre nosotros como buenos hermanos, pero solo me aburro.

Angie no sabía muy bien que estudiar además de diseñar prendas, así que con mi hermano pensamos en Diseño gráfico. La acosadora psicópata va a nuestra universidad siguiendo a Mikal, porque lo que no sabíamos es que hay perras alzadas.

Mi vida ahora es más tranquila, mamá dice que me controle un poco, solo un poco. En el sentido que ya no ando gritando como loca o insultando cuando se me da la gana.

—¡Infeliz, mi correo! —le grito al cartero que se estaba yendo de mi departamento sin dejar mi carta de G-mail.

Bueno, solo cuando es muy necesario.

Oliver es el acosador psicópata 0.2 y lo llamo así porque también asiste a mi Universidad, con un pretexto que el llama "Estoy en el equipo del Fútbol Americano"

No crean que estoy feliz, el muy idiota hace que las gradas se llenen de mujeres con carteles alentándolo solo a él. Y Angie sabe muy bien que eso me pone super mega celosa de mi Aceite de Oliva.

Oliver y Aceite de Oliva, ¿Entienden? Lo sé, soy la única que ríe de ese chiste.

Hoy tenemos partido, y estoy pensando seriamente en pedirle a papá la escopeta que usó cuando conoció por primera vez a Oliver.

Sólo eso me hace reír en toda la mañana.

—¡Ángel! Tenemos que ir a retirar las camisetas — me recuerda la irritante voz chillona de Angie, porque hay cosas que no se pueden cambiar.

Ruedo los ojos. — ¿Por qué nosotras? No, la verdadera pregunta es, ¿Por qué carajos me incluiste en tu proyecto?

Ahora es Angie quien rueda los ojos y se apoya en la pared mirando el cielo como pidiendo ayuda.

—Porque acordamos que esto te gana puntos en las materias que vas mal…
—repite entre dientes creo por quinientas vez en lo que va de la semana.

Rio.

—Vamos entonces.

Empezamos a caminar para la salida de la Universidad, pero algo obstruye nuestra vista, algo desagradable y verdaderamente muy malo para nuestra vista. Frunzo el ceño de inmediato.

—¿Le hacemos un espectáculo?
—pregunta Angie de poco humor, estaba igual que yo.

Mikal y Oliver venían en camino hacia nosotras hablando entretenidamente pero fueron interrumpidos por Alicia y Bárbara, las dos perras que nos hacen la vida imposible a Angie y a mí.

Aprieto mis puños.

—Maldita perra — susurra Angie, no me sorprendo, Bárbara le ha estado jodiendo y sacando lo peor de ella, desde que mágicamente se fijó en mi hermano.

—No, no vamos a hacer ningún espectáculo— digo lentamente mirándola con una pequeña sonrisa, levanto mi dedo índice llevándolo a mis labios y ella entiende. También sonríe como el gato de Alicia en el país de las maravillas.

Caminamos hasta el par de idiotas que por el bien de ellos tratan de espantarlas, pero estas chicas son huecas, completamente nada dentro de su cabeza.

Oliver me mira nervioso, intenta sonreír pero Alicia acaricia su brazo y abre sus ojos.

Gruño, pero trato de seguir llevando la sonrisa.

Paramos justo atrás de Alicia y Bárbara. Oliver fija su mirada en mí y sonríe ampliamente. Esa reacción revuelve algo dentro mío.

Y ya entendí que no era ninguna comida que me haya estado haciendo mal. Recuerdo que papá al principio se preocupó y me llevó al hospital, luego entendí que son las famosas "mariposas".

—Hola preciosa — me saluda tiernamente, me obligo a no sonreír como una loca enamorada.

Idiota que me vuelve gelatina.

Escucho como Alicia chilla, seguro pensó que le decía a ella.

Antes de que hable la cabeza hueca la empujo en un manotazo, casi cae y casi rio.

Oliver estaba a punto de hablar pero no lo dejo, me arrimo hacia él y lo agarro del cuello para atraerlo a mis labios.

Los muevo lento, a pesar de que tenía que ver la reacción de Alicia, me dedico a disfrutar de sus labios.

—Hola aceite de Oliva — lo saludo sin despegarme de él, porque no quiero y soy una chica mala que desobedece las reglas de la Universidad.

“No demostrar muestras de cariño excesivo”

Qué gran estupidez.

Cuando me doy cuenta cual era mi propósito al hacer esto, Alicia y Bárbara ya se habían ido. Me escondo entre el cuello de Oliver y rio.

Él también lo hace abrazando mi cintura y acercándose a mi oído.

—Quiero que sigas haciendo esto para que la corras — susurra y asiento estando de acuerdo.

Esta era la mejor opción, después de intentar dejarla pelada.

—Ahora que están libres de zorras, Con Ángel tenemos que ir a buscar las camisetas— habla Angie.

Miro a la pareja que estaba a unos pasos míos, Mikal abrazada de atrás a Angie, esconde su rostro en la cabellera rubia de mi amiga y parecía decirle algo gracioso porque Angie ríe apartando su cabeza y sonrojada.

Me trago una sonrisa dulce y niego con la cabeza recordando qué había dicho la rubia.

Me quejo sujetándome más al cuello de Oliver.

—No quiero ir, amor — le digo con un puchero, él ríe y me da un corto beso.

—Corre, yo te alcanzo…

—¡No, claro que no! Ángel, vamos
— demanda la rubia igual de hueca, ruedo los ojos.

(...)

A las siete de la tarde estoy en mi departamento arreglando mi atuendo, si, como leen.

Yo Ángel Halsey se está arreglando para un chico. Recuerdo que con Mikal acordamos casarnos a los 30 años y vivir una vida loca.

Cosas de niños. Nunca se nos ocurrió que la vida de grandes es más difícil y responsable.

Hubiéramos echo un pacto con satanás.

—Ángel… — la voz afligida de Angie me hace voltear a verla. Su cabello rubio está más corto y oscuro, sus facciones han madurado como una chica de 22 años.

Y, debo admitir que creció unos centímetros, porque lo que no quiero decir en voz alta es que me estoy quedando enana.

Pero me gusta como Oliver se tiene que agachar para susurrarme cosas en mi oído.

—¿Qué sucede? — le pregunto mirando como pega mi pantalón negro junto a una camiseta del equipo americano.

O & A junto al número de la camiseta de Oliver.

Casi vomito arcoíris. Pero espero con asías ver la reacción de mi novio.

—Yo… tengo un pequeño, problema — habla la rubia después de un silencio. Se sienta en la cama pasándome un pantalón color mostaza.

Asiento estando de acuerdo, entro al baño y le digo que siga.

—Bueno, no se si ustedes ya tuvieron… nosotros sí. No es que no quería, lo quería y mucho — dice Angie con las mejillas rojas. Levanto una ceja confundida. —Relaciones sexuales — susurra pero no le escuché, ella gruñe. —Relaciones sexuales, Ángel.

Ohh...

—¿Y que tiene eso? — pregunto aún más confundida.

No entendía a que iba.

—Bueno... Mi periodo no es regular, pero como fue mi primera vez estoy preocupada porque hace un mes me tenía que venir la menstruación, y, yo… no me puedo imaginar, a…

Noto como al final tartamudea y le cuestan las palabras.

Abrocho los botones del pantalón, salgo del baño y voy a sentarme a su lado.

Estaba cabizbaja y la entiendo, yo tampoco me podría imaginar a un niño dentro mío, además de que todos saben que no sé cuidarme sola.

Angie si podría, pero ella desea tener una carrera antes de todo. Sabe perfectamente que graduarse en la universidad es lo más importante para el futuro.

—¿Dices que tu periodo es irregular?
— le pregunto mostrándome calmada para no alterar más las cosas, aunque por dentro estoy echa un manojo de emociones. Agarro sus manos que no paraban de moverse.

Angie asiente apenas.

Doy un salto que hace que ella de asuste y casi cae, eso la hace reír.

—¡Entonces no te preocupes! Primero hay que hacerte un análisis el lunes, y en el caso que lo estés, no le veo ningún problema porque estamos a abril, aguantarías a fin de año, este es el último y nos graduamos de la Universidad. — digo de inmediato con media sonrisa. Ella también sonríe mirándome enternecida, me acerco a darle un abrazo. — Siempre tendrás mi ayuda, Angie... — le susurro tranquilizadora.

Siento como absorbe su nariz, no me había dado cuenta que estaba llorando.

—Muchas gracias, Ángel… de verdad gracias t-te quiero mucho — dice entre cortado y con dificultad por las lágrimas.

Sonrío y largo una carcajada burlándome, la rubia rueda los ojos y también ríe.

(...)

Papá no me quiso dar lo que le pedí, y ahora lo estoy odiando mucho porque muchas, demasiadas chicas están en las gradas gritando el nombre de
M I novio.

Es mío, ¿Acaso no lo entendieron cuando estamos en el medio del pasillo comiendo del otro?

Por otra parte, el equipo de fútbol americano están en las sillas con el entrenador preparándose para jugar con el equipo contrario.

Esto es tan emocionante como cuando fui a ver a mis jugadores favoritos jugar.

Angie llegó a sentarse a mi lado con una gran sonrisa.

—Juntamos demasiado dinero como para ir preparando la fiesta de la primavera — dice con entusiasmo parándose de puntita para buscar a Mikal.

Ruedo los ojos, de todas formas lo verá, yo tuve que pararme en la banca para buscar a Oliver, y eso que estamos en la primera fila.

—Te dije que iba a funcionar — aclaro con una sonrisa llena de egocentrismo.

La rubia deja de buscar para girarse hacia mí con la boca bien abierta.

—¡Yo tuve esa idea! — grita indignada. —Tú solo te negabas diciendo que era una pérdida de tiempo.

—Vender camisetas es aburrida.

—Solo me acompañaste a encargarlas y buscarlas —me corrige poniendo los brazos en jarra.

Bufo.

—Bueno pero te ayudaré a decorar la fiesta — digo sonando segura, pero solo le quiero ganar esta conversación.

—No lo harás — asegura riendo.

No, no lo haría.

—¡Bueno venimos a ver a Oliver y Mikal no a pelear! — digo cruzando mis brazos y con el ceño fruncido.

La risa de Angie se vuelve más fuerte.

La multitud estalla en gritos y aplausos cuando los dos equipos hacen acto de presencia en el campo. Encuentro rápidamente el número 7, Oliver me mira y me lanza un beso que recibo con una gran sonrisa e ignorando los gritos de las chicas.

Un par de chicos son los que manejan el hablar de los dos equipos jugando, dicen todos los detalles de los goles que marcan.

En un momento Mikal N°10 le quita la pelota a un jugar del equipo contrario y de la lanza con fuerza a Ben N°67 que estaba más cerca. Pero el chico se estampa con una gran bola de grasa y la pelota cae, todos los jugadores corren rápido en un intento de ir a agarrarla, y cuando Josh N°23 del equipo de las afueras estaba a punta de agarrarla, Oliver N°7 se adelante y sale corriendo con toda rapidez hacia donde marcan los puntos.

Me quedo quieta en mi lugar como todos los de la multitud, esperando ansiosos que Oliver anote el punto. Es como que dejamos de respirar para prestar suma atención a los movimientos del rubio y no es hasta que llega al anotador que el campo de la Universidad estalla en gritos y las trompetas se hacen presentes.

Lo supe, Oliver lo logró.

Ganamos.

Me encuentro con Angie y nos abrazamos de la emoción, ganamos luego de dos partidos consecutivos perdidos.

—¡Sii, lo hicimos! — gritaban los del equipo abrazándose entre sí, todos sudorosos y emocionados.

Cuando se separan, el partido se da por finalizado y con muchos insultos del equipo contrario y los visitantes se van. Angie también se iba en busca de Mikal, pero no tiene que hacer mucho esfuerzo porque aparece detrás de nosotras y gritando.

—¡Mikal, me asustaste! — se queja riendo Angie, sin demorarse se tira a los brazos de mi hermanito.

—Felicidades rubio, sabía que lo lograrían — alago con una sonrisa viendo la felicidad de Mikal.

—Gracias, Ángel — responde acercándose para también abrazarme y lo respondo con fuerza.

Sólo quedan esparcidos los estudiantes de la Universidad. Me alejo un poco de la pareja cuando veo acercarse Oliver con una gran sonrisa y una medalla colgando en su cuello.

Cuando está a unos metros míos, abre sus brazos para que me acerque a él. Sonrío e intento hacerlo pero una chica se me adelanta.

La mismísima Alicia.

La sonrisa se me borra y no queda ni una pizca de ella.

—Oh Dios mío, esa chica nunca se cansa — susurra Mikal con desagrado.

Aprieto mis labios con fuerza.

—Aléjate de él — le digo con fuerza apretando mis puños.

La violencia es mala.

Es mala, Ángel...

Oliver aparta su brazo con el ceño funciona pero Alicia insiste rodeándolo con una sonrisa asquerosa.

Oh no, no hiciste eso.

Lo hizo, ¿verdad? Sí, lo hizo.

—Te lo vuelvo a repetir, aléjate de él, Alicia — repito perdiendo la paciencia.

Oliver consigue apartarse de ella y se viene a mi lado, aunque eso no me es suficiente.

Estoy cansada.

—Aléjate tú de él, Ángel. Cuando menos te lo esperes, él estará conmigo, yo seré su novia…

Como si una voz en mi cabeza hubiera dicho ¡Suficiente! detengo su habla golpeando con fuerza su mejilla con mi puño. Cae al piso y escucho el crujir de unos de sus zapatos.

—¡Ángel! — escucho como gritan las tres voces de mis acompañantes.

Levanto mis manos en rendición, y creo que llego a escuchar la risa de Angie.

Me agacho a donde está Alicia, tenía una hilera de sangre.

—Escúchame bien, Alicia… no me gusta la violencia, la odio, pero si una persona rompe mucho mis ovarios metiéndose con alguien que… — levanto la mirada viendo a Oliver con una pequeña sonrisa. — que me pertenece, yo no respondo, ¿Entiendes? Estás en terreno muy peligroso, piénsalo dos veces a la próxima — demando muy seria, me levanto y me acerco a Oliver agarrando y entrelazando nuestros dedos. — Va lo mismo para tu amiguita.

Le guiño el ojo y nos alejamos de ahí.

(...)

—Me sorprende que no hayas perdido la paciencia más antes. — habla Oliver tomando de su zumo.

—No hables de ella, no hay, no existe
—aclaro muy seria, aún estaba de mal humor.

Cuando salíamos de la Universidad, muchos cuchicheaban que Oliver cortó conmigo y ahora anda con Alicia. Algo así como que la perra se salió con la suya.

La mano de Oliver sube a mi muslo y lo aprieta suavemente. Sonrío bajando la mirada un poco sonrojada.

—Oh Dios, pruebas de afecto en público no, por favor — habla saqueada Angie, le saco la lengua.

—No te hagas el director, ya me tienen harta esas reglas —gruño.

Los chicos ríen.

Como de mi sándwich y luego de mi zumo de naranja. Sonrío al recordar esa vez que se la tire a Angie en la cafetería de la escuela, podría hacerlo ahora mismo…

—Ni se te ocurra, Ángel — demanda Angie fuminandome con la mirada.

¿Qué carajo?

—¡Oh vamos! ¿Como es que me leen tan fácil? — me quejo echándome hacia atrás en la silla.

—Es que lo eres, hermanita — me guiña un ojo Mikal y Angie se le une a la risas.

Le tiro no solo una papa, casi toda la bandeja.

Oliver también ríe apoyando su cabeza en mi hombro.

¡El sinvergüenza se burla en mi cara!

Por la puerta de la cafetería entran Nick y Sofía, cada uno con una tremenda cara larga. Con los chicos nos miramos confundidos.

Cuando sus miradas cruzan con la de nosotros, sus ojos brillan, en especial viéndonos a Angie y a mí.

¿Y a estos qué les pasó?

—¡Ustedes! — grita al unísono.

Ladeo la cabeza, ¿Nick chilló mucho a mi al parecer?

Me acerco más a Oliver, algo que él nota y pasa su brazo por mis hombros. Le agradezco internamente.

—¿Nosotras? — pregunta Angie confundida.

Llegan hasta nosotros y arrastran dos sillas. Noto como entre los dos se mandan miradas fulminantes.

—Empieza tú — dice Sofía con vos demasiada grave y ronca, como la de un hombre.

—No, tú — dijo Nick aún con voz chillona.

Oh, por Dios…

—Cambiamos de cuerpo — habla lentamente Sofía, o digo, ¿Nick?

Rápidamente miro a Angie, su rostro estaba horrorizado y también mirada a mi dirección.

Lanzo una fuerte carcajada llevándome varias miradas de la cafetería.

Definitivamente este no es un
fin.

Interesante, interesante… jajajajaja hola!! Cuando pensé el final de este capítulo casi me pongo a saltar de un pie, todo encaja tan genial.

Ahora aclarando por qué les sucedió esto a Nick y Sofía, es que luego de esa "junta" que iban a hacer (en el capítulo anterior lo escribí) Todo terminó pésimo a lo que estaba.
Nick le pidió ser la dama de honor en su boda, sí, se comprometió. Claramente, Sofía explotó.

—Lu, ¿Te gusta el drama?

—Para nada, ¿que dices?

Ahora cambiando de tema, ¡¿Notaron el título de este capítulo?! ¡Sí, así es, es el Epílogo! Así que estoy el doble de feliz.

Aquí una bella foto de Ángel y vendría siendo Oliver(pero recordemos que él es rubio ;) ;))

En unos minutos subiré los Agradecimientos, así que me ahorro todo, porque floja se nace 😂😂❤️


—Y… Sofía, ¿Nick la tiene grande?
— pregunto fingiendo inocencia.

—¡¡Ángel!! — gritan todos al unísono.

Me encojo de hombros, era una jodida curiosidad. Iba a ser muy incómodo para los dos, de solo imaginarlo ya largo otra carcajada ganándome una tanda de miradas malas.

Fin.

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