Capítulo 41 - "La dignidad, Ángel"
Capítulo 41 - "La dignidad, Ángel"♡
Ángel.
Un poquito de queso, una hamburguesa, condimentos, y la tapa. Y listo, mi almuerzo.
Aunque no quedó muy bien. Por suerte no había nadie en mi casa, presumiré que soy una increíble chef.
Estaba por dar el primer bocado cuando el timbre suena, lo dejo pasar. Por las dudas, mi madre no me deja abrir la puerta a extraños.
Sonrío satisfactoria.
Pero había algo que olvidaron, y era mi paciencia, no la tengo, no existe.
Bufo dejando el sándwich en la mesada.
—Ya vengo, bebé. No te vayas, eh.
Miro a los costados comprobando nuevamente si hay alguien y descubra que mi locura está muy avanzada. Suspiro cuando no hay nadie.
Rio un poco.
Me acerco a la puerta principal, el timbre no paraba de sonar.
Termino abriendo la puerta encontrándome a Oliver a punto de tocar otra vez, y yo a punto de romper sus dedos uno por uno si lo hacía.
—¿Se te pegó el dedo? — gruño cruzando mis brazos.
Él sonríe.
Basta Ángel, tienes que ser resistente.
Repite conmigo, la dignidad, la dignidad, la dignidad...
—Solo tenía ansias de verte — responde con las mejillas sonrosadas.
Al carajo la estúpida dignidad.
Suelto un suspiro. Pero me recompongo.
—Qué bien, ya lo hiciste. Ahora, ¿Te vas?
Él rueda los ojos divertido.
—Un tal Mikal llamó a mi servicio diciendo que hay una tubería rota
—responde simple, ahora noto su mameluco y maletín, aún así se veía perfecto.
Abro la boca una vez que dejo de babear por el adonis que tenía frente a mí.
Mikal eh, me las pagarás, imbécil.
—Eh sí, pasa — digo haciéndome a un lado para que pase, y cuando lo hace una exquisita fragancia me perturba.
Ángel, recuerda la dignidad, no se puede oler a las personas como un perro.
—¿Y... Dónde se encuentra el problema? — pregunta Oliver mirando los alrededores, lo hace como si no hubiera entrado ya.
Me encojo de hombros y él me mira confundido.
La única cañería rota que habría en este momento, sería yo si sigue usando ese mameluco apretando su trabajado cuerpo.
—Mi hermano debe haberte jugado una broma, si no le pones la denuncia tú, lo haré yo — digo entrando a la cocina y agarrando mi bebé, pobre, esperó demasiado.
—¿Por qué lo haría? — pregunta divertido dejando el maletín en la butaca. De acerca a mí a paso lento.
Trago saliva.
¿Aclaré que mi cocina es demasiado chica?
Qué gran problema.
Mastico rápido la mordida de hamburguesa que tenía aún en la boca.
—Porque… seguro, Agh, no lo sé.
—respondo.
Sus pasos se van calmando, y es porque ya está frente a mi mirando directo mis ojos como si estos tendrían algo entretenido. Pues los suyos sí tenían ese algo que no podía apartar la mirada.
Levanta su mano derecha acercándola a mi mejilla, mi respiración se vuelve pesada y no encuentro mi cordura.
—Tienes un poquito de ketchup por aquí — susurra llevando su dedo pulgar a la comisura de mis labios pasando lentamente por dónde dice que está el bendito ketchup.
Sus ojos están fijos en mis labios y quiero sonreír, sí, quiero malditamente sonreír.
Mami, ayuda.
Hasta sus malditas pecas son sexys. ¿Algo que no tenga sexy?
Entre abro mis labios buscando aire sin despegar mis ojos de suyos, mala idea. Se impulsa a mí sellando el innecesario espacio de pocos centímetros que había entre nosotros.
Muevo mis labios encima de los suyos sintiéndome deleitar por la magia que hizo en mi interior, llevo los brazos alrededor de su cuello para acercarme más a él.
Oliver agarra mi cintura con firmeza y mientras muerde y succiona mi labio inferior, suelto un jadeo y él gruñe. Me siento desfallecer. Mis piernas tiemblan al sentir la intensidad en la que me besa, hundo mis dedos acariciando su suave cabellera.
Me apoya en la pared que queda entre la cocina y la heladera, un lugar pequeño pero escondido. Menos mal, sentía que caía.
Se separa lentamente, pero no lo suficiente como la sentir su respiración pesada aún.
Todavía tengo los ojos cerrados tratando de controlar todo lo que causó en mi interior, es algo indescriptible. Algo que me haría sentir muy expuesta si lo admito.
—¿Perdí mi encanto, precisa? — susurra, su aliento que huele a menta golpeando mi rostro, la que segundos antes estaba mezclándose con la mía.
Me encuentro con sus ojos, me encantó ver lo que vi en ellos.
Sonrío juguetona levantando una ceja, me sentía muy cómoda en la posición que estábamos, todavía no sacaba mis brazos de su cuello y no tenía intención de hacerlo.
Por ahora.
—Aún no lo pude comprobar muy bien, creo que si… — me interrumpe besándome otra vez. Rio entre medio del beso.
600 Lecturas😍 ¡Estoy tan feliz! Muchas gracias❤️
Capítulo especial de Ángel y Oliver😍 Me dio diabetes de lo dulce que lo escribí, ahre xdxd 💙
Intercambio Radical tendrá entre 44 o 45 capítulos, así es chicos, estamos a nada del final.
¡Voy gritar! Jeje
¡No olvides votar! ❤️
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