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Capítulo 39 - "Grandes peleas"

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Capítulo 39— Grandes peleas.♡


Ángel.

—Te quedaría bien el rubio —opino sin despegar la vista de la pantalla. —Mirá que ya eres hueco, sería una perfecta combinación.

Angie silba y niega estando en desacuerdo.

Le muestro el dedo del medio pero de inmediato vuelvo a tomar el control del juego.

—Aún no entiendo como perdí esa carrera. No, mejor dicho... aún no entiendo como acepté ese reto — dice con la mirada perdida Mikal.

Su cabello estaba largo, lo traía hasta la nuca.

Angie sonríe acariciando su cabello, él le contesta con un suspiro.

—El amor te trae loco... — menciono sin pelos en la lengua. Miro por el rabillo del ojo como la rubia deja de acariciar su cabello y removerse avergonzada, Mikal se ruboriza apartando la mirada.

Ruedo los ojos.

Siempre andando con rodeos los dos. Han pasado unas semanas y siempre andan en lo mismo coqueteos, miradas e indirectas muy directas, para mí, para Sofía y, para todos alrededor.

—Bueno al menos no te puse de reto el que te pintaras de verde. Como la última venganza que te hizo Angie, se te veía bien, pero no tanto como te quedará el rubio. —hablo después de unos minutos.

—¡Ay, no! — chilla mi hermano, me mira con ojos suplicantes y junta sus manos. Me obligo a ponerle pausa al juego para mirarlo con el rostro serio, pero por dentro muy divertida. —Si quieres puedo ser tu esclavo, pero teñir mi hermoso cabello no.

Hace para atrás un mechón suyo y siento envidia por lo genial que se ve en él. El mío parece paja.

Empiezo a dudar que usa el champú de mamá.

—Yo ya dije mi palabra. —digo por último para salir de la habitación de juegos, con una reluciente sonrisa divertida.

Estaba por subir las escaleras cuando el timbre suena. Giro medio cuerpo y voy directo a abrir.

—Oh, hija estaba justo por abrir — dice papá viniendo hacia mí. Me encojo de hombros.

Siento como me cuesta respirar cuando veo a la persona que está detrás del umbral, esperando con un maletín y una camisa yeans.

Lo veía mucho más alto y musculoso. Mierda, ¿Puede ser más guapo?

—¡Hola muchacho! —saluda con emoción mi padre, dándole un abrazo muy amigable.

—Buenas tardes, Sr. Halsey... —Su voz... Maldigo el que sea tan sexy esa insignificante parte de sí mismo. Era ronca y podría escucharla todo el tiempo sin cansarme.

—Ay no, tampoco estoy tan viejo, apenas 18 recién cumplidos... —bromea y largo una risa sin poder detenerla.

Los dos pares de ojos se posan en mí, y por primera vez admito que me siento incómoda el que él me examine de pie a cabeza. Por último, una sonrisa se posa en sus carnosos labios.

—Pasa pasa, Oliver ella es mi hija Ángel. Conste que de ángel no tiene nada...

—¡Papá! Claro que soy un ángel... — miento con voz segura y el hombre que dice que me ama larga una risa incrédula.

—Mejor pasemos a la cocina, si no veremos como le crece la nariz a mi hija...

Papá guía a Oliver hacia la cocina, pero en el camino él se voltea y me guiña el ojo.

Un calor sube por mis mejillas y me veo obligada a prender el aire acondicionado por la alta temperatura que hay en esta casa.

Estaba haciendo la tarea de matemáticas cuando siento un ardor en mi garganta, necesitaba tomar agua.

Guardo todas las cosas y bajo las escaleras.

Me llevo la sorpresa de ver a Oliver arreglando una perilla que funciona mal en la cocina. Me daba la espalda y veo que ancha es, muerdo mi labio.

—Vaya, creí que eras un hijo de mami y papi —hablo entrando por completo a la sala, ningún familiar estaba cerca.

Él da un respingo.

Luego frunce el ceño confundido, pero no le presta atención.

—Así como tú — responde con su mirada penetrante.

Aparto la mirada.

—¿Que haces aquí?

—¿No es obvio? — contesta levantando una atenaza.

Sonrío.

—Uf, creí que eras la nueva cocinera—Hago un puchero y él ríe.

Quería preguntarle qué hace acá arreglando la perilla de mi cocina cuando tiene un abuelo que es dueño de una empresa muy famosa. Obviamente le dejaría la herencia, ¿Entonces...?

—Que curiosa eres... — dice divertido interrumpiendo mis pensamientos.
—¿Pasaste la materia? —pregunta cambiando de tema, tardo en procesar de qué habla.

Después de unos segundos le sonrío ampliamente.

Hace un mes, antes de terminar la secundaria necesitaba urgentemente un tutor para pasar una sola materia que me costaba mucho, y el
profesor me dio una sola oportunidad de sacarla.

Busqué y me cansé de buscar. Hasta que un día encontré clases particulares en Internet, la página te marcaba el tutor que sabía sobre el tema y casualmente me tocó Oliver.

Él no sabía de mí, pero yo si de él, de dónde viene.

—¡Si, pasé! — le respondo emocionada. Miro a otra parte. —Eh, gracias... — balbuceo en voz baja.

—Lo siento, no te escuche —dice acercándose, en ese momento me llega su perfume varonil y me obligo a no respirar profundamente.

—Gracias. —Digo entre dientes y ríe.

Media hora después él se va, mientras yo me quedo con la duda de por qué está haciendo esto si viene de una familia de clase alta.




—Quiere un color llamativo, extravagante, único, que salga a la calle y digan WOW... —Estaba por seguir diciendo las palabras cuando Mikal me pega un codazo.

Le sonríe al peluquero. —Solo rubio oscuro. —Siento como sus palabras salen forzadas.

—Ash, qué aburrido —digo y me siento al lado de Sofía en los asientos donde la gente espera.

Estamos en la peluquería después de diez minutos estar afuera aguantando a Mikal como dudaba a cada segundo, si daba un paso adelante rápidamente daba cinco hacia atrás pensando en las contra de teñirse el cabello.

Finalmente Sofía, cansada y malhumorada le pegó una patada en el trasero haciéndolo entrar, me reí mucho.

—Dime que no está hablando sobre su niñez... — ruego mirando como los labios de Mikal se mueven sin parar. La pelirroja a mi lado asiente divertida y me hundo en el asiento.

Nos sacarán a patadas si el peluquero se cansa de escuchar esos relatos, algunos me incluyen. Y lo noto cuando el pelinegro de unos veinte años me lanza una mirada de reojo divertido.

Ruedo los ojos.

Pasó como una hora y decido sentarme al lado de Mikal, el chico le estaba secando el cabello ya rubio.

—Oh Dios mío... — suelto mirando a Mikal como le quedó.

—Lo sé, soy sexy.

Le pego en el brazo y se queja.

—Angie se va a tener que sujetar las bragas. —habla Sofía y concuerdo con ella.

Mikal sonríe.

Ah, eso sí le gustó.

Al salir de ahí, fuimos a tomar un helado en un local cerca.

—Te ves extraño. —opino al sentarme al lado de Sofía y no de Mikal.

—¿Eso significa que ya no estarás encima de mí? —pregunta esperanzado.

Me llevo una mano al corazón con dolor.

Después me encojo de hombros.

—Te seguiré usando las camisas.

Él frunce el ceño. — Le pondré candado al armario.

—Encargarte de ponerle candado a Angie... —menciono cuando miro detrás suyo con media sonrisa divertida.

Pero se me borra al ver su expresión por la persona que tiene frente a ella, nos tiene dando la espalda.


Angie.

Ángel y Sofía me mandaron un mensaje diciendo que están en el centro comercial en el cambio extravagante de Mikal.

Apenas llegué me topo con la persona que menos quería ver. Y toda mi curiosidad y ansias por ver a Mikal se esfumaron, solo sentí como mi corazón se aceleró.

Trago saliva con esfuerzo.

—Mira que linda casualidad. Me he enterado que cambiaste a tus amigas por unos delincuentes.—Su voz ya no me parecía tan atractiva como antes, es tan diferente y me daba escalofríos.

—Colton...

—Vamos a hablar sí, tu comportamiento me tiene harto Angie, yo no soy una persona paciente y esto que me hiciste llegó a un límite. —dice y veo en su rostro seriedad y apretaba su mandíbula con fuerza.

Intenta agarrarme el brazo pero me safo con rapidez, eso lo hace enojar y da varios pasos adelanta. Me esta intimidado y me cuesta decir que lo está logrando.

—No te atrevas a tocarla. —Abro la boca con sorpresa y alivio cuando veo a Mikal, no sólo eso, también su tono de voz muy amenazante.

Tiene una mano en el hombro de Colton intentándolo retener. Eran de la misma estatura pero mi ex novio más ancho y musculoso, aunque Mikal tampoco es tan debilucho.

A veces lo veía desde la habitación de Ángel que jugaba a las peleas con su tío Tom.

—¿Y tú? —pregunta indiferente Colton dándole toda la atención a él. Logró agarrar mi brazo y ahora mismo me sujetaba con fuerza, la misma que debe estar reteniendo para no golpear a un rubio Mikal. Colton larga una risa seca sin gracia. —Qué bajo has caído, amigo. ¿Mike, verdad?

El entrecejo de Mikal se frunce. —No me digas amigo, imbécil. Y suéltala, no te lo vuelvo a repetir... —amenaza dando un paso adelante con la mirada penetrante hacia Colton, quién tenía una sonrisa divertida en sus labios.

Quizas no creyera que el chico el cuál golpeó por mucho tiempo, está siéndole frente ahora mismo.

Sofía y Ángel estaban a su lado, la primera viéndome con lástima y la segunda furiosa observando a Colton.

Ángel estaba por dar un paso pero Mikal la detiene con su brazo derecho. Indicándole que espere.

¿Esperar a qué? Tenía miedo de que saliera muy golpeado, no soportaría verlo nuevamente con un hematoma en su hermoso rostro. Y que también sea mi culpa. Bajo la mirada.

—Mikal, no... — balbuceo subiendo mis ojos a los suyos, afligida. En ese momento que intento rogarle que se detenga, Colton aprieta más y me retuerce el brazo.

Jadeo del dolor e intento otra vez alejarme de él, pero era imposible.

Todo pasó tan rápido, el mismo minuto en que Colton casi me golpea se aleja unos cuantos pasos atrás cayendo al piso y arriba de él se pone Mikal pegándole un puñetazo... y otro.

Ángel se mete cuando Colton tira a Mikal y le tira el puño rozando su mandíbula. Mi ex se iba a meter con ella también y estaba por dar un paso asustada para correr hacia Ángel, cuando ella misma lo derriba con un golpe en la mandíbula.

Colton cae retorciéndose del dolor.

Detengo a mi amiga para que no se encime arriba de él para seguir golpeandolo.

En ese momento llegan los guardias.

—¿Que carajo pasa aquí? —pregunta uno de ellos.

Corro al lado de Mikal y él me recibe envolviendo sus brazos en mí. Agradezco sentir su calor que necesito en este momento para recomponerme.

Me separo apenas de él para inspeccionar su rostro, solo veo un rasguño que me saca una sonrisa de alivio. Me detengo a ver sus profundos ojos azules, me doy el permiso de poder perderme unos segundos en ellos, extasiandome por lo que me trasmite.

—¿Estas bien, cariño? —pregunta preocupado, acariciando mi mejilla y con su otra mano el brazo que Colton tenía forcejeando.

—Ahora mucho mejor que me encuentro en tus brazos. —respondo en un susurro para él.

Me sonríe ampliamente.

—Nos tienes que acompañar a la comisaría. —Siento como se tensa el cuerpo de Mikal por las palabras del guardia.

Me renuevo incómoda por provocar esto y llevar a Sofía, Angie y Mikal, cuando es mi culpa.

—Tranquila, estaremos bien. — me dice Mikal muy cerca de mi oreja y me causa cosquillas. Río un poco.

Sofía y Ángel se acercan a nosotros.

—¿Estás bien, pendeja? Te tengo que enseñar a defenderte — me alivia escuchar bromear a Ángel.

Me alivia estar con ellos ahora mismo, me hacen sentir tan bien. Cosa que con Roxana y los demás chicos no lo había sentido nunca, una presión fuerte se ponía en mis hombros siempre al pesar en ellos, estar siempre perfecta, la vestimenta, el maquillaje.

Con ellos puedo ser yo misma y no me dicen nada por eso.

Les sonrío y me cuelgo del brazos de Ángel y Sofía para agradecerle, a Mikal le podré agradecer más tarde… a solas.

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