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Capítulo 20 - "El deseado juego"


Capítulo 20 -El deseado juego.

Ángel.

Él agradable sonido de los pájaros me hace despertarme con una sonrisa en los labios.

Y no sólo eso ¡Hoy juegan Los Ogros!

Mi humor más agradable no podía estar.

-Angie, ¡Esto es un milagro!

Joder, tenía que ser arruinado por Alyson.

¿No tendría que estar trabajando?

Y como si leyera mis preguntas habla:

-Hoy entro a las 9 a trabajar, ¿Y por que no despertar a mi hija? - Abre las cortinas del gran balcón y entra toda la iluminación.

Maldita sea.

-Recuerda que tienes que asistir a tus clases, mandé a mi secretaria para que te hiciera una agenda especial, siempre te olvidas una clase y ahora eso se evitará. - concluye con una sonrisa satisfactoria y se marcha por la puerta.

Miro la mesita de luz y había una agenda, Angie Jones. Me siento en la cama y me acerco al cajón de la mesita de luz.

Tiene que tener un marcador...

¡Ajá! Y sí lo tiene.

Tacho el apellido Jones y abajo de este pongo Black.

Se que la enfurecerá. Y me da gracia de solo pensarlo.

Abro la agenda y voy donde dice Sábado 29.

Natación de 10 a 11hs.

Baile de 11:30 a 12:40hs.

Comer: Ensalada de verduras con agua mineral.

Modelaje y Moda de 17 a 19hs.

Suelto un suspiro con una mueca. Solo falta que le controle cuando y como ir al baño.

Recuerdo que los viernes en la noche con Mikal siempre tomábamos cerveza en la terraza y hablábamos de cosas incoherentes hasta altas horas de la noche, sabiendo que al otro día no había ningún compromiso -en realidad nunca lo teníamos -. Y la tarde del sábado estar con la familia comiendo distintos bocadillos viendo el partidos de Los Ogros.

De sólo pensar las costumbres que tenía con mi familia me pone triste, los extrañaba mucho.

Pero este no es el momento de estar melancólica.

Me visto con lo más común que pueda y bajo las escaleras con pereza. De en serio, son interminables y no exagero.

En la sala veo a un señor y a Alyson hablando con confianza, mucha confianza y además riendo.

Frunzo el ceño. Era el mismo señor que la invitó a bailar en la fiesta.


Angie.

Oh, madre Santa. Qué maldita resaca.

Apenas abro los ojos y recuerdo que hoy es sábado.

Me levanto de un golpe pensando en mi clase de natación. Busco un atuendo simple para vestirme y estaba a punto de entrarme a bañar si no fuera cuando fui a buscar la toalla que vi a Mikal acostado en la cama.

Suelto un gran y cansado suspiro.

Rio con nerviosismo ante la interrogante mirada de Mikal.

-Olvidé que el partido empieza a las 16:30 -Pongo de excusa el partido de Los Ogros que me comentó Jacob anoche en la cena.

-La cerveza de anoche te afectó - dice riendo y hago lo mismo aun nerviosa.

-No recuerdo mucho... -Me rasco la nuca, ojalá y no haya metido la pata.

-Yo tampoco, un poco sí, bueno.

-¿Qué?

-Algo de un intercambio de cuerpo con no se quién - responde confuso. -Creo que querías hacer un experimento con alguien -agrega con una sonrisa divertida. -Pero como siempre te emborrachas y dices cosas incoherentes, no le tome importancia.

Se levanta y me da un gesto que seguirlo. "Vamos a desayunar"

Cuando bajamos veo a todos reunidos en la sala.

-Bueno, tampoco a desayunar, más bien a almorzar.

La Nana y Jacob estaban sentados en el sofá de al frente de la televisión con la mirada pegada en el programa que estaban dando. Los Simpson.

Creo haberlo visto antes, pero no recuerdo muy bien.

-Buenas noches - dice irónica la señora Halsey y rio.

-Déjala que descanse Lisdey, están en pleno desarrollo - nos defiende una tía.

-No hay excusa para levantarse a estas horas -. Parece que alguien está enojada.

-Claro que si las hay, mira, tu marido - Señala a Jacob y reímos.

-¡Hija! ¿Con ganas de ir al partido?

-¡Claro que sí! - fingí entusiasmo.

No quería que se defraudara con mi respuesta apagada.

(...)

-¿Quieres un poco? -Mikal me tiende un vaso de fernet con coca cola.

-No gracias, ya tengo con la cerveza - me niego riendo a carcajadas.

La cabeza me daba vueltas. Parecía todo tranquilo, pero por primera vez me sentía relajada.

-Son lindas las estrellas, tu pareces una, nunca te apagas, además son lindas y tu eres lindo. - las palabras salieron de mi boca pero estaba tan concentrada mirando al cielo salpicado por puntos blancos, que no le tomé importancia.

-Wow Ángel, deja la cerveza. -Ríe a mi lado.

-Ángel... Ángel es buena, pero un poco terca a veces.

-Te describes a ti misma...

-Lo sé. Oye... - Le pego en el brazo sacando un nuevo tema. - ¿Quién es esa chica afortunada? - le pregunto dándole toda mi atención.

De en serio, la curiosidad me mataba.

-Pues, sabiendo que mañana no recordarás nada... Es...

(...)

¡Condenada ganas de vomitar tenía cuando justo me iba a decír quien era!

Viendo los Simpson un episodio en donde Homero tomaba una bebida que le hacia ver mariposas, recordé lo de anoche.

Siento pena al hacer memoria, le vomité al repartidor de pizzas. Estábamos con Mikal en la terraza mirando al vecindario y saqué ese tema.

Reconocí mi error al aceptar la bebida.

Suspiro frustrada.

Miro la hora en la televisión y son 14:00.

Un ruido se escucha en la sala de arriba y todos miramos para el techo.

-Eh...

-¡El hombre de la casa debe ir! - habla rápido Nana y rio despacio.

-Oh Mikal, querido hijo, no te lo he dicho pero ya eres todo un hombre y te paso el mando de macho alfa - le dice Jacob a Mikal y él lo mira raro.

-¡Ay mi Dios! En esta casa tengo puras maricas - exclama la señora Halsey y las tías y yo reímos mientras Jacob se hundía en el sofá insatisfecho.

-Iré yo, parece que viene que mi cuarto - Se levanta Mikal y el ruido se escucha de nuevo.

Abro los ojos. Ojalá y ni sea lo que estoy pensando.

-Mejor yo, hay posibilidades de que sea el gato de la vecina - les digo mientras subo las escaleras y les sonrio.

Ya en el pasillo entró al cuarto de Ángel y la veo con la cara molesta y ramas en su cabello.

Me esfuerzo para no sonreír burlona y pongo mi mejor cara de seria.

-¿Que haces aquí?

-Hola a ti también.

Se va a la cama y se tira haciendo que la cama resuene.

Cierro la puerta con gatillo y me siento en la silla que esta al costado de la cama.

-¿Sabes que tu madre se esta viendo últimamente con un señor? - habla entre las almohadas.

-¿Quién? - digo sorprendida.

-Uno de la empresa. Se comporta muy elegante, o sea, más de lo que es... - aclara con un ademán. -¡Además se pone tímida! - dice en un susurro pero aun así gritando en el.

Bajo la mirada confundida.

No puedo creer que yo tenía esperanzas de que mis padres regresaran. De que todo volviera como lo era antes, o quizás igual, pero que mi familia esté junta.

Así como la de Ángel...

Aclaro mi garganta. -No debe ser así como dices...- Me niego a aceptarlo.

-Como quieras...

Le quería preguntar por qué no fue a las clases que tenía pendientes pero de tan solo saber lo pesadas que son no dije nada.

-Tu familia es genial - susurré y ella sacó la cabeza de las almohadas sorprendida.

-Lo es - dice con una sonrisa cargada de orgullo.

-Ángel... Yo, por lo de Colton y mis amigos, lo siento mucho. Se verdad que yo no sabía que golpeaban a Mikal, cuando todo esté normal lo primero que haré será hablar con ellos.

-Si, lo harás - responde demandante mientras asiente con la cabeza, reímos.

-¿Significa que todo está bien?

-Claro, pero no soy la única a la cual le tienes que pedir perdón - me mira con una ceja alzada y se a quién se refiere.

-Ok... Sí, lo haré.

-Ángel... ¿Pudiste sacar el gato?

Golpea la puerta Mikal y doy un salto de susto.

Ángel pone los ojos como huevo y se levanta de la cama.

Le señalo para que se esconda debajo de la cama y obedece.

Abro la puerta y lo veo parado en el pasillo.

-Si, lo pude hacer, me voy a cambiar. Chao - le digo lo más rápido que pueda y cierro nuevamente la puerta.

-Bueno, yo me voy.

Tenía una sonrisa en la cara como si algo planeara.

No le tomé importancia...

Ángel.

Llego a la tribuna y me siento en mi lugar indicado.

Llevaba puesta una remera de color azul y roja, el color del equipo, que compré en la tienda de afuera del estadio. También una gorra con el cabello suelto

La multitud estallaba. Los bombos, clarinetes y bulla de la gente me hacía sentir feliz. Cuando estábamos con papá viendo el partido solía aislarme de la sala para soñar que yo estaba ahí, en carne y hueso presenciando el partido con mis propios ojos sin una transmisión de por medio.



Narrador omnisciente.

Angie y Jacob acaban de llegar al estadio.

Jacob con una sonrisa en la cara, además de las dos líneas, una roja y otra azul. Angie, igual, solo que no tan feliz, le agobiaba ver tanta gente y ruido en la tribuna.

Ángel estaba a casi tres metros de ellos y se encuentraba igual de feliz que su padre. Lástima que no podrán compartir su alegría juntos, pero eso no impedía nada.

El famoso y querido equipo de Los Ogros entran a la cancha y la tribuna de ellos explota a gritos.

Ángel saltaba y gritaba entre toda la gente, pero ahí, era una más, una más de todos que gritaban y, hasta algunos, que lloraban al ver a su equipo favorito.

Él comentarista comenzaba a relatar lo sucedido desde que los dos equipos comenzaron a jugar.

"Primero que nada deberíamos aclarar que el partido no es para nada amistoso, ya que Los Ogros son del pueblo y el equipo contrario era de las afueras, nada amigable... "

Luego de media hora el partido transcurría normal. A último momento cuando la tribuna se estaban por quedar sin uñas del nerviosismo, O'Brien, un muchacho del equipo contrario iba a marcar un gol, y casi Ángel se corta las venas, a un último minuto del primer tiempo... Carlitos de Los Ogros le quita le pelota y grita un «¡Ay va Toto!» a su compañero y este la recibe y de una patada a larga distancia que la manda cerca de Ranses y le da un cabezazo directo al arco.

Todos se quedan silencioso. Era increíble... Era empate, pero aún así todo los de la tribuna de Los Ogros estallaron en gritos al igual que los que tocaban los bombos aceleraron sus tocadas.

Ángel estaba buscando con la mirada a su padre, tenía unas inmensas ganas de abrazarlo y festejar a su lado. Pero se conformó con la chica de a su lado y la abrazó sin conocerla, pero no le importó, tampoco a la chica. Estaban muy emocionadas para fijarse en ese detalle.

Por otra parte Jacob gritaba emocionado y abrazó a quién creía ser su hija.

Angie... Pues ella sintió ganas de festejar también, y por su parte, ella al principio fue tímida, pero luego tomó confianza cuando se fijó a su alrededor y supo que nadie se fijaba en ella, nadie estaba atento con lo que hacía. Se sintió libre de expresarse. Gritó y saltó con una gran sonrisa en la cara. «Parecía una niña feliz» pensó.

Cuando estaba por terminar y hicieron los penales, Los Ogros les ganó a su equipo contrario. El "Goooooooooooooool...." del comentarista parecía interminable, al igual que la felicidad de la multitud.

Ángel se fue muy feliz del estadio, Los Ogros ganaron, cuando por primera vez después de un bastante tiempo largo se presentaron en el pueblo.



Ow, hasta parece un final feliz 😻

Pero esperemos al capítulo siguiente...

Bye!

-Lalu.

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