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Capítulo 15 - "Pastel un poquito grande"


Capítulo 15 —  Pastel un poquito grande.


Angie.

—Tengo ganas de comer un rico bizcochuelo — comenta la Abuela de Ángel.

Volverla a ver me traía unos viejos recuerdos, pero debo admitir que extrañaba a la Nana y esos momentos en los cuales compartía con Mikal y Ángel. Como cuando éramos chicos y nos escapamos del colegio, Nana nos llevaba a la heladería, o a la plaza.

Sacudo la cabeza y fijo la mirada a Mikal que estaba viendo la televisión al lado de la Yaya.

Le tiro un cojín.

—Ángel esta tomando clases de cocina — dice sin apartar la mirada.

Abro la boca indignada.

—Los dos — sentencia con los brazos cruzados como una niña pequeña. Ese gesto me hizo sacar una sonrisa dulce.

Me levanto y voy a la cocina.

Escucho los pasos de Mikal atrás mio.
Lo observo que se dirige donde hay un armario y saca un delantal. This beautiful being will cook you.

Largo una carcajada y él hace una pose de diva.

—Cocinando con la diveza — imita a un YouTube y me agarro el estómago de tanto reír.

—Ya… — digo a penas en un suspiro. —Hay que hacerle el bizcochuelo a Nana — digo señalando la mesa donde están todos los cubiertos. Se me queda mirando raro un segundo y luego sacude la cabeza.

—Lee las instrucciones — me tira la caja donde se encontraba el polvo del bizcochuelo.

Lo raro es que los señores Halsey subieron hace un rato largo a su habitación y no han salido. "Salseo" murmuró la Nana cuando le dije y no entendí. Lo dejé pasar.

—Aquí dice 3 huevo, pero le hechas 6 —El asiente y rompe los 6 huesos empezando a batir.

—¿Por qué seis?

Le miro obviedad.

—Porque vamos a hacer el doble...

—¿Cuanto tiempo? — pregunta cuando empieza a batir.

—Dice por media hora, pero como son 6, el doble — aclaro —Batí 1 una — Saco la cuenta con los dedos.

—¡¿Una hora?! — gritó y lo miro.

—No es nada— puntualizo como si nada.

—¡¿Qué no?!, definitivamente me vas a ayudar.

Me encojo de hombros. No es nada...

Media hora después me dijo que tomará su lugar y me negué yendo al baño.

El recipiente se había llenado de espuma.

Imagino que pasó 10 minutos cuando regreso a la cocina y veo a Nana con Mikal, él aún batiendo el huevo.

—¿Desde cuando los huevos se baten más de 30 minutos?— pregunta la Nana—Ay mi Dios...  Tecnológia de ahora —Susurra.

Yaya mete un dedo en lo espumoso y se lo pasa por la nariz a Mikal.

—¡Oye!— Ríen.

—Regreso a mi lugar que mis piernas se me adormecen. — Se va regalándome una sonrisa.

—¿Puedes batirlo tú? Se me adormece el brazo — comenta Mikal con un puchero.

Aún me parecia gracioso el mantel que tenía puesto de la cintura para abajo.

La señora Halsey entra a la cocina con una sonrisa pegada en el rostro.

—Tú te ofreciste a hacer el bizcochuelo — le digo señalandolo con la caja de instrucciones.

—¡La cosa era hacerlo los dos! — habla con el ceño fruncido. Tenía el brazo derecho colgando inmóvil.

—Está la batidora en el mueble de arriba —habla la mamá de Ángel agarrando una cuchara y dulce de leche.

—Hace 30 minutos que me has estado escuchando mis quejas por batir más de media hora y no me has dicho de la batidora. — se queja Mikal.

—20 años viviendo en esta casa y no sabes que tenemos batidora — responde la señora Halsey aún con su voz serena, estaba entretenida abriendo el tapersito de dulce de leche.

—Tengo 18 años — se excusa Mikal.

—No te pases de listo mocoso — Lo señala con la cuchara ahora, molesta. Me mira y levanto mis brazos en inocencia.

2 horas después nos fijamos en el horno si ya esta.

—Oh, madre santa — susurra Mikal.

—¡Hay que sacarlo, ya!

Intento abrirlo pero me quemo.

—Idiota, el repasador.

Le pego en el hombro. Agarro un trapo y lo ayudo a bajar la tapa. Una ola caliente nos golpea en nuestras caras.

—Mierda, me queme pestañas y cejas
—. Hago una mueca.

El bizcochuelo se hizo el triple de grande, por poco pasada del horno, ya que no estaba la rejilla de arriba y sobrepasaba la de abajo.

—Con cuidado, con cuidado — comenta. Yo agarra con las dos mano una parte y el la parte de enfrente.

Esto pesaba un demonio. Lo ponemos en la mesada.

—No sabía que era mi cumpleaños — Entra la Nana en la cocina, en su rostro mostraba entusiasmo.

—Lo podemos decorar.

—Estupendo.

Después de otra hora más, el bizcochuelo parecía una torta de cumpleaños.

Uno deformado.

Pero lindo.

Cuando ya no estaba caliente, lo comimos los tres.

—Ya te lo puedes sacar —le digo a Mikal que aún seguía con el delantal.

—No, quiero seguir con la fama de máster chef.

La señora Halsey baja de las escaleras corriendo y gritando, atrás de ella el papá de Ángel riendo. La alcanza y se tiran la piso ríendo y se besan.

—Ugg— comenta Mikal apartando la vista.

—Momentos así me hacen querer tener una cuenta de Badoo —murmura Nana, la abuela de 84 años.

La miro rara y ríe golpeando mi brazo, bromeando.


Ángel.

—¿De quien escapas? — habla una voz a mis espaldas y doy un pequeño grito de susto.

—De unos mocosos malcriados — le digo al nieto de Raúl. Verlo de más cerca me hace declarar mis sospechas, y si, es muy sexy. Su tez es blanca, su mandíbula marcada y lo veo de unos... ¿19 o 20 años?

—De unos mocosos que son mis primos — menciona levantando una ceja.

Levanto mis hombros sin importancia.

—¿No te vas a disculpar?—dijo indignado y sorprendido esta vez.

Hablaba con mucha cortesía y a diferencia mía, él estaba enderezado, con una mano en el estómago y la otra en su espalda.

—Oh, espera un segundo que vomito la pizza así se la dejan, porque... ¡No me voy a disculpar! — le grito en un berrinche, pone una cara de asco. Me voy caminando adentro de la mansión.

—No creí que eras así — lo escucho que murmura.

—Soy mucho mejor — le grito desde la distancia levantando la mano.

Después de 2 horas de aburrimiento de pasear por la casa, pasando detras de un señor con cara amargada y le hacía una mueca de burla, la señora Jones se dignó a llamarme para irnos de una bendita ves.

—Un gusto conocerla señorita Black —. Le estrecho la mano al señor Raúl.

Le doy una encantadora sonrisa. —Lo mismo digo.

Pero no de su nieto. Pienso

Me adentro a la limusina que está vez maneja un chófer desconocido.

—No se porqué te has comportado de esa manera...—. Y de camino a casa me canta las mil y una que me había mandando en la fiesta.

Lo peor de todo es que quería llegar a casa y acostarme, saber que mañana tendría un libre día, pero no, tendré que ir la casa de Colton.

¿Cuando acabará mi sufrimiento?

En multimedia tenemos a Froy quién representa a Oliver Rivera❤️

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