Capítulo 03. -"Levantarte después de dormir..."
Capítulo 03 - Levantarse después de dormir hace mal.
Ángel.
El ruido de despertador sonando me despierta de mi agradable siesta. Pero siento que una luz me ciego negando a abrir los ojos y caigo en la cuenta que quizás fue más que una pequeña siesta.
A regañadientes me destapo de los edredones, que por cierto, son aún más suave de lo común. Me hago acordar a mi misma a que le felicite a mamá por el nuevo jabón que compró para el lavarropa. Pero se que me voy a olvidar.
Me siento en la cama aún con los ojos cerrados y bostezando. Mis pies tocan el suelo, pero los levanto inmediato al sentir una alfombra muy suave.
Abro los ojos y miro al suelo, viendo a una brillante y blanca alfombra.
Ceñuda miro a mi alrededor encontrando todo distinto, recuerdo escuchar a mamá diciéndole a Mikal que haría una nueva remodelación. En ese tiempo deseche la información por que sabía que cuando a mamá se le mete una idea, las hace a medias o las olvida completamente.
Pero... Todo estaba completamente distinto, hasta el color de las paredes, que por cierto son rosa. Hago una ahorcada.
Además... ¿No tendria que oler a pintura?
Me encojo de hombros y voy al baño. Una puerta morada. Entró y me lavo la cara.
¡Un momento! Yo no tengo un baño en mi habitación, solo la tiene Mikal por ser el estúpido hermano mayor por un año, pero ese no era el momento de maldecir a Mikal, si no... Levanto la cabeza rápido y me encuentro con una chica que no era yo.
¡Oh maldita sea la hora en la que me levante! Ya sabía yo que despertarse temprano hacia mal.
Vuelvo a lavarme la cara apretando mis ojos y quitándome toda pequeñas lagañas.
Me enderezo y vuelvo a mirarme en el espejo.
¿Por qué mi cabello es color rubio? ¡Y encima es teñido! ¿Por qué mis ojos están marrones si yo los tengo, o bueno, tenía azules? ¿Por qué tengo los labios finos si los míos eran carnosos?
Mierda, quería arrancarme la cabeza cuando me di cuenta quien soy.
Estoy en el cuerpo de la maldita de Angie.
Miles de preguntas y respuestas sin coherencia rondaban en mi cabeza como si nada, haciéndole caso omiso al dolor de cabeza que empezaba a crecer.
Me siento en el inodoro bajando la tapa y apoyo mi cara en la rodilla.
Entonces, si yo tengo el cuerpo de la maldita de Angie, ella, ¿Tiene el mío?
Necesito ir a MI casa urgente, o a la escuela, pero necesitaba hablar con ella.
Salgo de la habitación olvidando cambiarme. Iba a volver pero mi bondad a estas horas de la mañana no estaba activa.
Tuve una idea y era ir a la escuela en pijama, pero digamos que el piyama no estaba nada mal, eh.
-Buenos días, señorita - dice una chica de más o menos 20 años bajando la cabeza.
Yo conozco esa melena, conozco esa voz.
¡Es Soledad!
Recuerdo que ella era mi enemiga, siempre que salia del jardín cuando tenía unos 4 años me molestaba con sus amigos. Me jodía por ser 3 años menor que ella y claro, no podía defenderme, y papá siempre decía que debía hacerlo, por protección, le había creído pero me preguntaba por qué me lo decía a escondidas de mamá, y era porque no quería que una de sus hijas sea una mari-macho.
Y digo que la recuerdo por que hasta hace poco tiempo me la encontré en la cafetería del centro comercial y ella me encontró, Soledad me recordó. Y ahora me acuerdo yo de ella.
-Hola - contesto con el simple saludo sabiendo que soy Angie y bajo a la cocina. No podía hacerle ni decir nada.
Me encuentro a una señora de edad mayor desayunando con su teléfono en manos muy entretenida.
-¿Bueno días? - le saludo no muy convencida.
-Angie, tu padre me avisó que no podrá visitarte el día Jueves, tiene asuntos que resolver que cuando los arregle hará un lugar en la agenda para ti - habla la señora aún con la mirada fija en el teléfono. Estaba con el ceño fruncido. - Aún no entiendo por qué peleó en el juzgado tu custodia, mira que ahora no tiene tiempo... - susurra molesta.
Eh...
Creí por un momento que era la que trabaja aquí pero recordé que es la famosa madre de Angie.
Como olvidar esos fríos ojos que me examinaban mal cada vez que podía.
Me encojo de hombros y agarro una naranja para desayunar.
-No comas eso, te ensuciarás entera niña- me dijo mirando con asco la naranja.
Oh no, la naranja si que no, es mi fruta preferida, y cuando está en la sección de "Preferidos" significa que es importante para mi. Además, ¿Que le hizo la pobre naranja?
-Que más da, de todas formas me tengo que cambiar -le respondo con simpleza una pequeña mentirijilla.
-¡No me respondas así, Angie! ¿Donde están los modales? -dijo enojada.
Pues se fue directo a la alcantarilla. Quería responderle pero me parecía muy mal educado para una señora sostificada como ella.
-Lo siento -le digo sintiéndome sumisa. Y ella satisfecha vuelve a su teléfono.
Vieja mala. Todavía me cae mal. Extraño a mi mami.
Empiezo a comer la naranja haciendo ruido al succionar.
-Niña maleducada -dijo yéndose de la cocina.
-¡La que me educó fue usted! - le grito y para seco. Trago saliva.
-¡Te quedas castigada! ¡Una semana sin salir de fiestas Angie Rosales Black! -Se veía roja de la ira cuando salió sonando sus tacones dando grandes y fuertes pasos.
Suelto una carcajada.
Me voy a divertir mucho con esta anciana.
Holas! Espero que les esté gustando la novela desde ya. Les agradezco mucho que estén aquí ❤
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Bien, nos leemos en el siguiente capítulo.
-Lalu.
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