Jackson cargaba ambas mochilas en su hombro mientras entrelazaba su mano con la de Lisa, quien estaba emocionada por su cita improvisada.

—¿Algo en especial, Lis? —la menor pareció pensarlo hasta que una buena idea llegó a su mente.

—¿Podemos ir a la tienda de donas locas? —Jackson miró el brillo en los ojos de Lisa al hablar de aquel lugar, no pudo evitar sonreír y asentir, quería consentir a su chica.

—Está bien, bebé, podemos ir, además aprovecharemos de celebrar nuestro primer mes —Lisa abrió su boquita, Jackson se había acordado.

—Pensé que lo habías olvidado —Jackson negó y dejó un beso en la frente de la más baja.

—No, no lo olvidé, por eso te dije lo de la cita —Lisa sonrió y levantó su rostro.

—Te quiero, tengo al mejor novio.

—Y al más guapo.

Lisa rió y asintió, su novio era muy guapo.

Lisa y Jackson llegaron al lugar, pidieron una mesa.

—¿Podemos jugar algo? —Jackson asintió y rodeó con su brazo los hombros de Lisa, atrayéndola a él.

—¿Qué quieres jugar?

—Espera aquí —Lisa dejó un beso rápido en los labios de Jackson para levantarse.

Lisa fue al mostrador para pedir donas con los sabores más extraños y extravagantes, su hermana siempre le presumía de hacer eso con su novio, ella también quería hacerlo.

Llegó con una bandeja cubierta con varias donas.

—Te cubriré los ojos —Lisa comenzó a buscar una bandana que traía en su mochila.

—¿Me vas a secuestrar? —Jackson preguntó y Lisa solo rió negando.

—Sí, Jack, te voy a secuestrar.

—Pero ya no miro a nadie —el mayor hizo un puchero, desde que había empezado a salir con Lisa ya no miraba ni coqueteaba a nadie, ahora para él, Lisa era su todo.

Lisa rió y caminó hasta tomar el rostro de Jackson entre sus manos y unir sus labios.

Se separó y besó sus párpados.

—Te lo agradezco, Jackie, no te voy a secuestrar, solo vamos a jugar a algo —Lisa comenzó a poner la bandana en los ojos de Jackson.

—¿Eres masoquista? —y antes de que Lisa pudiera hablar—, me gusta.

—No, tonto, vas a adivinar el sabor de la dona.

—Ahhh.

Lisa tomó la primera y dio un bocado a Jackson quien comenzó a saborear la dona, hizo una mueca y por lo que vio Lisa, no le gustó.

—Es de guayaba.

Lisa aplaudió.

—Sí, es correcto —Lisa dio un poco de agua a Jackson, quien tenía una mueca de asco.

—¿Y qué voy a ganar?

—Besitos, dos besitos por cada acierto, pero tienes que comerte todo el bocado —Jackson asintió.

—Ahora quiero mis dos besitos.

Lisa rió y se acercó a Jackson hasta dejar dos tiernos y dulces besitos, estaba por retirarse pero Jackson la tomó por la nuca uniendo sus labios en un beso más largo, lo disfrutó tanto, nunca habían tenido un beso así, sus mejillas se sonrojaron, agradecía que Jackson tuviera los ojos cubiertos.

—¡Ey! Eres un tramposo —reclamó Lisa y vio cómo Jackson sonreía.

—Es que tus labios son tan suaves —Lisa se sonrojó y entrelazó su mano con la del mayor.

—Bueno, abre la boca.

Jackson abrió su boca sintiendo el sabor al instante, Lisa vio cómo Jackson comió todo el bocado de una sentada.

—Natilla —la menor asintió y comió un poco de la dona.— ¿Y mi premio?

Lisa sonrió y se acercó a Jackson dejando otros besitos, pero ahora en sus mejillas.

—Tramposa, yo los quería en los labios, voy a tener el beso en los labios —Lisa no entendió hasta que sus labios toparon con los de Jackson.

—¡Jackson Wang! —Lisa le quitó la venda a Jackson, era un tramposo.

—¿Qué?, merecía bien mi premio.

Lisa soltó una pequeña risita, la cual cubrió con su mano.

Lisa recargó su cabeza en el hombro de Jackson, ambos se miraron directamente a los ojos, apreciando el brillo que desprendían cuando uno miraba al otro.

Sin palabras de por medio, cerraron sus ojos y acercaron sus rostros, sintieron cómo sus labios encajaban perfectamente con los ajenos, sus lenguas se unieron disfrutando del dulce sabor de las donas, Jackson tomó la mejilla de Lisa, acariciándola mientras el beso seguía, la menor sonrió entre el beso, ocasionando que se separaran, se miraron avergonzados y contentos.

—Lisa —la menor abrió sus ojitos acompañada de un “¿Mmh?”—, te amo.

Lisa sintió cómo su corazón palpitaba a mil por hora, sus ojitos se aguaron al igual que su pecho; se sentía bien escuchar eso de Jackson.

Las lágrimas se hicieron presentes y sonrió.

—También te amo, Jackson —el mayor rió con ternura al ver a su chica llorar, tomó las mejillas de Lisa y las secó dejando unos sonoros besos en ellas.

—No llores, se supone que debes sonreír.

Lisa limpió sus ojitos y abrazó el brazo de Jackson.

—Feliz primer mes, cariño.