028.
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Luego de que Yoongi confirmara el mensaje de su amigo, llegó al lugar quince minutos antes de lo acordado. Él había salido del trabajo ya que su horario terminó, pero aún así debía terminar de relatar un caso que le dieron hace unos días atrás e iba a aprovechar la llegada de Jimin para avanzar un poco.
Por ello, cuando siente un pequeño toque en su hombro, se sorprende lo rápido que pasó el tiempo. Recibe con una sonrisa a su cita y le indica que tome asiento frente a él.
-Hey, Jiminie -. Saluda dejando sus documentos dentro de un folder.
-Yoongi hyung... veo que tienes trabajo, ¿por qué invitarme aquí? -Aunque adoraba pasar tiempo con Yoongi, no quería molestarlo y que se llegara a atrasar con su trabajo.
-Oh, esto no es nada... solo estaba avanzando un poco, tengo tiempo para entregar esto a los superiores. -resta importancia y llama a los camareros-. Además, quería verte.
Aquello hace avergonzar a Jimin, no se esperaba esa respuesta. Sonriendo para disimular su vergüenza, mira a su mayor.
-No exageres, hyung, nos vimos hace unos días... -al decir aquello, solo recibe una pequeña risa como respuesta.
-¿Y? Igual quería verte.
-Hyung... -murmura avergonzado, sus mejillas se pintaron de un carmesí y sus manos sudaban de la emoción.
-Disculpen la molestia, ¿que van a pedir? -interrumpe una voz suave. Ambos colocan sus miradas en la mesera que los atenderá.
A los pocos segundos, pidieron sus bebidas y siguieron en lo suyo; charlando sobre sus días y planes para los próximos días.
El lugar estaba casi vacío, pues, al ser casi hora de cerrar ya nadie iba a la pequeña cafetería. De no ser por la música a bajo volumen que se escuchaba, tal vez todo estaría en silencio. Sin embargo, las risas tapadas junto con los murmullos, llamaban la atención.
Los dos jóvenes disfrutaban de su encuentro entre chistes mal contados, anécdotas graciosas o simples coqueteos que ambos ignoraban. Sabían que lo que sea que sentían era peligroso, solo por que ninguno lo quería admitir.
Los minutos corrían y pronto llegó la hora de irse, pues, la cafetería ya cerraba. Con sus pertenencias en mano, ambos salieron del local y caminaron por inercia, por el camino más largo hacia la casa donde Jimin vivía.
En el camino, por un pequeño amontonado de personas, inciacientemente se tomaron de las manos. Y así, siguieron de ese modo, sin percatarse, hasta llegar a su destino.
En cuanto debían separarse fueron conscientes de sus manos aferradas, ambos tomando una postura tímida y con sus mejillas sonrojada. Se vieron a los ojos con una sonrisa, cómplices de aquel sentimiento negado.
-Jiminie...
-Creo que... -ambos se interrumpen, sueltan una suave risa y con delicadeza sueltan el agarre que aún mantenían.
-Te mandaré mensaje cuando llegue... -habla Yoongi luego de un pequeño silencio.
-Tienes que hacerlo, hyung -ambos se despiden, Jimin ve como la persona que le gusta se va yendo. Sin embargo, éste se da la vuelta y tan rápido como fue esa acción, sus palabras hicieron que el corazón de Jimin acelere su ritmo.
Soltando un suspiro lleno de ilusión se adentra a la casa sin más.
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