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𝘈𝘭𝘭 𝘮𝘺 𝘭𝘰𝘷𝘦'𝘴 𝘪𝘯 𝘷𝘢𝘪𝘯 - Día uno

Odiaba las tormentas.

Eran horribles y aterradoras.
Las gotas de lluvia golpeaban su ventana con tanta fuerza que por un momento pensó que las rompería. Sus pequeñas manos cubriendo sus oídos no le ayudaron a tranquilizarse, sentía su corazón acelerarse cada vez más. Algunos truenos iluminaron la noche, haciendo resonar su habitación, creyó que el cielo se partiría en dos y caería sobre él.

Su visión poco a poco parecía más borrosa, producto de las lágrimas contenidas en sus ojos marrones, se abrazó a sí mismo buscando la paz que nunca había sentido.

Para un niño como él, los ruidos fuertes eran una tortura, le traían recuerdos que no necesitaba —ni quería— recordar. Aquellos días podían conciderarse lejanos, pero cuando las luces se apagaban aún podía escuchar los gritos de su padre y el llanto de su madre por toda la casa. Observó la ventana con temor, las gotas se deslizaban lentamente por el cristal, le recordó a aquellas noches en las que lloraba y pedía incontables deseos a las estrellas para que su padre lo amara.

Nunca sucedió, los deseos no se cumplían por más que suplicara al cielo.

Las caricias amables de su madre eran único que le hacía feliz.

Y creyó que así sería por siempre.

Pero afortunadamente estaba equivocado.

Una mano casi tan pequeña como la suya le apretó con fuerza. Alzó la mirada encontrándose con la sonrisa del pequeño niño rubio, Mafuyu creía que su sonrisa era la más bonita entre todas.

—¿Qué tienes? —Preguntó ladeando la cabeza para verle mejor. — ¿No quieres seguir jugando? ¿Estás aburrido?

El castaño negó con lentitud, algunas lágrimas comenzaron a caer por sus rosadas mejillas. Los juguetes estaban tendidos en el piso esperando ser tomados por él, pero en ese momento sólo deseaba esconderse debajo de las almohadas hasta que el sol saliera y la lluvia cesara.

Yuki lo continuó mirando con curiosidad, no entendía por qué estaba triste, ¿es que acaso ya no le gustaba estar con él? su corazón se encogió de sólo pensarlo. Acarició el rostro mojado del más bajito para secar sus lágrimas. Verlo así le hacía sentirse triste también, Mafuyu era más lindo sonriendo.

—No me gusta la lluvia. — Habló con un hilo de voz. Aún tenía la mirada perdida y la nariz roja.

—¡Ah! ¡Así que es eso! Me asustaste, creí que me odiabas. — Suspiro aliviado, llevando ambas manos a la altura de su corazón.

El pequeño Sato se acercó más a él, lo que causó sorpresa al rubio.

— ¡Yo nunca te odiaría! — Exclamó el pequeño con las mejillas infladas, parecía un poco disgustado por su comentario. — Aunque te comas mi parte del postre, yo no podría odiarte.

Yuki dejó escapar una risita. Mafuyu sólo sonrió levemente.

La tormenta comenzaba a tomar más fuerza, estar dentro de su habitación no le hacía sentir protegido, aún cuando su madre le explicó muchas veces que nada malo le pasaría. Yuki notó cómo el castaño cerraba con fuerza los ojos y apretaba los puños. El rubio no le temía a la lluvia, creía que habían cosas más aterradoras que gotas de agua cayendo desde el cielo.

Como los mounstros debajo de la cama, pero jamás lo diría en voz alta, no quería asustar más a Mafuyu.

De cualquier manera, quería hacer desaparecer la expresión preocupada del rostro de su amigo. Pero no podía detener las tormentas, no era un superhéroe. Bueno, aún no.

Así que debía intentar con otra cosa.

—Mafuyu, la lluvia no es tan mala. —Dijo tomando su mano. — Mañana cuando haya parado podemos salir a jugar en los charcos de agua, si quieres puedo tirar a Hiiragi en el lodo, diremos que fue un accidente. —Terminó sonriendo tiernamente, como si hubiera dicho lo más inocente del mundo.

Los ojitos marrones lo miraron con interés.

—También podemos ir al jardín de mi casa, las ranas se asoman después de la lluvia, haremos que Shizu las atrape, él no tiene miedo. —Habló emocionado, sus ojos almendra parecieron brillar con entusiasmo.

Era contagioso.

Yuki en verdad era impresionante.

Su vocecita animada podía hacer que cualquier cosa fuera menos horrible.

Incluso aquello a lo que más le temía.

Yuki se sintió orgulloso, parecía funcionar.

Fue una victoria a medias.

Todo se arruinó cuando los relámpagos comenzaron a ser más constantes y ruidosos.

<<Tonta lluvia>> pensó.

Estuvo a punto de rendirse pero de pronto una idea llegó a su mente. Se levantó del suelo en el que hasta ese unos minutos se encontraban jugando para dar pasos apresurados hasta llegar a la cama del más bajo, tomó su mochila azul brillante para buscar algo entre sus cosas, Mafuyu sólo continuó observándolo con curiosidad.

Yuki sacó sus audífonos con una sonrisa.

—Ven. — Le indicó dando un saltito para sentarse en el colchón.

Mafuyu obedeció y se sentó a su lado.

— La música te gusta mucho, ¿verdad? — Inquirió con atención en los movimientos del contrario  buscando entre su lista de canciones descargadas.

—¡Claro! —Respondió de inmediato — Cuando te sientes feliz o cuando te sientes triste, la música siempre estará acompañándote.

Mafuyu quiso responder pero Yuki le interrumpió acomodando uno de los audífonos en su oreja izquierda, el rubio se colocó el suyo en la derecha.

—También estará contigo cuando tengas miedo de la lluvia. —Fue lo último que dijo antes de reproducir la canción.

El castaño no sabía casi nada de la música, pero lo primero que escuchó fue el sonido de una guitarra seguido de la voz profunda de un hombre, a pesar de no saber mucho, pensó que ese tipo de música era algo vieja. Es algo como lo que sus abuelos escucharían.

Aunque no le desagradaba.

I followed her to the station, with a suitcase in my hand
And I followed her to the station, with a suitcase in my hand
Well, it's hard to tell, it's hard to tell, when all your love's in vain
All my love's in Vain

When the train rolled up to the station, I looked her in the eye
When the train rolled up to the station, and I looked her in the eye
Well, I was lonesome, I felt so lonesome, and I could not help but cry

No entendía de qué trataba, pero por algunas palabras que reconocía, estaba casi seguro que era de amor.

All my love's in vain

O tal vez lo contrario al amor.

When the train, it left the station, with two lights on behind
When the train, it left the station, with two lights on behind
Well, the blue light was my blues, and the red light was my mind
All my love's in vain

No sabía en qué momento dejó de prestarle atención a la tormenta, pero ya no sentía miedo, la melodia era linda y agradable que lo distrajo totalmente. Y sobre todo, Yuki estaba con él tomándolo de la mano, el rubor en las mejillas del más bajito sólo demostraban lo feliz que se sentía. Acomodó su cabeza en el hombro del rubio y continuó escuchando.

Se sentía tan bien, quería estar así para siempre.

Lo quería tanto, deseaba tenerlo a su lado por toda la eternidad.

Aún cuando la eternidad no existía.

Lo que en verdad quería decirle en ese momento...

—Mafuyu. —Le llamó.

—¿Qué?

—Tu mamá dijo que bajemos, ¡vamos a cenar! — Yuki sonrió, como de costumbre.

El castaño sólo asintió, regresándole la sonrisa. Aún con las manos entrelazadas, dejaron la habitación.

"Yo no necesito a la música, sólo te quiero a ti a mi lado"

Por: -Kkyong

Shipp elegida: Mafuyuki.

Temáticas utilizadas: Blues, audífonos.

Bueno, aquí el último de mis relatos, gracias <3

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