—¿Qué me miras? —grito el pelinegro enfadado al ver a Dan parado frente a él.

El pelinegro suspiro rendido. —¿Esta todo bien?

¿Acaso era tonto o ciego?

No veía lo demacrado que se veía el pelicastaño con las ojeras pronunciadas, la mirada cansada y el cuerpo temblando ligeramente.

—Si idiota, estoy muy bien. —dijo sarcástico el menor. —Tráeme un poco de agua.

Dan asintió, un poco sonmoliento. Él solo había salido porque había escuchado unos ruidos extraños, como si alguien estuviera maldiciendo y golpeando algo.

Así que decidió salir a ver.
Encontrando a un pelicastaño frente al lavatorio, con evidentes náuseas.

Y ahora, llevaba agua para ese enfadado pelicastaño.

Jaekyung tomó el agua que se le fue proporcionada y luego, caminó en dirección a la sala, sentándose en el sillón y suspirando.

El celular del boxeador sonó, las notificaciones de mensajes llegaban incansablemente.

Y ahora que Jaekyung estaba en el cuerpo de Dan, no podía tener acceso a su celular.

—Oye Kim Dan. —habló el pelicastaño. —Desbloquea mi celular y damelo.

El mayor asintió, usando su huella dactilar. Y el primer mensaje que leyó, fue uno que logró hacerle abstener la respiración.

"¿Cuándo nos volvemos a ver?" —decía el mensaje. —"La última vez, fue divertido"

Su mirada cambió, a una más sombría. No podía creer que lo que leía, su corazón simplemente se achicó.

—No mires mis cosas. —dijo Jaekyung quitándole el celular.

Dan, no dijo ni una sola palabra, solo se fue a su habitación tratando de calmar su mente.

Ni siquiera pudo ver bien el rostro de dicha persona, solo logró observar aquellos ojos verdes tan llamativos en esa foto de perfil.

Su mente estaba completamente confundida, sin poder entender el motivo de esas palabras.

Era obvio lo que ocurría, antes de toda esa situación, Jaekyung veía a alguien más.

Ahora entendía el porqué quería deshacerse tanto de su hijo y él, Jaekyung amaba a otra persona y su bebé solo era un estorbo.

Grito de frustración tapándose con la almohada, enojado consigo mismo por los sentimientos contradictorios que tenía. Después de todo, ellos no eran pareja, no podía reclamarle nada.

Dan se sentó en el suelo, abrazando sus rodillas mientras lamentaba su suerte, poniéndose a pensar lo que estaba en su contra.

Estaba enamorado de una persona que nunca le correspondería, y probablemente se acostaba con otro.
Aún seguía endeudado, el padre de su bebé no deseaba hijos, su abuela había muerto y... Su cuerpo había sido intercambiado.

Levantó la mirada al darse cuenta del último hecho... ¡Él estaba en el cuerpo de Jaekyung! Podría fácilmente aprovecharse de esa situación hasta que termine.

Suspiro rendido, dándose cuenta de la realidad, no sabía que podría hacer para cambiar su situación.

Jaekyung no se enamoraría de él, la deuda estaba pendiente, su abuela no podría revivir y... Ni siquiera llevaría el embarazo de su bebé.

—Oye Kim Dan. —escuchó una voz hablarle desde la puerta.

El pelinegro se levantó, sin mirarlo directamente a los ojos. —¿Qué quieres?

Su voz, salió más molesta de lo que esperaba, incluso mostró ligeramente sus colmillos dando a entender su malestar.

Jaekyung, retrocedió un poco ante la reacción del mayor, su característica amable y sumisa había desaparecido.

—Nada... —susurro al inicio el menor, su instinto le indicaba que debía alejarse pero su orgullo lo mantenía cerca de él.

Dan se acercó a la puerta, cerrandola ligeramente. —Quiero estar solo, así que por favor retirate.

Un silencio de pausa hizo que el pelicastaño frunciera el ceño.

—No vuelvas a hablarme así. —mencionó el menor con un tono amenazante. —Y ve a comprarme un maldito yogurt, mangos, frambuesas y almendras.

Dan suspiro cansado, miró su celular y volvió a hablar con Jaekyung. —Son las 5 am, iré a las 6am, ¿si?

Nuevamente el rostro del menor cambió, a uno más indignado y enfadado.

—¡Irás por mis malditos pedidos! —gritó Jaekyung. —¡Tu jodido hijo no me dejó en paz toda la maldita noche!
Lo mínimo que debes hacer es cumplir cualquier cosa que te digo.
¡Porqué estoy harto de este estorbo!

El ambiente en un instante se volvió más tenso que antes, llenó de un aroma que hizo que el pelicastaño retrocediera.

—¡No vuelvas a hablar así de mi bebé!—grito como nunca antes Dan.

Al recién haber cambiado al cuerpo de Jaekyung, no podía controlar bien las feromonas. Y ese instante estaba sacando potentes, molestas y abrumadoras feromonas.

Su vista estaba nublada, sentía como la ira lo dominaba, no se dio cuenta cuando alzó su mano, dispuesto a golpear al menor.

Jaekyung cerró los ojos, cubriéndose con las manos, temiendo lo que se avecinaba. Nunca creyó ser golpeado por si mismo, y sentir tanto miedo.

Inhalo profundamente pero el golpe nunca llegó, Dan había logrado detenerse y observó su puño. El mayor se sentía realmente avergonzado, no sabía de dónde había salido una ira tan extrema.

—Lo siento, no se qué me pasó. —titubeó el pelinegro —Voy por lo que me pediste, ¿puedo usar tu tarjeta?

El menor asintió y desvío la mirada, sentándose en el suelo. Nunca creyó ver molesto al mayor.

Suspiro, ligeramente culpable.
¿Asi de atemorizado se sentía Dan cuando antes él trataba así o incluso peor?
¿Él le daba miedo a Dan?

¡Que tonterías estaba pensando!
No podía creer que Dan solo llevará un día como alfa y se esté revelando de esa manera.

Mientras tanto el pelinegro, salía avergonzado, en busca de lo que le mandaron y también de algo para pedir perdón.

Suspiro arrepentido, una ira que nunca antes había sentido, pero nada de eso justificaba que él casi golpeaba a Jaekyung.

¿Así se sentía el boxeador cuando se molestaba por algo?
No, nada de eso excusaba que lo golpeara o gritara antes de todo eso.

Luego un escalofrío recorrió su cuerpo, el boxeador no estaría contento con su nueva y extraña actitud.

Definitivamente Jaekyung lo golpearia cuando todo eso acabe.

Continuará...

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¡Si llegamos a 500, haré un especial!

Y recuerden que tengo otras dos historias de Jinx y pronto publicaré un Heesung x papita.
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