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|28| Indeciso

Para Jaekyung todo lo que mencionó Dan, era algo que él también llevaba preguntándose por un largo tiempo.

Sintió una pequeña pena, con culpa, pues no creía que sus indecisiones y dudas podían afectar tanto al mayor.

Había algo que deseaba responder, pero simplemente su voz no salía y temía pronunciar dichas palabras.

¿Por qué le era tan difícil aclarar las cosas?

No tenía las cosas suficientemente claras, pero al menos un 95% de sus ser, admitía que le gustaba Dan y no era una simple diversión, era alguien qué había considerado tener siempre cerca.

Suspiro, haciendo una pausa a esos alocados sentimientos para observar el rostro molesto de este, viendo el ceño fruncio que tenía.

También, se sentía indignado por haber sido llamado "una persona agresiva" o volátil, que era lo mismo.

¿Cómo podría decirle a Dan qué le gustaba si parecía odiarlo?

Luego, reflexionó en sus palabras... ¿El corazón del pelicastaño latía con fuerza cuándo lo trataba bien?
Con eso, suponía que podría gustarle al mayor.

—- Creo que ya no importa —- suspiró finalmente el fisioterapeuta, el tiempo que Jaekyung se había quedado callado era demasiado y la incertidumbre lo estaba desesperando —- Desde hoy, quiero que tengamos un trato cordial y a distancia. No quiero involucrarme más contigo, porque no deseo salir herido.

Tan pronto pronunció esas palabras, sintió un extraño alivio llegar a todo su cuerpo, ¿por qué no había hecho eso antes?

Continuó hablando, porque tenía planeado poner los límites correspondientes —- No me vas a obligar a hacer algo que no quiero —- dijo este —- No me hablaras a menos que sea estrictamente necesario, no me preguntaras por mi o mi bebé, no quiero sonrisas ni besos.

Tan pronto terminó de hablar, sonrió. Para Dan, era tan reconfortante ver el rostro enfadado del menor, sintiendo como sus labios temblaban ligeramente ante esas nuevas órdenes.

—- ¿No besos, no sonrisas, no abrazos? —- preguntó casi burlón el pelinegro, realmente no creía que el mayor llegará a esos extremos —- ¿Qué sigue? ¿Ya ni siquiera podré tomarte de la mano? ¿O saludarte?

Para el pelicastaño, no parecía tan mala idea. Con eso, algo que llamaría "contacto cero" podría acomodar sus sentimientos, porque estaba muy seguro que era la calidez que le brindaba el tacto del menor lo que hacía que su cuerpo y su mente lo deseara.
No hablando sexualmente, sino, románticamente.

Jaekyung sabía que Dan no cumpliría con sus propias condiciones, el pelicastaño al estar preñado lo hacía más dependiente. Además, sabía que solicitaría feromonas para su salud y la de su cachorro, aromas que solo podría obtener con el contacto físico regular y una buena comunicación.

Pero, aún sabiendo que los instintos del mayor lo atraerían hacia él, sintió un miedo inexplicable al sentir como se estaba formando una barrera con su Omega.

El alejamiento de Dan, seguido de esa mirada tan decidida, lo hacía temblar. Incluso podría considerar dejar de lado su orgullo, porque realmente odiaba estar peleado con el mayor.

El mayor había asentido, para luego caminar sin decir ninguna palabra más.
No volteó a verlo, no se despidió, simplemente caminó lonjas rápido que pudo.
Dan sabía que si observaba la mirada compleja del menor, se arrepentiría de poner límites tan fuertes y se disculparía por su decisión apresurada.

Se sentía como un idiota por varios motivos, pero el más importante ¿por qué había esperado algo más de Jaekyung?

Se había quedado parado como 10 minutos, queriendo una respuesta concisa del menor, ilusionado y pensando que este diría verdaderamente sus sentimientos. Pero ni siquiera había podía aclarar si lo veía como solo un juguete del cuál podía desechar cuando se aburriera o lo veía como una persona, que podría tener al menos algo de respeto...

Dan pensaba que el pelinegro era demasiado complicado, pero sentía que él lo quería, aunque sea un poquito. Entonces, tenía la esperanza de qué este le pidiera tiempo para aclarar sus ideas.

Al no recibir ninguna respuesta en todo ese paso del tiempo, su corazón se achicó y sintió como pequeñas lágrimas se querían resbalar por sus mejillas. Toda clase de ideas que había formado en su mente se habían desvanecido, no existía esperanza para él.

Se sentía tan tonto que quería llorar.

Corrió tan rápido cómo pudo, en búsqueda de un lugar seguro dónde hacerse bolita y desahogarse lo suficiente, para poder liberarse de sus sentimientos y eliminar todo rastro de cariño que tenía.

Por otro lado Jaekyung, gruñó de frustración cuando vio partir al mayor.
Su mente aún no procesaba sus sentimientos y ahora debía elegir entre seguirlo o dejarlo ir.

¿Por qué dudaba tanto? Eso no era propio de él.

Además, ¿qué es lo peor qué podría pasar? 

No había ningún problema en ser valiente y aceptar sus sentimientos aunque dudara de algunas cosas... ¿Y si el pelicastaño lo rechazaba?

¿Qué respuesta quería escuchar el más pequeño? ¿Cómo podría aplacar su enojo? 

Era algo complicado, nuevamente estaba dudando, ¿por qué le daba tantas vueltas al asunto? 

Joder, tenía que volver a pesar, super rápido... Le gustaba Dan, ¿por qué? 

Su timidez le parecía tierna, su determinación y ganas de continuar viviendo a pesar de las dificultades, lo asombraba, su sonrisa tan brillante como la luz solar, su fortaleza y amabilidad. La unión de todas esas cosas lo hacían único... No podía explicarlo, pero realmente le gustaba Dan, era su complemento perfecto.

Gruño nuevamente, no podía perder más tiempo. Fue a buscar al mayor, ser tan indeciso podría causar problemas innecesarios entre ellos. 

Cerró los ojos por un breve instante, guiándose en su olfato, que sorprendentemente ese sentido se había desarrollado más. 

Necesitaba oler las feromonas del mayor y encontrarlo, cosa que no fue tan difícil. El ambiente que rodeaba a este, era denso y un poco oscuro, como si un remolino de emociones fluyeran en él. 

A pesar de ser pequeño, Dan, había logrado correr lo suficientemente lejos y le tomaría al menos unos 5 minutos en llegar. 

Así que, Jaekyung corrió lo más rápido que pudo. Y se encontró con la figura del mayor sentado en el suelo con la cabeza baja y el celular en la mano. 

—- Me gustas —- habló firmemente el menor —- Kim Dan, me gustas... Y lamento haber tardado tanto en decírtelo —- fue lo primero que dijo, llamando la atención del pelicastaño.


Continuará...

¿Qué pasará? ¿Qué misterios habrá? 

Por cierto, no se si les dije... Pero me encanta cuando comentan, así siento que les gusta mi historia. Los adoro, personitas que dejan su comentario <3

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