Capítulo uno: El chocolate.
-Entonces… ¿dices que Urahara te dio ese chocolate con una supuesta nota de amor de mi parte?- una gota se deslizó por la sien de Toshiro ante lo que acababa de contarle su amiga Karin. -¿Y tú le creíste en serio?-
La joven de catorce años se cruzó de brazos con gesto malhumorado.
-Realmente parecía tu letra, y no sé porque demonios Kisuke-san me mentiría dándome un chocolate.- refunfuñó con las mejillas rojas. –Aunque debo admitir que estuvo delicioso…- se le hizo agua la boca de solo recordarlo.
-¿Comiste algo que te dio ese demente? ¿Estás loca?- la miró como si fuera idiota.
-Pff, no exageres, lo comí hace rato y no me ha pasado nada.- se encogió de hombros sin realmente preocuparse. ¿Qué cosa tan mala podría hacerle un chocolate?
-Tú realmente no tienes ningún sentido de la auto-preservación.- negó con la cabeza reprobatoriamente. –De todos modos, luego iré a confrontar a Urahara por atreverse a darte una carta de amor en mi nombre.- frunció el ceño más que molesto. -¿Quién se cree que es? Como si yo fuera a darte una ridícula carta…- ante sus palabras, la Kurosaki no pudo evitar sentir un pinchazo de dolor.
-¿Oh? ¿Entonces es tan ridículo que estés enamorado de mí? Pues como lo siento por ser tan ingenua y haberlo creído por un segundo.- susurró entre dientes tratando de sonar sarcástica y no dolida y de inmediato se dio la vuelta planeando correr pero él la tomó de la muñeca.
-¡Espera! No es lo que quise decir, yo…-
-¡No tienes que darme explicaciones!- se zafó de su agarre. –Es obvio que te crees demasiado para mí, bastardo arrogante. Y no es que me importe, ¡no me importa! ¿Quién demonios querría recibir una carta de amor de un frío amargado adicto al trabajo que…?...- su línea de insultos se quedó interrumpida cuando de pronto sintió unos labios contra los suyos y unas manos sujetando los lados de su rostro con delicadeza.
Toshiro la estaba besando…
Su rostro se tornó escarlata y sus ojos se ampliaron de la sorpresa, pero no lo apartó ni hizo intentos por deshacer el beso, todo lo contrario, se abrazó a su cuello y le correspondió. Pronto las manos de él bajaron a su cintura y pudo sentir su lengua rastrillando dudosamente por su labio inferior, por lo que abrió su boca permitiendo a sus dos lenguas juntarse y entonces…
Sintió su cuerpo arder y una corriente eléctrica recorrerla de los pies a la cabeza, aunque no necesariamente por las hormonas…
Cayó al suelo y gimió con voz ronca por el dolor del golpe. Se frotó la cabeza y luego los ojos. ¿Qué demonios fue eso?
Abrió los ojos lentamente, sorprendida de que lo primero que logró vislumbrar fueran unos ojos tan oscuros como la noche muy familiares… unos que veía cada vez que se miraba al espejo, pero ¿de dónde había salido el espejo? ¿Y dónde estaba Toshiro?
De repente se congeló, sintiendo su cuerpo extraño, y solo entonces se le ocurrió mirarse a sí misma, encontrándose con un cuerpo decididamente masculino y de ninguna manera suyo. El suyo, notó al alzar la mirada, se encontraba delante cerca de ella, viéndose tan perturbado como ella se sentía.
Sin poder creer por lo que estaba pasando, se llevó las manos a la cara, pasándolas frenéticamente por toda su cabeza y su cabello, entrando en pánico, volvió a mirarse, solo ahí notando que las ropas que estaba llevando era un kimono negro y un Haori, aparte de que estaba usando unas sandalias que…
Miró sus manos horrorizada.
"¡¿Soy Toshiro?!"
-¡¿Soy Karin?!- chilló una voz femenina, la voz de Karin, que aparentemente era la suya ahora, notó Hitsugaya con horror.
No quería creerlo, ¿qué demonios estaba pasando?
Aquello no podía ser posible, no podía estar pasando, pero el peso adicional en su pecho y la falta de algo entre sus piernas le decía que efectivamente sí, estaba sucediendo, ¿por qué? No tenía idea.
Se miró perplejo, sin atreverse a tocar su cuerpo… el cuerpo de una chica, de Karin. Su rostro… bueno, el de ella… enrojeció. Se enderezó parándose en sus dos piernas temblorosas, sin poder evitar estar híper-consciente de la forma en que los senos bastante desarrollados para una chica de catorce se agitaban con cada movimiento…
Con el rostro ardiendo, volvió su vista a su cuerpo. No debería haberle perturbado tanto, teniendo en cuenta que ya había tenido que tratar con su Gigai y eso, pero al ver la mirada frenética en sus ojos y el shock mientras se miraba pudo deducir fácilmente lo que había pasado.
Ellos definitivamente habían intercambiado cuerpos, y eso era increíblemente incómodo más allá de la razón. ¡Cielo santo, habían intercambiado cuerpos… después de besarse! ¡Estaba en el cuerpo de la chica que le gustaba!
Comenzó a hiperventilar de los nervios pero se obligó a sí mismo a no entrar en pánico y pensar fríamente, porque Karin, aunque en su cuerpo, se notaba a punto de desmayarse, y alguien tenía que ser razonable, y pesé a que quería gritar y golpearse, no lo hizo, primero por el asunto de eso de pensar lógicamente, y segundo porque de ninguna manera se atrevería a golpear el cuerpo de Karin.
Bien, ahora… ¿por qué había pasado esto?, se preguntó razonablemente apenas volvió a respirar con normalidad aunque seguía parado rígido como roca tratando de no pensar que estaba en el cuerpo de una chica.
No se necesitó ser el genio que era para que la respuesta a su interrogante le llegue de inmediato.
Urahara. Ese demente y su chocolate maldito sin duda tenían que ver con esto.
Frunció el ceño. Tendrían que ir hasta su tienda a reclamarle, pero… ¿cómo se suponía que iba a siquiera dar un paso en ese cuerpo? Cada movimiento se sentía raro e incómodo y lo hacía ruborizar más.
Y ¿cómo podría hablar con Karin? Ya fue suficiente escucharse hablar una vez con su voz, odiaba esto, pero parecía que no tenía mucha opción. Necesitaba moverse y hablar con ella. Tenía que hacerlo.
Respiró hondo y se preparó para decir algo, pero ella en su cuerpo se le adelantó.
-¿T-Toshiro?...- preguntó temblorosamente, con sus ojos muy abiertos… fue raro como el infierno ver a su cuerpo con esa expresión tan inocente de chica de catorce años y el tono de voz tan suave.
-Sí, soy yo.- suspiró, aliviado de que su voz no haya temblado. –Trata de calmarte, sé que esto es raro pero tenemos que averiguar que nos pasó.- quiso cruzarse de brazos pero de inmediato los bajó para que cuelguen rectos a sus costados al encontrarse con el impedimento del pecho prominente.
La chica en el cuerpo de chico hizo una mueca que debió verse ridícula en el rostro del Hitsugaya al escucharlo, o más bien escucharse, hablar, ¿de verdad tenía la voz tan aguda?
-¿Q-qué diablos está pasando? ¿Por qué tú eres yo y yo soy tú?- se alarmó tartamudeando de una forma que no era para nada típica ni digna del capitán del décimo escuadrón.
-No estoy muy seguro…- frunció aún más el ceño. –Pero es bastante probable, sino obvio, que tiene que ver con Urahara.- apretó los puños. –Fuiste una verdadera idiota al comer ese chocolate.- no pudo evitar mirarla, o mirarse, o lo que sea, con resentimiento.
-¿Y yo cómo demonios podía saber que esto iba a pasar?- pisoteó agitando las manos.
-Uno no se confía de Urahara Kisuke, es como una especie de regla del universo.- negó con la cabeza. –De todos modos, lo mejor será ir a confrontarlo cuanto antes. Mientras menos nos quedemos así mejor.- ambos se sonrojaron.
-Umm, sí. Vamos a su tienda.- asintió. Por un momento se quedaron parados incómodamente sin moverse, evitando mirarse, pero luego finalmente empezaron a caminar lentamente haciendo su camino a la tienda del sombrerero. –Si no tiene un modo de arreglar esto, voy a matarlo…- susurró por lo bajo, pero a juzgar por el leve gruñido que soltó el chico convertido en chica, la oyó y concordaba.
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~
-¡¿Entonces si fue tu culpa y te atreves a admitirlo abiertamente?!- chilló Karin golpeando con fuerza la mesa donde Ururu les había servido el té, sin parecer darle ninguna importancia al hecho de que la rompió debido a que ahora poseía la fuerza del cuerpo de un capitán shinigami.
Urahara logró rescatar su té antes de que fuera a parar al suelo y sorbió de él tranquilamente.
-No tienes por qué ponerte así, Karin-chan.- no pudo evitar sonreír ante el espectáculo frente a él. Un capitán haciendo pucheros con las manos en las caderas de un modo no muy masculino y una linda niña con la mirada carente de emociones y una postura completamente rígida. Ellos no eran tan diferentes en cuanto a personalidades, pero seguían siendo del sexo opuesto y eso se notaba.
-¡Claro que me pongo así! ¿Por qué demonios me hiciste esto, Kisuke-san?- gimoteó y él tuvo que contenerse de reír al oír la voz del capitán Hitsugaya llamarlo de ese modo tan informal.
-Admito que te di el chocolate con propósitos de experimentar. Pero el experimento no era más que una mera transformación de tus partículas normales en partículas espirituales.- sacó su abanico y miró a la pareja malhumorada por detrás de él. –No tendría por qué haber pasado lo que pasó a no ser que ustedes hubieran compartido saliva…- una sonrisa juguetona se extendió por su rostro al ver como ambos se ponían rojos como tomates, y pudo escuchar la risa de Jinta al otro lado de la sala.
-N-no creas que vamos a tragarnos eso, Urahara…- murmuró Hitsugaya. –De todas maneras, solo arregla esta situación de inmediato.- lo miró tratando de intimidarlo, pero en el cuerpo de una niña bonita no surgió exactamente el efecto deseado.
-Oh, yo puedo arreglarla, claro que puedo. Pero temó que me tomara algunos días…- gimoteó como si realmente lo sintiera.
-¡Eres un bastardo!- Karin volvió a golpear la mesa, rompiéndola otra vez por su cero autocontrol sobre la fuerza del capitán. -¿Qué se supone que haremos hasta entonces?- lo miró espantada y de nuevo todos tuvieron que contener el impulso de reír, porque vaya que era raro ver ese rostro normalmente tan serio y compuesto siendo tan expresivo.
-Podrían contar a todos su situación…-
-¡De ninguna manera!- gritaron ambos al mismo tiempo.
-¡Mi hermano enloquecería!-
-¡Hinamori y Matsumoto se burlarían de mí!-
-O,- prosiguió como si no hubieran hablado. –Podrían fingir que aquí no pasa nada y actuar como el otro. Solo por unos días Karin-chan tendría que ir a la Sociedad de Almas a ocuparse de tu escuadrón y capitán Hitsugaya, usted debería quedarse con los Kurosaki.-
-Ese es un plan absolutamente ridículo.- bufó Hitsugaya, pero moriría antes de dejar que Matsumoto o Hinamori se enteraran de esto. –Pero supongo que no tenemos otra opción…-
-¿Están locos? ¿Cómo demonios esperan que yo vaya a la Sociedad de Almas y finja ser un capitán?- Karin estaba horrorizada. -¡Me descubrirían y seguro me matarían por eso!- se quejó.
-Estarás bien.- la tranquilizó Toshiro. –Tendrás una ayuda adicional y solo será por unos días.-
-¿Ayuda adicional?- pestañeó confundida.
"Es un placer por fin conocerla personalmente, Kurosaki Karin."
Karin sofocó una exclamación.
-¿Quién es?- volteó confundida a Toshiro.
-Es Hyorinmaru, mi zanpakuto. No pude comunicarme con él cuando me cambie a tu cuerpo así que supuse que se habrá quedado allí contigo.- se cruzó de brazos inteligentemente. –Él te ayudara en la Sociedad de Almas. Ahora dime como engañar a tu familia.-
-En realidad no es muy difícil.- Karin suspiró mucho más tranquila. –Solo golpea a mi padre e ignora a los demás, pero si Yuzu te habla finge prestar atención.- ese era su comportamiento típico, e incluso si él no sería capaz de disimular lo mucho más apático que era, confiaba en que su familia solo lo atribuiría a que estaba en sus días o algo así.
Urahara sonrió por detrás de su abanico al ver el intercambio de esos dos. Esto sin duda sería divertido.
Continuara...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro