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𝟎𝟓. 𝐁𝐞𝐛é


«Minho oppa la pasará realmente mal si no lo dejas en paz, juro que yo misma le diré al director»

Desgraciadamente, la gente mala existe, están por todos lados y no se cansan de hacer cosas perjudiciales para otros. Jisung había crecido rodeado de personas así, su madre, su padre, sus tíos, todos ellos habían demostrado ser parte de esas mierdas de seres humanos.

No solo la homofobia, si no la intolerancia, la poca paciencia, el poco amor, fueron cosas que sus padres le habían enseñado mediante sus acciones. Pero él no era como ellos, no seguía todo al pie de la letra como su hermano mayor, él rompía las reglas.

Era y siempre iba a ser la oveja negra de la familia.

Cuando era un pequeño niño, se dejaba lastimar, no decía nada, por temor a que el siguiente golpe o insulto fuera peor, se encerraba en su habitación, se mantenía distante de sus amigos. Y justo ahora, ese Han Jisung del pasado estaba resurgiendo de lo más profundo de su ser.

Sentía miedo, nervios, las lágrimas querían salir, y lo peor de todo es que no era por su propio pellejo, porque de ser así no le habría dado tanta importancia al tema, ya lo había hecho durante tantos años ¿porque ahora no?

Pero no era el caso, era su punto débil a quien tenían en la mira. Todos tienen un punto débil, ninguno se compara entre sí.

Y el suyo era Lee Minho. No iba a permitir que le hicieran nada, no mientras estuviera en sus manos poder evitarlo.

«Aléjate de él, imbecil. El popular con una basura como tú no puede ni siquiera cruzar miradas, además que si el director se entera de que es gay, sabes perfectamente que no le darán la beca que tanto quiere»

Taeil tenía toda la razón, había olvidado esa maldita parte. El colegio nacional de Busan tenía una doble cara, para el resto de la sociedad era una joya magnífica, donde todos recibían una buena educación y apoyo si era necesario, mientras que por dentro se dividía todo en: ricos, lindos, inteligentes, siguen las reglas/de clase baja, "incomprendidos", también inteligentes, los que hacen lo que quieren.

Él definitivamente estaba entre los incomprendidos y los que hacen lo que quieren, pero era inteligente después de todo, mientras que Minho estaba entre los más atractivos, inteligentes, y que siguen las reglas.

Taeil era quizás hasta más gay que él, pero le estaba hablando con la verdad. Estaba poniendo en riesgo la futura carrera de la persona que más ama, si el director se enteraba o algún profesor, al demonio todo el esfuerzo de Minho.

Aunque le doliera en lo más profundo de su ser, tenía que alejarse, por el bien de los dos.


Su pequeña sobrina llegó junto a sus padres cuando él estaba en la escuela, y no había querido irse a su casa de regreso hasta que él no la llevara al parque a jugar un rato.

Tenía tarea para hacer, pero al diablo. Esa nena y sus pucheros no los veía seguido debido que viven en Daegu, entonces iba a aprovechar el tiempo que les quedaba.

-Tio Hani, ¡mia, adiposa! -la infante de tres años echó a correr tras una hermosa mariposa que volaba bajo, Jisung soltaba risitas mientras la seguía a cada paso que daba. La pequeña pasó por debajo de un par de toboganes, había tantos niños dando vueltas que de un momento a otro no lograba ver a su sobrina.

-Sun, ¿dónde estás Park Sun-bin?

Desesperado comenzó a buscarla, sentía que en cualquier momento el corazón iba a salirse de su pecho.

Lo único que me faltaba para que mi día sea una completa mierda.

-¿Ese es tu tío Hani? -paró en seco al oír la tan conocida voz de Minho a sus espaldas. Pudo respirar con normalidad en ese instante, aunque estaba algo nervioso porque esa mañana lo había tratado muy cortante-, ¿Hani bonito? Mmh, si, bueno, tiene su encanto. -un leve sonrojo apareció en su rostro al oír que hablaban de él, al parecer ya se habían hecho amigos-. ¡Pero mira que tú eres muy bonita, no pongas esa cara toda fea!

Jisung se dió media vuelta luego de contar hasta diez, y sonriendo se les acercó a pasos lentos. Sus ojos presenciaban la escena más tierna del planeta: la pequeña Sun en brazos del mayor apretando sus blancas mejillas con sus manitos y el chico sonriendole y riendo con ella.

-Así que ya se conocieron-la bebé volteó al escuchar la voz de su tio-. ¡Sun-bin, me has dado un susto enorme!

La menor balbuceó algo mirando al pelinegro como si él fuera entenderle y ayudarle, éste asintío.

-¿O no que se ve feo haciendo esas caras? Pero yo digo que si hacemos así-con un movimiento rápido le despeino el cabello-, bueno, ahora si se ve mejor.

La hermosa risa de la niña se dejó oír, la cabeza de su tío parecía un plumero.

-¿Ah, sí? Mira, me parece que tienes...-y el tan bien planchado cabello negro del mayor acabó también siendo un desastre-, ¿ya está mejor Sun, que dices?

La pequeña aplaudió balbuceando vaya a saber Dios que cosa y soltando alguna que otra risita.

-¡Oye, eso es traición pequeñita!-la niña rió aún más al ver la cara que puso quien la cargaba en brazos y de nuevo sus pequeñas manitos fueron a parar a sus mejillas para hacerlas de goma-. Le gustan mis cachetes.

Jisung sonrió asintiendo.

-Son lindos Minho hyung, ¿sabes? Ahora que lo pienso...-el que dudara un poco hizo a Minho mirarlo-, parecen dos bolitas de arroz.

-¿Qué...?-después de pestañear tres veces mientras abría más los ojos, estalló en carcajadas. Con la mano del brazo con que no sostenía a la bebé se tapó la boca, era una costumbre que había adoptado siendo niño. El rubio se contagió, así mismo la infante comenzó a reír sin saber porqué en realidad.

La estaban pasando de maravilla, parados en medio de un parque infantil. Ser feliz no cuesta nada.

-Minsu-entre balbuceos, cuando los tres pararon de reír, fue lo único que se le entendió. Ambos mayores la miraron confundidos.

-¿Qué cosa nena?-curioso Minho le preguntó, tocando juguetonamente su naricita.

-Min-señaló al chico pelinegro y luego a su tio-, Su. Minsu onitos, ¡papá y mamá!

Los mayores avergonzados se miraron, la niña estaba diciendo a su manera que se veían bonitos juntos, así como su papá y su mamá.

-Has pagado el día feliz. -Y al acabar de hablar en el tono más bajo posible esbozó una sonrisita-, gracias.

El rubio asintio, evitando mirarlo a los ojos. No iba a pregutar nada porque no era el lugar y respetaba su espacio, la niña en ese momento balbuceó algo y jugaba con sus manitos en el aire lo que acabó con el silencio que se había hecho.

-Debemos regresar a casa bebé. -la pequeña estiró sus bracitos hacia el rubio y cuando éste estuvo lo suficientemente cerca se lanzó a él tomando por sorpresa a Minho quien aún la sostenía por sus piernitas. Éste último ayudó al menor a acomodar a la pequeña en una mejor posición, sus dedos entre tanto acomode rozaban con sutileza.

Un extraño cosquilleo, ese que ya había sentido días antes, se hizo presente en el mayor. Su corazón latía con fuerza, el de ambos, pero eso para Jisung ya era normal.

El rubio sonrió un poco, tal vez sería la última vez que lo viera tan de cerca, que sus manos rozaran sin querer, que tuviera el privilegio de tocar su suave cabello. Su sobrina acomodó su carita en la curvatura de su hombro, bostezando del sueño, y Jisung se atrevió a hacer algo que jamás hubiera pensado.

Dejó un pequeño y tímido beso en la mejilla del pelinegro, para sin esperar a que se quejara o dijera nada, marcharse.


Espero disfruten el nuevo capítulo:)

Nos vemos el otro martes ;;

•VENXM•

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