"Oh, rayos." Pensó Nick. Aquella escena lo había dejado muy sorprendido y confundido también. "Jill, acusando a Max del ataque. ¿Será cierto?"

― ¡Oh, Dulces galletas con queso! ―exclamó la voz que el zorro tanto conocía.

Reparando nuevamente en lo que iba a hacer. Traspasó el portal de la habitación y detrás de aquella cortina azul verdoso se encontraba la coneja que tanto había ansiado ver desde que sucedió el ataque. Se encontraba sentada, con una libreta en la pata y con un lápiz en la otra, pensando en las pistas y huellas que había dejado aquel ataque tan descarado. Pero su posición pensante cambió cuando vió al zorro de ojos esmeralda rodear la cortina azul verdoso.

― ¡Nick! ―exclamó ella alegre―. Estoy tan agradecida de verte. ―alzó su libreta―. Solo estaba escribiendo unos cuantos detalles del ataque. Me pregunto si Tommy o Copenzo del departamento Violento quisieran trabajar conmigo. Talvez pronto o tarde. ―miró burlona al zorro―. ¿No es patético? ―dijo―. Atacada de esa manera... Pero les enseñaré. Solo hay que esperar. ―empezó a tomar con más fuerza el lápiz―. Les enseñaré a esos... esos... ―y lo rompió. Nick tomó esa pata y la tranquilizo.

Estaba muy preocupado y cuando por fin podía ver a aquella loca e irritante coneja a la que amaba, no iba a dejar que siguiera pensando en aquello. "Yo soy el culpable aquí." Pensó. Soltó la pata y con tranquilidad pero tristeza dijo.

―Estuve tan preocupado, Judy... Yo... ―hizo una pausa―. Si tan solo pudiera cambiar de lugar contigo. ―acarició una de sus mejillas con gran suavidad. Ahora la coneja también estaba entristecida. No se había dado cuenta de cuanto había pasado y, en vez de pensar en su zorro, solo pensaba en el caso.

― ¡No digas eso! ―reprochó con voz casi rota―. No... ―ambos se abrazaron.

Un contacto más fuerte que un beso. Se habían abrazado con fuerza después de que estuvieran tanto tiempo separados. O, al menos, así lo sintieron ellos. Pues no puedes vivir sin tu otra mitad por mucho tiempo.

―Lo siento... ―se disculpó la coneja―. Te hice preocupar tanto... Nick... ―sus frentes ahora estaban unidas.

― ¿Por qué te estas disculpando? Tú, torpe y hermosa coneja. ―ahora sus rostros estaban frente a frente.

Y lo acortaron en un beso que tanto habían esperado. Uno que hubiera sido duradero si un guepardo regordete y gracioso no hubiera pegado un gritito de fan. En la cortina se encontraban varios de los compañeros de trabajo de Judy y Nick, entre ellos, Garraza que seguía lanzando grititos de felicidad mientras sostenía un ramo de rosas que tenía pensado dárselos a Judy. La pareja se separó de inmediato avergonzados. Nick, "tosiendo" y Judy pasándose las patas por las orejas con nerviosismo.

― ¡Jajá! ―rió uno de los compañeros, un tigre alto y joven con uno de los ojos atravesados por una cicatriz, al igual que Max―. ¿Por qué estas gritando Benito? ―le preguntó.

Ben alzó los brazos gritando un "¡Lo sabía!" de alegría, pero al hacer esto, el ramo se le cayó, haciendo que otro de los compañeros, un lobo, tratase de recogerlo en su caída. Otro, un león de gran cabellera, sonreía a la pareja de manera divertida.

― ¡Judy, Nicholas! ―exclamó este―. Es bueno verlos. Se ven fabulosos. ―los cinco animales, más grandes que ellos, se acercaron a la cama rodeándolos y casi, dejándolos sin espacio para moverse.

―Tu también, niño. ―respondió Nick con una sonrisa nerviosa.

― ¿Lo ven? Justo como dijo Bogo. ―comentó el rinoceronte mientras el lobo le entregaba las rosas a Judy.

El tigre tuerto se acercó a Judy con una expresión no tan buena.

―Judy, Bogo me pidió que le disculpara en su palabra. Tuvo que volver a la estación con Tommy del departamento de Casos Violentos. Aparentemente reconoció a un viejo tipo de un caso también viejo... ―Judy puso toda su atención en él, al igual que Nick―. Eso fue antes que nosotros pero dijo que ese caso tenía miles de similitudes con lo que te pasó.

―Max... ―susurró Judy sorprendida. No podía creerlo, no podía ser él. Se agarró la cabeza como si le hubiera golpeado otra vez una roca―. ¡Argh! ¡Está mal! Si Tommy piensa que Max... Recuerdo ese caso... Max solo fue una víctima. Él no tendría nada que ver con... ―y miró al tigre otra vez. Ahora todos se veían preocupados.

―Bueno... Si eso es verdad... Entonces, estoy seguro que no tienes nada de lo que preocuparte. ―replicó con tranquilidad el tigre.

―Sí, yo más estaría preocupada por tu hermana... ―dijo el lobo que estaba al otro lado de la cama, haciendo que Judy girara su cabeza―. También se la llevaron a ella. Trompas dice que ella acusó a ese tipo de acoso y que ella también lo vió hablando con unos "tipos extraños"... Si ella está dando falsas acusaciones entonceeeeess... Pero olvídalo... ―rectificó de inmediato―. Hablando de "extraños", él se ve un poco... err... ―ahora todos empezaron a hablar de cómo se veía Max.

Algunos decían "peludo", otros "loco", pero ninguno escuchaba a Judy. Ni si quiera Nick, que estaba hablando con Ben y el león.

―Podrían... ―dijo pero no la escucharon―. Ehmm... ¿Chicos? ¡Hola! ―aun no la escuchaban. Ahora se estaba molestando―. Oigan... Por favor, solo... ―todavía no. Ya cansada, tomó bastante aire en sus pulmones y gritó―. ¡Aaaaaaahh! ―llamando la atención de todos, callándolos al mismo tiempo―. ¡Lo siento! ―se disculpó―. Miren chicos, me encantó que hayan venido a visitarme pero... Esto es... Mucho que procesar... y mucho más está sucediendo recientemente-eso-Yo... eh...

Los cinco grandotes entendieron lo que quería decir la coneja. Se disculparon y se despidieron de la coneja mientras salían del cuarto. El tigre, por broma, tomó la cabellera del león mientras este gritaba "¡No la melena!" con miedo. Todos la abandonaron, excepto Nick, quien notó que Judy ahora se encontraba pensante nuevamente pero no por el caso.

―Sabes... ―dijo el zorro―. Podría bajar a la estación y... No estoy prometiendo nada pero podría ir a hablar con Bogo. Quiero decir... Max... mmm sí.... Él se ve bien. ―refiriéndose a que no había problema alguno con él.

― ¿Enserio? ―preguntó la coneja sorprendida―... ¿Harías eso Nick?

―... Él me dio un café. ―contó con una sonrisa―. Pero primero, necesito más combustible. Ven aquí, Zanahorias. ―cerró los ojos y esperó un momento.

―Así que... ¿Besos? ―preguntó picara la coneja―. ¿Te recargan las baterías?

―Lo hacen... ―dijo con los ojos cerrados―. Al cien por ciento.

― ¡Hmm! Nick Wilde... Señor Delicia.

Se habían ido todos, excepto un regordete guepardo que veía por encima de la cortina. Y, antes de que pudieran besarse, los dos notaron la gran presencia del guepardo de detrás de la cortina que gritaba pero esos gritos eran tapados por qué se había puesto parte de esa tela en la boca para que no se le escuchara, cosa que no funcionó.

***

Más tarde en esa noche, en la Estación de Policía, un búfalo mala cara hablaba por teléfono con el guepardo para pedirle algo.

―Sí, Garraza, un caso de Hurto. Hur-arrgh-to. ¡No, no todo el condenado caso! ―alguien tocó la puerta del otro lado para después abrirla y dejarse ver.

― ¡Toc, toc, toc! ―repitió―. ¡Soy yo! Su zorro oficial favorito.

Era Nick con su típica expresión picara y su ánimo contagioso menos para el búfalo. Este colgó inmediatamente el teléfono, casi destrozándolo.

―Vaya, eso es un viejo teléfono. ¿Qué le pasó al otro? ―preguntó al ver que colgaba.

―Se... rompió. ―dijo con indiferencia, tratando de no ser sospechoso. El zorro se paró en la silla para poder ver al búfalo. Se rascó la nuca mientras decía:

―Traigo un mensaje por parte de Judy en referencia del interrogatorio su hermana: "Ella le preguntó sobre la 'condición mental' de su hermana, ella no piensa antes de hablar. Como sea, cinco años de cárcel por tratar de inculpar a un viejo amigo que trataba de ser también generoso." ―ahí terminaba el mensaje―. No estoy seguro de que ella hablara en serio en esa última nota... ―comentó el zorro.

―Trompaes dijo que ella necesitaba terapia después de estar revisando algunas de las expresiones faciales de la hermana de Judy. ―dijo Bogo―. Pero tú me dijiste en el teléfono que estabas curiosos por este caso que envuelve al señor Midnight. ¿Recuerdas las series de acosos que hubieron contra los pocos Interraciales fueron un poco oscuros? ―se acercó con su silla hacia uno de los estantes detrás de él para sacar una carpeta sobre el caso mencionado.

―Mmm... Esto fue antes del caso de los Aulladores. Pero... Creo que si... Recuerdo haber leído algo sobre ello. ―dijo bostezando―. ¿No fueron puras bromas? ¿Niños teniendo diversión? No parece tan serio...

―No... ―confirmó Bogo entregándole la carpeta―. Desde la desaparición de una joven zorra y el asesinato de un tejón de miel. ―Nick abrió la carpeta del caso para empezar a revisarlo―. Tommy considerará necesario tener a Midnight en interrogaciones, por la similitud en este caso y con el de Judy. Más se remarca en el factor de que ese tal Max estuvo en reclusión desde que eso pasó cerca de un año y medio atrás. ―Nick seguía revisando todo lo que se decía, fotos, imágenes información, cosas muy relevantes pero viejas―. Y ahora, de repente se aparece en este evento "Hopps"... Y después... Bueno... Ya lo sabes. ―Bogo puso su pezuña en uno de los papeles del caso, deteniendo a Nick en su revisión que estaba muy concentrado y pensativo―. ¿Ves la "X" marcada en la espalda del tejón de miel? Vimos esta misma marca en todas escenas del crimen siguientes también. No ahora, como sea, no podemos suponer por ahora nada. Ha pasado un tiempo desde que no tuvimos ningún movimiento en este caso, y quizás ya no podemos seguir considerando este como congelado.

―Mmm... ―toda esa explicación había sido de ayuda pero el zorro aún tenía una duda―. ¿Y la zorra?

―Sigue desaparecida. ―respondió el búfalo serio―. Midnight tal vez no nos contó mucho la última vez... ―recordó―. Lo sigo recordando como si fuera ayer. Lo encontramos rondando las calles, completamente cubierto de la cabeza a la cola, con su propia sangre.

―Ah, sí. ―dijo Nick―. Judy mencionó algo de que él era solamente una víctima. ¿Tiene alguna relación con el asesinato del tejón de miel?

Bogo soltó un suspiro cansado mientras se quitaba sus lentes para leer.

―Solo lee el caso, Wilde. Necesito resolver otro caso crucial. Mi esposa me está volviendo loco y ella no me dice por qué. ―ahora más tranquilo―. Hablando de locos: No creas que olvide nuestro rudo debate y esa gran confesión la noche de tu cumpleaños. ―Nick lo miró sorprendido y nervioso mientras sostenía la carpeta entre las patas―. Tal vez no sabemos cómo los culpables sabían dónde iba a estar Judy, pero es bastante obvio el porqué de que ella fuera atacada. "Me he enamorado de tu oficial coneja, Bogo" ―imitó al zorro―. Tú me diste algunas señales para callarme y estar seguro. No se lo he dicho a nadie pero fue algo más con lo que pude relacionarlo con ese viejo caso. Vienen de diferentes especies.

Nick abrazó la carpeta con una expresión de tristeza falsa mientras miraba a Bogo.

―Solo te lo dije porque pensé que teníamos algo especial... ―bromeó y luego lo miró divertido. El búfalo se quedó callado con una expresión de total arrepentimiento de haberle explicado aquello.

―Antes de que digas algo más o te hagas cualquier idea... No te garantizo el permiso para trabajar en este caso. Atribuyéndolo a este reciente evento en tu relación con Hopps, podría nublar tu juicio. ―le explicó serio―. En la corte puede ser atribuido a que tengas un interés en esto, también metiéndote en que este en vuelto en culpa con los perpetradores.

―Lo entiendo señor. ―afirmó seguro―. Gracias por tomar su tiempo y hablarme –y dejarme leer este caso. Creo que debería volver al hospital.... Buenas noches. ―justo cuando ya estaba cerca de la puerta para abrirla, el Búfalo lo volvió a detener.

― ¡Un momento, Wilde! ―tosió para después hablar: ―Necesito un ojo sobre Midnight mientras Tommy y Copenzo lo interrogan. ―el zorro le sonrió en forma de decirle que si―. Asegúrate de hacerlo antes de que dejes el cuarto A113. ―y el zorro se fue.

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