Capítulo 3.
El ambiente hubiera vuelto a ser tenso de no ser por Nick que salvó el momento. Dando un vistazo rápido a la habitación de Judy, sonriendo algo exagerado, opinó sobre este.
― ¡Phew! ―silbó―. Debo decirlo, Zanahorias. Esta es un gran pedazo de edificio. Mucho más grande que lo que imaginé. ―con su pulgar alzado, pasaba más veces su vista por la habitación pero Judy, que había pasado de confundida a enternecida, lo miró de esta manera sonriendo. Nuevamente pero nervioso, volvió a hablar: ― ¡Supongo que lo necesitan así! Con los montones de bebés que haces en un día... Jejeje... ―ese comentario hizo reír estruendosamente a Judy―. ¿Poooor qué dije eso? ―dijo Nick golpeándose la frente, nervioso.
―Nick... ―le dijo Judy de manera tierna―.
―Torpe Zorro... ―dijo Nick sonriendo nervioso.
Después de ese torpe pero reconfortante momento, volvieron a quedar en silencio. Judy inhaló para poder decir algo pero Nick fue más rápido que ella.
― ¿Puedo sentarme en tu...? ―y se calló de pronto al ver la cama de Judy repleta de peluches pequeños pero que parecían una gran colección―. ¿...Cama? ―habían peluches de todos los tamaños, colores y especies. Desde elefantes, pasando por conejos y leones, hasta una cabeza de oso y un zorro con los ojos cerrados. Cerditos y tigrecitos, todos muy tiernos y apretujables.
Nick se dirigió hasta la cama de Judy para poder sentarse pero apenas puso su retaguardia encima de la cama, fue hundido a esta por su peso, haciendo que los peluches saltaran y cayeran encima de él, enterrándolo en ternura y cosas de felpa. Judy se rio con muy poco éxito se discreción.
― ¡Vaya!... ―dijo Nick saliendo al fin de entre los peluches―. Tus pequeños casi me sofocan. ―con dificultad, se sentó bien esta vez, dejando sus codos sobre sus rodillas. Con los ojos cerrados y cabeza baja, Judy sabía lo que vendría ahora así que no dijo nada, y solo lo miró directamente. Él suspiró y tomando un peluche de zorro, habló: ―Creo que es una buena oportunidad para venir a limpiar. Pensé, esto lo digo con el miedo de perder a mi mejor amiga, de hecho, a mi única amiga. ―ahora estaba entre la preocupación y el miedo, triste pero serio a la vez. Sus adentros ya no podían retener lo que sentía y tenía que sacarlo de algún modo y no desaprovecharía aquella oportunidad―. ¡Pero tengo que hacerlo! ―dijo de pronto, señalándose―. Esto ha llegado a un punto en el que duele solo con verte. ―la miraba de frente y directo a los ojos―. Judy, tu salvaste mi vida. En muchos sentidos. Antes de que me volviera tu compañero, pensaba que estaba en el séptimo cielo. Eso estaba bien como no podía serlo jamás. Pero el tiempo pasó, y empecé a sentir que necesitaba algo más. Me tomó tiempo darme cuenta que eras tú. Trate de negármelo, como veras. Porque, como sabes, esto no es bien visto. Pero digo... Al carajo. ―hizo una pausa, una pausa para pensarlo bien pero ya estaba decidido, se lo diría y no habría vuelta atrás―. ... Estoy enamorado e ti.
Silencio. Nada más que eso. No un silencio del incómodo, si no, uno de los que están cargados de sentimientos tan agradables como desagradables. Nick se encontraba feliz pero desanimado. Lo había dicho, finalmente lo había hecho pero no sabía cómo ella correspondería o sí si quiera lo haría. Pero Judy fue valiente. Acercó su pata a la de él y la tomó con fuerza sorprendiendo a Nick.
―Me... me siento tan... confundida. ―dijo con los ojos cerrados―. Y muy mal por lo que dije en el tren... ―se pausó―. Nick... yo no... Lo sabía... ―dio un suspiro que parecía sollozo―. Jill tenía razón. Soy patética. ―Nick, al ver esto, no sabía qué hacer en su mente, pero tenía que hacer algo. Era un momento muy íntimo que no había pasado antes pero, aunque no sabía qué, como si ya lo supiera, tomó la pata de Judy y le dio un beso suave―. Hey, tú nunca me perderás. ―le dijo ella.
Y, en un salto, lo abrazó. Nick correspondió el abrazo y estuvieron así durante un buen momento. Judy bajó de nuevo al piso pero seguían abrazados.
―Mmm... ―gruñó Nick―. Tú no eres patética, Judy... ―la miró―. Tu eres... ―pero no terminó su frase cuando los dos pares de labios se unieron.
Un beso intenso y tan necesitado que rompió las palabras y se dejaron llevar por el momento. Nick pasó su mano derecha de su espalda al trasero de Judy y su mano izquierda sujetaba una de sus orejas. El nivel y el calor subían. Nick quedó recostado sobre sus codos en el colchón mientras Judy lo seguía besando. Judy mordió su labio, y bajó por su cuello, haciéndole sentir algo nada parecido. Y, cómo una experta novata, tiró a Nick hacia atrás echándolo completamente. Iban a seguir, parecía que no se iban a detener por nada en el mundo pero algo en Nick hizo que se detuvieran.
―Tengo... que detenerte aquí... Zanahorias. ―dijo jadeante Nick.
Judy se levantó de su pecho pero aún seguía sentada sobre la cintura de Nick
― ¡Cielos! ―le dijo Nick sorprendido―. Estabas diciéndome "No lo sé" y después estas encima mío como una frenética, deseosa y ansiosa con... eeh... Bueno, Eres una coneja así que... ―Judy estaba sorprendida―. ¡El punto es...! Que me estás dando todo tipo de señales, Judy. Podría ser travieso pero me gusta hacerlo a lo clásico. ―y como si hubiera caído dentro de un tanque de agua fría, Judy comenzó a sollozar avergonzada, tapándose la cara.
― ¡Dios mío! ―exclamó―. ¡Tienes razón! Aaaawwrr... Me siento tan... ¡Sucia! ¿En que estaba pensando? Tu eres tan... sensible y dulce... ―se quitó las manos de la cara―. Yo enserio lo siento, Nick. Debes estar...
― ¡No, no, no! ―la interrumpió―. Sh, sh, sh... Solo estoy bromeando contigo, Judy. ―dijo burlón, algo que arregló la situación―. Lo siento... ―y puso cara tierna y a la rapidez del cambió de cara, puso una expresión de intriga asustada―. Pero... lo que te quería decir es... ¿No cerraste esa puerta con llave? ―Nick esperaba un "Sí" como respuesta, que hasta él lo decía pero la respuesta fue otro.
―Creo. ―respondió y se bajó a ver la puerta.
― ¿Crees? ―preguntó confundido―. ¿Qué pasaba si uno de tus hermanos entraba? ¿Qué tan severo hubiera sido? ¿Qué si Todos lo hacían? ¿Me estás diciendo que estaría bien? ¿Todos los cien mil hermanos? ―en respuesta, Judy solo rió sarcásticamente. Ya estando cerca de la puerta y yendo a cerrarla con seguro, Nick la detuvo―. Emm... No. ―dijo dejando confundida a Judy―. No lo hagas, Zanahorias. ―se sentó bien en la cama y luego se levantó para estar junto a ella―. Mejor no... No me mal intérpretes. Quiero hacerlo, ay hombre, demasiado. ¡Pero! Si lo hacemos ahora, podremos acabar con cualquier posible relación romántica en el futuro. Y... si interpreto bien tus acciones, Zanahorias. ¿Eso no es completamente diferente? ―hizo una pausa―. Yo sé lo que quiero ―se señaló―. Tu dijiste "No lo sé". ―se puso en una pose pensativa―. Así que aquí esta lo que propongo. Piénsalo tan simple como esto. Dame una oportunidad de enamorarte apropiadamente. Hasta eso... eeehh no, ¡Me enredo! Pero no voy a decir que no a algo como Bill y Cloode. ―le acarició la mejilla―. Estaré esperando. Inténtalo y considéralo, Zanahorias.
Realmente era un plan perfecto. Nick era muy inteligente pero aquí se había probado así mismo y había logrado algo mucho mejor que lo que estuvieron a punto de hacer. Con una sonrisa dada por los dos, Judy dijo:
―Lo haré. Y tienes razón.
―Siempre la tengo, pelusa. ―dijo Nick burlón.
Habiendo terminado este encuentro tan cambiante de sensaciones, emociones y todo lo que termina en –ones, la pareja inter-especie iba saliendo de la habitación de Judy de manera tan tranquila sin notar quienes estaban al frente.
―Tengo que decírtelo, eres un excelente besa-¡aaaaaaaaah! ―extendió esa "Ah" tanto que parecía una película en pausa. ¿La razón? Sus padres, Bonnie y Stu Hopps se encontraban frente a ellos con una expresión que demostraba tanto sorpresa como miedo y hasta parecía que a Stu le iba a dar un paro, por otro lado, Bonnie solo veía algo extrañada al dúo―. ¡...Aaaahora mira! ¡Son mis padres! ―y haciendo como si nada, Judy abrazó fuertemente a sus padres que estaban estáticos.
Volvió con Nick quien estaba igual de nervioso y hasta más que Judy. Parecía que una enfermedad de mutuo le había atacado porque, aunque mantuviera una sonrisa nerviosa, no podía hablar, no hasta que Judy volvió con él.
― ¡Woooah! ―exclamó Nick―. La Madrigueras. ¡Eh, Judy! ¡Qué lugar! Y todos eso conejos... muchos... muchos conejos...
― ¡¿Verdad?! ―continuó rápidamente Judy―. ¡Te dije que te encantaría! ¡Jajá! En todos los rincones y recovecos... para de hablar... ―le susurró Judy a Nick.
Los dos quedaron estáticos nuevamente pero Judy salió a la (posible) salvación de los dos ante un mal entendido muy entendido.
―Solo le estaba mostrando mi habitación a Nick. ―dijo con inocencia.
― ¡Si! Y nunca había visto una orgia de peluches, ¿A qué no? ―procesó con lentitud lo que había dicho y se tapó la cara inmediatamente con un manazo a esta.
―Solo estábamos viendo si habías arribado bien, cariño. ―dijo Bonnie nerviosa jalando a Stu para irse muy rápidamente―. Tenemos que irnos. Nos vemos en la noche. ―y se fueron.
Nick aún seguía con la pata en la cara pero un fuerte golpe en su estómago lo había hecho sacar todo su aire guardado. Judy lo había hecho.
―Torpe Zorro. ―había dicho de una manera no muy amistosa.
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