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Capítulo 2.

Todo iba a pedir de boca en la preparación del Baile Anual de los Hopps. Los habitantes de la zona donde se iba a realizar se estaban esmerando en hacer de ese baile un evento único en la Comarca, y más sobre todo la familia anfitriona. Aunque, para mala suerte de Judy, el único recuerdo que acababa de tener de su llegada a las Madrigueras fue el de su mejor amigo zorro alejándose de ella y dejándola con una incertidumbre que ella pensaba haber resuelto.

Después de ese amargo final del ambiente que comenzó en el tren, Judy ahora se encontraba ayudando en la preparación de una carpa y a su vez, revisando el cartel de entrada del baile. La carpa no podia ser de más de tres metros de alto, casi cuatro y el letrero, en forma de techo; triangular, decía en letras muy grandes "Baile de los Hopps" siendo lo más característico el nombre "Hopps" de donde sobresalían unas orejas de conejo de las letras B y L.

Con un asentimiento de cabeza, Judy se confirmó así misma que estaba bien puesto pero la sonrisa se borró cuando divisó a su amigo a unos metros de ella, también preparando otra carpa para la noche.

Se veía desanimado y, aunque Jill estuviera con él, no era lo mismo que estar con Judy. Aunque él se preguntaba qué diferencia haría, si ella le habia herido.

―Volveré pronto. ―le dijo Jill.

Él solamente suspiró en respuesta y siguió acomodando el alto poste.

Judy, al igual que Nick, también quería estar con él por el simple hecho de que no le gustaba estar de malas con su único gran amigo. Parecía que no iba a haber reparación en los daños ya hechos. Sin embargo, el intento de disculpa que Judy se encontraba pensando fue interrumpido por la presencia de otro conejo a su espalda.

― ¿Judy? ―dijo una voz joven y animada pero que demostraba sorpresa. Ella se dio la vuelta para ver quién la llamaba, agachando las orejas a modo de incredulidad al ver a un conejo gris oscuro, más oscuro que Judy, con más pelo parecido a una suave melena de león―. ¡Eres tú! ―exclamó el conejo.

―Max... ―fue lo único que susurró Judy de manera sorprendida antes de correr y saltar en los brazos del conejo negro: ― ¡Max Midnight!

―El único e irrepetible ―dijo Max con una sonrisa mientras Judy corría a sus brazos―. Ven aquí, Judy. ―y ambos se abrazaron con fuerza.

Fue un abrazo de unos segundos que parecieron horas. Judy bajó de los brazos del llamado Max Midnight y le dio una cálida sonrisa a su viejo amigo conejo.

―Vaya... ―exclamó Max―. Te... te ves bien.

―Tu también... ―aunque tenía una sonrisa en su rostro de tranquilidad, Judy rápidamente le conectó un derechazo a Max en la barbilla―. Sip... Eso es por "lo que tú sabes". ―dijo severa mientras cerraba los ojos.

― ¡Ja! ―rio Max sobándose la barbilla, observándola incrédulo.

―Luego. ―dijo Judy, conociendo lo que el conejo iba a tratar de decir.

Aunque la coneja policía tenía ganas de entablar una conversación con su desparecido y viejo amigo Max, aún tenía que afrontar su problema con Nick e ir a hablar con él. El zorro estaba arreglando unos banderines para el baile cuando la coneja llegó a su lado con una sonrisa amistosa aunque algo mentirosa, Nick se mantuvo serio.

―Hey, ¡Nick Dicky! ―le dijo tratando de parecer normal―. Eso realmente se ve bien. ¡Buen trabajo! ―Judy le dio un pequeño golpe en el hombro, haciendo aún más incómoda la situación. Nick se mantuvo mirándola, incrédulo aunque para sus adentros, se veía gracioso que hiciera aquello―. Escucha... ―dijo Judy de pronto, suspirando sin parecer más ridicula―. ¿Podemos hablar? ―más que una petición amable, parecía una súplica.

El zorro no respondió de inmediato, sin embargo no pudo mantenerse así al verla tan desesperada, finalmente aceptando desganado. Nick buscó un lugar para sentarse pero lo único que había eran los bloques de heno y paja picosos e incómodos, por lo que no tuvo más opción que sentarse encima de uno, quedando a la altura de la cabeza de la coneja para mirarla de frente.

Ambos se miraron desanimados pero las ganas de hablar no desaparecían.

―Tengo que acabar esto. ―dijo Judy primero―. ... Tu actitud en el tren... ¡Me sorprendiste! ¿Qué pasó con: "Nunca dejes que vean que te hirieron"?

― ¿Qué te sorprendí? ―exclamó Nick indignado―. ¿Y qué pasó con: "Mira dentro de ti y reconoce que el cambió comienza contigo"? ―le espetó molesto, señalándola―. Bueno, ¿Adivina qué, Zanahorias? Tu inspirador discurso, lo que pasamos este año y...Tu. Has hecho que yo... ―a medida que decía sus palabras, tocaba a Judy con el dedo de manera acusadora, cosa que le molestó a Judy por completo. Ella lo detuvo igual de enojada.

― ¡Oye! ―le replicó la coneja, deteniéndolo y desafiándolo con la mirada―. Deja de tocarme como si me estuvieras sermoneando.

Nick ya estaba cansado de esa actitud de ambos. Suavemente llevó su pata a la mejilla de la coneja para acariciarla, y tranquilizar las cosas. "Judy" le había susurrado.

― ¿No puedes ver lo que te estoy tratando de decir? ―preguntó Nick mientras Judy tenía los ojos cerrados.

―Eso... Eso creo... ―dijo ella abriendo los ojos―. Y... me está volviendo loca. ―comentó, sobresaltando al zorro pero dejándolo aún más desanimado. Retiró su pata del rostro de ella, junto con la sorpresa.

―Ya veo... ―agachó las orejas. Pero no podía dejarle ver que ella lo hirió. Decidido y ya harto de todo eso, se levantó mientras decia: ―Bueno... estoy seguro de que si te apresuras, podrás alcanzar a ese conejo apuesto. ―y trató de irse pero Judy lo detuvo con rapidez.

― ¡No! ¡Espera! ―exclamó ella sosteniendo su brazo―. ¡Espera tu estúpido pezones de cerdo! ¡Déjame terminar!

Las cosas ya estaban mal en ese momento, y para rematar la situación, un chillido por parte de otro animal llamando a Nick hizo que ambos se sorprendieran. Era Jill que había jalado también del brazo del zorro mientras decia "Continuemos, Nicky". Esto había dejado aún más enredada e incómoda la situación en la que ambos se encontraban, pero la más incómoda de los tres había sido Judy, que se sobresaltó al ver a su hermana del otro lado siendo "hospitalaria" con su zorro.

―Jill... ―profirió Judy con un hilo en la voz.

Ahora era un intercambio de miradas entre unos y otros. Nick miraba intrigado a Judy, Judy miraba confundida pero triste a Nick y Jill veía a Judy confundida sacando un poco la cabeza de detrás de Nick para verla.

― ¡Oh por...! ―exclamó Jill―. ¡Judy! Tu perezosa. ¿Cuál es el problema? ―aunque trataba de sonar divertida y burlona, el efecto había sido el contrario al esperado, aunque la hermana de Judy no notó esto―. Tenemos un baile que preparar y no tenemos tiempo para tu holgazanería.

Judy gruñó para sus adentros un "Mmh", molesta pero inexpresiva ante ellos. Y, como si nada hubiera pasado, empezó a retroceder nerviosa mientras decía:

― ¡Lo siento! ―trató de parecer relajada―. Ustedes dos vayan y continúen trabajando en lo que sea que hacían. Solo voy a ir por ahí y... Yo-sí... ―y tan rápida como un rayo, se dio vuelta para no ver al dúo a sus espaldas. ¿Cómo Jill había sido capaz de molestarla así?

―Tengo que disculparme por mi hermana. ―dijo Jill a Nick como si no la conociera―. Ella a veces puede ser despistada. Es un poco patética en realidad. Pero así son las hermanas. ―y comenzó a reírse de manera tan exagerada y plástica que detuvo a Judy quién había escuchado claramente aquello, molestándola más.

A Nick no le gustó para nada aquella forma en la que Jill se había referido a Judy, a su mejor amiga. Él miraba a Jill como si fuera una loca, gracias a lo que dijo. ¿Enserio había insultado a su hermana, en frente de él?

Sin más cosas que demostrarle, Nick se zafó del agarre de Jill y fue directamente detrás de Judy que parecía que trataba de no llorar por lo que había dicho la otra coneja. La había ridiculizado frente a Nick, pero su miedo de que Nick también se riera desapareció cuando este le puso una pata en el hombro por detrás y la miró con ternura.

―Zanahorias ―le dijo apacible―. No puedes llamarme "pezones de cerdo" y luego dejarme con culo colgando. ―se puso frente a ella para verla mejor―. Eso es muy rudo de su parte, oficial Hopps. Muy rudo, repito. ―le burló cariñosamente con una sonrisa tranquilizadora que hizo reír a Judy también. El ambiente era menos tenso e incómodo que antes. Nick le acarició la mejilla izquierda―. ¿Quieres continuar esta conversación en un lugar más privado?

―Sí, sí quiero. ―le respondió Judy.

                                                                                *******

Aunque las cosas hubieran quedado para ambos oficiales de un modo tan simple y feliz, para otra persona en aquel lugar no le hacia mucha gracia ver ese afecto tan cercano entre dos animales de distintas especies.

Al momento que ya estaban de camino a la Madriguera H, una pata jaló a Judy de entre todos los conejos que se amontonaban en una plaza, dejando solo a Nick y sin la posibilidad de encontrarla entre los cientos de conejos, parecidos a olas que iban y venían de un lado a otro.

― ¡Jill! ―le gritó Judy a su hermana una vez dentro de la Madriguera de los Hopps y están cerca de la habitación de la coneja―. ¡No puedes arrancarme de sus patas y salir corriendo de esa manera! ―le replicó.

―Pobre zorro. ―dijo Jill con frialdad.

―Ahora nunca podrá encontrarme. ―dijo Judy con preocupación.

Mientras tanto, Nick que estaba entre los cientos de conejos, alcanzó solamente a decir "¿Judy?" en la desesperación de no encontrarla.

Jill iba directamente hacia la habitación de Judy que quedaba a la izquierda de una de las puertas de salida, pero antes de llegar, lanzó bruscamente a Judy para que estuviera al frente de ella y pudiera verla directamente a los ojos. La coneja marrón la sostenía del ante brazo de una manera muy exagerada pero a Judy no le molestaba para nada, más que la actitud tan irrespetuosa e insolente de su hermana.

― ¡Muy bien! ―le espetó Jill molesta, señalando a Judy―. ¡Espero que lo que presencié allá atrás no sea lo que estoy pensando, Judy! ―la hermana de la oficial no paraba de respirar exaltadamente, sin quitar su furiosa mirada―. ¿Lo es? ―preguntó―. La manera en la que tocó tu– ¡Oh Dios mío! ―Judy, molesta y cansada de su hermana, se soltó del agarre fuerte de sus patas diciendo: "¡Déjalo en paz!"

― ¡No me hables como una "Yo-lo-sé-todo" de mierda! ―le replicó Judy―. ¡Yo vi cómo te arrimabas a su brazo, tu ramera! ―le dijo aún más molesta.

― ¡Cállate Judy! ―le espetó Jill―. ¡Coqueto con todo el mundo! ¡Lo sabes! Y no escucho que digas un no, hermana... Pero digo... ―en ese momento de silencio, Judy pudo haber replicado sobre el tema y sobre la mala forma de actuar de Jill, pero el silencio que ambas dejaron paso, dio a entender a Jill una cosa―. Ew... ―exclamó la hermana con disgusto―. ¿Una presa... y un depredador... juntos?

―Ha pasado antes. ―fue lo que dijo Judy, ahora con las orejas gachas y la mirada caída.

Con una mueca, Jill le volvió a hablar de manera despectiva:

― ¡Sí! ¡Y todos sabemos el desenlace de esa historia! Él está cicatrizado dentro y fuera. ―hizo una pausa para calmarse―. Honestamente, ¿Cómo te besará sin que te coma? ―esa fue la gota que derramó el vaso de la paciencia de Judy. Con algo de fuerza y la misma brusquedad que Jill utilizó contra ella, apoyó sus patas en la espalda de su hermana, empujándola hacia la salida.

― ¡Bien! ¡Tú tienes que irte antes de que vaya a herirte! ―advirtió la oficial, y logró moverla lo suficiente para estar a una buena distancia.

―Bien. ―le dijo Jill, mirando molesta a Judy sobre su hombro―. Solo espera a que Papi escuche sobre esto. Sabes lo que él piensa sobre los zorros.

Judy, demasiado estresada por aquella situación, se llevó las patas al rostro y gritó para sus adentros. Estaba tan frustrada y enojada que no sabía qué hacer para deshacerse de esa ira pero una expresión de susto detrás de ella llamó su atención. Jill ya había abierto la puerta de la salida pero en el hueco de esta, estaba Nick con la pata alzada en señal de saludo.

―Mmm... ―gruñó Jill, mirandolo con fuego en los ojos―. Así que nos encontraste... ―Nick no sabía la razón del enojo de Jill pero pensando que iba a arreglar las cosas, en respuesta el zorro le regaló una sonrisa amistosa. Un error que hizo que Jill se enojara aún más y saliera de la habitación corriendo y gritando un "¡Ah!" muy fuerte dejando a Nick sorprendidamente confundido.

― ¡Woof! ―fue lo que él exclamó.

Judy se restregaba la pata contra la cara avergonzada del comportamiento de Jill. "Ay Jill..." Pensó.

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