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Contenido delicado

Lucía arreglaba todo con aguja e hilo.

Hija de un par de sastres, y de la podredumbre humana, no había nada que no pudiese remendar, y estaba segura que su bebé no sería la excepción. Sin embargo, la impaciencia ya empezaba a comerle las tripas pues, por más puntadas que daba, parecía seguir estropeado.

El movimiento de sus manos paró en seco al recordar algo importante, una frase que años atrás había sido la preferida de mamá: "nada se logra de mala gana".

Lucía cerró los ojos y tomó un respiro, su mejor sonrisa le adornó el rostro y comenzó a entonar la canción de cuna que con tanto afán atesoraba en memorias. Luego ya, más calmada, siguió con la labor de madre que tanto añoraba desde que era una niña.

Redactado con el mismo propósito que el anterior, "Lucía" fue inspirado en un cuento que escribí hace años llamado "Luci manos largas, manos de mamá" del cual no tengo ya rastro alguno más que la idea principal.

Bajo la consigna "una historia de terror en dos frases" pero algo modificado en la extensión por evidentes conveniencias creativas (no sé escribir terror).

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