⚠️ Advertencia ⚠️
Contenido delicado

La certeza de que no iba a volver a sentir sus besos encima le partió la mente en dos, para su sorpresa en ambas brillaba la ausencia de la bien llamada "culpa". El alivio que invadía su cuerpo era agobiante, todo era tan irreal, de esas sensaciones que te alientan a reír y a llorar viviendo todo en tercera persona.

El cuerpo de su hermano yacía inerte en el suelo, cubierto de sangre y de esos fluidos tan conocidos de cuando ambos se quedaban solos.

Después de un rato, que pudo haber sido minutos u horas,  Sebastian empezó a sonreír, la vergüenza de aquel gesto, que ni por asomo indicaba malicia o rabia, hacia teñir sus mejillas de rojo. La libertad se le asomó y el muchacho la miraba con aires triunfales, pero tímidos: ahora sí nadie lo iba a volver a lastimar.

La muerte de su hermano indicó la luz al final del túnel, la llegada de la primavera que desde niño dio por perdida, y el oportuno retorno de una infancia que jamás iba a volver. En un cumpleaños había empezado todo y en otro mismo también se hayo el fin. 

La ola de perversa tranquilidad quedó en segundo plano cuando Sebastian miró que las velitas en su pastel seguían intactas; dos dígitos: 1 y 7 sobrepuestas encima del merengue azulado.

Al prenderlas y al soplar, la insistente presencia del cadaver ya no fue tan notoria, pues por primera vez pudo sentirse tranquilo.

(Pero feliz de verdad, feliz en serio).

Intento de microrelato realizado para el Escritubre, bajo la consigna "el nacimiento de un villano", reto que evidentemente no pude terminar pero pienso hacerlo algún día pues octubre me la chupa.

La historia original se llama No te invité a mi cumpleaños y es autoría de mi hermano JouuyaSuede (gracias Choya, te quiero). Siempre había querido redactar la primera reacción de Sebastian al asesinar a su agresor y bueno, helo acá. 

:D