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Curiosidad

El timbre sonó una vez más y Raven pensó que los ángeles estaban a su lado al menos por una vez en su vida
Recogió sus cosas con velocidad mientras salía rápidamente del salón seguida por sus compañeros que hacían teorías descontroladas sobre la razón por la que la chica siempre calmada y tranquila estaría tan apresurada por abandonar las clases ese día en particular.

Pero la razón era simple.

Cuando Rachel salió por las puertas del instituto logró verlo, al igual que ayer Damian se encontraba esperándola en las puertas con un millón de chicas reunidas para simplemente verlo, mirando el horizonte como si fuese lo más interesante del mundo. Él se dio la vuelta cuando sintió su presencia, la miró a los ojos y le sonrió levemente de esa forma que estaba cien por ciento segura que solamente hacía con ella.

—Creo que ya sé porqué Rae estaba tan ansiosa por salir hoy.

—Dime, Teri, ¿tú no estarías ansiosa por ver a ese rollito de canela esperándote?

—¡Madison!

Raven podía sentir a sus amigos hablando, pero la conversación parecía muy lejana para ella. Oía pero no escuchaba. Su mente en cambio decidió centrarse en el chico color canela que caminaba hacia ella mientras las oxigenadas a su alrededor le abrían el paso como si Damian fuese Moisés y ellas el Mar Rojo.

Quizás comenzaba a pasar demasiado tiempo con su tía Alice.

Pero hoy había algo diferente pues su leal motocicleta faltaba, y cuando Damian se acercó más ella pudo divisar algo que le congeló tanto el cerebro como la razón para después inundarlos de un calor inmenso .

El las manos del joven se encontraba una correa verde olivo.

Al final de la correa había un gigante perro negro.

El gran danés apuró el paso en cuanto la vio, prácticamente arrastrando a Damian hacia ella.

—¿Titus?...¿Pero qué?

El emocionado can casi la derrumbó cuando se lanzó sobre ella con tal de lamerle el rostro. Una risa contenta abandonó sus labios, contagiando al chico que se agachó para acariciar a la mascota. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que vio a Titus y debe admitir que extrañaba de sobremanera a esa " bola de pelos con nombre", como lo apodaba Gar. Lo acarició y abrazó con cariño, recibiendo a cambio unas lamidas en el rostro y un calor inundando sus manos cuando estas tocaron sin querer las de Damian.

—Me alegra verte, chico... —Miró al perro mientras este ladraba de felicidad pura—. ¿Pero, cómo es que estás aquí?

—Todd se dirigía a la ciudad vecina por una " visita", así que le pedí que lo trajera consigo.

—¿Le pediste?

—Puede que haya amenazado ligeramente a " Verónica".

Raven rio otra vez con las ocurrencias del muchacho, Jason tenía un punto débil y una pequeña obsesión con su moto al punto de apodarla " Verónica". Y claro está que sus hermanos aprovechaban esto para hacer del forajido lo que más les convinieran. Eso y prometerle una caja de cerveza, lo último también funcionaba igual de bien.

—Disculpen por interrumpirlos en... lo que sea que estén haciendo... Pero seguimos aquí.

Se levantó del suelo al mismo tiempo que el hijo del murciélago para mirar a Antt que trataba de aligerar la " tensión" ( tensión solamente sentida por el resto de sus compañeros). A Damian no le gustaban las interrupciones, y es por eso que ella tuvo que posar su mano en el hombro del joven con tal de calmarlo. Acción que no pasó desapercibida para los demás.

—Aquí pasa algo...

—Cállate Dude... Pues supongo que tú debes ser el famoso Damian.

—Sí, soy yo... ¿Y ustedes son?

—Rae, ¿por qué no nos presentas?

—Damian, conoce a Antt, Dude, Teri, Archer y Madison... —dijo mientras señalaba a cada uno de los gatos de Cheshire—.Chicos, conozcan a Damian.

—¿Ustedes son los compañeros de Roth?

—Sí... ¿Tú eres el chico de las llamadas?

—Debo serlo.

La tensión en el ambiente cobró vida mientras el silencio era levemente opacado por los murmullos del club de fans del joven en cuestión.

—¿Ese dios está hablando con la invisible aquella?

Es más guapo de cerca.

—¡La gótica simplona se fue en su moto ayer! ¡Qué envidia!

Esa perra bruja es una cazarrecompensas.

Damian giró la cabeza hacia la chica rubia que murmuró lo último, regalandole la tan famosa mirada de su padre y haciéndola temblar de pies a cabeza y soltar unas pequeñas lágrimas. Se acercó lentamente a ella hasta estar parado a menos de un metro de su persona.

—¿Cuál es tu nombre?

—Y-yo...yo...

—¿Cuál es tu nombre?

La escena había llamado la atención de las personas alrededor que miraban curiosos a la chica llorando nerviosamente ante el apuesto muchacho que parecía atravesarla con la mirada.

—A-Ariana...

—Bien. Pues" Ariana,  la " bruja " tiene un nombre y es Rachel. Si te vuelvo a escuchar a ti o a cualquier otra persona llamarla por cualquier nombre que no sea el de ella entonces no tendré piedad sin importar que seas una chica. ¿Entendido?

Rachel alcanzó su lado para ponerle una mano en el hombro y tratar de calmarlo, pero él no la escuchaba, lo que la hizo retroceder para encontrarse con una Antt emocionada " Rae, como dejes ir a ese chico juro que te mataré". No la escuchó pues su mente estaba en la escena frente a ella.

—Y-yo

—¿Entendido?

—S-sí...

La tal Ariana salió corriendo del lugar mientras lloraba desconsoladamente. Damian en cambio se giró hacia donde se encontraban Titus y ella para tomarla del brazo y arrastrarla fuera del lugar.

—¡NOS VEMOS MAÑANA RAE!

—¿Por qué tú no eres así conmigo Archer?

—Ese sí es un hombre, no como los niños que tenemos por amigos.

—¡¿Pueden callarse ustedes dos?!

—No.

Y con esa negación al unísono de Antt y Madison y el suspiro exasperado de Archer ella abandonó el instituto bajo las miradas del grupo que habían dejado atrás.

Caminaban hacia el parque de la ciudad lentamente en silencio. Damian se encontraba tranquilo, como si no hubiese ocurrido nada, mientras que ella decidió hablar primero.

—¿Por qué hiciste eso?

—Nadie te puede llamar de esa forma... Yo soy el único que puede decirte bruja... Nadie más.

Sus palabras le llenaron el corazón de una sensación indescriptible. No podía enfadarse con él, después de todo ella se alegraba internamente de las acciones de joven, pero le molestaba que el chico hubiera abordado el tema con la fiereza con que lo hizo. Pero otra vez... La fiereza era parte de Damian.

—No debiste haber formado ese espectáculo... Pero... te lo agradezco.

—No debes agradecer nada, solamente hice lo que debía.

—Aún así... ¿Quién hubiera pensado que el gran Damian Wayne se preocupara por una bruja gótica invisible como yo?

Ella se rio levemente y su risa fue como un imán para el chico. Damian la miró con esos ojos de él, esos ojos que externaban todo lo que sentía aún si su rostro no mostraba nada. Esos ojos que ahora mismo la miraban con un millón de emociones ocultas que le atravesaron el alma a Rachel.

—Me preocupo por ti, Raven... Eres una de las personas que más me importan en este maldito mundo... Y yo... Yo no soportaría que te ocurriera algo... No mereces ser tratada de la manera que esa oxigenada te trató... Es completamente inadmisible.

Ninguno supo cuando ,pero Titus se había separado de ellos con tal de perseguir alguna ardilla causando así que cualquier respuesta proveniente de Raven se reservara para más tarde. El día pasó entre recuerdos, palabras y risas de ambos, las aves sentían el tiempo correr cuando estaban al lado del otro y ese dato los entristecia tanto como los cautivaba.

Ahora se encontraban sentados bajo la sombra de un viejo roble con Titus descansando entre ambos. Rachel miraba cómo las hojas de los árboles eran movidas suavemente por el viento y se camuflaban con el cielo azul y el sol que se colaba cual intruso entre ellas. Damian en cambio hacia uso de su talento mientras dibujaba con trazos libres, suaves y tiernos el cambiante paisaje natural que los rodeaba, intercalando entre uno y otro boceto algún retrato de la bruja o de un gran danés siendo acariciado lentamente por una mano color de luna.

El silencio los acompañaba fielmente, hasta que Rachel lo rompió al recordar eso que su mente se había empeñado en ocultarle hasta ahora.

—Mi tía quiere que cenes con nosotros esta noche, dice que desea conocerte.

Damian no dijo nada por un rato, en cambio decidió quedarse en silencio mientras su mano se movía agilmente por su cuaderno. Raven levantó la mirada para ver su rostro, solamente para que el chico la detuviera.

—No te muevas.

Ella obedeció.

—Si tu tía desea mi asistencia entonces es un deber mio ir. Te acompañaré esta noche si así lo deseas.

Ella asintió para luego moverse un poco, sabía que Damian había terminado su retrato y eso le dio la libertad suficiente para sentarse más cerca de él, con Titus dormido en sus piernas, y apoyar su cabeza suavemente en el hombro del joven. Este contacto tan íntimo para ambos ya era una costumbre para ellos, pues cualquier muro existente entre el toque de sus cuerpos se había derrumbado al Damian acompañarla durante las noches con el fin de velar por sus sueños.

Nadie en la torre lo sabía y así debía permanecer, ¿cuál sería su reacción si se enteraran del hecho de que ambas aves compartían juntas el lecho? Es por eso que cada noche un petirrojo nocturno se colaba en su habitación silenciosamente, mezclándose entre las sombras para tomar su lado correspondiente al lado de ella. Ambos sabían perfectamente que lo que hacían era visto como algo incorrecto por las demás personas y la hipócrita sociedad, como un pecado.

Pero poco les importaban los demás . Así como no les importaba el contacto entre sus seres, cuando Raven (como ahora) apoyaba su cabeza en el espacio existente entre el cuello y los hombros del muchacho, o cuando los brazos del joven la rodeaban para juntar más sus cuerpos en un intento desesperado de conciliar el sueño. Las pesadillas y los recuerdos de los pasados de ambos los atormentaban por las noches, pero cuando buscaban consuelo en los brazos del otro los vestigios y las morbosas fantasías se detenían, permitiéndoles dormir placenteramente en la compañía del ave con la que se unían cada noche en ese íntimo y mal visto ritual .

Raven extrañaba dormir con el joven, tanto como extrañaba el olor de él impregnado en su almohada cuando ambos despertaban más temprano que los demás para evadir cualquier pregunta. Pero lo que ella no sabía es que Damian se encontraba tan perdido y desesperado como ella, más aún cuando abrazaba el lado vacío de su cama, buscando la figura delicada de una demonesa dormida que no se encontraba allí. A su lado.

Extrañaba la forma en la que sus largas pestañas se reflejaban en su piel como sombras causadas por la luz de luna. Extrañaba abrazar su cintura para acercarla más a él en un intento de continuar oliendo ese aroma a lavanda e incienso que hacía despertar partes de él que ni siquiera sabía que existían , haciéndole jurar cada noche entre suspiros que la protegería con su vida de ser necesario .

Extrañaba la cautivadora forma en la que sus labios se separarian para dejar escapar su nombre escondido en un suspiro.

Y lo necesitaba de vuelta.

Con desesperación.

El tiempo pasó velozmente una vez más y ya ambos se encontraban de nuevo en el umbral de la casa de la familia de la joven.

Los recuerdos fluyeron por su mente antes de ser capaz de detenerlos.

Sus labios presionados suavemente sobre su mejilla en llamas.

Sus labios llamándola por su nombre entre esa sonrisa tan particular.

Sus labios diciéndole que ella era importante para él.

Sus malditos labios admitiendo que no sabía lo que sería de él si alguna vez llegaba a perderla.

Sus labios que en este momento la sacaban de su ensoñación para saludar a su tía.

—Rachel, querida. Veo que trajiste a tu amigo contigo. Encantada de conocerte...

—Damian. Damian Wayne. Es un placer conocerla, Rachel me ha contado mucho sobre usted.

—Lo mismo digo. Y por favor, no me gusta que se dirigan a mi como señora. Puedes llamarme Alice.

—Me disculpo, Alice.

—No tienes que disculparte. Ahora entren que la comida se va a enfriar.

Eso había estado... Bien. Damian entró detrás de ella mientras le echaba un vistazo a su casa para luego entrar en el comedor donde sus primos lo observaron al instante sin preocuparse en esconder su sorpresa y curiosidad ante el desconocido invitado

Damian saludó a todos con un asentimiento leve de cabeza para luego tomar asiento al lado de Rachel, entre ella y el tal Billy.

—¿Y puedo preguntar el motivo por el que estas aquí en San Francisco? Estoy seguro de que la empresa en Gotham mantiene a la familia ocupada.

Ella respondió en lugar de él... Por algún motivo.

—Damian está aquí para sellar un contrato con una compañía extranjera en nombre de la empresa de su padre.

—Es cierto, escuché rumores de que el hijo de Wayne formaba parte de la junta colectiva de la empresa desde muy temprana edad.

—Desde los diez años, más específicamente.

—Pero aún así me parece sorprendente que le hayan dejado tal responsabilidad a un chico de 16 años. No estoy menospreciando tu habilidad, simplemente me parece extraño para una empresa tan grande.

—Se suponía que mi padre fuese el que sellara el contrato, pero la empresa en cuestión pertenece a una familia árabe muy tradicional. Así que me enviaron a mi al desconocer mi padre la lengua oriental.

—Ya veo, ¿entonces eres... árabe?

Su tía parecía curiosa.

—Sí, lo soy. Mi madre es árabe y yo me crié con ella y con mi abuelo, pero a los diez años me mudé con mi padre a Norte América.

—Oh, ¿y dónde está ella ahora?

—Eso mismo me pregunto yo.

Ante la respuesta de Damian sus tíos se miraron preocupados, hasta que su primito Billy decidió interrumpir la conversación.

—Un momento, ¿entonces eres de Gotham?

—Sí.

—¡Genial! Esa es la ciudad del murciélago y dicen que todos los que viven ahí se han encontrado con él.

Damian la miró inquisitivamente, a lo que ella solo atinó a encogerse de hombros y soltar un simple " le gusta Batman" como excusa.

—¡¿Tú has visto a Batman?! ¡¿Sabes quién es?!

" Oh, si Billy solo supiera que está hablando con su hijo".

Damian soltó una pequeña risa ante su comentario telepático y habló.

—Supongo que puedes decirlo así, pero es un secreto.

Le guiñó el ojo a su primo y parecía que Billy moriría de un ataque de alegría. En cambio Mary Beth también se encontraba curiosa pues no entendía algo del todo.

—¿Y cómo se conocieron tú y Rachel?

Obviamente no lograba calcular cómo es que su prima solitaria y silenciosa conocía tan bien a un chico rico y popular como aquel. Y no la culpaba. Damian la miró y abrió la boca una vez más dispuesto a contar la mentira a medias que habían acordado por si alguien "normal" les preguntaba cómo se conocieron.

—Mi hermano mayor era novio de la mujer con la que Rachel vivía en Jump City. Él se mudó con ella a la torre en la que Kori y tu prima vivían y yo me uní a ellos por un tiempo. Así es cómo nos conocimos.

—¿Y dónde están ellos ahora?

—Grayson y Anders se comprometieron y se mudaron juntos a Bludheaven.

—Felicitalos de nuestra parte en ese caso.

—Lo haré.

El resto de la noche transcurrió tranquila entre charlas, risas y bromas regalo de sus primos. Raven por primera vez en su vida se sentía en casa. Con Damian a su lado enviándole leves miradas a través de su vaso cada vez que lo usaba para disimular estos momentos entre ellos. ¿Esto era lo que se sentía estar en una familia? Raven pensaba que sí.

En cierto punto de la noche Rachel fue al baño con tal de librarse del olor del pescado que su tía había cocinado ( pescado que recibió una mirada despectiva de parte Damian, que luego actuó como si no se encontrase allí). Una vez libre de la revoltura de su estómago la joven se inclinó ante el lavamanos para luego echarse un poco de agua en el rostro.

Las luces parpadearon.

El suelo tembló.

Rachel levantó la mirada.

Se arrepintió de hacerlo.

Miró los ojos negros que la miraban de vuelta en el espejo.

—No... No... No puede ser...

Deseaba que fuese una pesadilla.

Otro mal sueño.

Que despertaría en su cama agradeciendo a todos los dioses por su fortuna.

Pero no fue así.

Era real.

La figura del espejo se rio sadicamente.

Su risa resonó por todo el lugar.

La miró de nuevo.

Sus ojos de abismo quemándose en su alma.

—Estoy de vuelta Rachel.

El espejo se rompió.

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