
Intento 124 (I)
Luego de digerir las palabras del estudiante del Einstein, el grupo inició a atiborrarlo con preguntas, todas tratando de cambiar la conclusión de: que la misión no era un error, que de ellos dependía salvar a un universo completo más a su propio planeta.
"No tiene sentido," dijo Tsi. "¿El Día del Inicio no es nuestro inicio?"
"No," respondió Esteban. "Al parecer es el de nuestro mundo; es la bienvenida a este universo."
"Pero, Samir, de repente no hay razón para preocuparse; no hay ningún indicio, ninguna prueba, que el proceso del que hablas se vaya alterar," apuntó Mandi.
"Eso es justo en lo que consiste el trabajo de Fle. Según sus notas, todo comenzó cuando descubrió un túnel de convergencia y comprendió cómo activarlo. Sabiendo ahora qué tenía que buscar, encontró que habían cinco más, dando un total de seis..."
"¿No tres?" interrumpió la hija del chef.
"No, seis," aseveró el joven de ojos verdes y retomó: "La curiosidad del Inventor pudo más que su prudencia; activó y se metió en uno, terminando en nuestro planeta. Allá estudió la manera de pensar de nosotros, los humanos, nuestra psicología por llamarlo así. También vio el progreso que estábamos haciendo y nuestro interés por obtener conocimiento, parecido al de su propio mundo. De regreso acá, hizo más análisis acerca del túnel: a dónde llegaba, su posición con respecto a Je-Mor. Y descubrió que no existe solo un universo, sino que hay mucho más de uno y que el suyo era visto como un agujero negro para cualquiera que no estuviera dentro de él. Este agujero negro se expandía y, al hacerlo, incluía a los sistemas estelares a su paso."
"Quieres decir, ¿que los agujeros negros no son más que otros universos?" intervino Isabel.
"Eso parece," sostuvo el chico.
"Entonces, ¿nuestro universo también forma parte de un agujero negro o qué?" inquirió Mandi.
"No estoy seguro," repuso Samir. "Y tampoco eso se explica con certeza en las ecuaciones de Fle. Lo que es yaba es que, lo que considerábamos como un vacío, en realidad es un cosmos lleno de vida."
"Tal vez eso mantiene el balance, eso de que no hay blanco sin negro, día sin noche, bueno sin malo," aludió Esteban.
"Tal vez... La cosa es que si se altera dicho equilibrio, si destruimos un agujero negro, si lo extinguimos, es como arrasar con un universo, ¿se imaginan? El resultado es impredecible por el momento, pero algo que sí es cierto es que la liberación de energía sería tal, que aniquilaría la vida como la conocemos y, les apuesto, haría añicos la materia de la que están compuestos los planetas," expresó con certeza el muchacho Hafar. "Pero regresando al problema que tenemos... El descubrimiento de Fle no podía pasar a un reporte sin tener un estudio completo y preciso del fenómeno, así como de nuestro mundo. Decir que están viviendo en un universo que atrapaba parte de otros, la afirmación de la existencia de más de un cosmos, es una noción tan inmensa que el abuelo de Tsi no podía hacerlo sin estar seguro cien por ciento, presentando pruebas teóricas y tangibles sobre eso. Entonces, decidió regresar a nuestro planeta para seguir estudiándonos. Cuando llegó, se dio cuenta que el tiempo que él había transcurrido en Je-Mor, comparándolo con el que había pasado en el nuestro, eran diferentes."
"¿Lo que me dijiste, Samir, que lo que acá es un día, son años en nuestro mundo?" interrogó Mandi.
"Sí, eso." contestó él. "De hecho, tiene lógica. Miren, esto hasta nosotros ya lo hemos descubierto: si algo cae en un agujero negro, para los que están afuera la caída parecerá que dura siglos."
"Como si fuera en cámara lenta," sugirió Alex.
"¿Cámara lenta?" repitió Tsi sin comprender, mas no insistió, sin duda era una de las tantas formas insondables de hablar de los humanos.
"Sí. Es como si el objeto que cae, lo hace por una eternidad. Pero eso no sucede cuando estás dentro del agujero negro, acá el tiempo va en otro plano."
"¿Más rápido?" preguntó Isabel.
"No sé si más rápido, el tiempo es una cuestión relativa," reflexionó Samir.
"Ah, ¡yo sé de eso!" irrumpió Malcini, contento como un niño con golosinas de poder entender algo de este discurso. "Es la cosa de relatividad de Newton..."
"Einstein," corrigió su compinche rubicundo. "Newton es el que habla de la gravedad."
"No, Samuelsen, Einstein es el nombre de una escuela para superdotados; esos geniecillos con anteojos que se la pasan solo leyendo libros, son una nulidad en los deportes y tienen cara de espanto," aseguró su socio, mientras que Esteban miraba a Samir de reojo e Isabel sonreía, el chico para nada se parecía a la descripción recién dada. El pillo de baja estatura continuó hablando,
"¡Ese Einstein debe haber sido su primer director! Bueno, esa cosa de relatividad yo la conozco, es eso de que si sales de tu casa, te subes en una motocicleta y va más rápido que la velocidad de la luz, cuando regresas tu esposa es una abuelita espantosa toda arrugada y tus hijos ¡son mayores que tú!"
"Algo así," pronunció el joven de Lobla. "pero en un agujero negro es todavía más complicado..."
"¡Qué tanto será! Todo yaba, Samir, entiendo todo muy bien, yo en eso de Newton soy un experto. Si necesitan alguna aclaración extra, me preguntan," atajó Malcini muy satisfecho con su explicación. El muchacho versado en astrofísica prosiguió,
"La cuestión es que, cuando Fle regresó a nuestro mundo, notó el progreso que había pasado y la diferencia de tiempo que ya les dije antes. Una vez en casa, hizo los cálculos necesarios y los correlacionó con la velocidad del incremento de conocimiento y evolución técnico-científica de los humanos. Él llegó a la conclusión que cuando su universo, es decir su agujero negro, estuviera cerca de incorporar a nuestro planeta, nosotros seríamos más que capaces de verlo y anticipar su trayectoria. O sea, que sabríamos que nos iba a tragar junto con nuestro sistema.
"Y que íbamos hacer todo lo posible e imposible para evitar que eso ocurriera," añadió Esteban. La atención del grupo se fijó esta vez en él. "Por lo que dices, Samir, Fle estudió a los humanos; él debe haber descubierto sin dificultad cuál es el instinto más fuerte que tenemos."
"¿Hacer dinero?" se aventuró a plantear Malcini.
"Tener una linda pareja,"contribuyó Samuelsen.
"Vivir en libertad, sin ser dominados por nadie," agregó Alexander.
"Sobrevivir, ¿no creen?"senaló Mandi. "La primera reacción que uno tiene es de supervivencia. No se necesita ser un genio para descubrirlo. Desde que nacemos, lo primero que hacemos es gritar para respirar y después buscamos tomar la leche para sobrevivir. El Inventor dedujo que, al notar el agujero negro, nuestro instinto de supervivencia nos llevaría a tratar de destruirlo."
"Sí," repuso Esteban. "Porque no se nos ocurriría, que esa energía que encierra es debido a que contiene todo un universo. Lo que pensaríamos sería que nos va a exterminar, una cuestión de: si no lo aniquilamos, él nos aniquila,"
"Pero, ¿por qué?" interpeló la je-morina. "¿Por qué no pensar que esa energía tal vez los va alimentar? ¿O investigarlo con mayor profundidad y determinar la conclusión correcta? ¿Por qué suponer que tiene que ser no otra cosa que una fuerza devastadora?"
"Tsi, los humanos somos así," indicó su nuevo amigo pelirrojo. "Muchos de nosotros somos agresivos por naturaleza, pensamos que es el único modo de sobrevivir. Por eso, muchísimos andamos siempre a la defensiva; si encontramos una fuerza superior, por lo general sospechamos de ella, calculando en qué momento nos va atacar y dominar porque nosotros mismos haríamos eso también. El poder es otro instinto que nos guía. No digo que sea algo bueno y mucha gente lucha contra eso, tú sabes bien cuál es mi historia... Pero nos guste o no, es la realidad."
"Alex tiene razón," se sumó Isabel a la discusión. "No nos vamos a quedar con los brazos cruzados, esperando a que un agujero negro nos absorba. Apenas se descubra que estamos en su camino, estoy segura que se tomará alguna medida para evitar que nos trague. No todos, pero muchos de nosotros somos gente de acción."
"Nosotros de igual manera" anunció Tsi. "Me imagino que cuando la oscuridad nos envolvió, todavía no teníamos la capacidad para notarla con anticipación. Es muy probable que de ser así hubiéramos intervenido..., mas pienso que no hubiésemos tratado de eliminarla, primero hubiéramos intentado de comprenderla por completo. Sin saber las consecuencias que traería el destruirla, no sé si nos hubiésemos atrevido a hacerlo."
"Ese es otro factor importante," afirmó Esteban, "comprensión. Hasta lo que yo sé, nuestro conocimiento acerca de los agujeros negros no va más allá de lo explicado por Samir. Y si él dice que entiende un poco de ellos, es que en verdad debe hacerlo tanto como el más experto en el tema."
El muchacho aludido abrió la boca para protestar, pero el científico lo detuvo con un gesto de la mano.
"No es el momento para ser modestos, Samir. El punto es que, para nosotros, un agujero negro que se acerque a nuestro planeta es una amenaza total. Nuestra única alternativa es eliminarlo de alguna forma."
"Esa es la conclusión que llegó tu abuelo, Tsi." retomó el pupilo del Prof. Quispe. "Dudaba mucho, y con razón, que para cuando el agujero negro nos incorporara a su universo, nosotros tuviéramos el avance para entender de qué se trataba en realidad. Su temor era nuestra reacción, la de detenerlo, alterar el proceso y con ello destruir nuestros mundos. De alguna manera, debía convencer a los humanos que el agujero negro no era ni es una amenaza y que no hiciéramos nada. Que dejáramos que nos envolviera y así pasar a ese nuevo cosmos. La diferencia que experimentaríamos sería mínima, como lo que sucedió con su propio planeta.
"Después de reunir las pruebas posibles y tener claras las ecuaciones del caso, Fle se presentó con los frodaleus para convencerlos que debían intervenir con la humanidad y hacerles ver, que el agujero negro que vendría no era ninguna amenaza. Bueno, ya todos sabemos lo que sucedió con eso. Entonces fue cuando él comenzó a preparar su plan para mandar un mensajero a nuestro planeta. Una vez que tuvo todo listo, regresó a nuestro mundo, transformó genéticamente a la especie de lagartija de L-Hembra y se contactó con Carlamaría y con otra persona, ese Humano Único que se perdió en el tiempo. De regreso, construyó la base de Francestomia, donde se encontraba otro túnel de convergencia..."
"¿Y Carina? ¿Cómo te explicas que ella tuviera el túnel resguardado en el estudio de su casa?" preguntó Mandi.
"Tengo la sospecha que Carina no era humana," respondió él. "¿Se acuerdan que les dije que habían seis túneles de convergencia? Estos, como vimos, desaparecen cada vez que uno los usa para ir de acá a nuestro planeta. Uno se desvaneció con la primera visita de Fle, él debió regresar aquí con otro. Este seguro fue usado en su segundo encuentro con nosotros, y un tercero se terminó cuando puso en marcha su plan. El número cuatro; el de Francestomia. Un quinto es el que vamos a tomar para regresar, el que está en la Ciudad de La Luz y que, según las notas, es el último que queda."
"¿Y el sexto?" indagó la hija de Yurusalem.
"Exacto, alguien tuvo que haber usado el sexto. Esto es lo que creo que pasó: tu abuelo, Tsi, necesitaba la ayuda de alguien que se quedara en nuestro planeta para organizar el Punto de Contacto, o sea, preparar y programar las luces que vimos allí. Es probable que también para verificar que el ilusionador, que puso en las montañas, siguiese funcionando. Además, necesitaba proteger el túnel que él descubrió, localizado en la granja de Carlamaría. Es lógico que esa fuera la razón de ser una de las familias elegidas para la misión, que un túnel de convergencia se encontrara en los alrededores de su casa. No creo que en esa época, llegara directo al cuarto donde estaba viviendo Carlamaría por lo de su enfermedad, si no, hubiera sido absorbida por este. Pero, ¿no cuentan que esa habitación ya nunca fue usada y que ella pidió que nadie entrara por peligro de contagio? Pienso que esa fue parte de las instrucciones que Fle dejó y que conectó el túnel o lo llevó a la superficie de alguna manera... Pero él dedujo que había una gran posibilidad, que la familia de Carlamaría se mudara en un momento dado, necesitaba que alguien se asegurara que estuviera resguardado. Y pienso que le dio el nombre de Vaspulia, para utilizarlo en el mensaje que escuchamos en el Punto de Contacto.
"El ayudante de Fle tenía que cerciorarse, que el túnel de convergencia continuara programado para solo funcionar cuando llegara el Humano Único, siguiendo el camino mostrado por las luces del Punto de Contacto. No me pregunten cómo pudo programarlo, a mí me parece casi imposible, no más de 0.0013% de probabilidad, pero yo no tengo el cerebro de Inventor. "
"Lo que dices tiene sentido, Samir. Por eso la puerta de ese cuarto no se veía después: era una pared, no porque la hubiesen cambiado, sino por la influencia del ilusionador, que también debe haber servido para que los que remodelaran Vaspulia tampoco se dieran cuenta de la existencia de esa habitación. Un cuarto cuya puerta no se podía abrir...," comentó Esteban recordando la historia que le contó el Dr. Czerwinski.
"¿No se podía abrir?" musitó el aludido. "No sabía..."
"Ya pues, no nos tengas acá como tontos esperando, compadre," interrumpió Alexander. "¿Nos estas diciendo que alguien de Je-Mor fue a terminar de organizar todo eso?"
"Sí. Fle no podía hacerlo, debía estar acá para recibir al Humano Único. Tampoco podía pasar un período largo en nuestro mundo, por más que fuera uno corto para el suyo. No podría justificar su desaparición por mucho tiempo, sospecho que programar las luces y demás no era algo que se podía hacer rápido. Por lo que nos has contado, Tsi, y por otras cosas más, estoy 99.98% seguro que esa persona fue Rac, tu tía."
"¿Mi tía?" hizo eco la joven de piel color lila.
"Rac era una artista. La obra que nos enseñaste de ella usa una combinación de colores al estilo de otra de nuestro planeta. Alguien que viajó por todos lados, con la curiosidad de un turista; alguien que pasó por Analucía, dejando una escultura allí y tal vez el estilo de pintar sus casas: con muchos colores como en Je-Mor; alguien que nunca visitó a un médico, fijo para que no se dieran cuenta que su verdadero cuerpo no era lo que aparecía, ya que estaba disfrazado por el ilusionador; alguien que murió de una enfermedad extraña... Si inviertes las letras de Rac, el nombre de tu tía, tienes las tres primeras letras de la artista cuya casa resguardaba el túnel de convergencia."
La respuesta era tan evidente, que el estudiante del Einstein no se molestó en darla.
"Rac... Car... ¿Sabes el nombre de alguien que comience con esas tres letras?" interrogó Malcini en tono bajo a Samuelsen. Este se alegró que por fin su compañero reconociera que él supiera algunas cosas. Y se puso a pensar...
"¡Carina!" exclamó en voz alta.
******
La conversación se encauzó en definir qué pasos llevarían a cabo apenas descendieran del movilizador. Samir les dio las coordenadas exactas dejadas por Fle del último túnel de convergencia que quedaba, e Isabel las trasladó al aparato que le había confiado Tsi, equivalente a su SPG. La noticia que ella les dio no fue buena, comprobaron con desaliento que se encontraba en el corazón del edificio que servía como base administrativa de La Luz y como residencia de los frodaleus: el Centro de La Luz.
Para poder analizar el área, la joven desprovista de cabellera ubicó mapas y fotos en la pantalla incrustada de la mesa con prontitud. A través de las imágenes, se podía ver que era un lugar de arquitectura sencilla, utilitaria como principio fundamental, y cuyas dimensiones no eran mayores que lo indispensable. Fue una característica inesperada para los vistantes, acostumbrados como lo estaban a que las edificaciones de cierta importancia de su planeta tendían a demostrar su categoría, empleando un diseño y tamaño tal, que las convertían a majestuosas o extravagantes en proporción a la autoridad que poseían las organizaciones que representaban. La ostentación y el despilfarro eran gestos que en su mundo simbolizaba influencia y dinero: cuanto más rico, más lujo; cuanto más poderoso, más opulento. Parecía un tanto extraño que, los que regían todo un planeta, no demostraran su estatus luciendo algo que los pusiera fuera de lo común, exhibiendo su supremacía de manera visual.
Tsi volvió a notar la gran diferencia entre los dos mundos, otra vez le costó entender el porqué del afán de acumular y poseer lo que no se necesita. Los principios de La Luz justo eran lo opuesto y, fiel a ellos, su centro era una construcción simple que no sobresalía del resto. Asimismo, acatando su norma, la de vivir en armonía con la naturaleza y ser un elemento de aquella siguiendo su flujo, el local armonizaba con los alrededores urbanos, los que, a pesar de componerse de construcciónes artificiales, de alguna forma mostraban ser una unidad no contraria al ambiente prístino, sino una parte de él.
Llegar sin demora a su destino no iba a ser un problema: había un movilizador público que los podía llevar de modo directo. Ese partía de la estación de aquellos interpoblacionales, el trayecto sería de solo quince minutos. El asunto era alcanzar el túnel de convergencia; si bien tenían imágenes del Centro de La Luz, estas correspondían a su exterior y a unas cuantas oficinas, no disponían de ningún plano del complejo. Contaban, entonces, con cero indicios de saber qué les esperaría dentro y, mucho menos, cómo harían para ingresar. No obstante, conocían que el salón de conferencias estaría abierto, debido a las diferentes celebraciones organizadas, y que en su interior los frodaleus más importantes también se hallarían compartiendo esos momentos con el público en general. Allí habían reservado un espacio los padres de Tsi con gran anticipación, donde se suponía que ella debía darles el encuentro apenas arribada a La Ciudad de La Luz. Sin embargo, era muy claro, que no iba haber cupo para sus compañeros.
Sin pensarlo dos veces, la fémina de tez violeta ofreció ser quien les diera entrada al centro: se reuniría con su familia en el salón de conferencias y, acabados saludos del caso, iría a los sanitarios a refrescarse. La chica había visitado el local en variadas ocaciones, se acordaba a la perfección de que presentaba unas ventanas que daban a un patio interior. Observando las fotos, la ubicación del salón de conferencias, más calculando dónde quedaban los servicios higiénicos y el mencionado patio, pudieron deducir que en el segundo había un muro con un ingreso que se conectaba a la calle. La nieta de Fle necesitaría abrirlo para ellos y dejarlos entrar.
El sistema de seguridad en Je-Mor no era el mismo que el que los humanos acostumbraban. Si bien era cierto que la mayoría de las puertas que daban al exterior tendían a permanecer cerradas con llave, con el propósito de evitar que entrara alguna visita inesperada o no deseada, el mecanismo era tal, que si de afuera para adentro no era factible pasar, de adentro para afuera sí podían abrirlas con facilidad. De no ser así ¿cómo salir de su propia casa? subrayó Tsi.
Ella afirmó, que dicha situación sería diferente en el Centro de La Luz. Aunque le costó un tanto convencer al grupo, en especial al enamorado de su tienda, el que no podía creer que no hubiera una custodia diferente para aquel edificio; máxime el hecho que, en este planeta, tomar cosas que no son de uno era impensable, tal como ya les le había descrito antes. Aparte, tuvo que explicarles, que cualquier conocimiento que La Luz poseyera siempre se divulgaba; era impensable que guardara cualquier secreto, por lo tanto, no era necesario ningún tipo de protección fuera de lo usual. Malcini indicó, con toda razón, que en este caso sí se hallaban custodiando más de uno: el túnel de convergencia y la noción de que el Día del Inicio podía terminar en catástrofe. La muchacha de Crunjick aceptó que era cierto, que el motivo de mudar su centro a otro lugar junto con la creación de una nueva Ciudad de La Luz fue, sin ápice de dudas, para resguardar y vigilar el túnel. Aun siendo así, los regidores sabían mejor que nadie, que los habitantes de Je-Mor no entrarían a espiar; era una noción inconcebible, solo a alguien fuera de ese mundo se le ocurriría hacerlo...
"Como nosotros," intervino Alex.
"O los Crompelis," añadió Isabel. "Por lo que nos pasó en la Antigua Ciudad de La Luz, ellos no son ningunos angelitos que digamos."
"¿Angelitos?" hizo eco Tsi sin entender.
"Isabel quiere decir que, al parecer, los Crompelis tienden a hacer problemas cuando están por este planeta," aclaró Esteban.
"Es verdad. De repente fue una mala idea hacerlos verse como ellos."
"La cuestión es," continuó la científica del Van Leeuwenhoek, "que con la gran cantidad de visitantes que tienen para las celebraciones, y entre ellos gente que no actúa como ustedes, no crees que existe la posibilidad, ¿que la protección del Centro de La Luz sea mucho más estricta y, entonces, no puedas abrir la puerta por dentro?"
"No. Sería una falta de cortesía total mostrar a los visitantes que desconfiamos de ellos de ese modo. La seguridad será la misma de siempre. No se preocupen, les podré dejar ingresar y, una vez dentro, utilizaremos el ilusionador para darles la apariencia de frodaleus. Yo haré lo mismo cuando me halle en el sanitario, para no despertar sospechas si alguien me ve en el patio."
"Pero no sería una mejor idea, ¿que nos transformes antes y nosotros entrar por la entrada normal? Así tú no tendrás que hacer nada y podrás quedarte con tus papás, Tsi. No tienes porqué arriesgarte más. Con el SPG que le diste a Isabel, podremos encontrar dónde está el túnel y regresar a nuestro mundo," propuso el humano de cabellera rojiza.
"No, Alex. Si entran como frodaleus al salón de conferencias, se sabría de inmediato que son impostores porque muchos de ellos van a estar presentes y reconocerían que ustedes no son lo que aparentan ser. Pero si los ven caminando dentro, no les prestarán atención; solo pensarán que andan por ahí buscando algo. Aparte, tendremos que verificar, que los pasillos que tomemos estén vacíos. Para eso también me necesitan: luego de abrirles la puerta y pasar del patio al interior del centro, de nuevo tomaré mi propia apariencia y podré ir en la vanguardia para cerciorarme que no haya nadie. En caso que me encuentre con alguien, podré fingir estar perdida mientras ustedes esperan bajo las sombras de algún rincón sin que sean vistos."
"Tiene sentido," avaló Samir. "Y si calculo bien, es la forma más eficaz de hacerlo."
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