
Intento 107
Cuando Tsi y Alex fueron a buscar a Samir y Mandi al CTC, los encontraron observando con gran detenimiento cada rincón del laboratorio de Ciencias Astronómicas. Tsi les dijo que debían regresar cuanto antes, que una vez que se reunieran con Samuelsen y Malcini les explicaría lo que acababa de descubrir. Mientras caminaban rumbo a casa, el estudiante del Einstein no pudo dejar de notar que ella aceleraba un poco el paso cada ocasión que se cruzaban o estaban cerca de uno de esos tipos vestidos en enterizo pálido casi luminoso.
Una vez llegados, la dueña del recinto los dejó en la cocina, donde Alexander les contó acerca de los supervisores, su inusual número en Crunjick y que ella parecía haberse enterado del porqué de eso. Por su parte, la je-morina fue a la tienda y anunció a sus dos nuevos encargados, que cerrarían un poco antes de lo normal porque deseaba discutir con ellos un asunto urgente. Malcini protestó, todavía quería continuar trabajando, mas al notar la seriedad y urgencia de la joven desistió del asunto. Él sugirió hacer el balance del día, pero ella le comunicó que lo dejarían para más tarde y lo tranquilizó prometiéndole, que le mostraría cada detalle para que fuera capaz de hacerlo solo la próxima vez. Samuelsen no objetó nada, se sentía como en las nubes solo pensando en la cita que tenía para el día siguiente con Rit.
Ni bien entraron los tres en la cocina, Mandi inició la conversación,
"Bueno, Tsi, ya estamos todos juntos. Cuéntanos por favor qué es tan importante."
"Cuando estuvimos Alex y yo en el parque," comenzó ella, "escuché de pasada el nombre de mi abuelo y su propiedad en Francestomia. Eran dos supervisores los que estaban hablando del asunto. No es que a mí me guste oír charlas ajenas," se apresuró en apuntar, "pero se me hacía muy extraño que hubiesen tantos supervisores en Crunjick, no podía evitar ponerles atención cada vez que pasaba cerca de ellos, y eso significaba sentir sus vibraciones."
"Un momentito," interrumpió Malcini, "¿Quién rayos son esos supervisores?"
Y con eso, la muchacha sin cabellera pasó a explicarle con paciencia quiénes eran, lo qué hacían y, sobre todo, cómo era raro en grado sumo que hubiesen tantos por acá.
"Hummm..., eso me huele feo. No es que tenga complejo de persecución, pero a lo mejor el Jefe tiene conexiones con ellos y me andan buscando..."
Alex no pudo aguantarse soltar la carcajada, sin embargo, al ver la cara de seriedad de Tsi se detuvo al instante.
"No está muy lejos de la verdad, señor Malcini; lo están buscando, pero no solo a usted, sino también al resto de ustedes. Y no es el Jefe, es La Luz."
Todos se quedaron boquiabiertos; era una situación que no se esperaban. Ya sabían que debían ocultar su presencia a la dichosa Luz, ahora, eso iba a ser mucho más difícil si aquella pensaba que ellos se encontraban allá y, peor aún, que los estuviera persiguiendo.
"Pero, ¿cómo es posible? Ninguna persona aparte de ti, Tsi, 76 y 77, conocía del túnel de convergencia y nuestra futura llegada. 76 y 77 desaparecieron junto con la base de Francestomia y, de hecho, tú no has mencionado esto a nadie, ¿verdad?" intervino el chico Hafar.
"¡Qué te pasa, Samir! ¿Se te ha quemado el cerebro? ¡Obvio que Tsi no ha dicho nada!" replicó su amigo pelirrojo bastante molesto.
"No es eso, Alex, no te pongas así," repuso él. "No se me ocurre que ella haya hablado con alguien relacionado a La Luz. Solo que..., pueda que..., que si contó algo de esta historia a algún amigo, y él le contó a otra persona, y esta a otra, y eso llegó a La Lu..."
"¡Amigo!" cortó el aludido de inmediato, más furioso todavía, "¡de qué amigo estás hablando!"
Tsi posó su mano en el hombro de Alexander con delicadeza y él comprendió el mensaje de ese gesto amistoso: estaba actuando como un completo tonto y eso no era yaba en lo absoluto.
"No, Samir," contestó la nieta de Fle en forma calmada con su voz melodiosa, "no he mencionado a persona alguna lo que mi abuelo me confió. Ganas no me han faltado, es normal para nosotros sentir la necesidad de comunicarnos, en especial cuando es algo tan diferente y yaba. Mas, al transferirme la información, él también me transmitió el sentimiento de urgencia e importancia de la misma, así como la imperante necesidad que sea algo secreto, algo que absolutamente nadie debe sospechar en lo más mínimo."
"Claro que sabemos que te lo callaste," reiteró el muchacho del chip, aunque esta vez en tono apaciguador.
"Entonces, Tsi, ¿qué fue lo que dijeron los supervisores?" preguntó Mandi.
"Como les contaba, cuando oí que mencionaron el nombre de mi abuelo y su morada en Francestomia, jalé a Alex para sentarnos cerca de ellos y me puse a escuchar su conversación con mucha atención. Al parecer, hacía un buen tiempo que se hallaban patrullando la zona, la casa y sus alrededores con sospechas que algo ocurría allí, pero sin ninguna prueba de ello. Yo me imagino que 76 y 77 nunca se dieron cuenta de tal hecho porque su labor implicaba evitar no solo salir al exterior, sino que no sean vistos desde afuera. Estoy segura que hicieron un trabajo perfecto de eso, pero también, en el afán de ocultarse, no hicieron nada que los relacionara fuera de donde se localizaban, es decir, que nunca miraron qué era lo que pasaba más allá de las paredes de sus cuartos en la base. Yo hace mucho que no voy a la casa de Francestomia porque he estado ocupada en extremo con mis estudios del CTC, así que tampoco me he percatado de la presencia de supervisores por esa zona. Además, es muy posible que las pocas veces que fui a visitar a 76 y 77, tales supervisores se disimularan muy bien para que no los viera. Ellos son profesionales y yo, la verdad, no sé de ese tipo de cosas.
"En fin, la cuestión es que la implosión de la base fue detectada e informada de inmediato a La Luz. Las órdenes siguientes fueron de escudriñar por la región entera la presencia de algo o alguien extraño, apresarlo sin demora y conducirlo al grupo de frodaleus regentes en la Nueva Ciudad de La Luz."
"Entonces, deben haber sido supervisores a los que escuchamos hablando esa noche que estábamos acampando en Francestomia," indicó Mandi.
"De hecho," repuso Alex, "por eso me pareció conocido el ruido que hace su movilizador, es el mismo sonido que escuchamos allí."
"Y al no encontrarnos, decidieron que seguro estamos en Crunjick y han mandado estos refuerzos para darnos caza," dedujo Samir.
"Así es," confirmó Tsi. "Tuve suerte de oír toda la historia porque uno de esos dos acababa de llegar, y el otro le estaba poniendo al tanto de lo qué debían hacer. El parque es el lugar ideal para eso, un sitio relajado en el que uno puede escuchar con buen ánimo instrucciones; es lo usual y lógico."
"¿No en sus oficinas?" inquirió Alexander.
"¿En sus oficinas? No, las oficinas son para hacer el trabajo, pero ¿qué mejor ambiente para tener una plática de ese tipo que en un parque? Cuando son instrucciones de relevancia o grandes decisiones es en los parques donde se toman, ¿verdad? El estar encerrado en los confines de una habitación, solo hace que la mente se vuelva también cerrada y poco receptiva hacia nuevas posibilidades o aceptar los diferentes argumentos y opiniones de los demás. En un parque, los ánimos son relajados y se crea una actitud positiva, uno tiende a descargarse de cualquier tipo de agresividad. Bueno, qué les vengo a explicar lo obvio." Y al ver las caras de los presentes la nieta del Inventor agregó, "¿No hacen lo mismo ustedes?"
"Nooop," respondió el pelirrojo.
"Ohhh... Bueno, el punto es que están buscándolos acá."
"Pero no deben tener la menor idea de dónde estamos, si no habrían venido directo a aquí o hubieran puesto más supervisores alrededor de tu casa, y no me parece haber visto muchos por acá," señaló el de ojos verdes.
"Cierto," aseveró Tsi, añadiendo: "Me parece que lo que nos queda hacer es tener sumo cuidado, máxime cuando estemos afuera, de no actuar en forma extraña. Claro que siendo ustedes tres Crompelis," dijo mirando a Samir, Alex y Mandi, "no importa si hacen algo raro porque no son de Je-Mor. Mas ustedes dos, señor Malcini y Jorgen, se ven como nosotros y...
"¡Te dije, Samuelsen, que era una muy mala idea eso de aceptar salir de paseo con Rit!" Irrumpió el humano de panza radiante.
"¿Con Rit? ¿Con Rit, la vecina?" interrogó en forma alarmada la joven lugareña.
"No sé si es tu vecina o vive al otro lado de la ciudad, pero Samuelsen se la pasó parloteando horas con ella y al final quedaron para salir a caminar juntos mañana. Yo traté de convencer a este gigantón vikingo que era una idea disparatada, ¿pero me escuchó? ¡Por supuesto que no! Y ahora con los supervisores detrás de nosotros, ¡este donjuán enamorado va a pasearse por toda la ciudad como pidiendo que nos descubran!"
"No es para tanto, Malcini, va a ser una salida corta y simple," murmuró su asociado en tono de disculpa.
"Si es Rit, mi vecina, tenga por seguro que no va a ser algo raudo. A ella le gusta conversar, y conversar, y conversar. Es muy buena persona, pero quizás sería prudente que cancelaras tu paseo, Jorgen; no tengo la menor duda que ella va a contar acerca de tu presencia al íntegro de Crunjick."
"A lo mejor no es tu vecina...," sugirió esperanzado el aludido.
"Era una mujer ya bastante adulta, de complexión..., cómo diría..., más abultada de lo común, ¿cómo más redonda?"
"Si te refieres a que poseía una curvatura física muy atractiva, la respuesta es sí, pero ella no debe ser la única," contestó el tío de Mandi.
"¿Y usaba dibujos ondulantes en su cabeza, un óvalo alargado encima de cada ojo y un pequeño triángulo el la parte superior de su mejilla?"
"Pues, eh..., sí, pero igual puede ser otra mu..."
"No trates, Samuelsen, debe ser la vecina." le interrumpió su compinche. "Tsi, por favor comunícate con Rit y dile que Samuelsen se ha ido, enfermado, muerto..., lo que sea, pero que no sale mañana con ella."
"No creo que esa sea una buena idea," atajó la hija del chef.
"¿Cómo que no?" repuso Malcini.
"Si la vecina es como dice Tsi, ya ella habrá dicho a más de una persona que mañana sale con mi tío. Si se cancela su salida, ella irá a contar de nuevo lo sucedido, poniendo aún más interés sobre ustedes. Además, sospecho que no se va a quedar tranquila hasta averiguar bien qué pasa y buscará al nuevo empleado de la tienda para que él mismo le diga porqué evitó su cita."
"Sí, sobrina. Eso es lo que iba a decir."
"Entonces, que Samuelsen lo haga; que sea él quien la cancele," volvió a sugerir el de baja estatura y escasa cabellera.
"Mandi tiene razón," apuntó la chica no humana. "Rit no se va a quedar tranquila así nomás. Incluso si Jorgen le habla, ella va a insistir en cambiar su encuentro para otro día. Si no lo consigue, va a comenzar a indagar quién es él, de dónde ha venido, etc. etc. Y va a reportar a medio mundo cada cosa que averigüe. Acaso sea mejor tenerla contenta y de nuestro lado."
"Exacto, eso era justo lo que estaba pensando," expresó Samuelsen.
"Pero ellos dos se ven como tú, Tsi," inició a decir Alexander, "bueno, no como tú claro, tú eres mucho más bonit... Me refiero que se ven como personas de Je-Mor, es casi imposible que no metan la pata. ¿No sería una mejor idea que los transformes en Crompelis o algo así, y que digas que tus nuevos ayudantes decidieron partir a las celebraciones o algo?"
"No creo," contradijo ella. "Rit los ha visto y algunas otras personas también; su desaparición imprevista, me parece que llamaría todavía más la atención hacia ellos. Ya es un tanto extraño que estos dos familiares – ayudantes, hayan comparecido de la nada. Que de pronto se vayan al día siguiente... No, mejor seguir adelante y dejar que la gente se concentre en las celebraciones, en vez que en la súbita partida de los dos nuevos empleados de la tienda que se esfumaron ni bien llegados."
"Estoy totalmente de acuerdo, justo lo que yo pensaba," añadió Samuelsen.
"Quiero disculparme," continuó la joven de piel lila, "no fue una buena idea exponerlos de esta forma, pero en el momento me pareció lo más adecuado y lógico ubicarlos en nuestro establecimiento comercial."
"No tienes porqué disculparte, Tsi, por favor, con todo lo que estás haciendo por nosotros y el riesgo en el que te estás metiendo," intervino Alex.
"Es cierto, Tsi. Más bien nosotros te damos las gracias por todo. Imagínate ¿qué hubiéramos hecho sin ti? Estoy segura que ya hubiésemos estado hacía ratazo en las manos de La Luz. Y quién sabe lo que nos estaría pasando en estos momentos," agregó Mandi.
"Así es, sobrina, me has sacado las palabras de la boca. Justo lo que yo pensaba," volvió a repetir Samuelsen.
Todos comenzaron a reír, olvidándose por unos instantes de sus problemas, salvo Rigoletto Malcini que lanzó a su compañero una mirada de exasperación.
"¿Qué? ¿Qué he dicho?" interpeló.
"Nada, tío, nada. Todo está yaba."
"Ni tanto," informó Malcini, "mi estómago me está reclamando que le ponga la debida atención y lo alimente."
"Por supuesto. Si se esperan un momento, les preparo la cena en un ratito," repuso la muchacha de Crunjick.
"¿Qué tal si cocinamos algo nosotros?" propuso Mandi.
"Solo si Samir no quema ningún alimento," respondió de buen humor su anfitriona, a la que Alex ya le había contado la historia de los bizcochos.
"Prometo no poner nada al horno," indicó el apelado en son de broma. "Pero no queremos preparar algo que pueda ser dañino a tu sistema digestivo, este no debe funcionar lo mismo que el nuestro y tu requerimiento nutricional debe ser diferente también. He visto que las barras que hemos comido tienen alrededor de un 57.18% más de proteínas de lo que nosotros necesitamos y muy cerca a cero de fibras. Había también un componente desconocido para nosotros y un altísimo porcentaje de vitamina C y resveratrol."
"¿Resvera qué?" preguntó Alexander.
"Resveratrol. Sin él no podríamos sobrevivir. Es tan fundamental para nosotros, como lo es el agua para ustedes," explicó Tsi. "Mas no te hagas problemas, Samir, en la alacena vas a encontrar productos con alto contenido de resveratrol. Tal vez sea más fácil si yo lo hago."
"No, ni hablar," replicó Alex. "Ahora tú descansas y nosotros nos encargamos de todo. Ya se nos ocurrirá algo qué hacer."
"Pero no van a saber cómo cocinarlo..."
"Eso no va a ser un problema," volvió a intervenir el chico del Einstein. "He visto cómo preparaste el desayuno, ya entiendo cómo funciona la cosa."
"Pero igual, no quiero molestarlos..."
"Basta," irrumpió Malcini exasperado, "No me importa quien lo haga o con qué, con tal que alguien me dé algo de comer o voy a ser yo mismo quien prepare la cena."
"¿Qué le parece si le muestro a usted, Sr. Malcini, y a Jorgen cómo hacer el balance de la tienda mientras el resto cocina?" propuso Tsi, sabiendo que tal cosa calmaría los ánimos del hambriento, el que sonrió lleno de entusiasmo de inmediato .
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Mandi abrió la puerta de la alacena de los ingredientes,
"¡Yaba!" exclamó. "Nunca he visto tanto maní en tantas diferentes formas, ¿qué tal si preparamos una salsa satay o una ocopa?"
"¿No que eras alérgica al maní?" cuestionó Alex.
"¿Y qué crees que hemos estado comiendo los últimos días? La barras estaban rellenas de eso y, mira, acá estoy yaba como si nada. Algo en este planeta me ha curado y no solo a mí; Esteban no se ha vuelto a poner sus anteojos, y escuché que le decía a Isabel que no estaba usando sus lentes de contacto. Y qué me dices de Samir que ya no lo vemos ordenando todo como loco."
"¡Oye! Qué no era para tanto," protestó él.
"Si vieras la cara de angustia y desesperación que ponías cuando lanzaba mi ropa en la cama del hotel, ¡a veces hasta pensaba que ibas a pegarme o destruir algo!" dijo su amigo de pelo rojizo. "Pero es verdad, ahora estás más fresco que una lechuga. Yo, como soy fuerte como un toro, no he necesitado curarme de ninguna cosa, siempre yaba como ven," añadió con una amplia sonrisa de satisfacción.
"No estoy muy seguro de eso," contraatacó Samir. "Creo que acá te has enfermado de una especie de rabia suave, porque cada vez que ves a Tsi se te cae la baba."
"Ja, ja, ja, qué gracioso," repuso Alexander en tono irónico.
"Ya pues, pongámonos a cocinar antes que Malcini cumpla con su amenaza de ser él quien prepare la cena. No sé ustedes, pero a mí no me provoca hacer el experimento de comer algo preparado por el rey del buen humor."
******
"Esto es todo un manjar," alagó la lugareña en forma apreciativa. "¿Cómo lo llaman?"
"Es ocopa," respondió Mandi. "También se puede preparar con otras nueces en vez de maní, pero como era lo que tenías a morir, eso fue lo que usamos. Reemplazamos el ají con esas hojitas picantes que me enseñaste en la mañana y pusimos un poco de ese jugo lechoso que nos diste en el desayuno, resultó muy bien para esto. Falta yerba huacatay, pero igual ha quedado riquísimo. Aparte, por lo de mi alergia, yo no podría notar la diferencia porque ¡es la primera vez que como esto yo también!"
"Cae muy bien con nuestros driwonis y gunchelos," remarcó la nieta de Fle.
"¿Ese es su nombre? Yo pensé que eran unas especies de papas y zanahorias," comentó Alex riéndose.
"El maní es delicioooso, ¡de lo que me estaba yo perdiendo! Mañana hacemos satay y te enseñamos hacer mantequilla de maní. ¡Pienso comerlo sin parar!" exclamó de lo más entusiasmada Mandi.
"Pero, sobrina, ¿no te va a hacer daño? Me acuerdo que de chiquita..,"
"Ya no, tío, acá me he curado."
"Malcini, entonces, ¡tú también te has curado! Yo me esperaba algo terrible después de la cantidad descomunal que había en las barras que hemos estado comiendo, pero no, ya no me lanzas tus bombardeos en las noches como ante..." Samuelsen decidió no continuar, al notar la cara de pocos amigos con que su socio lo observaba.
"Tsi, eso es lo que te quería preguntar," inició Samir.
"¿Sobre los bombardeos de Malcini?" curioseó Alexander riéndose.
"No," retomó su amigo, tratando de no soltar la carcajada, "sobre el maní. Me parece una coincidencia increíble que tengan la misma planta que nosotros, mientras que todo lo demás es diferente."
"No es coincidencia, Samir. Mi abuelo la trajo al retorno de su viaje a vuestro mundo. Cuando estuvo por allá, él regresó consigo una serie de muestras de plantas que podrían adaptarse a nuestro medio ambiente, sin ser dañinas para nuestras propias especies naturales. Es una práctica usual, varios cultivos de nuestro planeta son importados de otros: las hacemos crecer en edificaciones cerradas de modo hermético para evitar que se contaminen con nuestras especies nativas, mas siempre nos aseguramos que igual estas no sean una amenaza para nuestros ecosistemas, en caso que, de alguna forma, lleguen a escaparse. Mi abuelo analizó las propiedades unos cuantos especímenes de vuestro planeta y encontró que el maní era ideal, no solo por su adaptación inocua a nuestro medio, sino por sus propiedades alimenticias."
"De alto porcentaje en proteínas y gran cantidad de resveratrol," apuntó el muchacho escalador.
"Así es. La cuestión era, que mi abuelo no podía utilizar ese descubrimiento de forma abierta porque significaba admitir que había estado en vuestro mundo, hecho que La Luz no tomaría de buena gana, como supondrán. Por esa razón, decidió confiar en su mejor amigo, Dsu, para que sea él quien desarrollara, implementara y vendiera el producto."
"¿No es quien vive ahora en la antigua casa de tu abuelo?" indagó Mandi.
"Sí. Ya saben que mi abuelo no quería implicar a su familia, por eso no le comunicó ni un ápice a su hijo acerca de este cultivo. Además, mi papá estaba tan contento con nuestra tienda de ropa que, la verdad, no creo que se hubiera interesado en el asunto. A Dsu le contó que había elaborado el maní a través de diferentes alteraciones y combinaciones de otras plantas de nuestro planeta y de otros más, lo cual era una mentira muy plausible. También le dijo, que no quería ser quien se encargara de este nuevo cultivo porque tendría que tratar con La Luz, y su amigo sabía que él deseaba estar lo más alejado posible de los frodaleus. Por otro lado, era algo demasiado bueno para dejarlo pasar, así que le propuso que sea él quien se encargase del asunto y cosechara los beneficios. Lo único que mi abuelo le pidió a cambio era su ayuda para conseguir los componentes que utilizó, más tarde, en la construcción de la base en Francestomia, 76 y 77 y todos los otros aparatos. Dsu adquiriría las cosas con la excusa que eran necesarias para la producción del maní. Fue así que mi abuelo no tuvo que comprar nada por él mismo, evitando levantar sospechas acerca de lo que estaba haciendo en su nueva casa."
"Pero, ¿cómo el Inventor llegó a nuestro mundo? ¿No usó el túnel de convergencia de Francestomia?" inquirió Mandi de nuevo.
"No, él descubrió el túnel de allí después. Cuando el proyecto y hallazgo que mi abuelo presentó a La Luz le fue no solo refutado, sino prohibido, ya saben que él decidió igual seguir adelante y lo primero que hizo fue usar uno de los túneles de convergencia que había ubicado al inicio."
"¿Y qué se hizo de él? Quiero decir, del túnel," atajó Alexander.
"Sé lo que estás pensando, Alex, que a lo mejor pueden usarlo ustedes en algún momento para regresar," repuso la pariente de Fle. "Pero no, ese ya se cerró como el de Francestomia. No conozco bien cómo funcionan, pero creo que no se pueden utilizar más de dos veces. Y mi abuelo dijo en su nota que tan solo quedaba uno."
"Dime, Tsi, ese tal Dsu, ahora debe estar embarrado en dinero. Algún porcentaje de su ganancia le habrá pasado a tu abuelo y tú, como su heredera, ¡fijo que eres millonaria!" intervino el empleado del Jefe, contemplando a la aludida con un brillo particular en sus ojos.
"Millonaria...," repitió ella. "¡Ah! Ya sé a qué se refiere usted con ese término, Sr. Malcini. Disculpe que me haya confundido con su comentario, mas es algo no visto en Je-Mor. Veo que volvemos a regresar al principio de ganancia y acumular cosas y tener más de lo que uno requiere. Ese es un concepto difícil de entender, es algo que no hacemos. Es un desperdicio de recursos y, ¿por qué querer más de lo que necesitamos? Todavía no llego a comprender... En fin, para responder a su curiosidad: no, no soy millonaria y tampoco lo es Dsu y su familia."
"Este es un lugar muy extraño... Eso me hace acordar, Samuelsen, ¿cómo vas a hacer para no meter la patota con Rit?" señaló su compinche.
"Si solo pasean con tranquilidad, evitas cuestionar y más bien te dedicas a escuchar, te va a ir bien, Jorgen. Mi vecina, ya viste, es muy conversadora y no te va a dar la oportunidad de hablar mucho. De igual manera, por favor, ten sumo cuidado en lo que digas..."
"No te preocupes, Tsi, si yo soy un experto sin par de la discreción," afirmó Samuelsen muy sonriente.
"¿Y nosotros? ¿Cuál es el plan para mañana?" preguntó Alexander.
"No podemos permanecer encerrados en la casa, mañana es un día de celebración y todos los jóvenes van a estar afuera. Sería muy extraño que no saliéramos y justo eso queremos evitar: llamar la atención. El CTC ha organizado un campeonato de frescavoliu, es un juego muy popular. Yo planeaba ir a ver los partidos, creo que es una buena idea de pasar el día mezclados entre la gente y no ser notados. Después, hay una fiesta de celebración, también vamos a tener que ir." Y mirando a sus nuevos vendedores, la chica continuó: "Creo que, mañana, la tienda no va a tener muchos clientes."
"No importa, yo igual voy a estar allí con este grandote de acá, aún hay varios detalles que quiero revisar. Estoy pensando que puede haber una mejor manera de organizar las prendas, quisiera trabajar en eso," aseguró Malcini de lo más entusiasmado.
"Ya pues, entonces, todo está yaba para mañana. Lo que es yo, ahhh, ya necesito irme a dormir," determinó Alex estirando los brazos.
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