𝑡𝑟𝑒𝑖𝑛𝑡𝑎 𝑦 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑒
A primera hora de la mañana JungKook había llegado con el camión de la mudanza, dentro estaban sus cosas y faltaban las que me llevaría yo. Jimin ayudó también cargando algunas cajas, me sentía muy diferente a como estaba hace dos años cuando fui a vivir por primera vez con JungKook. Si no hubiera sido por Irene no me hubiera reencontrado con el chico, lástima que ambas perdimos el contacto, no estábamos molestas simplemente dejamos de hablar.
— ¿Te sientes bien? —pregunta mi novio llamando mi atención, coloca sus manos en mi rostro sosteniéndolo.
— Es la segunda vez que viviré contigo.
— Es muy diferente a esa vez—me abraza—Esta vez eres la dueña de dicho hogar.
— Somos los dueños—corrijo.
— ¡Ya está! —Jimin aparece saliendo del edificio—Todas tus cosas están en el camión.
Me acerco a él para abrazarlo también, Jimin besa mi frente apretándome hasta sacarme una risita. Acto seguido mira a JungKook algo serio.
— Estoy confiando en ti—advierte.
— Lo sé.
Los hombres de la mudanza suben al camión, JungKook ha traído el auto de TaeHyung guiando también a dichos hombres, eran cuatro. Subo al auto y él hace lo mismo colocándose el cinturón.
— No te olvides de tu hermano—dramatiza Jimin apoyándose en la ventana.
— Te avisaré cuando llegue.
— Está bien—hace un puchero—Pero no olviden ser...
— Ya sabemos, Jimin—lo callo al suponer lo que dirá. Sonríe divertido retrocediendo, aseguro mi cinturón de seguridad y acto seguido JungKook conduce a nuestro nuevo hogar.
●●●
Había olvidado lo estresante y agotador que puede ser una mudanza, el ascensor del edificio era inútil para subir cosas muy pesadas, los hombres se encargaron de subir todo al departamento, JungKook estaba al pendiente que nada faltara, yo en cambio permanecí en el departamento moviendo las cosas para hacer espacio, una vez ambos dentro cuando la puerta se cierra es que entro en razón de algo.
Este es nuestro hogar, es nuestro primer hogar verdadero.
JungKook se acerca a mí depositando algo en mi mano, es la copia de la llave original.
— La llave de su departamento, señora Park.
Es diferente porque es algo que ambos compramos.
— ¿Tienes la tuya?
— Aquí está—me muestra—Siéntete en casa.
— Estoy en casa—acepto las llaves, abrazo su cuello con mis brazos y él me levanta del suelo, escucho nuestras risas en aquella sala llena de cajas. Una vez con los pies en el suelo beso sus labios por cortos segundos—Te amo.
— Y yo te amo a ti—susurra alargando dichos besos. Una sonrisita picarona se dibuja en mis labios, JungKook tiene sus manos en mi cintura, las mías están en su pecho, el beso sube de tono pocos segundos.
Me separo sólo un poco mordiendo mi labio, estoy segura que debo estar sonrojada, incluso cuando estoy acostumbrada a estos besos sigo sonrojándome.
— Será mejor comenzar a mover todo.
El pelinegro echa un vistazo alrededor tomando una bocanada de aire.
— Ahora que lo noto...tenemos muchas cosas.
— La mayoría de ellas son tuyas.
— Son nuestras—se quita su chaqueta dejándola en una de las cajas, recojo mi cabello en un moño algo flojo imitando su acción—Todo esto es nuestro.
— Suena bonito—sonrío tontamente.
Ambos comenzamos con las cosas grandes, JungKook inicia con la habitación, lo ayudo a armar la cama siendo consciente que será en su cama donde dormiremos cada noche, bueno, nuestra cama como dice él. Entre ambos organizamos la ropa en aquel armario nuevo, una mitad es suya y la otra es mía, mis prendas son de cualquier color mientras que las del chico mayormente son oscuras, organizo los accesorios del baño a la vez que JungKook deja las cajas con mis cosas de la universidad en el cuarto, el escritorio con su laptop queda frente a la cama a un lado de la ventana, una vez lista la habitación proseguimos con la cocina.
Hay cosas que son suyas y mías, pero las juntamos porque ellas también aprenderán a convivir juntas, los estantes son algo altos por lo cual dejo que sea él quien los organice. Limpio un poco el mesón de la cocina antes de acomodar el microondas, la cafetera, los envases para el azúcar, el café, la sal, etc. El refrigerador no está tan lleno como me gustaría, hago una nota mental de que debemos comprar comida. En el balcón dejamos un espacio para colgar la ropa mojada, la lavadora encaja perfecto en una esquina con los productos de limpieza. Estamos en primavera por lo cual muchos árboles y arbustos están luciendo llenos de vida además de coloridos por las flores que renacen.
Organizamos el comedor con sus sillas a un costado de la sala frente a la cocina, mi estómago comienza a rugir y JungKook no tarda en dudarlo decidiendo pedir comida a domicilio. Hemos pasado todo el día en esto, ¿En qué momento el tiempo pasa volando? Cuando organizamos la mesa del televisor colocando algunas fotos en ella, noto que el ánimo del chico cambia por una foto, esa donde él sale con su madre sonriendo.
— Todo está muy limpio—echo un vistazo encontrando una foto en la sala que llama mi atención. En la estantería tiene un marco pequeño con una foto suya sonriendo junto a su madre. No puedo evitar ir a ella para tomarla, sonrío enternecida porque los dos lucen muy felices, la señora Jeon ríe mientras JungKook la abraza por detrás. Su cabello es rubio, esa foto debe ser reciente—¿Cuándo fue esto?
— Ah, esa foto—sonríe dejando su abrigo en el perchero. Se acerca apreciándola conmigo sin borrar su sonrisa—La tomamos la última vez que fui.
— ¿Crees que su vida fue buena antes de tenerme? —pregunta regresándome a la realidad—Quizás a veces le recordaba que era hijo de un miserable.
Me acerco a él que está en el suelo, apoyo mis manos en sus hombros apretándolos suavemente.
— Tu madre siempre recalcaba lo importante que eras para ella y lo mucho que te amaba—levanta la cabeza mirándome—No sigas torturándote con cosas que nunca dijo, ella te amaba y lo hizo hasta el último momento.
— Sigo extrañándola.
— Y lo seguirás haciendo, aunque no nos guste...la vida sigue.
Baja la cabeza mirando la foto sin decir nada más. Deposito un beso en su frente volviendo a guardar las cosas.
●●●
La comida había llegado hace minutos y los envases estaban vacíos. Quedaban cosas por desempacar, pero lo dejaríamos para mañana, ambos estábamos agotados, con el estómago lleno tanto él como yo nos encontrábamos acostados en el suelo de la sala. Lo miro encontrando a un JungKook pensativo mientras observa el techo, su mirada luce perdida.
— ¿Te sientes bien? —me apoyo de costado apoyando mi cabeza en mi mano.
— Tienes razón, se siente raro volver a vivir juntos—me mira con una pequeña sonrisa—¿Estás cansada?
— Un poco, las mudanzas nunca son sencillas—bostezo un poco—Mañana seguimos con las cajas, ¿De acuerdo?
— Vi que el refrigerador estaba algo vacío, iré a comprar algunas cosas para usar en el desayuno.
— Voy contigo.
— No, mejor ponte cómoda, no tardaré.
Se incorpora no sin antes depositar un beso en mis labios. Quedo sentada en el suelo viéndolo irse, una vez estoy sola en el departamento respiro profundo.
"Esta vez todo será diferente y será mejor"
♡
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