I'm Jacquelyn
- Casi llego, no es tarde, estás a tiempo...
Me recuerda mi subconsciente mientras avanzo esquivando estudiantes por el amplio pasillo del instituto. Estoy ya en el último curso, y hoy hay examen de Física
Al fin llegué.
- Buenos días señorita Gibson. Cinco minutos más y no realizas mi examen- dice el Profesor Max mientras entro en el salón y me entrega el sobre con la prueba.
- Buenos días señor profesor, pero gracias a Andrew llegué cinco minutos antes a su examen- dije una vez que me acomodé en mi lugar.
- ¿Andrew? - preguntó.
- Sí, mi chofer.
Con esto me hizo un gesto de que comenzara. Realmente era un hombre joven, apuesto, alto, con unos rizos negros fabulosos, musculoso, parecido a la escultura de David, excepto por esa barba divina que...
- ¿Señorita Gibson, sucede algo?
Al parecer me quedé observándolo detalladamente y toda la clase, incluyéndolo a él se percató.
Negué con la cabeza y me concentré en realizar el maldito examen por el cual llevaba semanas sin pegar un ojo.
Aún no tengo ni idea de lo que voy a estudiar en la universidad y ya estamos a mediados de curso. Las Pruebas de Selección serán dentro de tres meses y me siento más que preparada. La escuela siempre ha sido mi prioridad y me resulta muy sartisfactorio ser la mejor alumna de mi año, sin expecular, es lo que suelo escuchar en los pasillos.
Una vez que comience la universidad me iré a vivir a Londres con mi tío James. Vivo actualmente con mis padres y mi hermana, en una casa gigantezca, llena de lujosos carros y estúpidos búcaros de porcelana china en L.A . Mis padres, Jackson y Anastasia Gibson, son dueños de una amplia cadena de tiendas de marca. Mi hermana, Antonella Johanson recién enviudó y regresó con nosotros, trabaja en una de las tiendas y tiene un magnífico salón de belleza al que asisto siempre.
Por fin terminé el examen, tome mi bolsa Channel y me dirigí hacia la mesa del encantador señor Max.
- Ya he terminado, querido profesor.
- Excelente, con razón eres mi mejor alumna- dijo en un tono un poco arrogante pero con un hermoso acento escosés.- Que no se repita lo de hoy, de acuerdo.
- El qué, ¿la llegada tarde?
- No, - inspeccionó el salón y esperó a que no hubiese más nadie en él excepto nosotros, obvio que el pulso se me aceleró - lo de quedarte mirándome irrespetuosamente por más de cinco minutos.
- ¿Cinco minutos? Esta vez si me pasé.
Ok, ahora sí me pasé con el comentario, solo una idiota como yo se le ocurriría tal cosa. Él en cambio puso una cara de macabro que no me gustó mucho, así que sonreí por lo bajo y salí casi corriendo de ahí.
- Toma, se te cae la baba.
Él es Paul, mi mejor mejor amigo, desde el jardín de niños, un morenazo precioso con unos ojos verdes que parecen esmeraldas. Su padre es socio del mío y según ellos lo nuestro será un matrimonio de conveniencia, lo cual jamás sucederá.
- Deja de ser imbécil- él simplemente sonrió pero está claro que sabe que fantaseo con mi profesor de física.
- ¿Qué haremos hoy señorita Jacquelyn Gibson?- dijo mientras nos dirigíamos al aparcamiento para buscar a Andrew.
- Usted ordene señor Paul Gray.
Nuestras formalidades eran formas de burlarnos de la estupidez de nuestros padres por querer casarnos. Subimos al auto y Drew, como cariñosamente le digo a Andrew, nos llevó a nuestro escondite detrás del cartel de Hollywood.
(***)
Tres meses después
- No iré con ese vestido a tu graduación- chillaba mi hermana mientras hacía a la dependienta desechar vestidos y más vestidos hasta que ella encontrara el indicado.
- Es una simple graduación, ¿cuál es el problema de que lo lleves?- ya me estaba hartando, llevábamos aquí horas y yo ya había elegido y era la homenajeada.
La muchacha le mostraba un vestido rojo fuego, con el escote en la espalda y un corte tallado a la silueta. Pero mi hermana es demasiado exigente para un vestido.
- Mira Antonella me harté de tu inmadurez para siquiera elegir un vestido, mi madre y yo ya hemos elegido, iremos nosotras solas, así que deja de hacer berrinches.
Diciendo esto me levanté con mis bolsas de compra y abandoné la tienda, mi madre hizo lo mismo. Ambas entramos al auto esperando por la encaprichada.
Diez minutos después llegó, con varias bolsas, al parecer compró.
- Escogí el negro- se anticipó.
- Estaba horrible- mentí, era el que más me había gustado.
- Eso es lo que quiero, ridiculizarte en tu fiesta- dijo y las tres reímos, hasta mi madre que había tomado como costumbre llevar cara de amargada.
(***)
Estás preciosa nena
Mi reflejo en el espejo hacía llorar a mi padre, mi vestido, color aceituna tenía la falda ancha y llegaba hasta debajo de la rodilla. Sin exagerar, parecía una princesa.
- Mi pequeña, eres idéntica a tu abuela cuando era joven y seguirás los pasos de tus padres, una combinación perfecta. No como tu hermana que lo único que hace es darme disgustos.
Antonella le hizo una mueca y salió de la habitación, se veía fabulosa con el vestido negro. Ella tuvo problemas con mi padre por su ex esposo, era muchísimo menor que ella y casi la lleva a la quiebra con sus lujos y sus viajes a Italia. Mi hermana se enamoró perdidamente de él, Nicholas era muy apuesto. Desgraciadamente él murió en un accidente automovilístico, pero gracias a dios mi hermana de una forma un otra terminó librándose de él.
- Hija, querida, el señorito Gray y su padre están en la sala esperándote- dijo mi madre cuando entró en mi habitación, lucía hermosa y perfecta como siempre.
- Gracias madre, bajo en unos minutos- dije y terminé por ajustarme el peinado. - Papá, gracias por tu apoyo, por eso quiero daros una noticia.
La noticia no era tan relevante, solo que envié mi solicitud a la universidad de Oxford en Inglaterra, y me graduaría en adminiatración y finanzas para, si esa era su voluntad, ocupar su puesto en la empresa cuendo lo conciderara necesario.
Todo marchaba bien, todo era perfecto, y dentro de unos meses sería Jacquelyn Gibson, dueña de K&Q Society.
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