En la cama de un "extraño"
Jacquelyn Gibson
Mi cabeza por dios, me duele. Me revuelvo en la cama mientras me aprieto la cara por la tediosa luz que entra desde el ventanal.
¿Ventanal? En mi habitación tengo cortinas oscuras.
Me incorporo en la cama y ¡diablos! todo me da vueltas. Inspecciono el lugar, esto es raro, ¿a dónde me trajo Paul?. Llevo un suéter y unos calzones de ¿estrellitas?. Río por lo bajo- amigo ahora sí te graduaste, que pijama más ridículo.
Veo una silueta al otro lado de la cama, mi amigo está hasta roncando, y tapado de pies a cabeza, debió haber bebido tanto como yo. Me subo sobre su espalda y comienzo a darle con la almohada.
- ¡Señor Gray despierta! ¡Ve a traerme desayuno anda!
Esperaba que me quitase la almoada o se levantara pero no, se quedó inmóvil, así que lo mordí, por encima de la sábana.
- ¡Estás loca!- chilló mientras se giró y terminó sobre mí; pero ... él no era Paul.
¡¿Max?! ¿Estaba en casa de Max?
Nos quedamos ahí quietos, yo confundida sin saber que responder, él me miraba de una forma extraña. Luego...luego me besó.
(***)
Sus labios carnosos bolvieron a rozar los míos. Contuve la respiración por algunos segundos mientras se desplomaba completo sobre mí. Fue el beso más largo de toda mi vida y sensual. Diosito escuchó mis plegarias. Poco a poco fue separando su rostro del mío, quedé petrificada, ¡Max me había besado!. Se quedó observándome, sonrió y se puso lentamente de pie.
—Voy a darme una ducha señorita Gibson —dijo mijetras salía de la habitación
Yo simplemente asentí. Su torso desnudo se alejaba hacia el cuarto de baño. Estaba hipnotizada, ¡qué carajos había pasado!
Nada te pusiste como una cuba y te despertaste en la cama de tu apuesto ex profesor de Física y acaba de besarte.
¿Qué viene después? —ah sí el pánico. No sabía donde mierda estaba mi ropa, me bajé de la cama y comencé a buscar. Obviamente no nos acostamos, recuerdo la escenita del gimnasio y que luego todo se puso blanco, si nos hubiésemos acostado lo recordaría.
Tengo que salir urgente de aquí.
Tomé mi teléfono y le marqué a Paul mientras buscaba mis cosas. Vamos imbécil responde.
—Aló? —respondió por fin.
—Paul? Ven a buscame, te mando ahora mi ubicación, ver rápido por favor.
—¿Quién es? ¿Jacky?
— Quién más carajos puede ser, —tuve que bajar la voz, Max iba a oirme y quería salir de aqui lo antes posible —levántate de la cama Paul Gray y ven a recogerme.
Colgué y le mandé la ubicación, recogí las cosas y salí corriendo de allí. En el ascensor me puse el vestido lo más que pude y le pedi a una señora que andaba con su precioso gato que me ayudara. Ay señora Anastasia si ves en lo que se ha convertido su hija.
Paul Gray
Tuve casi que maltratar a la chica para librarme de ella, no me gustan esos métodos pero hay mujeres que no entiende cuando un hombre la rechaza. A Bella ni le quité los zapatos y ya pensaba que estabamos de noviazgo.
La dirección que me mandó Jacky era cerca del centro comercial, eran unos edificios preciosos y con un toque antiguo. Llegué a la portería y ahí estaba ella toda trasnochada pero sin dejar de ser Jacquelyn Gibson.
—Llevo horas esperandote aquí —dijo mientras se subía al auto y tiraba la puerta tan fuerte como para que viera el tamaño de su enojo.
—Disculpa estaba solucionando un problema. ¿A donde rayos fuiste ayer? Te estaba buscando por todos lados.
—¿Tus universitarias no te entretuvieron demasiado como para no acordarte de mí? —chilló, estaba molesta, pero ¿pasó la noche con quien?.
—No haz respondido mi pregunta Jacquelyn.
—¿Sabes qué? A la mierda, ¡detén el puto auto!
—¿Estás loca? Me pasé lo sé, pero yo no aparecí en el apartamento de Dios sabrá quien.
—¡¿Que pares?!
Frené en seco, los dos estábamos alterados por cosas insignificantes, quedamos minutos en silencio, paré frente a un parque coincidentemente, y el cruce de las personas de un lado a otro se hacía eterno. Ella al parecer queria que yo dijera algo, porque asintió en silencio y se bajó del auto en dirección al parque.
—Jacky, espera...
Me bajé tras ella y logré alcanzarla, la tomé por el codo, bajó la cabeza y la abracé.
—Lo siento, me dejé llevar por el Champagne, no debí descuidarte, perdóname.
Solo lloraba, parecía una niña pequeña, a pesar de su caracter lloraba como si tuviera tres años.
—Hey, no llores.
—Yo estaba... yo dormí con Max...
¡¿QUÉ CARAJOS?!
(***)
—Así que utilizaste a Bella para encubrirme?
—Sip, aunque me arrepiento.
Empezamos a reir, Netflix no se comparaba con nuestras anécdotas de ayer y hoy.
—Está lloviendo, voy a llamar a mis padres, me quedaré hoy contigo.
Asentí, me gustaba mucho su compañía, y sí que estuvo fuerte lo de ella y nuestro exprofesor de Física, me da un poquito de celos pero es Max, hasta a mí me gusta je.
—¿Quieres que llame a Max para que veamos un maratón de Harry Potter? —Jacquelyn abrió los ojos a más no poder y casi me lanza el tazón de palomitas mientras yo salía corriendo de su lado.
—¡Paul, ven aquí, me las vas a pagar! ¡Paul! —chillaba mientras corría detras de mí y tropezaba con la alfombra.
Max
Está lloviendo fuera y mientras taraba de surmergirme en las investigaciones de los postulados de la teoría de la relatividad espacial, venían a mi mente los ojos azules de la rubia que amaneció en mi cama y que desapareció despues.
Ni siquiera me dio las gracias, otro día no me molestaré en sujetarte mientras vomitas Señorita Gibson.
Se fue sin más, ni siquiera sé por qué la besé, es que su rostro, su mirada, todo es tan perturbador para mí. Tiene esa capacidad horrorosa de hacerme pensar en ella, es una chiquilla Dios santo. Ni se por qué la besé.
Me gustó, demasiado para mi gusto, sus labios parecían no haber besado a nadie, besa fatal, pero no podía dejar de besarla.
Max te estás metiendo en un lío.
Sonó el teléfono sacándome del himpnotizmo del recuerdo de unos ojos azules. El número nisiquiera wstaba registrado.
—¿Sí?
—¿Profesor Max Elliott? —oh vaya, alguien que conoce mi segundo nombre.
—El mismo, con quien tengo el placer de hablar?
—Es la secretaria del señor Director Arnold, él precisa de su precencia lo más urgente para usted posible —era Sahara.
—Oh Sahara, como estas, son las doce del medio dia, y es sábado y hace veinticuatro horas estoy de vacaciones.
—Dentro de dos horas? Correcto —Qué??.
—No, espere, no dije eso.
—Buenas tardes señorito Elliott.
Diciendo esto colgo, ¡será cabrona!, para que mierdas quiere verme el barbudo. Y cuando todo no podia ponerse peor volvió a sonar el teléfono, esta vez un mensaje de mi hermana.
[Taylor]
Hola hermanito!!, felices vacaciones.
12:15
[Yo]
Que quieres pesada.
12:15
[Taylor]
Nada idiota, mañana es el cumpleaños de mamá, iré a verla.
12:15
[Yo]
No voy a ir.
12:16
[Taylor]
Te recojo a las ocho. Te amo;).
12:18
Aunque me niegue diez mil veces ella conseguirá llevarme, además es lo que menos puedo hacer por su ayuda del otro día.
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