Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5

#MiércolesDeIO 

#LoPrometidoEsDeuda



DULCE O TRUCO; LA ELECCIÓN ES TUYA
PARTE 3


Suelto la mano de Raziel. De frente a mi acompañante, bajo su capucha y coloco mis manos detrás de su cuello. Recuerdo aquella vez en la azotea, nuestra cercanía, su calor corporal... ¿Qué estoy haciendo?

Cierto, estoy aquí para probar.

Bajo mis manos, arrepentida de haber llegado a este punto.

—¿Y ahora qué? —pregunta flexionando su cuerpo para acercarse más y lo pueda oír.

—Es la primera vez que bailo con hombre —confieso y me arrepiento enseguida. A veces soy demasiado sincera para mi propio pesar, razón por la que ahora Raziel porta una sonrisa que se ilumina con malicia bajo las luces.

—Siempre hay una primera vez.

—Sí, pero tú...

«Tienes novia», quiero decirle. Como soy un libro abierto y de páginas transparentes para él, deduce el final de mi oración con facilidad.

—No pongas más excusas, esto no es un delito. —Da un paso y su pecho por poco toca el mío—. Vamos a bailar de una buena vez.

Con cierto temor vuelvo a rodear su cuello. Al hacerlo, deposita sus manos en mi cintura. El calor de sus manos se expande hacia mi piel a través del vestido. La proximidad es peligrosa, sobre todo cuando, al atreverme a mirar sus ojos lo descubro poseídos por un brillo cautivador. Sus dedos meten presión, delicados, y su mano demanda una reacción.

—Tienes que moverte así... —guía mis caderas de derecha a izquierda— al ritmo lento de la música. Húndete en su melodía, en la voz, en lo que busca provocar.

Sería más fácil concentrarme en la música si él no estuviera apegado a mí, moviéndose con la música mientras sus manos adormecen mi cintura. Pero soy un despojo de mis inseguridades e inexperiencias; un polluelo miedoso a desprender alas; presa de la moralidad. Si tan solo por un momento pudiera dejar de lado la voz que me dice «Él está observando lo que haces», sería todo tan simple.

—Cierra los ojos —susurra Raziel. Su voz es demandante, varonil, profunda—. No pienses en nada, solo en la música y tu cuerpo.

Obedezco; cierro los ojos y me concentro en la canción que suena. Tiene un ritmo marcado, perfecto para que quede grabada en mi cabeza. Es lenta, se toma su tiempo, es fácil seguirla. Muevo mi cadera a un lado, luego al otro, acompañando el movimientos con mis hombros, haciendo círculos invisibles. Mi cabeza busca un equilibrio, ladeándose como mejor se amolde al meneo de mi cuerpo. Con calma, a mi tiempo, sin interrupciones, sin acomplejarme del qué dirán.

Al abrir los ojos, regreso los pies a la tierra. Raziel sigue tan cerca de mí bailando también que el corazón me empieza a latir con fuerza. Es difícil no esquivar su mirada cuando esta sopesa tan intrigante sobre mí. bajo la vista a sus labios oscurecidos por el maquillaje. La línea recta y sus comisuras hundidas. Si él no tuviera novia, ¿qué sería de nosotros justo ahora?

—No es tan complicado —afirmo para evitar pensar en estupideces.

Desliza una mano por mi espalda y me apega a su cuerpo. Quedo tan impactada que por poco olvido seguir la música.

—Exacto —dice y sonríe para acercarse aún más—. No lo haces nada mal.

Su aliento roza mi mejilla y sus movimientos otras partes de mi cuerpo. Trago saliva y me obligo a responder rápido:

—Ni tú. Supongo que eres un buen maestro.

—Y tú una buena aprendiz. —No sé si lo dice en serio, si es un elogio o si debería arreglarme el pelo porque seguro me lo está tomando—. Sin embargo, todavía tienes mucho por aprender.

—¿Como qué?

Toma mi mano y me hace girar sobre mi propio eje. Dos vueltas hasta detenerme de espalda a él. Sus manos rodeando mi cintura. Mi trasero pegado a lo que no quiero imaginar.

—Esto —murmura en mi nuca, volviendo a los movimientos lentos.

Con mi frente apuntando hacia la multitud me es fácil visualizar al causante de todo este escándalo, bailando, por supuesto, pero con los ojos puestos en mí sin prestarle mayores atenciones a Dalia. El encuentro me sirve de motivo para formalizar el meneo de mis caderas y el recorrido de mis manos por mi cuerpo.

—Ahora entiendo por qué estabas tan decidida a bailar —alardea Raziel, con su aliento penetrando mi cabello—, quieres provocar a Bellish.

—¿No es lo que los dos queremos? —le cuestiono, buscando su perfil— Por eso estamos aquí.

—Pero creo que tú lo quieres por las razones equivocadas.

Juraría que sonríe a modo de burla. Pero, la verdad, poco me importa. Quiero cumplir con mi pequeña venganza, darle de su propia medicina, fingir que Raziel y yo hablamos sobre lo bien que nos movemos. Quiero mentir para disipar este enojo que me está consumiendo.

No puedo detallar a profundidad la expresión de Seth, pero me basta con ver su desmotivación para saborear la victoria. Ahora Dalia se gira, hablan y él la deja sola perdiéndose entre los demás.

—Es un acto cruel incluso para ti —susurra Raziel, observando también la escena.

—¿Qué acto? —Giro para quedar perfil contra perfil y coloco ambas manos sobre sus hombros.

—El de sacar celos.

—No son celos —le corrijo—; es molestia por saber que no me tiene donde quisiera. —Pienso en su primer comentario. La palabra «cruel» no pega conmigo, menos en una situación así—. Y no es algo cruel, se lo merece.

Raziel parece orgulloso de mi determinación.

—¿Qué pasa si él tiene sentimientos reales hacia ti?

¿Sentimientos reales? Sé que Seth «siente» porque me lo ha demostrado un par de veces, pero dudo mucho que sean sentimientos sinceros. Él fue amante de la profesora de matemáticas y no tuvo compasión a la hora de delatarla. Si es así como trata a la persona que al principio defendía con tanta pasión, no quiero imaginar cómo lo haría conmigo. No, no, no. Es imposible. Y absurdo. Para él soy un juego.

—Jamás pasará —afirmo, segura—. Nadie pierde en su propio juego. A menos que la otra persona aprenda a jugar mejor. Eso es precisamente lo que intento yo.

No dice nada más. Reafirma su agarre, separa las piernas y se mueve a un ritmo que encaja con el mío. Y yo prefiero no darle más vueltas al asunto, sino pasarla bien. Olvidar, al menos por unos segundos, la razón principal por la que estoy aquí.

Dentro de una función de luces envolventes y el movimiento de las masas, el auditorio se reduce a nada. Somos Raziel y yo en el centro de la tormenta, siendo parte del caos.

De pronto, un empujón a Raziel causa que los dos nos desequilibremos. Antes de una caída fatal de mi parte, me envuelve entre sus brazos. Su resguardo nos deja más cerca de lo permitido, con su labio a unos escasos centímetros de conocer los míos. Sus ojos se agrandan colapsados de sorpresa, pero no tardan en tornarse oscuros. Se gira hacia el chico que provocó el empujón, el cual luce completamente idiotizado junto a su grupo de amigos.

—Ten más cuidado —le ordena con voz fiera. El silencio alrededor es absoluto.

Con una temerosa disculpa del chico, Raziel toma mi mano sacándome de la multitud.

—Iré a fumar —dice aún molesto. Supongo que casi traspasar esa barrera de la «infidelidad» por un absurdo empujón lo ha cabreado—. Te veo en el puesto de bebidas.

Que mencionara las bebidas me da una sed instantánea. Me arreglo mi vestido a la par de que lo hace Dalia, quien apenas sale de la pista de baile. Luce malhumorada, maldice entre dientes, pero se arregla el cabello como si Seth no la hubiera dejado hace solo unos minutos. Dignidad ante todo, supongo. Lo siguiente es levantar el mentón y caminar como si aplastara a todo aquel que se cruce en su camino.

Saco mi celular desde ese lugar secreto entre mis pechos y el sostén. Tengo una llamada perdida de Solange, pero no estoy muy entusiasmada de devolverle el llamado. También hay algunos mensajes por el grupo de WhatsApp de Logan quejándose de estar enfermo y Grey burlándose de él. Ninguno de los dos ha venido esta noche.

En resumen, nada interesante.

Guardo el celular y acomodo el escote de mi vestido para luego ir al punto de encuentro con Raziel.

El rincón del bar es una representación de los escenarios post apocalípticos de la serie The Walking Dead. Es una especie de sala de hospital, con paredes ensangrentadas y utensilios extraños. Pido una bebida a uno de los barman que está disfrazado de cirujano, con la bata y el gorrito de plástico incluido.

Como soy de las pocas personas que no pide un trago de nombre exótico y prefiere quedarse con algo que no me revolucione demasiado, me entregan mi vaso en cuestión de segundos.

Pero hay algo que me perturba. La bebida tiene un color rojo que se va mezclando lentamente con la bebida.

El comentario de Grey sobre las bebidas en las fiestas de Dhaxton y Seth llega a mi mente como una advertencia. Esta no es una fiesta organizada por ellos, pero con el montón de coincidencias que existen y de cómo compran a otros para que comentan actos que los beneficie... No sé si deba confiarme de lo que me están dando.

—¿Qué es lo rojo? —interrogo al sujeto que me entregó la bebida.

—Es tinta, se lo ponemos a todos los tragos para simular que es sangre u otro tipo de cosas.

Ante su respuesta compruebo mirando los vasos de los demás que es cierto. A todos les están poniendo tinte rojo, verde o negro. Bueno, al menos eso le quita más peso a que la bebida esté manipulada.

Miro la bebida de mi vaso. La tinta roja se ha expandido lo suficiente para colorear todo. Con disimulo, acerco el vaso a mi nariz para olerlo. Nada, no huele a nada más que bebida frutal.

Una insípida bebida frutal sin alcohol.

Pero eso Raziel no lo sabe...

Si quiero probar su confianza, podría fingir que estoy algo tomada, ver cómo actúa conmigo fuera de mis cinco sentidos.

—La bebida no tiene nada más que agua carbonatada, azúcar, jugos, ácidos cítricos, saborizantes y otro tipo de químicos...

Seth se apoya en la barra y sonríe como si acabara de leerme la mente. A esta corta distancia puedo ver con mejor detalle su disfraz. Ha venido como una versión más sexi del Joker de Joaquin Phoenix. Su maquillaje es idéntico y su cabello teñido de verde y echado hacia atrás le dan ese toque atractivo del que tanto gusta presumir.

Después de pedir un trago, se dirige a mí.

—Cada día me sorprendes más —confiesa y la sonrisa pintada de rojo se le ensancha—. Pensé que este tipo de fiestas no son para ti.

—Ni para ti —repongo.

Se encoge de hombros con aparente gesto inocente. Nada de él lo es, solo es parte de su disfraz.

—De vez en cuando hay que subir a la tierra, ¿no? Las fiestas que organiza la academia son un grano en el culo, pero esta la organizó mi campus. Alguien tiene que hacerla más interesante para que los pobres no se sientan tristes cuando el lunes por la mañana los otros comenten que fue horrorosa.

Ahí está, el Seth Bellish real. El mismo chico que me amenazó con contar nada a cambio de regresarme mi collar.

Para burlarme de sus palabras, le sigo el cuento:

—¿Les tienes cariño?

—Soy un alma benevolente y pura —se jacta, colocando una mano sobre su pecho. Se me escapa una sonrisa al escucharlo porque no es ni benevolente ni puro, sino un ser despiadado con deseos de divertirse—. Por cierto... —recibe su trago y le da un sorbo—, ¿ya te tomaste la fotografía?

—Si te refieres a la de la entrada, sí.

Sus cejas se alzan y su rostro se transforma en uno entusiasta.

—Genial, muero de ganas por ver con quién viniste acompañada.

Oh, no, eso no me gusta nada. Si llega a ver a Raziel, seguro que lo buscará por cielo, mar y tierra.

—No es necesario que lo veas por una fotografía —intento disuadirlo—, puedo presentártelo cuando quieras.

Se echa toda su bebida hacia atrás y deja el vaso sobre la mesa sin ninguna clase de piedad por los distraídos que hay alrededor.

—Paso —murmura—. Dije verlo, no conocerlo.

Su desprecio por la vida se hace claro cuando su postura confianzuda y garbosa se ha perdido por completo.

—No tienes que ponerte así —lo consuelo dando dos golpecitos al pomo de su mano—, sé que te agradará.

Él sigue mi mano y luego sube su mirada a mí.

—Pensándolo bien, tal vez tengas razón. Tengo un par de cosas que contarle sobre ti... —Busca dar vuelta la situación, y lo está logrando porque sé exactamente a qué se refiere—. Aunque no sé si esté muy interesado, después de todo solo es un novio falso.

Había olvidado que a Seth no se le debe subestimar.

Si no improviso, como dijo Raziel, todo este teatrito se caerá por sí solo.

—Tienes razón, no es mi novio, pero... quizás pronto lo sea. Solo debo dar el «sí quiero». Él no necesita de chantajes para que yo acepte.

Raziel llega justo a mi lado. Siento sus dedos buscar mi mano y apresarla con disimulo.

—¿Vas a presentarme a tu amigo, Angelito? —me pregunta sin despegar los ojos de Seth, quien también lo observa.

—Es Seth Bellish, de quien te hablé antes. ¿Recuerdas?

Raziel asiente, lento y analítico.

—El amante de la profesora de matemática —concluye de manera punzante y forma una sonrisa victoriosa al notar cómo el rostro de Seth se distorsiona—. Lo recuerdo.

Ha sido un golpe bajo.

—Y tú debes ser el noviecito de Audrey...

—Soy quien la trata como se merece —le interrumpe Raziel. Baja la cabeza en mi dirección. Cuando una de las luces ilumina su rostro, puedo ver que su entrecejo está arrugado y sus ojos cargados de fastidio—. ¿Nos vamos?

Asiento en respuesta y esto basta para que Raziel quiera salir de ahí. Sin embargo, antes de que podamos desaparecer de la vista de Seth, me agarra del brazo.

—Puede que sea tu novio o lo que sea que busques en él, pero eso jamás quitará el hecho de que fuiste tú la que me besó primero y fui yo el que te tocó primero.

Sonrío.

—Tú tendrás mi primer beso, pero jamás tendrás el último.

Esto basta para que me suelte y, al hacerlo, esboza una sonrisa amplia.

Raziel tira de mí para seguir avanzando hacia un punto equis del auditorio. Yo lo detengo recordando lo que Seth me preguntó.

—Hay que buscar al chico de la foto y pedirle que la borre —le informo—. Con el flash le será mucho más fácil a Seth ver tu rostro, saber quién eres.

—Seguro fue idea de él... Vamos a la entrada.

Con miedo a que Seth llegue primero a la entrada para hablar con el chico fotógrafo, apresuramos nuestro paso. No obstante, es en vano. El chico ya no está ahí, ni siquiera alguna persona supervisándolo.

—Quizá no te reconozca —intento ser positiva—. Te maquillé bien, te ves irreconocible.

—No hay que dejar cabos sueltos. Voy a preguntarle a los chicos de la entrada si saben el nombre del chico. Tú búscalo aquí dentro.

Me siento tan estúpida. ¡Raziel tenía razón! Esa foto nos traería problemas y yo di por asumido que era un gesto inocente... De nuevo subestimar de lo que es capaz Seth me pasa la cuenta.

Necesito buscar a Lucy...

De repente todo lo veo oscuro.

—Dulce o truco —susurra una voz áspera y venenosa a mi espalda.



_____________________

Lo prometido es deuda, y como lo dije en el capítulo anterior, aquí está la siguiente parte. Un miércoles como los viejos tiempos :')

Aquí no se termina el capítulo (esta vaina tiene más partes que Star Wars xD), la última parte la publicaré el domingo y lueeeeego, viene el adelanto que les dejé en insta narrado por Raziel. Este POV que viene me gusta mucho, ya descubrirán por qué.

Hablando de IG, GANÓ DHAXTON. Quedé pa'entro, pensé que el ganador sería Raziel omaehhhh~ Muchos me escribiendo diciendo que qué pasó con Seth, pero mijas, él perdió en la encuesta anterior contra Dhaxton :( 

Ahora haré una encuentra entre Seth y Raziel, aunque creo que ganará Raziel xDDD 

Recuerden que soy @vhaldainomas en fb, ig, tw. Si tienen alguna duda o algo que decirme, por ig respondo todido.

Voten, compartan y comenten, las interacciones me ayudan muchito (/w\)

Recuerden lavarse las manitas y tomar distancia en la calle ^^



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro