Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

25. Deducción (Sofía)

El grupo en el que toca el amigo de Clara acaba su actuación y aplaudimos con entusiasmo, un rato después nos lo presenta y se escusan para ir a tomar algo los dos solos. Jorge ha intentado acercarse a mí toda la noche y yo no he sido muy receptiva, la verdad es que luego de lo que acabo de descubrir, lo que más me gustaría es poder volver a casa.

—¿Estás bien? —Es como la milésima vez que me lo pregunta y yo sonrío avergonzada.

—Lo siento, de verdad, lo siento...

Él suspira.

—No te preocupes... ¿Es por tu amigo? El que es a distancia, ¿no? —inquiere.

—Sí... —Lo admito, será más sencillo así.

—Una vez tuve una relación a distancia —murmura—, es complicado... espero que a ti te funcione —añade.

Es bueno y agradable, es guapo también, y yo me lamento por no poder pasarla bien con él esta noche, pero mi cabeza y mi corazón están en otro lado.

Me burlo de mí misma con ese pensamiento, no están en otro lado, están en una dimensión distinta y es imposible. ¿Qué demonios estoy haciendo?

—Gracias...

Una muchacha sube al escenario y se presenta como Daria, dice que es la vocalista del grupo Specter y presenta a sus compañeros que suben al escenario. La gente aplaude mientras ellos se acomodan.

En este bar, hay un pequeño escenario donde suben cuatro grupos cada fin de semana, son grupos poco conocidos locales o de afuera, aquí han comenzado algunos que luego han sido más exitosos. Daria tiene muy buena voz, canta covers que tanto Jorge como yo coreamos, me siento más relajada ahora que él ha dejado de intentar darme la mano o acercarse más de lo que haría un amigo.

—Esta es una canción muy especial —dice Daria que presenta cada una de sus canciones con una pequeña historia—. A veces, conocemos a alguien que nos hace pensar, nos mueve por dentro... eso me pasó a mí hace casi un año en un avión —comenta—. Conocí a un chico, estaba sentado a mi lado y veníamos al mismo destino, le pregunté si conocía la ciudad y me dijo que había nacido aquí, pero no recordaba nada, vivía en Italia, pero hablaba muy bien el español —explica y sonríe como si se transportara al recuerdo—. Vio mi guitarra y me dijo que él también cantaba, le pregunté si era parte de un grupo y me respondió que no, que la música lo había ayudado porque era la única que lo había abrazado toda su vida. Me pareció tierno y triste, le pregunté qué venía a hacer y si no le gustaría tocar conmigo en algún bar. Me respondió que le gustaría, pero más adelante, pues tenía una misión... venía a la ciudad para encontrarse con él mismo.

La gente escucha con atención y Daria hace un pequeño silencio que solo logra ampliar la expectativa, es de esas personas que saben narrar historias y hacer llegar sus mensajes.

—¿Cómo te encuentras contigo mismo en una ciudad que prácticamente no conociste? Le pregunté yo en aquel momento, él me dijo que no lo sabía, que lo único que tenía en claro era que aquí se quedó parte de él y que si él no encontraba esa parte que le faltaba no sería nunca él mismo. Me dijo que estaba cansado de ser quien era y quería un cambio. Así que cuando canto esta música, solo puedo recordar a ese chico.

Daria comienza a tocar unos cuantos acordes melódicos y a cantar Siendo uno mismo, de Manuel Carrasco.

—Me gusta ese tema —dice Jorge al oírlo.

Yo me pierdo en la letra de la canción y en la historia de Daria, hay algo allí que no logro descifrar. Entonces, cuando la música termina y antes de que los aplausos comiencen, ella lo menciona.

—Para ti, Agustín Latorre, esperando que donde quiera que estés, hayas hallado tus respuestas.

Y entonces lo sé, solo lo sé, tengo la certeza de que es él, de que Agus es Agustín Latorre y mi corazón comienza a latir con fuerza.

Enciendo el celular y pongo el nombre en el buscador, aparecen sus redes sociales, pero ninguna noticia relacionada con su muerte. Siento mi mano temblar al ver la foto de perfil de su Facebook, busco más información en sus publicaciones, pero sus perfiles son todos privados.

Me siento alterada, emocionada y eufórica, pero no sé cómo hacerlo venir, deseo poder escribirle un mensaje, pero no es posible. Si Jorge se da cuenta de mi inquietud, no me dice nada.

Un rato después me excuso para salir a tomar aire, me pregunta si quiero que me acompañe y le digo que no es necesario, que haré una llamada.

Salgo a la parte trasera del local y me siento en un banco que hay en el jardín, veo a algunas personas aquí, pero no tantas. Miro al cielo y lo pienso.

—Agus, ven... Escúchame... ven... por favor...

No sé si funcionará, pero mientras tanto sigo con mi búsqueda en internet, pongo su nombre y apellido junto a palabras como accidente o motocicleta, pero no sucede nada.

Segura de que no vendrá y consciente de que no puedo hacer nada más, me dirijo al interior. Ya hay otro grupo en el escenario, y Daria está en la barra con unos amigos. Me acerco a ella.

—Hola... —saludo—, muy buenas canciones... felicidades —comento con torpeza para iniciar conversación.

—Gracias —responde con amabilidad.

—¿Puedo preguntarte algo? —susurro.

—Claro...

Saco el celular y le muestro la foto de perfil de Agus que he guardado en mi galería, en ella está con una camisa a cuadros abierta hasta la mitad en lo que parece ser un parque de diversiones.

—¿Este es el chico que conociste en el avión? —inquiero y me muerdo los labios en la espera de su respuesta.

Ella asiente y sonríe.

—¿Lo conoces? ¿Sabes dónde está? Me encantaría volver a verle...

—No... bueno, lo conozco... pero no sé dónde está... Hace tiempo que no sé de él —miento.

—Bueno, la última vez que lo vi llegaba a la capital, sus planes eran alquilarse una moto y recorrer la costa con ella... Lacián era su destino final —comenta.

—Gracias —digo y me retiro con premura.

Ella se queda mirándome con el ceño fruncido, pero eso es todo lo que yo necesitaba saber.

Por eso está acá, por eso lo mandaron a buscarme, él tuvo que haber muerto en una de las carreteras que lleva a la costa.

Vuelvo con Jorge que me ofrece algo de beber.

—Oye... ¿cuántas ciudades hay en la carretera de la costa desde la capital hasta Lacián? —inquiero.

—Serán unas cuatro o cinco... —comenta—, son pueblos pequeños, pueblos pesqueros...

—Lo sé... —respondo.

—¿Es la ruta por la que vinimos? ¿Es peligrosa?

—Es la que utilizamos para llegar, pero no es peligrosa. Es una ruta en buen estado, con buena iluminación y señalización, pero si mal no recuerdo, mi padre dijo una vez que entre Fortaleza y Las Hadas hay una ruta alternativa que pasa por el acantilado... era la ruta anterior, antes de que se construyera la carretera de la costa, pero ya no se utiliza mucho. Dicen que ahí se mató mucha gente en otras épocas y los muchachos suelen hacer carreras clandestinas —comenta.

—Gracias —respondo con emoción y me acerco a besarlo en la mejilla.

Jorge se sorprende y sonríe.

—¿Quieres bailar? —pregunta y yo asiento.

Tengo tanta alegría en mi interior que ahora mismo soy capaz de todo. 

Hola, este capítulo correspondía al lunes, pero me estoy mudando de casa y mi vida es un caos, a la noche acabo agotada y por eso ya no tengo fuerzas, pero aquí les traigo lo pendiente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro