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❆ XLIV: Seres indignos de su posición ❆

Dejen su huellita en la esquina y sus comentarios, al hacerlo me motivan muchísimo ♥️

~ SERES INDIGNOS DE SU POSICIÓN ~

Alexa

Hay algo que me inquieta.

Me sumergí en miles de las páginas que poseen los gordos libros en las estanterías de Adalia. Una gran parte de ellos me dejaron con dudas que si me causaban curiosidad le pedía a mi nana que me explicara. Algunos los leí muy jóven, pero aún así recuerdo sus líneas como si los estuviera leyendo justo en este instante.

Hubieron muchos otros que no leí, y ahora me mantienen pensativa: los que están en griego, por ejemplo.

Luego de hablar con Aleksandre, di por terminada mi conversación con Bianca. La vampiresa tenía intenciones de volver a Italia, pero luego de hacer el juramento eterno se me informó que tres vampiros la estuvieron siguiendo hasta aquí. Indagué en su mente en busca de algo que me hiciera desconfiar de ella. Sin embargo, desde la masacre a su clan no ha deseado más que venganza.

Es de fiar.

No obstante, me inquieta demasiado el hecho de que su mente sea vulnerable. Benedetto debió enterarse de sus intenciones para mandarla a seguir. Por el contrario, Bianca cometió el error de creer que no se enteraría de sus planes.

Descubrí que el hombre nunca deja que le mire a los ojos, pero, extrañamente, la noche antes de venir aquí le tomó el mentón y escudriñó su rostro.

Los doce, son seres muy poderosos. Es por ello que Wachsend se convirtió en la manada más poderosa y en la Líder de las demás: porque Aleksandre es un Líder, elegido de Lo divino. A estas alturas de juego, muchos de los otros miembros del consejo deben estar desconfiando de los Jerarcas. Pero estoy segura de que ellos se empeñan en mantener al enemigo bajo su inspección.

Eso hacían con mi esposo.

Sabían que tarde o temprano se dejaría llevar por su instinto y no por la voz de la razón.

Cualquier Líder del Mundo oculto se muere de temor ante el recuerdo de un clan que hace años fue masacrado por una supuesta conspiración en contra de la humanidad. Pero a mi señor eso dejó de frenarlo desde el momento en el que acogió a Amalia en Wachsend. Desde el momento en que hizo un juramento eterno con dos híbridas, con dos pecados condenados a muerte.

A mí el temor me está huyendo desde aquel encuentro, desde que confirmé una vez más quien me respalda a pesar de todos mis fallos e imperfecciones.

Lo divino.

Solo necesito mirar al cielo para saber qué decisión tomar, solo necesito un momento de silencio en mis pensamientos para saber si estoy siguiendo el camino correcto. Confío en quien me respalda, plenamente, pero también sé que el infierno está pendiente de cada cosa que hacemos. Quiero dejar de temer pero aunque sea solo una pizca del sentimiento se mantiene clavada en mi pecho. Debo confiar… pero no en mí, sino en mi propósito.

Y soy consciente de ello.

Al tener que separarme de Aleksandre luego del amanecer, no me sentí como me he sentido en los últimos días. Sé que tiene obligaciones como Líder y está levantando la Ciudad de Wachsend, además, es el día antes de irnos a Atenas, y estoy dispuesta a pasar unas largas horas encerrada en la gran biblioteca que solo había podido admirar.

Como toda la mansión, la biblioteca se encuentra rodeada de lujos. La estructura es antigua, las paredes son rústicas, hay figuras grabadas en ellas y son de un color arenoso. La madera de las estanterías es oscura, está barnizada y combina con el piso reluciente bajo mis pies.

La mansión Wolf te hace sentir como si vinieras en un museo de artes, y no solo por las figuras y dibujos atractivos en las paredes... todo está ordenado, reluciente y en perfecto estado a pesar de los años. Como había dicho antes, es la combinación perfecta entre lo antiguo y moderno. Pues lo antiguo no es sinónimo de informalidad o falta de hermosura, al contrario, es una belleza exótica y admirable, elegante.

Al pisarla por primera vez cuestioné tantas comodidades y molestias para mantener la elegancia, hermosura y orden, porque, esta casa es de seres que pueden convertirse en bestias, cambiaformas al igual que yo, pero una vez te acostumbras a permanecer en tu forma humana por mayor tiempo, también te acostumbras a vivir como si fueras uno de ellos. Un hombre o una mujer común y corriente del Mundo no oculto que permanecen absortos de la realidad, su realidad, mi realidad… nuestra realidad.

Somos tan diferentes.

Para mí es un privilegio decir que soy de los dos mundos, del planeta tierra.

Nunca me he creído una sabelotodo, soy muy consciente de que hay un montón de cosas que desconozco, y no solo del Mundo oculto. Pero también soy consciente de que, si no quiero dar pasos en falso, hay cosas demasiado importantes que necesito tener presente en todo momento.

Como la raza de los tres más poderosos.

Es por eso que tengo una montaña de libros acerca del tema encima del escritorio.

Algunas estanterías están fuera de mi alcance, pero, afortunadamente, tengo un vampiro a mi disposición. Fabián se encarga de buscarlos cuando se los pido.

Me encuentro en el despacho con uno de los libros que no he leído entre mis manos.

La versión original está en griego. El idioma me está pidiendo que lo aprenda a gritos y cuando en un par de semanas deba permanecer en mi habitación, es una de las tantas cosas que haré.

Afortunadamente hay versiones en otros idiomas, como el inglés, por ejemplo.

«Ειρήνη και τάξη στον κρυμμένο κόσμο»

“Paz y orden en el Mundo oculto”

Voy al índice y busco el subtítulo que me interesa: 'Miembros del consejo'.

«Con el pasar de los años, los pupilos sustituyen a sus ancestros si el poder que poseen —gracias a Lo divino— es tan digno como para que lleguen a convertirse en gobernantes del Mundo oculto, miembros del consejo que exponen sus ideas teniendo en cuenta la seguridad y libertad de todos los seres, para mantener la paz y el orden en nuestro mundo.»

Salto páginas hasta caer en la actualidad.

«Los seres más poderosos del Mundo oculto son doce de doce clanes y reinos. Entre ellos hay dragones, vampiros, hombres lobo y otras criaturas creadas; a excepción de los híbridos, humanos y animales del Mundo no oculto. Los mismos ascienden según su poder dado por Lo divino para ser superiores.»

«Tienen la potestad dada por Lo divino de destruir clanes y reinos que sean un peligro para el planeta tierra, al igual que la de eliminar miembros del consejo si son seres indignos de su posición.»

Irónico.

Es por eso que Lo divino ha creado compañeros de especies desiguales. Se necesitan nuevas criaturas igual o más poderosas que ellos para destruirlos y, eso somos los híbridos.

Para desgracia de los Jerarcas.

Mi mirada se posa en los nombres de los linajes, que hasta ahora no se han roto y tampoco han tenido cambios importantes.

Los tres más poderosos son hijos de los tres desgraciados que lograron condenar los híbridos a muerte por mero beneficio propio.

Edilius Vasileiou. Quien supongo es el tío de Darius.

Benedetto Bertuzzi. El ex prometido de Bianca.

Y Antarktis White. Rey del clan de dragones más poderoso en la actualidad.

Los nombres no me sorprenden, ya los conocía, antes de yo nacer ellos ya existían desde muchos años antes. Sin embargo, necesito leer cuál es el poder que poseen una vez más, necesito que ese estado de alerta se apodere de mí con tan solo escuchar sus nombres.

Edilius y Benedetto son vampiros, ambos pueden leer la memoria, controlar el estado de ánimo, poseen alas de murciélago, fuerza incalculable y velocidad; todo eso sin contar los demás "dones" corrompidos que poseen.

Antarktis es un dragón de hielo.

Los dragones somos una de las especies menos numerosas del Mundo oculto, pero el poder y la fuerza que poseemos son difíciles de combatir. Podríamos ser el peor enemigo de cualquiera.

Durante años hubo guerra entre los White y los Schwarz. No por territorios, sino por la supremacía. Hubo un evidente ganador que se ha mantenido con el paso de los años, a pesar de los tratados entre ambos reinos.

El hielo que expulsa un Clear es tan gélido que podría congelar un Dunkel, nuestro fuego es tan ardiente que podría derretirlos. Pero la razón por la que los White se han mantenido sobre los Schwarz es una muy determinante: su ejército es mucho más grande que el nuestro.

Antarktis no solo es el Rey de un clan, es el Rey del clan de dragones más numeroso y, por consiguiente, el más fuerte. Su dragón posee un tamaño digno de la realeza y el veneno en sus garras es mucho más letal. Un solo rasguño y si él lo desea estás tumbado en el suelo muriendo de dolor.

Algo que nos caracteriza es que, así como tenemos el veneno en nuestras garras, tenemos la cura en nuestros colmillos. Pero el veneno de las dos especies es muy distinto y peculiar, tanto que si un oscuro envenena a un claro, solo un oscuro tiene la posibilidad de sanarlo.

Somos de la misma especie pero nuestras razas son muy distintas.

Jamás he pisado Dunkel, pero estoy segura de que nuestra codicia no es tanta como para tener un castillo forrado de diamantes.

Los Clearings son ambiciosos.

Las ilustraciones de su castillo en los libros son hermosas, sé que si lo tengo enfrente de mí voy a admirar su belleza, pero ni por el diamante más exótico yo causaría la muerte de alguien; ningún miembro de Dunkelheit que se respete lo haría. Sin embargo, los White condenan y encarcelan, incluso a los mismos habitantes de su reino, si se atreven a tocar un diamante del castillo.

Ellos imponen sus leyes, algunas de ellas bastante absurdas; nosotros respetamos y nos hacemos respetar.

Benedetto, Edilius y Antarktis traman algo. La segunda híbrida está involucrada y ahora más que nunca estoy segura de que se encuentra con vida.

Es poco probable que esté libre según las conclusiones a las que he llegado.

Pero si ellos la tienen, ha de estar en las ruinas del clan de Bianca, en Sicilia.

¿Por qué la tendrían encerrada durante tantos años…? ¿Para atraer a Anker?

Me levanto, dando un golpe seco en el escritorio.

—¿Por qué no la mataron? —Pregunto a la nada, sintiendo rabia e impotencia—. ¿Qué estarán haciendo esos malditos contigo, Adara Soiledis…?

Salgo de mis cavilaciones en cuanto el teléfono suena, rompiendo el silencio.

Lo tomo y me lo llevo al oído.

Señora. —La voz de Hang llena mis oídos—. Hay un emisario de los Jerarcas pidiendo permiso para entrar a Wachsend.

Trago saliva y retengo el aire en mis pulmones.

—¿Cómo está el panorama?

Calmado, el hombre viene solo y no aparenta querer problemas.

—Bien. Avisa a mi esposo y tráelo hasta aquí, pero no descuides tus labores y que no se acerque mucho a la mansión.

Sí, señora.

Cuelgo y abro la puerta para dirigirme a Fabián, quien clava su mirada en mí apenas me ve.

—¿Todo en orden? —Pregunta, levantándose del sillón.

—Un emisario viene en camino, busca a las niñas y mantenlas alejadas del segundo nivel.

Niega.

—No te dejaré sola en estas circunstancias, si Aleksandre se entera me matará y la verdad es que aprecio mi desgraciada vida.

Lo miro mal y vuelvo a tomar el teléfono. Marco y suelto el aire contenido cuando él contesta.

—¿Dónde están las niñas?

Conmigo y Ágata, cerca del río —responde Aiker.

—Bien, hay un mensajero en camino, manténganse lejos hasta que te avise. Es mejor evitar futuros problemas.

¿Tú estarás bien?

—Sí.

De acuerdo.

—¿Ves? Lo resolviste fácil —dice a penas cuelgo la llamada.

—No te creas, asegúrate de que Bianca esté en su habitación y búscame un jodido gabán.

Hace ademán de quitarse el suyo pero rueda los ojos ante mi mirada despectiva.

—Espérame aquí. —Su tono es de advertencia, sabe que puedo subir al encuentro sin él a mis espaldas.

Vuelvo al despacho y observo la gaveta entreabierta con la daga de Aleksandre. La tomo y la desenvaino.

Doble filo de plata reluciente, los gavilanes están rodeados de oro protegido al igual que el mango de color negro. La punta es fina y me tienta a enterrarla hasta al fondo en la garganta de cualquiera que necesite dar un paseo por el infierno.

—Muévete. —Le digo a Fabián al notar que sigue en su lugar.

—Asegura la puerta, al menos.

Dicho eso, sale del despacho, y apenas lo hace, yo tomo la daga, la deslizo en su vaina y la escondo en la parte trasera de mi corset.

«No viene a suplicar para que vayamos a su cena.»

Unos minutos después Fabián regresa con un gabán de color negro y me lo tiende.

—Bianca salió a cazar. —Le lanza una mirada significativa a la puerta y luego vuelve a posar sus ojos en mí.

«A cazar.»

—¿Con el permiso de quién? —Me pongo el abrigo suplicando para que mi estado de alerta solo sea una corazonada.

—No es una prisionera, Alexa.

—Si resulta que se escapó —me acerco a él y entierro una uña en su pecho con mis ojos clavados en los suyos—, habrás perdido tu distracción y yo una pieza clave en este jodido juego.

Lo último que veo es como rueda los ojos cuando salgo del despacho. Pongo la clave de seguridad y vuelvo a mirarlo a los ojos para luego borrarla de su memoria.

Es mejor prevenir.

Escucho cómo resopla al seguirme cuando empiezo a caminar para salir del nivel subterráneo.

—Bianca no es mi distracción.

—Te gusta.

—No voy a negar que es hermosa, y, a diferencia de yo para ella, sí es el tipo de mujer con la cual estaría.

—Indomable —concluyo por él.

La rubia es una vampiresa de armas tomar y desde que llegó no deja de meterse con él diciéndole niño. Cada que tiene oportunidad hiere su orgullo de vampiro.

Fiera, le diría yo —comenta tras soltar una risa seca.

Salimos del nivel subterráneo y a penas llego a la entrada de la mansión distingo de lleno el cambio en el ambiente.

Mi corazón se acelera al distinguir un grupo de personas impidiendo el paso. Son de seguridad e impiden que el mensajero ingrese a la mansión. Los hombres se apartan apenas me acerco, dejándome frente a frente con el individuo.

Cabello blanco.

Mirada azulada.

Vestiduras blancas.

Piel clara.

Un dragón de hielo.

Si de algo estoy completamente segura, es de que un dragón es capaz de sentir a su especie sin importar cuál sea su raza. Así como yo siento el aire helado emanar de él, él siente el aire ardiente emanar de mí.

—Señora de Wachsend —dice en un perfecto inglés.

Está tenso, con las manos entrelazadas en la espalda y expresión seria. El cabello blanco lo tiene largo y suelo. Sus ojos azules con facilidad podrían confundirse con un témpano de hielo y su piel es tan blanca como la nieve que en estos momentos rodea a Wachsend. Es hermoso, un ser digno de admiración y, a diferencia de Darius, el hombre no parece ser insolente.

—¿Qué te trae a mi manada? —Pregunto al acercarme un poco.

—Mi lord me envió.

—Antarktis White —afirmo.

Él asiente y escanea los hombres a mi alrededor, yo le hago una seña a Hang para que nos dejen a solas; pero claro, Fabián sí permanece a mis espaldas estudiando al hombre enfrente de mí con interés.

—Que curioso, hace unos minutos estaba pensando en él.

Carraspea.

—Mi señor y los demás Jerarcas —empieza a decir, dejando de lado mi comentario—, me envían a decirle a los Líderes de Wachsend que Aleksandre Wolf ya no forma parte del Consejo. Es usted su reina, una híbrida, y los híbridos son…

Se corta a sí mismo y clava la mirada en sus pies. Pasan largos segundos y él se acerca a mí causando que Fabián se ponga alerta, pero yo permanezco en mi lugar.

Pide mi mano y cuando se la ofrezco, la besa en el dorso, haciendo que sienta sus labios fríos contra mi piel. Luego vuelve a su posición inicial.

—¿No puedes decirlo? —Inquiero al ver que permanece cabizbajo—. Dilo, no voy a juzgarte, es lo que ellos han hecho creer a todo el Mundo oculto, «los híbridos son un pecado».

—No es lo que yo creo, señora. Pero Antarktis es nuestro rey, no podemos desafiarlo.

—Ni a los demás Jerarcas.

—Son Antarktis, mi lord, Benedetto, rey del clan de vampiros más poderoso en Italia y Edilius, rey del clan de vampiros más poderoso en Grecia.

«Tres seres que morirán por mi causa.»

—Pero yo le ofrezco mi lealtad, Señora de Wachsend.

La sorpresa ha de ser demasiado evidente en mi rostro, a juzgar por cómo el hombre suaviza su expresión seria.

Entrecierro los ojos y escondo mis manos en los bolsillos del gabán.

—¿Por qué traicionarías a Clearings?

—Yo no estoy traicionando a mi clan, fue nuestro Rey quien nos traicionó a nosotros desde el momento en que dejó de escuchar a Lo divino.

Esa seguridad con la que habla es digna de un ser insumiso.

Me agrada.

—¿Y por qué no se revelan?

—Los jóvenes le temen, y tiene a los mayores comprados a base de promesas, además de un numeroso ejército de dragones de hielo a su disposición.

Trago saliva.

—¿Tú no le temes?

Niega.

—Me convertí en emisario hace poco tiempo. —Empieza a dar pasos pequeños a mi alrededor, distraído—. Escuché que Aleksandre Wolf se había casado con una híbrida y que ahora ella era su Reina. Este mensaje no iba a ser entregado por mí, pero tomé el lugar de un amigo para ofrecerles mi lealtad.

—Sabes cuál es el propósito de los híbridos —no fue una pregunta.

El hombre sonríe ligeramente.

—El Consejo no se empeñaría tanto en desaparecerlos si no fueran una amenaza para ellos, y de ser un pecado tan grande, Lo divino no permitiría que más seres desiguales resulten ser compañeros eternos... o ya habría acabado con cada uno de ustedes.

—Inteligente.

—Me ha tomado por sorpresa descubrir que es usted miembro de Dunkelheit, señora. Y mucho más sentir el poder ardiente de la sangre real corriendo por sus venas —admite sin despegar sus ojos fríos de los míos.

Me quedo mirándolo en silencio durante unos segundos, y luego le dedico una mirada significativa a Fabián.

—Tenía intenciones de manchar mi daga con la sangre de un mensajero, pero te has ganado mi atención.

Él suelta una risa leve y aparta la mirada para observar a lo lejos, pero yo lo observo a él.

—¿Cómo te llamas?

—Archibald. Archibald Demetriou.

Genuino, valiente y audaz. ¿Tienes alguien a quien proteger?

—A mi esposa y a mi hijo. —No me pasa desapercibido el tono dudoso cuando contesta.

—Te daré una prueba de confianza.

—¿De qué se trata, exactamente?

—Haremos un juramento eterno y, no sé cómo, pero los traerás a Wachsend.

—Creo que estarían más seguros en Clearings.

Suelto una risa seca.

—Allí Antarktis tiene tu punto débil en la palma de su mano. Y si te conviertes en mi aliado trabajarás desde dentro del castillo concejal. Es arriesgado, pero necesito ojos pendientes a las acciones de esos tres y si estás con tu Rey no podrás protegerlos de la inevitable desgracia.

—Puedo hacerlo —afirma, deteniendo su recorrido.

—¿Qué?

—Traerlos aquí.

—Bien. ¿Tienes cómo proteger tu mente?

Una sonrisa ilumina su rostro.

—Desde que trabajo para el Rey he fingido estar ciego, siempre ando con la mirada clavada en el piso, y no suelo llamar la atención. Por lo que, hasta ahora, mi lord desconfía de todos. Menos de mí.

—Te queda el nombre, Archibald —Admito—. A eso le llamo yo subestimar al enemigo. ¿Traerás a tu familia?

—Será difícil sacarlos del reino, pero voy a hacerlo.

—Haremos el juramento ahora mismo, luego te enseñaré a proteger tu memoria.

—¿No la ha escudriñado ya?

—¿Debería hacerlo?

—Hágalo si necesita confiar más en mí, no tengo nada que esconder, lo único que necesito es que alguien elimine Antarktis o Clearings jamás volverá a ser el reino que era ant…

Lo interrumpe el fuerte sonido de unas pisadas. El corazón me da un vuelco en el pecho cuando miro detrás de Archibald y veo a un enorme lobo blanco venir corriendo en nuestra dirección. Corre ágilmente a través del paisaje nevado, su pelaje resplandece bajo la luz y sus fuertes pisadas levantan la nieve con cada zancada, mientras su mirada dorada, intensa y alerta está fija en el nosotros.

Segundos después está olfateando al hombre, quien intenta mantener la calma ante el repentino escrutinio.

El lobo suelta un gruñido bajo, luego posa sus ojos en el vampiro detrás de mí, y, finalmente, los destellos dorados se clavan en los míos. Lo que recibo es una inclinación de cabeza.

Aleksandre vuelve a su forma humana y Fabián le lanza su gabán, impidiendo que se vea algo de lo que me pertenece.

Me hago una nota mental para agradecerle eso más tarde.

❆ * • °. ❆ * • ° . ❆ * • ° . ❆

Mi tarde se resume con un nombre: Archibald. Después de poner a mi esposo al tanto de todo, los tres hacemos el juramento eterno. Luego enseño al Clear a bloquear el acceso a sus pensamientos, cosa que ya sabía.

Tras despedirlo, dejo a Aleksandre con Aiker en el despacho y busco a mi padre, quien se encuentra  jugando alegremente con Alía y Naimara bajo la supervisión de Ágata y mi madre.

Se dirige a mí cuando llamo su atención y lo guío hasta el despacho de Sebastian.

Él cierra la puerta y yo enciendo un incienso.

—¿De qué quieres hablar? —Pregunta al sentarse en uno de los sillones.

Suelto un suspiro pesado y lo imito.

—Mañana Aleksandre y yo nos iremos a Grecia —empiezo—, pero antes de partir necesito pedirte algo muy importante.

—¿Qué es lo que vas a hacer allí, hija? —Inquiere con los ojos entrecerrados.

—Wachsend está en rojo. Aleksandre fue destituido de su puesto en el Consejo y es cuestión de tiempo para que los Jerarcas nos ataquen. Iremos a Grecia, pediremos el respaldo de algunos Sierich y regresaremos lo más pronto posible para buscar al griego y otros aliados.

«Un numeroso ejército de dragones de hielo a su disposición». Recuerdo las palabras de Archibald.

Retengo el aire, como si estuviera a punto de detonar una bomba.

—Pero los que más necesito son los nuestros. Necesito que pidas el respaldo de Dunkel.

Se queda en silencio durante unos segundos, y después niega.

—No creo que eso sea posible.

—Padre… —Susurro justo en el momento en que se vienen abajo mis muros de fortaleza.

—Abandoné mi reino. No seré bien recibido.

—Eres el heredero al trono. Ni siquiera mi tío puede impedir que entres a tu propio territorio.

Mi voz sale tan desesperada como empiezo a sentirme.

—¿Qué es lo que me estás queriendo decir, Alexa?

—Es conseguir el respaldo o que tomes tu lugar como Rey. No sé cómo es tu hermano pero el Rey de Clearings está en contra de Wachsend y cuando se descubra cuál es mi mezcla lo querrán pagar con Dunkelheit. Es ser aliados o ser aliados, padre. Necesito a los dragones de fuego de nuestro lado.

—Esto es demasiado grave, cariño.

—Soy consciente. Si Antarktis se empeña en desaparecer mi manada, lo hará. Su reino está por encima del nuestro, incluso. Wachsend no puede con un ejército de dragones de hielo —susurro al saberlo aún cuando me gustaría afirmar lo contrario.

—Hija...

—Si no tenemos a Dunkel de nuestro lado, por más aliados que tengamos y estando yo en mi estado, una guerra contra Antarktis sería un suicidio incluso para ti y Aiker.

Mi voz se rompe.

—Cariño...

—Mírame el alma —las lágrimas están al borde y no me importa expresar toda la impotencia que siento en este momento.

Nadie es tan fuerte como para nunca llegar a sentirse débil.

—Si me transformo pierdo a mis hijos, si los Jerarcas consiguen la luz verde para atacarnos y no tenemos un ejército de dragones lo más probable es que también nos dejen en ruinas.

—Es injusto que me mires así, no podré negarte nada.

—Quiero que escuches mis súplicas.

—No soy Lo divino.

—Pero eres mi padre.

—Alexa…

—Hazlo por Wachsend —suplico—, por mi madre, por Aiker, por tu nieta, por los que vienen en camino… por mí, por el bienestar de nuestra familia.

Permanece en silencio, escudriñando mis ojos.

—Por favor.

Toma mi rostro entre sus manos y me limpia las lágrimas.

—Está bien —deja un beso en mi frente y luego me abraza—. Tomaré Dunkelheit. Lo haré mañana mismo.

—Lleva a mi hermano contigo —escondo mi rostro en su cuello, como lo hacía al pasar la hora maldita junto a él

—Ya no llores más, Reina. —Acaricia mi pelo—. Tomaré mi lugar como Rey, por el bien Wachsend al igual que el de Dunkelheit, pero principalmente por nuestra familia.

—Gracias —me alejo, tomo su mano derecha y la beso en el dorso.

Él no deja de acariciarme el cabello ni de mirarme a los ojos, yo le permito ver a través de ellos.

—Aún no agradezcas nada, espero no desatar una guerra... Pero esto tenía que pasar algún día. Y si todo sale como esperamos, yo mismo te enviaré un ejército cuando sea que lo necesites.

Criaturas, esto se está poniendo color de hormiga ._.

Recemos por los bebés en camino 🤞🏼

Recemos porque Julian salga exitoso con el plan de tomar su reino 🤞🏼

Recemos porque Wachsend consiga aliados a tiempo y los conserve 🤞🏼

Recemos porque no muera ninguno de los nuestros cuando llegue el desmadre 🤞🏼

Y que el amor no se vea contaminado por las mentiras 🤞🏼. Amén.

Nos leemos prontito. Besitos :3

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