❆ LX: Jaque o mate ❆
~ JAQUE O MATE ~
Aleksandre
Ella evalúa el suelo mientras yo la evalúo a ella. Ni un rasguño ha quedado marcando su piel, el pelo se le desató en el proceso y está esparcido por todo su rostro al igual que la sangre que salpicó en sus mejillas y brazos.
-¿Era esto? -Pregunto refiriéndome a su mal presentimiento.
Limpia la sangre del filo de la espada con un dedo y se acerca a mí. Lleva su dedo a mi boca mientras me mira fijamente a los ojos.
-No, ahora solo ha aumentado -acaricia mi labio al sacar su dedo de mi boca, mientras yo saboreo la asquerosa sangre de los experimentos.
-Es ácida -murmuro ante la primera impresión, pero según pasan los segundos el sabor que se queda en mi paladar es parecido a una sensación que solo siento cuando...
Mis ojos se fijan en los suyos luego de haberse fijado en los cuerpos una vez más.
-Alexa...
-Lo sé, es curioso que nos huela al antídoto que oculta mi olor pero que podamos sentir el asqueroso aroma de estos experimentos. -Suelta una risa seca-, también me pregunto cómo los Jerarcas tienen acceso a él si es hecho por los Sierich's; Lo sé mi amor, son muchas preguntas.
Centro mi olfato solo en ese olor.
«De eso no me había dado cuenta.»
Creo que los dos descubrimos cosas distintas, pero antes de decirle lo que creo, debo pensar con calma lo que eso significa.
No me sorprende que ella me mire acusadoramente ante mi silencio, pero sí me sorprende que se vuelva hacia la pila de cuerpos que hemos hecho para luego incendiarla con su aliento, sin transformarse, y dejando su interrogante danzando en el aire cuando empieza a caminar hacia la frontera de nuestra manada, lugar al que llegamos dos horas después de correr desafiando el viento en medio del bosque.
Las horas pasan demasiado rápido, la lucha retrasó nuestro regreso a tal punto que es en la madrugada del día siguiente justo a las 3:00 a. m. cuando llegamos a nuestro destino.
Al volver a Wachsend y pasar por el pueblo me resulta algo extraño ver la pequeña aglomeración de personas cerca de la mansión, a Alexa le sorprende igual pero a ellos les sorprende más vernos sudorosos y manchados de sangre aún en medio de la oscuridad.
El ambiente es extraño, y lo confirmo cuando siento cómo la mujer a mi lado se tensa.
Hang, que se encuentra hablando calmadamente con los miembros de Wachsend que probablemente ha tenido que tranquilizar, se calla al ver que nos acercamos y suspira como si fuéramos los más esperados, cosa que no dudo.
-¿Qué sucede? -Pregunto a penas nos notan-, ¿Por qué el alboroto a estas horas?
-¿Se te nublaron los sentidos, mi amor? -Susurra Alexa tras inclinarse un poco en mi dirección.
Mi frente se arruga y es justo ahí cuando me concentro y en apenas un segundo entiendo el por qué.
-Un enorme dragón blanco estuvo sobrevolando Creciente, y cuando quisimos avisarle a nuestros Líderes ante el posible significado de eso, el jefe de seguridad le ha dicho que entre a la casa principal -dice una niña de unos trece años.
Alexa se acerca a ella con la intención de tranquilizarla.
-No se preocupen, es un amigo nuestro, todo estará bien.
-Es muy peligroso para nosotros que usted esté aquí, señora, corremos peligro, no sabemos qué esperar y tenemos miedo.
Ella traga saliva al no saber qué contestar y durante unos segundos nos invade el silencio, porque las ocho personas presentes esperamos una respuesta suya.
-Habían más personas, Líderes -dice Hang, alternando la mirada entre mi esposa y yo-, logré que regresaran a sus casas en calma, pero esta familia insistía en hablar con ustedes.
Asiento y aparto la mirada de sus ojos al confirmar que así ha sido todo.
Alexa se agacha un poco hasta estar a la altura de la jovencita y susurra algo en su oído que todos logramos escuchar.
-Habrá guerra, pero Wachsend estará bien.
-¿Y mi familia también?
-Sí, hermosa.
Los padres de la jóven y quienes supongo son sus hermanos observan a nuestra Reina con atención.
Los soldados a poca distancia se alejan cuando les dedico una mirada al igual que Hang, quien desaparece poco después ante mi mirada de agradecimiento, pero no sin antes susurrar que Archibald Demetriou se encuentra esperándonos en el despacho.
Cuando la familia vuelve más calmada hacia su casa gracias a Alexa, nosotros nos dirigimos directamente hacia aquella persona que hemos estado esperando durante meses, o puede que más bien hayamos estado esperando la información que él prometió conseguir para nosotros.
Abro la puerta del despacho para ella, quien nada más verlo expresa su descontento ante todo el tiempo que hemos pasado sin saber nada de él.
-Diría que me alegra verte pero me alegra más saber que estás vivo.
-Lamento no reportarme, me arriesgué demasiado y no podía levantar sospechas.
Le contesta, mientras yo me siento detrás del escritorio y ella sobre él, quedando los dos a la expectativa ante Clear.
-Hay muchas cosas de las que hablar -se acomoda, cruzándose de brazos.
-Empieza por dónde consideres, ninguno de los dos diremos nada a menos que tengamos preguntas.
Ella me mira en busca de confirmación y yo asiento recostándome en la silla giratoria y de algún modo preparándome para lo que viene.
-Empiezo por decir que descubrí cosas que nunca me habían pasado por la mente, creo que algunas de ellas aún me cuesta procesarlas a tal punto de que llegan a parecerme irreales.
»Me gané la confianza de Antarktis a tal punto de que me contó parte de los planes de los Jerarcas y sus dichosos motivos. Traté de no exponer mi descontento, creo que lo logré en ese momento, pero no estaba preparado para lo que venía. Andar con él por todos lados resultó más informativo porque él, Benedetto y Edilius son las mentes que al parecer dentro de poco tiempo podrán lograr concluir lo que sus padres iniciaron. Todos piensan que estoy ciego y eso les hace actuar con libertad en mi presencia.
»Antes de que lo pregunten, el plan se trata de hacer aquello de lo que acusaron al clan de vampiros que estuvo en las ruinas hace tantos años, no me refiero a someter a la humanidad, sino a algo tan macabro como hacer que los humanos se extingan a sí mismos.
Hace una pausa en donde el efecto de sus palabras penetra en nosotros hasta el punto de erizar nuestra piel, no tengo que estar pegado a Alexa para sentirlo, me basta con ver cómo se estremece cuando a mí me sucede exactamente lo mismo.
-«El poder de un dragón de hielo no merece ser utilizado solo en un reino del Mundo oculto, todo el planeta debe apreciarnos, y si para ser libres debemos causar que los humanos se extingan eso es lo que haremos». Esa fue su respuesta cuando le pregunté el por qué, pero al hacer lo mismo con los otros dos me di cuenta de que tienen intereses muy distintos. Edilius y Benedetto son vampiros, para nadie es un secreto, y si ambos dijeran que les parece loco que dos consumidores de sangre humana para sobrevivir piensen en destruir la fuente de su alimento yo estaría completamente de acuerdo con ustedes, de no saber el trasfondo.
-Archibald...
-Sé que es desesperante anhelar respuestas tan determinantes, Señora Alexa, pero permítanme contestarlas en orden, una por una.
-Sé breve o no respondo a mis acciones si sigues con rodeos.
-Es imposible no detallar todo, sin los detalles cometerán errores -le responde él.
-Él tiene razón, fiera.
-Continúa.
-Otra fuente de sangre es su objetivo hace años, ¿por qué causar que los humanos se extingan además de ego? Los utilizarán para destruir al híbrido que está destinado a destruirlos a ellos, específicamente el número siete, ¿o debería decir la número siete?
-Si te lo preguntas, soy esa.
-Lo sé, aunque ellos no tienen idea. Pero, la razón por la que quieren destruirla es porque usted evitará que extingan la humanidad con su juguete más preciado: la sangre de Adara.
El escritorio se rompe por la fuerza que ejerce en él con sus manos, causando que tenga que soltar el material en el piso.
Ella se aleja y empieza a dar pasos que se detienen cuando su ojos conectan con los míos.
-Hay una especie de laboratorio en Sicilia, allí la tienen desde lo que fue su última captura, esa en la que dijeron a todos que pidió descender y en realidad la pusieron en cautiverio durante todos estos años. -La respiración agitada de una híbrida a punto de descontrolarse es lo que rompe el silencio cuando él hace una pausa.
-Alexandra.
-Estoy bien -murmura con la voz más grave de lo normal y el sudor bañando su cuerpo-. Continúa -dice, dirigiéndose al Clear.
-No, seguimos más tarde -me levanto y me acerco a ella, quien se aparta de mí cuando intento pasar una mano por sus brazos y a partir de allí evita mi mirada a toda costa.
-Alexa...
-He dicho que estoy bien. Hazme el favor de darnos toda la información aquí y ahora, Archibald.
Mi intención es sacarlo de nuestro despacho y terminar luego la reunión, pero no es lo que hago, simplemente me alejo de ella, de ese volcán en erupción, y vuelvo a mi lugar; listo para presenciar como la bestia que siempre pretendo retener en mí, estalla, pero multiplicada por tres y en mi esposa.
Asiento en dirección al Clear para que continúe y él me mira con duda, sin embargo, sigue soltando la información.
-Extraen su sangre para inyectarla en humanos y así crear un ejército que ellos mismos controlarán para atacar y acabar con su propia humanidad, pero no solo para eso, también para causar que ellos mismos acaben con el ser que ha sido asignado por Lo divino para librarles de ellos mientras mueren a causa del poder no autorizado en sus organismos.
«Protectora de la humanidad, de Wachsend, del Mundo oculto, de los híbridos y de sí misma.»
-¿Cómo explicas que los envíen aquí si no saben que yo soy la número siete?
-Creen que su esposo sabe quién es, o al menos alguna cosa al respecto.
«Y vaya que lo sé jodidamente bien.»
-Por eso envían los primeros inyectados con la sangre de Adara a Wachsend, los están probando y en el proceso aprovechan para mantenerlos entretenidos o advertir al Rey de lo que podría pasar.
-¿Cómo los...?
-¿Cómo logran contaminar esas pequeñas multitudes? -Hace la pregunta por ella.
-Eso.
-Se supone que la vacuna es un supuesto antídoto contra el cáncer, todos acuden a ellos para obtener la inmunidad, y ellos le inyectan ADN de una híbrida del Mundo oculto.
-¿Qué tiene su sangre?
-Lo mismo que tiene la suya, Señora: poder. La utilizan para su objetivo y al mismo tiempo se alimentan de ella, actualmente son mucho más fuertes de lo que creen -los ojos fríos del Clear se mantienen fijos en mi esposa en todo momento.
-Si continúan haciéndolo tendrán el ejército que quieren y nosotros una epidemia de humanos medio muertos -afirmo.
-Hace casi nada tuvimos una lucha con un grupo de 255, olían al antídoto que oculta mi olor, ¿por qué?
Él acomoda su gabán hecho con las escamas de algún dragón de su misma raza.
-Obligaron a Adara a darles la receta.
-¿Cómo? -Le pregunta.
-¿Cómo ella la conoce?
Niega.
-No, sé porqué la conoce. Lo que no sé es con qué lograron convencerla de hacer algo tan dañino para nosotros.
-Con sus hijos.
Silencio.
-¿Qué hijos? -Pregunta con cautela, entrecerrando los ojos-. Solo tiene al griego.
-Y yo diría que a dos más -carraspea-, uno de casi un año y otro que apenas es un recién nacido.
La sangre de los experimentos es un poco similar a la de Alexa, mínimamente, pero logré detectar la pequeña similitud al probarla; ahora entiendo de qué se trataba y por qué la reacción de sus organismos.
Es un hecho que la sangre de un híbrido puede otorgar poder y muerte, la cantidad que deben usar en ellos debe ser muy poca y mezclada con alguna otra sustancia para no levantar sospechas.
No creí que lo de los experimentos estuviese conectado con los Jerarcas, han sabido realizar sus movimientos muy bien y lo más seguro es que estén utilizando otros humanos como aliados debido al tema sanitario.
Nos tomaron un poco de ventaja al salir del Mundo oculto para cumplir sus planes, porque estoy seguro de que la mayoría de personas que sabemos su secreto pensamos que la L de Liberación se trataba específicamente de Adalia y el significado de su nombre con la protección a los híbridos... No de los humanos. Me doy cuenta de que va más allá, para Lo divino la humanidad es muy importante.
El sonido ensordecedor hace que me levante y la tome de los hombros impidiendo que vuelva a hacer lo que hizo:
Lanzar uno de los sillones contra la pared, dañando uno de los cuadros familiares en el proceso, pero yo ni siquiera pienso en ello cuando la tengo a punto de explotar entre mis brazos.
-¡Ella no podía hacer eso! -Grita, queriendo zafarse de mi agarre sin demasiado esfuerzo-. ¡Solo les ha dado más poder! ¡¿Por qué rayos...?!
-Abusan de ella.
Esas tres palabras son suficientes para que deje de removerse.
-No es como si tuviera la opción de escapar, porque de ser así lo hubiera hecho hace años.
-¿De quién son? -Le pregunta en un susurro apenas entendible.
-De Edilius -responde con duda, acercándose a nosotros-. Y no solo él, los guardias tamb...
-¡Maldito infierno!
Todo sucede muy rápido.
Sus uñas se clavan en mis brazos.
Se aparta de mí.
Me quita del camino.
Abre la puerta del despacho y sale hecha una furia.
Yo la sigo y logro alcanzarla en el pasillo.
Vuelvo a tomarla de los hombros y la sujeto contra la pared aún sabiendo todo el daño que es capaz de hacerme en ese estado.
Está fuera de sí.
-Fiera, respira y cálmate -susurro a centímetros de su rostro, siendo golpeado por su respiración agitada, por su aliento capaz de quemarme y sabiendo ante la mirada de depredadora que tiene que en cualquier momento se saldrá de control.
Incluso del mío.
Yo nunca logré controlar la bestia en su interior, inútilmente lo intenté una vez.
Solo domé su corazón al entregarle el mío y justo ahora no creo ser capaz de contener su ira.
-Déjame hacerlo.
-Y una mierda, no vas a hacer ninguna estupidez.
-Déjame -es una advertencia sazonada como súplica.
-Alexandra, no estoy para juegos.
-Déjame -toma mi cuello con fuerza.
-Oblígame a dejarte -mis ojos se clavan en los suyos, en esos abismos que irradian ira. Necesita hacer justicia pero lo único que hará es condenarnos si actúa fuera de sí-. Obligame tú, si quieres tener esa lucha que tanto anhelas conmigo, porque no voy a permitir que cometas una estupidez, sobre mi cadáver condenas a Wachsend y a nuestra familia.
Su agarre en mi cuello se debilita al mismo tiempo que sus ojos se inundan de lágrimas.
-Tú estás a cargo de esto, pero no permitiré que todo se salga de nuestro control por un jodido impulso.
Escudriña mis ojos, acuna mi rostro entre sus manos y pega su frente a la mía con arrepentimiento -susurro en su oído-. Te entiendo y de igual modo me afecta, sé que eres el punto clave para que todo esto termine, pero debes pensar con la cabeza fría y no dejarte llevar, fiera.
-Él tiene razón -la voz de Julian hace que se pegue más a mí-. ¿Cómo es que estás en ese estado?, no fue de esa manera como te enseñé a controlarte.
-¿Y cómo se supone que deba sentirme? -Ella se pega a mí, irradiando calor y volviendo en sí.
-No tengo idea, no sé qué está pasando, pero esta no es mi hija. Las emociones no te dominan a ti, tú las dominas a ellas, Alexandra.
-No aprendí bien, Señor Julian.
Su padre y los míos nos rodean.
-¿Qué estás haciendo aquí, papá?
-Tal vez llegué ayer en la noche para conocer a mis nietos y sorprenderte antes de que terminara el día de tu cumpleaños. -Se acerca a nosotros para abrazarla.
Alexa me suelta con duda como si temiera que al alejarse de mí todo volviera a descontrolarse.
-Feliz cumpleaños atrasado, hija.
-Sabes que no me gustan estas cosas.
-Lo sé -La rodea con sus brazos.
-¿Y mi madre?
-Siempre fue una Reina, a cargo de Dunkelheit. Prefirió que yo viniera primero, lamento no hacerlo antes, no podemos descuidar nada.
-Lo sé. -Su mirada se fija en mis padres cuando se separan del abrazo-. ¿Dónde están?
-Con Adalia y Arian -responde mi madre, sabiendo que se refiere a los trillizos.
-Iré a verlos ¿Vienes conmigo? -Le dice a mi suegro, quien se fija en el Clear observando a poca distancia.
-¿Qué hace él aquí?
-Es nuestro aliado -ella responde.
Archibald dedica un asentimiento al Rey de Dunkelheit, quien suelta una risa leve al tiempo que niega con la cabeza.
-Ya decía yo.
-¿Qué, señor Schwarz? -Inquiere el Clear.
-Mi hija no nació con los ojos de un Clear por casualidad.
-Los heredé de mi madre.
-He dicho que nada es casualidad
-Padre...
-Cuando quieras Dunkelheit me avisas y me retiro, así puedes unificar la especie a tu gusto.
Tras decir aquello empieza a alejarse para volver al segundo nivel intentando ocultar una expresión molesta que a mí no me pasa desapercibida.
-Fiera -llamo a mi esposa a penas da un paso para ir tras él.
Segundos después vuelve a mis brazos y me besa sin que le importe nada ni nadie, para luego obviar lo que acaba de pasar e ir con su padre a ver nuestros bebés.
❆°• .❆. •°❆
-Todo parece ser peor de lo que pensábamos -dice el Clear cuando volvemos al despacho.
-¿Pudiste verla?
Suelta un suspiro y sujeta el respaldo de la silla en la que antes estaba sentado.
-Logré leer un par de mentes y pasar desapercibido, o al menos eso creo.
-¿Cómo está?
-Anestesiada, como si no sintiera nada. -Cuando le contamos nuestras sospechas no creímos que él lograría descubrir cosas como estas, ahora entiendo que solo teníamos una pequeña idea de todo lo que esos malditos se traen entre manos-. A penas le dan de comer, lo único que les interesa es sacarle sangre y...
-Entiendo.
-Y... Hay algo más -murmura al tiempo que saca un sobre blanco del bolsillo del gabán que lleva puesto.
-La cereza del pastel -mascullo.
Tomo el sobre, le dedico una mirada al sello imperial y luego vuelvo a mirarlo a él, quien asiente.
-Esta vez tampoco vine a escondidas, vine porque me enviaron a entregarle esa carta. Ellos confían en mí, pero no pienso volver. No quiero estar ahí para cuando todo estalle ni llegar a sentirme partícipe de todo la porquería que están haciendo.
-Te necesitamos dentro. Necesitamos ayuda para entrar.
-Haré un mapa de las ruinas, estuve allí y traje toda la información que pude alcanzar.
Escudriño sus ojos azules.
-Tienes miedo.
-Y usted también.
-Ninguno de los dos puede negarlo -afirmo-. ¿Qué quieres a cambio de todo esto?
-Hicimos un juramento eterno, y mientras mi familia esté a salvo no necesito nada más.
-Hay algo que quiero darte, no cualquiera en tu posición hubiese hecho lo que hiciste para ayudarnos.
-No solo fue por ustedes, también fue por los míos, por Clearings.
-Ese es el punto. Una vez los Jerarcas estén muertos el trono de Clearings quedará libre, porque limpiaremos el Mundo oculto de cualquier rastro que quede de la descendencia de esos malditos -afirmo-. Alexa será la cabeza de todo, quien pondrá las cosas en su lugar y necesitará un nuevo Rey para el clan de dragones de hielo.
Él suelta una risa leve.
-Yo no...
-Piensalo -lo interrumpo-. Ahora ve con tu familia, nosotros los mantendremos a salvo.
Cuando cruza la puerta yo me quedo solo con el sobre blanco en mis manos. Tiene un color tan puro, pero el solo hecho de pensar en quién pudo tocarlo me causa repulsión. El sello rojo personal de Edilius reluce ante mis ojos.
Rompo el sobre con enojo y desdoblo el papel para luego pasear mis ojos en los pequeños párrafos escritos en italiano.
Iré directo al punto. Nosotros te necesitamos, pero el traidor Rey de Creciente nos necesita más a nosotros.
Haz escondido muy bien a tu querida híbrida, pero es momento de que tomes una decisión.
Tu reina o tu reino.
Creciente corre peligro por tu traición, sin embargo, estamos dispuestos a negociar contigo si eres capaz de salir de las redes de esa mujer y entregarla como debiste hacerlo desde el principio.
Tienes 24 hrs para darme una respuesta.
Tu manada o ella.
Jaque o mate.
- Edilius Vasileiou.
Suelto una risa leve y tomo el encendedor.
Sus palabras no me sorprenden.
Al contrario.
Observo la carta consumirse encima de lo que queda del escritorio.
Por supuesto que no pienso responder, seguro creen que justo ahora estoy contemplando entregarles a mi Reina, pero no pueden estar más equivocados.
No tengo nada que pensar.
Esperarán una respuesta, una que no llegará hasta que el volcán estalle.
Hasta que el volcán estalle en sus malditas narices.
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