«El cielo en el infierno»

Jerarcas, derrotados aliados del infierno,

Algo que caracteriza a mi Creador es la sabiduría, y me apena saber que ustedes han sido tan ingenuos como para no pensar en ello al continuar con los ambiciosos planes de sus padres, los antiguos Jerarcas. Se perdieron en ella, en el ego y traicionaron a nuestra máxima autoridad hasta llegar a convertirse en aliados del infierno y desafirarla; sellando así su inminente destino.

Lo más prudente sería una presentación, pero no coman ansias, ya me conocerán cara a cara, y tal vez ella sea lo último que vean todos ustedes junto a todos sus secuaces.

Me sorprende la ignorancia, existen seres que se sumergen tan profundamente en ella, llegando así hasta a anhelar las llamas del infierno. Para algunos son más atractivos los angeles caídos que los ángeles de guerra que con una palabra tengo a mi disposición; con uno de ellos me basta para deshacer todos sus planes y su ejército de caídos.

Para unos el cielo es un simple paraíso lleno de reglas estrictas y el infierno el único lugar en el que se puede arder, ser libremente feliz, en el que se puede disfrutar sin límites, en el que podremos hacer lo que nos plazca, en el que no hay reglas ni limitaciones para nuestros deseos... pero sí hay un lago de fuego y azufre junto a una muerte eterna e inminente.

El libre albedrío junto a la sabiduría ha sido contaminado con la ceguera y la falta de autodominio.

Unos tiemblan ante las amenazas del infierno, pero para el mismísimo infierno son letales las palabras decretadas desde el Cielo. Y sé que los tres tiemblan al leer esta carta justo en este momento, pero son demasiado débiles y están demasiado ciegos como para llegar a rendirse o a sentir arrepentimiento, lo sé, es por ello que les comparto mis palabras.

Siendo perfectamente imperfecta, elegí mi destino al igual que ustedes.

Hace veintidós años nací, hace un año me conocí y justo ahora estoy lista para cumplir mi propósito: acabar con todos ustedes. Sé que me esperaban, o tal vez esperaban a alguien más, no a la Reina de uno de los líderes del Consejo, el cual han subestimado.

Aleksandre Wolf Ackerman no entregará ni su reino ni a su Reina, no mostraremos sumisión, la Insumisión al infierno es lo que más nos caracteriza. Su amenaza no ha sido más que una caricia para nuestro anhelo. Mi Rey, su Reina, nuestro ejército, junto al Dios que nos respalda; iremos por ustedes para hacer cumplir su destino.

Número uno:

Se han equivocado de manada al enviar sus experimentos.

Número dos:

Lamentarán cada gota derramada de la sangre de Adara Soiledis, cada orgasmo a causa de su cuerpo sin aprobación lo van a pagar con sangre.

Número tres:

Sus asquerosos deseos de desaparecer la humanidad serán cortados como sus días en la tierra.

Número cuatro:

No más de su macabro y desenfrenado plan, no más poder, no más libre albedrío; la muerte y el fuego es lo que les depara.

Número cinco:

Su poder es limitado, de Él es el reino, la tierra y todo lo que en ella habita.

Número seis:

Haremos justicia , lo que hace el cielo en el infierno, ya llegará su sentencia, sé que siempre la han esperado.

Número siete:

Lo divino siempre tuvo, tiene y tendrá el control.

Hace un año alguien me dijo que el infierno estaba muy cerca de nosotros, hoy les hago saber que la elegida de Lo divino para destruirlos está cerca del infierno, la protectora de la humanidad está lista para llevar justicia, pase lo que pase, cueste lo que cueste; voy por ustedes.

Alexandra Schwarz Pierce.