PARTE 3 (FINAL): POR FIN EN PAZ
Su voz la escuchaba, temí abrir los ojos y saber que estaba soñando, el ruido de la puerta aseguró que era real, su figura entrando mientras mi cuerpo reaccionaba, terminé saltando como un resorte.
— Volviste, me asusté con eso del accidenté — comenté abrazándolo, sintiendo el empuje de esa fuerza; también noté que algo había cambiado.
— Si, fue algo duro pero soy un nuevo Drago
— Te ves distinto, estas frio y algo pálido.
— Lo dice el que vive caliente a toda hora, quedé con anemia, perdí mucha sangre en el accidente.
— No te imaginas como deseaba verte, necesito decirte algo muy importante.
— Lo último que me dijiste fue muy claro. Ahora si me disculpas debo marcharme.
— ¡Espera, no te vayas!, se que la cagué y te lastimé; pero necesito que me escuches, todos mis cambios y lo que te dije ese día tienen una explicación.
— Dame tiempo, ahora es muy difícil estar cerca de ti.
— Dame un día; mañana en la noche todo se aclarará — concluí acercándome a su boca, ese beso fue algo extraño y demasiado frio, más cuando lo mordió, apartándose de golpe, quede confundido y tirado en el suelo, viendo el moretón que causó ese empujón.
No podía aspirar a mucho, con solo verlo era feliz, mi interior estaba saltando como un caballito, arrojando a su paso brillitos de amor, todo mí alrededor olía a Drago, un poco diferente pero igual seguía gustándome.
— ¡Marcos!, hay una presencia maligna merodeando por los alrededores, necesito que patrulles la zona del Norte — solicitó Carlo
— Bien lo haré.
Efectivamente el lugar estaba plagado de un olor fuerte, también percibí el de Drago, la curiosidad me llevó hacia los restaurantes y bares, quería saber que estaba haciendo por allí. El llanto de un perro me alertó, como hombre lobo llegué a ese lugar, viendo como una figura salía de ese callejón, dejando el cuerpo sin vida de un borracho, alcancé a empujarlo, ocultarme y llegarle por atrás, la sombra esquivó todos mis ataques, estaba desconcentrado, temía por su seguridad, justo ahí en un abrir y cerrar de ojos clavó sus garras en mi pecho, tenía una rapidez impresionante, si no me distanció por poco me quita la cabeza, el dolor le dio una ventaja a la otra parte, esa cosa estaba dispuesta a envestirme, mi sangre atrajo a los demás, los aullidos lo aturdieron, con eso logré escapar.
La manada hablaba, todos estaban preparados para pelear, por mi lado no escuché nada, simulé dormir para tratar de recuperarme, solo que esas heridas no sanaban como lo esperaba, apenas pude escribirle al supuesto número de Drago.
"Te espero en la entrada sur oriente del campus"
Esa noche a todos se les dio por patrullar, adolorido llegué a ese lugar, notando como todos gruñían desde las sombras, rodeando a una figura que reconocí cuando la luz de la luna quedó sobre él. Drago se sorprendió al verme, sus músculos se tensaron.
— No temas, esta es la causa que me impidió permanecer a tu lado, soy un hombre lobo, las veces que te lastimé fue porque perdí el control, perdóname por haberte ocultado esto.
— Eras Snowy, debiste confiar en mí, te habría entendido. Ahora es complicado, no creo poder aceptar esto — expresó temblando fuertemente.
— ¿Por qué?, sé que no será fácil, pero sin más misterios nos las arreglaremos.
— Porque...no eres tú el del problema, ¡soy yo Marcos! — concluyó mostrando unos enormes colmillos y esas garras las cuales causaron mis heridas.
Quede absorto, reaccioné cuando lo vi escapar de los demás, supe que sería asesinado si no hacía algo, fui detrás, olvidando todo el dolor, mi cuerpo sanó cuando percibí mucha de su sangre, sin pensar tomé un atajo y entré a esa bodega, rápidamente bloquee las demás entradas, ver como el amor de mi vida se arrastraba con angustia, como nuestras miradas se conectaban.
— Mátame de una vez; prefiero que seas tú — demandó
Reí con eso, levante mi mano con la intención de alzarlo — Una parte de mi moría cada vez que te lastimaba, como crees que podría matarte — comenté abrazándolo.
— ¿Qué estás haciendo Marcos?, mátalo o hazte a un lado, sabes que los chupasangres son nuestros enemigos — sentenció Carlo.
— No, lo amo, no dejare que lo toques — lo enfrenté recibiendo un golpe
— Asqueroso, decidiste desobedecer, morirás junto a él.
Quede en el suelo a lado de él — Resiste, cuando esto terminé cumpliré nuestro juramento — dije decidido a pelear.
Antes de eso Drago me detuvo, casi sin fuerzas me beso y mordió, algo en mi despertó; sin aviso alguno mi cuerpo se trasformó, mi tamaño se duplicó, mis dientes eran más prominentes y afilados, así mismo paso con mis garras. Los demás se detuvieron, ninguno podía actuar cuando el alfa era desafiado, no hubo necesidad de hacer extensa esa pelea, en minutos acabé con él.
Al volver como humano nadie se atrevió a decirme algo, el dolor por esa trasformación paso cuenta de cobro, aun así fui por Drago. Lo sostuve entre mis brazos, muerto del miedo al no poder sentir su esencia.
— Bebe, no dejare que mueras — murmuré cortándome cerca del cuello, lleve su rostro y lloré por no haberlo protegido ni amado como se debía. Sentir esos pinchazos me dieron esperanzas, poco a poco se recuperaba, no me importo si el acababa con mi vida, estaba dispuesta a darla por él.
El dolor me debilitó mucho, casi no podía sostenerlo, tuve suerte que él se detuvo, fuera de eso llegó otro vampiro haciéndose llamar Joan; junto a él salimos de la ciudad.
Por fin conocí su casa, lo llevé a su habitación donde recupero la conciencia
— Volviste — susurré
— Gracias por traerme de regreso — contestó abrazándome
Correspondí del mismo modo, sintiendo esa paz y felicidad al dormir a su lado.
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