PARTE 2: LA FUERZA DEL AMOR
Ahora me veo como un adolescente, sufriendo al escuchar tanta insistencia por parte de él para que nos viéramos, fue demasiado agotador inventar excusas; como la de estar ayudando a papá, o de irme a un viaje, fui todo un cobarde al no ser capaz de afrontarlo, de poner aprueba mi resistencia; sin embargo el destino jugó chueco, sin planearlo terminamos encontrándonos. Recuerdo que al llegar a ese pueblo donde había una feria equina resaltó su olor, disimuladamente me aleje un poco de la manada para buscarlo y confirmar si era él; parecía un perro oliendo cada esquina, lo único que me faltó fue alzar la pata. Unas cuadras más y llegué a donde se sentía fuerte, había una multitud de gente, allí estaban mis compañeros riendo por alguna tontería hecha, justo a su lado estaba el dueño de esa esencia que siempre me convertía en un completo idiota. De nuevo surgió ese magnetismo, no podía dejar de verlo, detallar cuanto había cambiado, trasmitirle lo mucho que lo había extrañado, el ambiente se cargó debido a nuestra ansiedad y deseo, fascinante fue ver como su cuerpo reaccionaba, percibir ese calor que nos juntaba más y más, el rubor en su rostro. Sin prepararme afronté mi mayor miedo, probar que tanto estaba controlado mi lado salvaje, solo que descubrí que el mismo Drago fue un calmante, al apreciar esos nervios que no eran de miedo si no de pena, ver como sus piernas temblaban como gelatina, como su mente trataba de ubicarse, esa confianza hacia mí, hicieron que todo mi ser se relajara por completo, otra vez le dije adiós a los miedos.
En el hotel el calor fue sofocante, me vi en la necesidad de desvestirme de la cintura para arriba, siendo sorprendido cuando los brazos de él se aferraron fuertemente a mí, dejando claro que quería más. Fue perfecta esa primera vez, placentera, liberadora; al dejarme llevar por mis sentimientos lo demás importó un rábano, gruñidos salieron cuando él me permitió ir más allá, luego el tomo el mando, estar dentro de él y luego sentirlo en mí fue una conexión más que de cuerpos fue de nuestras almas. Allí le juré que estaríamos juntos por siempre.
Los ruidos de afuera me trajeron a la triste realidad, las lágrimas salían sin ninguna resistencia, tenía que saber de él, escuchar su voz así fuera por unos segundos. Omitiendo la advertencia de Carlo fui a ese lugar donde el olor de su sangre se había intensificado, cerca de un abismo divisé la parte de una moto, descubriendo que su olor fue escondido por otro mucho más fuerte. De regreso evite ver a los demás, fui a buscar al propietario de esa moto.
- ¿Carl sabes algo de Drago?
- No, la última vez que lo vi fue en el parqueadero, estaba mal, supuse que habrá tenido una emergencia, le deje llevarse mi moto, aunque no debí, me siento algo responsable por lo que le paso.
- ¿Qué le paso?
- ¿No lo sabes?, creí que ustedes eran buenos amigos, hace unos días un señor me llamó, informó que él se accidentó, estuvo en recuperación, y que en estos días vendría por sus cosas.
Le pedí el numeró; luego agradecí y me alejé algo alterado por no haber estado ahí para Drago, lo defraudé, lo abandoné por mis estúpidos demonios internos, que clase de amor era el mío si ni siquiera fui capaz de decirle la verdad, no le di la oportunidad de escoger si se arriesgaba a estar a mi lado o se alejaba para vivir una vida normal. Ya no me importaba nada, solo escuchaba como mi corazón enloquecía por tanta frustración, tan tarde me vine a dar cuenta que nunca hubo nada malo con que yo fuera una criatura salvaje, después de haber lastimado tanto su cuerpo, él se quedó, me aceptó, fui yo el que no supo apreciar todos esos sorprendentes momentos.
No logré concentrarme en lo que quedaba del día, terminé recordando la vez que él llegó a la universidad, como desde un inicio fui tan intenso que ni siquiera lo deje llegar cuando ya lo tenía arrinconado en el baño, demostrándole cuanto lo amaba, siempre ganó el deseo y la ferocidad, como esa vez que no quiso verme, le vende los ojos y ahí si se me fue la mano, esa noche decidí que tenía que alejarme porque de lo contrario lo rompería. Reflexionando en todo lo que hice deduje que fui egoísta; tomé decisiones unilateralmente, no supe darle su lugar.
Antes de ir a mi patrullaje decidí marcar ese número, tres intentos y nadie respondió. Durante este detecté por unos segundos aquel olor fuerte del abismo, corrí por los alrededores sin descansar, no tenía seguridad si fui el único que lo sintió o era solo mi subconsciente recordando a Drago, lo que sea que había llegado estaba a la defensiva, los demás continuaron en mi lugar con la vigilancia, mentalmente estaba agotado. Tomé de nuevo ese celular, marqué una última vez, congelándome cuando la llamada entró, logré escuchar el ruido de carros, las pisadas de la gente, la sirena de una ambulancia; la misma que pasaba en ese instante por el campus, de una corrí por las calles de donde venía, como en la sexta cuadra encontré el aparato, lo guardé y regresé al campus, al prenderlo había un mensaje en blanco enviado a Drago.
Un poco de felicidad llegó con esto, agarré algo de su ropa, logrando dormir por primera vez con algo de tranquilidad.
Corría por los bosques de la aldea, veo a mi abuela rodeada de una luz.
- Mi marcos ¿por qué sufres al amar?, te dije que confiaras en ti mismo, tú y él están conectados por ese amor que se tienen desde niños, eso para nosotros es imprimación, aquella fuerza jamás se irá y no eres el único que la siente, el también; esta ha cambiado, ahora es mucho más fuerte, no te frenes más, dile la verdad y deja que tu corazón sea el que decida. Nada malo va a pasar, no importa en la oscuridad en que se encuentren, recuerda que su amor siempre será esa luz que los guiará.
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