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Capitulo 25 - "Hazme tuya"

Mi cuerpo se estaba calentando, sabía que Chris me iva a hacer algo...y no, no me iva solo a "besar", ni siquiera me iva a hacer el amor, yo sabia que lo quería era follarme.

No sabía si apartar a Chris de mi de una cachetada o de un golpe bajo, solo sentir esa presencia de hombre masculino besar mis labios, con esa barba algo rasposa, esos pectorales marcados, esa espalda ancha y ese perfume olor a madera de bosque, me hacían rodar los ojos y disfrutar todo lo que viniera de el. ¡A la mierda! Firmaré el maldito contrato y obedeceré al pie de la letra.

Mientras Chris aún seguía besándome yo me aparté unos segundos de el, le mire dulce a los ojos y dije...

-¡Acepto el maldito contrato!-dije mirándolo seductora

-¡Dios eres mía!-dijo lanzándose ferozmente a mis labios.

No podía parar de besarlo, el me besaba contra la pared mientras se hacía más intenso, estaba a sus píes, rasgaba un poco su camisa por detrás mientras el beso se hacía cada vez más feroz, Chris gruñía entre besos mientras tocaba mi trasero, por poco y caemos al piso pero él me cargo en sus brazos llevándome hasta el cuarto rojo, ya estando allí Chris me bajó de sus brazos y me dijo...

-Bien querida, date vuelta-dijo Chris en tono de orden.

Al darme la vuelta pude sentir que Chris me recogió todo mi cabello en sus manos, él me pidió la liga que tenía en la mano como pulsera y me izo una cola de caballo...

-Así es como vendrás aquí cuando te lo pida.

-Bien-dije confundida

-¿Disculpa?-dijo molesto

-Perdona, ¡Si señor Pratt!

Chris abrió la puerta y entramos al directo al cuarto rojo, el cerro la puerta lentamente y me dijo...

-Quédate desnuda y ponte de rodillas en el piso-dijo de nuevo en forma de orden.

Yo obedecí su orden y espere a lo siguiente...

-Cuando te diga "nos vemos en el cuarto rojo" así estarás antes de que llegue-dijo acariciando mi barbilla.

-Si señor Pratt-dije tragando saliva

El extendió su mano frente a mí para que pudiese levantarme y me guío al primer juego, estos eran solo dos cuerdas colgando del techo, Chris me amarró las manos a las cuerdas que quedaban un poco arriba, yo colgaba de los brazos mientras que Chris fue a un mueble café a unos metros de él, abrió el primer cajón y sacó una venda para los ojos junto con un látigo pequeño con muchas tiras, él se acercó a mí lentamente, se paró frente a mí y dijo...

-No puedes gemir, ni gritar ni llorar ¿Entendido?-dijo Chris.

-Si señor-dije en voz baja

-No escuche-dijo acercando su oreja a mi.

-¡Si señor Pratt!-respondí

Él me vendo los ojos con dulzura y me dijo al oído...

-Eres mía y de nadie más.

Podía sentir la respiración de Chris en mi cuello mientras lenta y cálidamente rozaba el látigo en mi vientre, llegando a mis pechos con una sensación exquisita, bajaba hasta mi zona y por mis muslos mientras yo intentaba no soltar ni un gemido, Chris pasó el látigo por mi trasero lentamente hasta que ¡Zaz! Chris me dio una nalgada con el látigo a lo que me izo gemir y Chris me regaño...

-Te dije que no hablarás querida-dijo enojado tapándome la boca mientras rápidamente me daba otro latigazo.

Chris me dio otro latigazo y otro más haciendo que mi piel se erizara y quisiera mas, el de repente me soltó de las cuerdas dejando libres mis brazos, tomo mi cadera y me dirigió al siguiente juego, aún tenía la venda en los ojos y solo pude sentir que me recostó boca abajo en un sillón extraño, se sentía estar encima de una pelota enorm, apoye mis manos en el piso quedando en cuatro, Chris me tomo de la coleta, comenzó a besarme la espalda mientras sentía su respiración y mi cuerpo comenzaba a erizarse, luego se apartó unos segundos de mi mientras esperaba algún movimiento repentino, en realidad sí tenía miedo.

El rápidamente y sin avisar jalo de mi colega de caballo mientras a la vez entró en mi haciendo que soltaramos un gran gemido...

-¡Cállate!-dijo tapando mi boca

Él entró en mi por segunda vez mientras que yo aguantaba las ganas de gritar, era una sensación inexplicable, rápidamente al entrar en mi de nuevo añadió una nalgada mientras que yo con la cara totalmente roja aguantaba lo que ahora mi nuevo jefe me haría.

Continuará...

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