Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

VERDADES

Kouki sentía la creciente tensión en la habitación, todos miraban a cualquier lugar menos a la guerra de miradas que se llevaba a cabo entre él y ese alfa que bien conocía pero que los demás no sabían.

El pelirrojo lo miró con sorpresa, después sus ojos de dos colores bajaron con lentitud al enorme estómago que sostenía viendo como fruncía el ceño.

Se instaló una gran tensión que estaba por sofocar al par de omegas que ahí se encontraban, aunque por alguna razón no sucedía eso con el mismo.


—¡Fuera!— dijo el alfa con un potente gruñido poniendo fin al silencio duro y pesado —¡Todos fuera ahora!— Kouki pudo escuchar sus dientes rechinar con facilidad hasta donde estaba.


La gente se escabullo como las cucarachas por el demandante sonido, mientras que Kouki se estremecía en su lugar, sujetándose el estómago. El alfa comenzó a caminar hasta donde Kouki se hallaba milagrosamente aun de pie. Con cada paso podía sentir el intenso aroma a frutas duces, al roció de la mañana, a un libro viejo que aun guardaba su aroma entre las hojas. Casi quiso llorar por la sensación de hogar que eso le transmitió.


—Te llame— escucho del pelirrojo —Nunca contestaste mis llamadas—


— ¿Qué?— dijo algo desubicado — Bueno, es que perdí mi teléfono en el taxi esa mañana. Pero, más importante... ¿Cómo tenías mi número telefónico?— le dijo, sintiéndose poco a poco algo débil

—Lo tome, mientras dormías...—


Kouki sintió el calor recorrer todo el camino por su piel cuando por fin el alfa lo abrazo, aspiro el aroma tan reconfortante que lleno sus fosas nasales. Sintió la nariz del pelirrojo pasar muy cerca de su glándula de olor.


—Hueles tal como lo recuerdo— escucho como un murmullo, seguido de un ronroneo que ve hizo temblar las piernas —Sabias que puedo saberlo— escucho Kouki

— ¿Saber el que?— dijo casi en un estado de trance


—Si son míos o no— recibió como respuesta


Kouki estaba comenzado a ronronear dejándose guiar por el alfa, sintió como era alzado entre sus brazos y sentado a horcajadas en las caderas de Seijuuro, con cuidado de no lastimar su barriga.










Cuando Kouki abrió los ojos esa mañana sintió que una de sus pesadillas había entrado a su vida. Se levantó con cuidado, tocando su amada pijama de perritos, suspirando para sacar la sensación de desasosiego que lo invadía.

Puso los pies en su mullida alfombra, oliendo el delicioso aroma de su desayuno favorito, por lo que no tardo en casi correr a la cocina.



—¡Tetsuya! ¡Te he dicho que no debes de consentirme así! ¿He?—


Kouki vio a su mejor amigo con cara de pocos amigos sentado en una de las sillas de la barra de su cocina, con un vaso de malteada del Maji en sus manos. También noto que no era el quien cocinaba, sino que no era otro más que el pelirrojo alfa de sus pesadillas, bueno; que exageraba, pero estaba muy cerca.


—Si necesitas ayuda con este animal no dudes en llamarme, acuérdate que una buena patada en las bolas asusta a cualquiera, a algunas alfas no les gusta que se defiendan— le dijo, dándole un beso en la mejilla sin dejar de ver al pelirrojo mientras se disponía a marcharse



Kouki se quedó estático en medio de su pequeña cocina, viendo con terror como Seijuuro dejaba un delicioso platillo frente a él.



—¿Sabías que los alfa pura sangre sufren algunos cambios químicos cuando sus parejas están en cinta?—




Kouki obedeció a la orden muda de sentarse, viendo como el pelirrojo le sonreía en cuanto probó su comida.


—No lo sabía...—



—Esa noche... supe que te había preñado. Fue algo inverosímil para mí, pero lo sentí— escucho de nuevo — ¿Por qué te fuiste? Te deje una nota diciendo que me esperaras, quería hacer las cosas bien, siempre había deseado un hijo, pero no había encontrado la persona adecuada para hacerlo, así que pensé...—



Kouki tenía un enorme dilema. ¿Cómo decirle a ese guapo hombre que solo lo utilizo como un mero donador sin considerar sus sentimientos? Querido Dios, prometo ser una muy buena persona de ahora en adelante y la mejor de las madres, pero por favor, no me hagas esto, pensó.




—Tuve que acudir a mi padre para comprobarlo, y eso que no habíamos hablado en quizá... 10 años— la voz del alfa sonaba calma, pero también le daba la sensación que podía ser poderosa y no había nada más aterrador para Kouki que una voz alfa




No había querido hacer pasar al hombre por semejante situación de haberlo sabido, pero no sabía a qué se debían o significaban esas preguntas. Sin embargo Kouki si se sentía tremendamente culpable.


Kouki hizo un gesto de dolor cuando una fuerte patada le recordó su dilema, haciendo un movimiento asustado fuera de la silla cuando el alfa casi corrió a su lugar.



El alfa colocó suavemente su mano sobre el vientre de Kouki. Sus ojos rojos se iluminaron, mirándolo una adoración que hizo sus ojos se llenaran de lágrimas. Sus ojos rojos le dijeron a Kouki cosas que alimentaron la pequeña culpa en él haciéndose más grande y llenando su pecho.


—Vaya...— dijo el alfa —Esto es... es, es una locura— se veía tan feliz


Kouki intento sonreír, mas nada podía calmar su ansiedad.


—¿Por qué el aroma amargo?— escucho del pelirrojo



—Escucha...— dijo Kouki mientras se aclaraba el nudo en la garganta —Realmente nunca quise un compañero—


Su mano se posó sobre su vientre, con la sensación de pérdida a mil por hora latiendo en su corazón.



—Siento haberte involucrado en este asunto. Sé que te merecías de alguna forma saberlo, pero honestamente... —Kouki desvió la mirada avergonzado —Tenía la esperanza de que nunca más nos volviéramos a cruzar—



Silencio.




El silencio se volvió pesado en la habitación, no podía ver la expresión del pelirrojo, pero si podía oler su dolor. ¿Tan importante era para él? Ni siquiera se conocían.


—Un alfa pura sangre puede sentir e incluso deliberadamente manipular la concepción si se es poderoso— dijo mientras se alejaba del castaño —Me gustaste desde que te vi y decidí que serias mío, así que cuando dijiste que mis ojos te gustaban fui feliz, después en medio de todo el calor y el sexo comenzaste a llorar diciendo que deseabas cachorros, suplicaste por ellos, fue... lindo ver el amor en tus ojos por querer un bebe, así que te lo concedí—



Kouki se sobresaltó cuando vio los ojos del alfa de distinto color a como los había visto antes y se sintió ahogar por las feromonas.


El alfa dejó escapar una risa vacía, cruel y fría —Eres jodidamente cruel Kouki, no pensaste en que tal vez yo lo habría querido o que no y me estabas obligando a una paternidad que no quería—



El castaño sonrió levemente —Sí. Lo sé pero... Quería desesperadamente cachorros, quería... ser aceptado y al final ni siquiera eso logre— A Kouki le duele el pecho. Sabía que Seijuuro estaba siendo cruel con sus palabras, poniéndolo en su lugar y diciendo las cosas que en su momento pensó pero ignoro, pero todavía le duele oírlo, más aun de los labios de a quien de alguna forma agredió —No pensaba pedir nada,nada—



— Lo que hiciste es cruel— El alfa continuó. — ¿Y qué? ¿Me elegiste y me usaste para tener cachorros? ¿Esperabas que nunca me enterara, que no haría nada si un día en diez años te veía con mis cachorros en la calle como si nada? ¿Nunca ibas a hablarles de su padre?—



—¡Tu no lo entiendes!— grito —La presión a la que un omega como yo se enfrenta, estaba desesperado— Kouki había querido evitar las lágrimas, más las hormonas estaba haciendo efecto —Tu como alfa puedes casarte a los 50 y todavía procrear sin dificultad ¡No sabes nada!—


—¡¿Qué tal si hubiera estado enfermo?! ¡¿Qué tal si hubiera sido un jodido psicópata que te asesinara ahí mismo?! ¡¿O el joven líder de una agresiva mafia?!—


Kouki sabía que tenía razón, que puso haberse encontrado a alguien así y tuvo suerte. Pero en su desesperación no había pensado en nada como eso. En nada.


Los labios de Kouki temblaban ante las palabras que dijo el alfa. Quería abrazarse a sí mismo. Acurrucarse y dormir o llorar al mismo tiempo, pero ya no podía moverse.



—Esto sonará estúpido y es posible que me creas— Susurró —Pero de verdad lamento haberte hecho daño, en mi ilusión, pensé que todos seriamos felices de esta forma—



El alfa no dijo más nada. Tomo la chaqueta que colgaba a un lado de una de las sillas de forma brusca que incluso esta se cayó al piso y salió de la habitación, pronto Kouki escucho el sonido horrible de la puerta ser azotada en la entrada, por lo que no hizo más que arrastrarse con lentitud al suelo a llorar. Deseando que todo en realidad fuera un sueño, pero la sensación de su vientre tibio entre sus manos no le daba la razón.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro