La carrera
El médico acelera y se pone inmediatamente a la cabeza de la carrera. Veloz, eficaz. Muy por detrás viene el artista que se ha tomado todo su tiempo para ver el auto, la pista y quién sabe qué más. ¡Rápido! Le grito exasperado, pero parece no escucharme.
El doctor toma la primera curva con resultado impecable, ya ha ganado mucha ventaja, el muy desgraciado. Quedo estupefacto ante esta visión. Su oponente apenas logra superarla y ésto lo retrasa aún más.
El médico continúa muy rápido, toma curvas y contracurvas como si fuera un profesional. Hace todo tan perfecto que yo ya no puedo articular palabra. Muy a mi pesar, el tipo brinda un espectáculo de excelencia y precisión digno de ver. Como era de esperarse logra alcanzar primero la línea de llegada. Lo miro y lo veo sonreír satisfecho, saboreando una victoria más que merecida.
Me asomo para ver al artista y mis ojos no dan crédito de lo que ven, el tipo se bajó del auto y está dibujando un paisaje que le resultó inspirador. ¡Traidor! Le grito, pero sigue sin escucharme.
La voz de mi padre me saca abruptamente de mi pequeño rally imaginario.
—Hijo, te pido que pienses en tu futuro.
—Estudiaré Medicina —digo resignado mientras procedo a guardar las pinturas y pinceles que yacen tristemente sobre mi escritorio.
Hoy perdí, pero quiero la revancha, un sueño no es tan fácil de destruir.
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