Capítulo 48 "Bebés"
La policía no deja que Benicio acompañe a Emilia y se siente impotente al no poder hacer nada. El corazón se le hunde mientras la rubia es escoltada por la policía.
Llega a la celda y por seguridad, lo ve a través de los barrotes. La ropa holgada cubre su vientre hinchado y sostiene su mirada fría en dirección a Facundo.
Su ex marido lo mira con tristeza y traga en seco.
-Gracias por venir. -Sonríe.
- ¿Para que querías verme?
Quiere ser rápida, no desea estar mucho tiempo en un sitio como la cárcel.
-Porque quiero saber como estás y al verte, se nota que eres feliz sin mí.
- ¿Y que esperabas? Te la pasaste humillándome, me golpeabas cada vez que tenias oportunidad y nunca te importo creerme.
-Lo se Emilia y no sabes lo mal que me siento... por eso quería verte. -Se lamenta. -Solo quiero pedirte perdón por todo lo te hice, por eso firme el divorcio para dejarte libre y que seas feliz.
Ella quiere creerle pero es consciente de lo manipulador que es y permanece seria.
-Sabes que no puedo perdonarte a pesar de que te muestras arrepentido por toda la mierda que me hiciste sufrir. Solo quiero seguir con mi vida y no verte nunca más.
-Y así va a ser, sabes que me van a dar muchos años y los voy a cumplir. Te doy mi palabra que nunca me veras.
Suspira y decide irse de ese lugar, al darle la espalda escucha que Facundo le dice algo.
-Espero que seas feliz.
No dice nada, solo se aleja y espera a que le devuelvan sus pertenencias. Ben se acerca a ella rápidamente y envuelve el torso con sus brazos.
- ¿Estás bien, mi vida?
-Si. -Tranquila. -Ya termine todo lazo con Facundo.
Benicio asiente y apoya su mano izquierda en su mejilla, inclina su cabeza y la besa con ternura.
Facundo está apoyado en los barrotes de su celda y respira profundamente, tratando de entender porque Emilia utilizo ropa más holgada que de costumbre. No puede evitar fruncir el ceño y golpea los barrotes.
-No vas a ser feliz con ese miserable. -Habla en voz baja. -Te juro que me voy a vengar por todo lo que me hiciste.
Su abogado aparece para ver como está y nota la mirada indescifrable de su cliente.
-Ya obtuviste lo que querías. La viste y pudiste hablarle.
-No todo. -Lo mira con intensidad y está fuera de si. -Necesito que me hagas un enorme favor...
Más tarde, Emilia yace desnuda sobre el colchón y es victima de un ligero temblor al sentir un lengüeteo en su clítoris, cierra los ojos y deja escapar un gemido cuando Ben va por más y utiliza su lengua como un experto, moviéndola de arriba abajo y por los costados.
La devora intensamente, disfrutando su néctar y sus ojos se llenan de excitación al ver la expresión llena de placer de su mujer. Sigue comiéndola con deseo hasta que ella llega al clímax y otro ligero temblor aparece en el cuerpo de la embarazada.
Ben avanza sobre Emilia y tiene cuidado de no aplastarla, la besa apasionadamente y aprovecha que su amada abre la boca para introducir su lengua.
Ambos jadean en el beso y el pene del abogado está tan hinchado que está desesperado por hacerla suya. La mueve con cuidado para acostarla de lado y se pone detrás, flexiona la pierna izquierda de Emilia y toma su pene no sin antes restregarlo sobre su clítoris, eso la hace mojar más y va introduciendo lentamente en su feminidad.
Emilia lo recibe con un gemido y todo su interior da vueltas cuando los dedos de Benicio estimulan su clítoris mientras arremete profundamente. Sigue penetrándola, entrando y saliendo más rápido e intenso, ambos se dejan llevar por la lujuria que sienten y el abogado está decidido en matarla de placer.
Masturba su clítoris con ansias, dispuesto a que ella disfrute en todo momento y los gemidos de la pareja son más notorios.
-Eres tan maravillosa... -Gruñe con fuerza y besa su cuello con devoción.
La sangre se acumula en su pene al sentirse tan excitado, sigue entrando más profundo y están locos por el placer que se están dando.
-Ahhh, ahhh. -Gime con fuerza. -Ay así, así. -Ahogándose en lujuria. -Dios... Ben me vas a matar. -Delira.
El abogado toma su mano con fuerza y ella mueve la cabeza para besarlo. Siguen haciendo el amor, entregándose con el profundo amor que sienten uno por el otro hasta que llegan a un intenso orgasmo y gritan sus nombres.
-Emilia... -Suspira cansado y besa sus labios. -Me estás volviendo loco.
-Pensé que ya lo eras. -Bromea.
Ambos empiezan a reír y la atrae a sus brazos, abrazándola con fuerza. La frente de la rubia está sudorosa al igual que su cuerpo y Benicio la mira como un tonto enamorado.
Su pecho se infla de orgullo y amor por su amada. No puede amarla tanto, sin embargo, cada día que pasa y se enamora más y más de la mujer que hasta daría su vida por ella.
Es de madrugada y Ben todavía está despierto, se mueve con cuidado para no despertar a su mujer y se acerca al vientre hinchado para hablarle a sus hijas.
-Se están portando muy bien. -Sonríe. -Están cuidando muy bien de mamá y no la hacen sufrir. Ganaron la mejor madre del mundo que un hijo podría desear y las estamos esperando con una terrible ansiedad. -Feliz y acaricia el vientre. -Quiero que me guarden un secreto. -Habla en voz baja. -Voy a proponerle matrimonio a su madre y estoy nervioso. ¿Creen que acepte? Espero que si porque nada me haría más feliz que casarme con su mamá y quiero que sepan que fueron creadas por el profundo amor que nos tenemos... -Emocionado. -Y voy a amarlas a las tres toda mi vida.
Besa su vientre y avanza hacia su amada para tomarla en brazos, buscando protegerla hasta de sus sueños y enseguida queda profundamente dormido.
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