13 (Narrado)
Danielle.
Cuando salí del edificio de departamentos, vi a Kendall apoyado contra la puerta del copiloto de su auto sonriéndome, por lo que no dudé en correr a sus brazos. Cuando me pidió que tuviéramos una cita me había emocionado tanto que brincaba y gritaba porque al fin se había decidido en verme. Yo nunca dudé en que era él desde un principio, ya sabía de su existencia y todo gracias a Louis que me contó que era amigo de los chicos de Big Time Rush y que los conocía a todos. Salté sobre su cadera y envolví mis brazos alrededor de su cuello, mientras los suyos me agarraban por los muslos.
- Oh Dios, eres tú.
Mis brazos lo apretaron más contra mi cuerpo, no queriendo que se separara de mí. Oculte mi cara en su cuello y olí su deliciosa loción que usaba. Dios. Este hombre iba a matarme. Después de varios minutos de estar en esa posición, Kendall me deslizó lentamente por su cuerpo y me dejó con los pies en el suelo, y yo lo solté del cuello para mirarlo a los ojos.
- Eres más guapo de lo que pensé. -comenté en voz alta y me pateé mentalmente por decírselo. Él sonrió inmediatamente, tomando mi mano con la suya. La levantó hasta sus labios y depósito un suave beso en el dorso de ella.
- Gracias por el cumplido, princesa.
Me sonrojé y bajé la mirada a nuestras manos entrelazadas. Sentí como se acercaba a mí, y su mano libre levantaba mi barbilla hacia su mirada.
-Eres más hermosa cuando te sonrojas. -besó ahora mi mejilla y se apartó. Miró alrededor y vio que varias personas nos estaban mirando y fotografiando con sus teléfonos celulares.
Inevitablemente lo abracé por la cintura, enterrando mi cara en su pecho y solo percibí como mi cabeza se movía por su graciosa risa que brotaba de su garganta.
- Es mejor que nos vayamos, hermosa.
Me separé y asentí sonriente mientras volvía a tomarme de la mano. Me condujo hasta su coche y me abrió la puerta como todo un caballero. Él era muy diferente a Louis, de eso no me cabe duda. Me subí y luego Kendall cerró la puerta para montarse en su respectivo asiento. Encendió el motor y me miró.
- ¿Adónde iremos? -pregunté ansiosa. Sabía por su amiga Kate que él era un romantico y que cuando una chica le gustaba la sorprendía con muchas cosas. Levantó un dedo como indicando que esperara y se estiró hacia la parte trasera del auto, del cual sacó una caja de chocolates y un hermoso ramo de rosas.-. ¿Son para mí?
- Sí.
Agarré las cosas que me estaba tendiendo y las coloqué sobre mi regazo, justo después de ponerme el cinturón para que él pusiera en marcha el coche.
Kendall.
Decidí sorprender a Danielle con unos deliciosos chocolates canadienses y un ramo de sus rosas favoritas. Siempre he sido de los chicos que cuando una mujer de verdad le gusta, hace todo lo posible por verla feliz y más porque cuando está de esa manera una hermosa sonrisa aparece en sus labios y sus ojos brillan de una forma inexplicable. Ahora me daba cuenta de que nunca me enamoré de Micaela por completo, ya que cuando fue nuestra primera cita no me preocupé por darle los mismos detalles que a la maravillosa chica que tengo a un lado ni mucho menos me puse tan nervioso como está mañana que no sabía ni que iba a decirle cuando la viera.
Eché en marcha mi coche y avance por el poco trafico que había por la calle.
- ¿Y cómo están los chicos?
Miré a la castaña de reojo y sonreí porque se preocupaba por mis amigos.
- Están bien. Como te digo, ellos estaban muy emocionados porque me decidiera por invitarte a salir que ese mismo día en que les planteé la idea me compraron el boleto de avión. -se rio tímidamente.
- ¿Es en serio, Ken?
- Es cierto, princesa. Yo no te mentiría.
Volvimos a quedarnos en silencio, y luego de unos minutos me estacione enfrente de Central Park. Me bajé del coche y lo rodee para abrirle la puerta a Dani. Cerré de nuevo la puerta y el coche y nos encaminamos a la cajuela para sacar una manta y una canasta con comida para nuestra cita. Después caminamos hasta un árbol y nos sentamos sobre la manta que anteriormente coloqué sobre el césped.
- ¿Esto fue tu idea de cita? - preguntó mi chica. No sabía si estaba molesta o si le había gustado. Sabía que debía haberla llevado a un restaurante, eso era lo que más les gustaba a las chicas. Bajé la mirada a mis manos tristemente.
- ¿No te gustó?
Se arrastró por la manta con sus rodillas y se aposento detrás de mí, pasando sus brazos por mis hombros.
- No quise sonar de esa manera.- confesó apoyando su cabeza en mi hombro, después de besar mi mejilla con dulzura.-. Yo solo pregunté eso porque a mí no me gusta mucho eso de ir a restaurantes y cosas lujosas como a las otras chicas. Yo aprecio mucho que hayas pensado en algo como esto y la verdad creo que esto es más intimo que una cena en un restaurante.
- ¿De verdad? - le pregunté asombrado, mirándola de reojo. Ella asintió y volvió a besar mi mejilla antes de ponerse en su sitio anterior.
- Por supuesto que sí.-sonrió.
Saqué mi teléfono de mi bolsillo y entré a Spotify en busca de una linda canción para ella. Apreté el botón de búsqueda y la miré.
- ¿Cuál es tu canción favorita?
- Me encanta mucho, Bon Jovi.
- Vale. A ver si le atino a tu favorita.
Busqué al señor Jovi y miré todas sus canciones famosas. Seleccione Always y su rostro se iluminó al ver que di en el blanco con su canción favorita. Me acerqué a ella e hice que me abrazara y recargara su cabeza en mi pecho.
- Sabía que encontraría tu favorita, princesa.-la apreté más contra mí y besé su cabeza.
- Eres fantástico Kendall Schmidt.-me miró sonriendo.
Me reí.
- ¿Por qué? ¿Por saber que es lo que le gusta a mi chica?
Ahora ella se rió.
- No solo por eso. -miró alrededor-. Por todo. Solo nos conocemos de algunas semanas y ya has hecho muchas cosas por mí. Y eso lo aprecio demasiado, Ken.
***
Caminábamos por el parque en medio de la noche, ella llevaba puesta mi sudadera y tomaba mi mano, mientras yo tenía la manta y la canasta en la otra.
- ¿Entonces te estás divirtiendo? - le pregunté mirándola. Ella dejó de mirar el camino y me miró mordiéndose el labio inferior.
- Sí. Es muy agradable el ambiente y más porque es contigo.
Me detuve en seco por sus palabras y me puse delante de ella. Llevé un mechón de su cabello detrás de su oreja, y le sonreí.
- Tengo que admitir que me encanta estar contigo.
Ella se sonrojo y resbaló su mirada a nuestras manos. Me acerqué un poco más y tomé su barbilla con dos dedos, haciendo que volviera a mirarme.
- Sé que es muy pronto, pero ¿podría besarte?
Danielle.
Wow. Alto ahí. ¿Había dicho que quería besarme? Bueno, estaba siendo educado y muy considerado al preguntarme. Él estaba mirándome tiernamente con esos ojazos verdes, esperando una respuesta de mi parte. ¿Qué hago? ¿Le digo que si? ¿No es muy pronto? ¡Bueno Danielle, dile algo!
- Sí.
Su cara se iluminó y no esperó mucho para unir nuestros labios en un casto beso. Se separó después de unos segundos y me miró sonriente.
- ¿Quieres que veamos las estrellas?
Dios. Estaba alucinando. Yo esperé que fuera un buen beso, pero no podía decirle nada porque al parecer no quería llevar las cosas tan rápido.
- Sí, veamos las estrellas.
Nos dirigimos debajo de un árbol y tendió la manta sobre el cesped. Él se acostó primero y después me indicó que me recostara a su lado, encima de su hombro. Mientras veíamos las estrellas hablábamos de nosotros, reíamos e incluso nos tomamos algunas fotos y por último me llevó a mi piso.
***
Estábamos debajo del portal del piso de departamentos.
- ¿Y... la pasaste genial hoy?
- La pasé genial - Sonreí.
- Me alegró muchísimo princesa, bueno me tengo que ir - Dijo y se acercó a besarme en los labios. Me sonrojé ante su acto.-. Buenas noches, Campbell.- Me guiño un ojo.
- Buenas noches, Kendall. Cuídate.
Entré en el edificio y cerré la puerta.
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