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@uceyjucey Bienvenida Mami, todos te extrañamos, realmente te extrañamos.. 😮💨
👤 @rhearipley
@americannightmarecody El único que la extraño fuiste tú
@archerofinfamy Creo que tú la extrañaste más
@dominik_35 🙄
@finnbalor 😈
@jonathanfatu La extrañas más a ella que a mi, y eso que soy tu gemelo 😒
@jeyandjimmyfans Pobre Jimmy:(
@romanreigns 🤨
@rhearipley Es sarcasmo acaso?
🔁 @uceyjucey Jamás Mami 😮💨
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Jey había sido parte de The Bloodline desde sus inicios, y aunque había enfrentado muchas batallas, su mayor fortaleza siempre había sido saber que tenía a su equipo cubriéndole la espalda.
Pero con el tiempo, algo cambió.
El equipo, que antes había luchado como una máquina bien engrasada, empezó a mostrar grietas. Roman Reigns el líder del equipo, comenzó a tomar decisiones arriesgadas, más interesado en la gloria personal que en mantener la cohesión del grupo. Jimmy y Jey se volvían cada vez más individualistas, preocupados solo por destacar ellos mismos. Las estrategias en equipo se fueron desmoronando, y en cada combate, las derrotas comenzaron a acumularse.
Jey, siempre fiel al equipo, trató de mantener la unidad, pero era evidente que el espíritu que los unía se estaba rompiendo. En uno de los combates más importantes del año, una lucha por el campeonato en equipo, Jimmy cegado por su propio ego, ignoró la estrategia planeada y decidió enfrentar solo al rival. Jey, intentando corregir el curso de la pelea. La derrota fue devastadora.
Después del combate, mientras el equipo se culpaba entre sí, Jey decidió que era hora de tomar un camino diferente. Se dio cuenta de que, aunque los lazos de la hermandad que habían formado eran fuertes, ya no compartían los mismos valores ni el mismo espíritu de lucha.
Por lo que The Bloodline llegó a su final.
Jey uso era miembro de Raw ahora, estaría por su cuenta.
El luchador se encontraba sentado en un banco de la sala de entrenamientos, toalla en mano, mientras observaba el ring vacío. Su respiración aún era pesada después de la intensa sesión que había terminado. A su lado, su amigo, Cody bebía agua de una botella mientras miraba pensativo al techo.
—No te voy a mentir, Jey —dijo Cody al fin, rompiendo el silencio—. Fue una buena idea que te separaras del equipo.
Jey lo miró de reojo, sin decir nada, pero sus ojos delataban una mezcla de emociones: alivio, duda, y algo de dolor.
—Ya lo sé —respondió después de un largo suspiro—. Pero no fue fácil. Dejamos mucho atrás. Hicimos historia juntos.
Jey sonrió, recordando aquellos días de gloria cuando ellos y los demás compañeros dominaban las arenas, luchando en equipo, siempre cubriéndose las espaldas. Pero también recordaba las tensiones, las diferencias de opiniones que habían ido creciendo hasta hacerse insoportables.
—Pero también estabas atado, Jey. Se te veía cada vez más apagado. Sabes que tenías potencial para más. Y en un equipo, a veces es difícil brillar por ti mismo. — Cody lo miró directamente a los ojos—. Ahora estás libre de esa presión. Este es tu momento.
Jey pasó la toalla por su rostro, aún reflexionando. Sabía que su amigo tenía razón. La última temporada había sido difícil, y las disputas internas dentro del equipo solo empeoraron las cosas. Su decisión de seguir por su cuenta fue un salto al vacío, pero algo en su interior le decía que era lo correcto.
—¿Y tú? —preguntó Cody, sin apartar la vista del ring—. ¿Qué piensas de todo esto? ¿No te afecta haber dejado todo atrás?
Jey soltó una leve carcajada.
—A veces lo extraño, sí. Pero al final, cada uno tiene su propio camino. A mí me gusta estar en la sombra, siempre lo he dicho. No necesito los reflectores como tú. —Se inclinó hacia adelante y le dio una palmada en el hombro a Cody—. Y te digo algo, ver cómo empiezas a crecer de nuevo, como cuando empezamos, me hace sentir que todo valió la pena.
Jey sonrió por primera vez en esa conversación, sintiendo que una parte de la incertidumbre que lo perseguía se desvanecía. Había tomado una decisión difícil, pero era la correcta. Y saber que su amigo lo respaldaba hacía todo más fácil.
—Gracias, Cody. —dijo con firmeza—. Voy a demostrar que esta fue la mejor decisión.
Cody se levantó del banco y miró hacia la puerta del gimnasio con una sonrisa astuta.
—Por cierto, Jey, te dije que tomarías la mejor decisión, pero no te he contado lo mejor —dijo, con un tono burlón.
—¿Qué más puede haber? —respondió Jey, extrañado, mientras seguía el camino de la mirada de su amigo.
Cody señaló sutilmente con la cabeza hacia la esquina del gimnasio, donde una figura familiar estaba conversando con uno de los entrenadores. Jey sintió un nudo en el estómago al darse cuenta de quién era: Rhea Ripley la chica que había logrado captar toda su atención desde hacía meses. Siempre la veía entrenar a lo lejos, admirando su determinación y fuerza, pero nunca había encontrado el momento para hablarle más allá de un saludo casual.
—Ahí está la chica que te trae loco, ¿no? —dijo Cody con una sonrisa maliciosa—. No me digas que te vas a quedar ahí sentado.
Jey se tensó de inmediato, sintiendo que la adrenalina que ya había disminuido volvía a recorrer su cuerpo.
—No empieces con eso, Cody —dijo, tratando de sonar despreocupado, aunque no pudo evitar mirar de reojo a Rhea.
Cody soltó una carcajada y le dio un suave empujón en el hombro.
—Hombre, ya te liberaste de tu equipo, te lanzaste a lo difícil. ¿Qué es una simple conversación con una chica después de todo eso? Vamos, que este es tu momento.
Jey se pasó la mano por el cabello, sintiéndose de repente más nervioso que en cualquier combate. No era el tipo de persona que dudaba cuando estaba en el ring, pero cuando se trataba de Rhea, todo cambiaba. Había algo en ella que lo desarmaba por completo.
—No es tan fácil como lo pintas —murmuró, todavía con los ojos fijos en ella.
—Tú eres un luchador, Jey —dijo Cody con firmeza, acercándose más—. En el ring no dudas, no esperas. Vas y tomas la oportunidad. Esto no es diferente.
Jey lo miró por un instante, procesando esas palabras. Su amigo tenía razón, como siempre. Había enfrentado oponentes mucho más intimidantes que el simple acto de acercarse a hablar con Rhea. Respiró hondo y, antes de que pudiera cambiar de opinión, se levantó de golpe.
—Está bien —dijo con determinación—. Voy a hablar con ella.
Cody sonrió, orgulloso.
—Así se hace, campeón.
Jey se dirigió hacia donde estaba Rhea, cada paso resonando en sus oídos como un latido acelerado. A medida que se acercaba, trataba de concentrarse, pero su mente se llenaba de preguntas: *¿Qué le diría? ¿Y si no tenía nada interesante que decir?*
Cuando llegó a unos metros de ella, Rhea se giró, sorprendida al verlo. Sus ojos azules se encontraron con los de él, y por un momento, el mundo a su alrededor pareció detenerse.
—¡Hey, Uce ! —dijo Rhea con una sonrisa, su voz suave pero firme, como siempre.
Jey tragó saliva, pero logró sonreír de vuelta. *Al menos no salió corriendo*.
—Hola, Rhea. —respondió, tratando de sonar relajado—. Vi que estabas aquí, pensé en pasar a saludarte. Por cierto te extrañamos, todos te extrañamos...
Ella asintió, apartando un mechón de cabello que se le había soltado mientras entrenaba.
—Siempre estás entrenando duro, ¿eh? —comentó ella—. Te he visto por aquí últimamente, así que parece que ya te quedarás en Raw eh? Y parece que trabajaremos juntos, buena promo por cierto. ¿Algún combate importante en puerta?
Jey sintió un ligero alivio al notar que la conversación fluía naturalmente, pero el nerviosismo seguía presente. Decidió ser honesto.
—Pues... en realidad, estoy tratando de reinventarme un poco —dijo, mirando de reojo a Rhea que observaba desde el otro lado del gimnasio con una sonrisa de complicidad—. Me separé de mi equipo recientemente, y ha sido un cambio difícil, pero necesario. Y si parece que trabajaremos juntos eh.
Rhea arqueó una ceja, mostrando interés genuino.
—¡Vaya! . Debe ser complicado dejar algo así atrás. Más por que The Bloodline era poderoso. Pero si alguien puede hacerlo, eres tú. Se nota que tienes la disciplina. Nos veremos más seguido en el Ring supongo.
Esas palabras le dieron a Jey una inyección de confianza que no esperaba. *¿Era solo una conversación casual o estaba apoyándolo de verdad?*
—Gracias. Eso significa mucho viniendo de ti —dijo, sorprendiéndose a sí mismo por lo directo que sonaba. Después de una pausa, añadió—: ¿Y tú? Te veo entrenar cada vez más fuerte también. ¿Tienes algún plan?
Rhea se cruzó de brazos y sonrió, algo que lo desarmó aún más.
—Bueno, aún sigo con JD —respondió—. Pero, para ser sincera, también estoy buscando nuevas oportunidades. A veces hay que cambiar de rumbo, ¿no?
Jey asintió, comprendiendo perfectamente lo que ella quería decir. *Ella también está buscando su propio camino, como yo*.
—Eso suena bien. Tal vez podamos... ya sabes, entrenar juntos alguna vez. Podría ser interesante ver cómo te preparas. Y para practicar la Historia ya sabes por órdenes de HHH.
Rhea lo miró por un segundo, y luego su sonrisa se amplió, casi cómplice.
—Me encantaría, Jey. Seguro que puedo aprender algo de ti. Si claro por órdenes de HHH.
El corazón de Jey dio un vuelco, pero trató de mantener la compostura.
—¿Mañana? —propuso, antes de perder el valor—. A primera hora.
Rhea asintió.
—Mañana a primera hora, entonces —confirmó, antes de despedirse con una mirada firme y decidida.
Mientras Jey la veía alejarse, respiró hondo, como si acabara de ganar una pelea importante. No había sido una conversación complicada, pero significaba mucho para él. Cuando volvió con Cody, su amigo lo recibió con una carcajada.
—¡Te lo dije! —exclamó Cody, dándole una palmada en la espalda—. Sabía que podías hacerlo.
Jey sonrió, sintiéndose más ligero que nunca.
—Sí, lo hiciste —respondió—. Y ahora tengo un entrenamiento a primera hora mañana.
Cody levantó las cejas con sorpresa.
—¿Con Rhea? Bueno, parece que no solo tomaste la mejor decisión al dejar el equipo, amigo. Vas directo a ganar en todos los frentes.
Jey sonrió para sus adentros, sabiendo que esta era solo una pequeña victoria en un camino mucho más largo, pero una que le hacía sentir que todo estaba empezando a encajar.
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