✿|2|
Mikaela caminó entre los estantes saturados en libros, embriagándose un poco con la característica esencia de ellos, mientras portaba con él, su carpeta de medicina bajo el brazo. Sus grandes ojos azules se balanceaban de un lado a otro una vez que llegó hacia la zona de estudio, buscando con ellos a una persona en específico. Tomó una profunda inspiración en cuanto lo divisó sentado en una de las mesas, ojeando su propio trabajo, ajeno a su presencia. Las mesas contiguas se hallaban repletas, por lo que, sorbiendo su propio labio inferior en agasajo a su buena suerte, se permitió sonreír.
Se acercó con cautela, como temiendo una mala reacción de su parte.
—Yuu-chan, ¿te molesta si me siento contigo? No hay más mesas disponibles y de igual manera quisiera que hiciéramos el trabajo juntos... claro, sólo si tú quieres...
El discurso atropellado que vomitó su lengua provocó que el pequeño chico lo mirara sin expresión alguna. Incluso se sintió ligeramente rechazado por el jadeo cansado que este dejó escapar. No supo cómo reaccionar ante la evidente mala cara de su crush, pero aun así, su mirada se iluminó en cuanto lo vio asentir. Inmediatamente se sentó a su lado, acercándose a invadir su espacio personal más de lo debido.
—Mikaela, hay bastante lugar en la mesa.
Las mejillas del rubio se encendieron.
—Oh, sí, lo lamento —rápidamente retiró la silla hacia el área sin ocupar.
Durante la siguiente hora en que intercambiaban opiniones respecto al trabajo de bacterias patógenas a investigar, se dedicó a admirar la belleza que su cabello castaño cobrizo y preciosas facciones lo traían tan embelesado desde que lo vio por primera vez al entrar en la universidad. Era portador de los ojos verdes más preciosos que alguna vez hubo visto, de la nariz más diminuta y adorable y de los labios más apetecibles. Su figura esbelta -quizás, demasiado-, era el centro de atención de su mirada sagaz, la mayoría de veces. A pesar de que a primera vista, la atracción fue meramente física, la agradable personalidad de Yuichiro acabó por cautivarlo. Aunque, desde hacía algún instante, notó que esta parecía haberse deformado tenuemente para con él.
—Entones, como acordamos, haremos la escala de... —parpadeó—. ¿Mika?
Mikaela lo observaba atentamente, pero yacía completamente ido. Sus enormes ocelos lo veían a él, pero al mismo tiempo, no. Frunció el ceño.
—¿Me estás escuchando?
El chico asintió, aún perdido en alguna parte de su rostro.
—Bésame.
Aquella frase lo espabiló por completo, causándole un arrebatado enrojecimiento y que tragase saliva con fuerza. Se le notaba la vergüenza y el desconcierto a kilómetros.
—Y-Yo... ¿puedo? —preguntó desconfiado.
—No —contestó Yuu rodando los ojos. Mika bajó la cabeza—. Oye, iré a comprar algo para tomar, enseguida vuelvo.
—Te acompaño —declaró levantándose del asiento y, sin esperar afirmación de su parte, caminó rumbo a las máquinas expendedoras, seguido de un abrumado muchacho castaño.
Una vez en la esquina del pasillo, Yuichiro se acercó hacia el artefacto con un billete en la mano. Lo introdujo y comenzó una búsqueda exhaustiva entre las opciones para decidirse qué tomar. Se agachó ligeramente, casi que logrando rozar su retaguardia con la entrepierna de Mika, quien lo esperaba descomedidamente cerca de él. Abrió los ojos, convirtiéndose en una estatua viviente, sin ser capaz de apartar la vista de su bien formado trasero recubierto por unos leggins negros que no dejaban demasiado a la imaginación.
El sonido de una lata cayendo y siendo recogida lo distrajo dos segundos, pero luego, la espalda de su compañero precipitándose contra su pecho debido a tal cercanía y, su vano intento por retenerlo en el lugar, provocó que la bebida rodara a sus pies.
Yuichiro jadeó.
—Oh, lo siento —se agachó para tomarla, aunque no esperó que el chico hiciese lo mismo y sus cabezas chocaran dolorosamente la una con la otra.
Yuu volvió a jadear.
—¡Lo lamento! —con el golpe dejándolo viendo estrellas, se acercó con el objetivo de confirmar el bienestar de su compañero, pero, en un mal movimiento, su pie presionó el borde de la zapatilla opuesta y fue capaz de verle las medias coloridas que utilizaba esa mañana.
—Ouch, ¡me pisaste! —exclamó tratando de devolver su zapato a su lugar.
—P-Perdón...
La situación lo estaba superando. Quería arrimarse una vez más, pero la mano en su pecho se lo impidió.
—¡No, basta!
—Pero...
—Sólo quédate en tu lugar.
—Quiero asegurarme de que...
—Eres insoportable, Shindo.
Bajó la mirada, sintiéndose realmente mal. Sólo quería ayudarlo, pero siempre le salía el efecto contrario. Lo vio moverse para alcanzar el refresco, rebuscar algo en delgado bolsillo del pantalón y extenderle un papel cuadriculado. Lo recibió levemente perplejo, esperando a lo que fuese a suceder a continuación.
—Es mi número de teléfono. Escríbeme más tarde para pactar el lugar de encuentro y continuar el trabajo mañana —con los dedos, peinó su claro cabello hacia atrás, girándose para mirarlo una última vez—. Es todo lo que puedo aguantar por hoy.
Y se fue rumbo a la biblioteca, haciendo resonar sus zapatos que le agregaban altura, contra el suelo.
Mientras tanto, él permaneció allí parado, recriminándose por siempre ser un idiota cuando estaba alrededor de ese lindo castaño que tanto le gustaba. Normalmente, sería un chico atento, detallista, seguro de sí mismo y con la cabeza bien puesta, pero estar al lado de Yuichiro echaría todas esas características por la borda. Cayó flechado desde que lo vio; para él era imposible resistírsele y enterarse por medio de su preciosa boquita que era insoportable no le había sentado de maravilla, precisamente.
Suspiró.
—¡Hey, Miki-Miki! —Lacus lo tomó desprevenidamente de los hombros—. ¿Problemas con el paraíso?
Su amigo lo observaba con una pícara sonrisa.
—Sí... —rascó su cien—. Soy un imbécil que todo hace mal y ahora Yuu-chan me odia.
—¡Oye, oye! No debe ser así, es sólo que lo incomodas un poquito.
—¿Tú crees?
—Pues —rio—, si vieras la cara de loco psicópata que pones cuando lo miras, quizás encontrarías las respuestas a todas tus preguntas.
Mikaela retiró el brazo del jocen de cabellos morados de su hombro y comenzó a caminar sin saber muy bien a dónde ir.
—Gracias por tu apoyo —dijo sarcásticamente.
—Para eso estamos, ¿no? —se carcajeó, golpeándole la espalda con el puño—. A propósito, ¿qué tienes en la mano? Noté que te dio algo, pero no alcancé a ver muy bien.
Haciendo caso omiso a su amigo confesándole que lo estaba observando realizar el ridículo, por primera vez, desdobló el papel y verificó la numerosa cifra allí escrita, analizando cada dígito como si quisiera guardarlo en su memoria.
—Yuu-chan me dio su número.
Oyó a su amigo atorarse con su propia saliva, más no se dignó a girarse y comprobar si aún seguía con vida.
—Mi Miki-Miki es todo un campeón, eh —lanzó el brazo sobre sus hombros nuevamente, pero lo detuvo para girarlo sobre sus talones. Estando cara a cara, lo sostuvo firmemente—. ¿Cuál es el plan?
—¿De qué plan hablas? —arrugó la frente.
—Oh, amigo, dime que vas a intentar algo.
Suspiró, resignándose.
—Sólo haremos el trabajo y ya.
—No puedes estar hablando en serio —lo regañó, enterrándole los pulgares en las clavículas y obviando su expresión adolorida—. Escúchame, Mika, conquistarás a Yuichiro mañana. Es sábado y aprovecharás todas las oportunidades que se te presenten para tenerlo junto a ti todo el fin de semana —la determinación llameaba en su mirada y aquello retuvo al rubio de objetar contra él, a la espera de la idea en cuestión—. Usarás todas tus armas, harás que ese lindo y complicado chico se arrastre por ti. Que te ruegue por atención, que te diga que piensa en ti a todas horas, que te ama, te desea, espera poder estar a tu lado todos los días de su vida, que anhela que lo folles a tiempo completo y... —sonrió altanero—. Que quiere envolver tu pene todos los días con esos labios bonitos.
Los ojos gigantes y tan azules como el firmamento del joven centellaron, reproduciendo en su mente escenas de Yuichiro realizándole la mejor maldita felación de su vida. Aquellos finos y rosados labios separándose para abrazar a su erección, amoldándose a cada vaivén en contra de su carne palpitante, sumándole a ello, la suavidad de su larga lengua en contacto con la roja piel. Los pensamientos fugaces de dichos labios brillando debido al líquido pre-seminal casi despiertan un problema dentro de sus pantalones. Se le hizo agua la boca y tragó con fuerza.
—¿Puedo hacerlo?
—¡Puedes hacerlo!
—¿Puedo hacer que Yuu-chan se enamore de mí?
—¡Sí que sí!
—¿Puedo hacer que ruegue por mi atención?
—¡Ni lo dudes!
—¿Puedo hacer que me haga una mamada todos los días?
—¡Tenlo por seguro, amigo!
Ambos se miraron a los ojos con decisión, mientras la emoción embargaba los conductos venosos de su organismo entero. Se rieron con travesura, ignorando el hecho de que yacían montando desmedido teatro en medio del pasillo y sus compañeros podían oírlos. Dos chicas pasaron por un lado, viéndolos como a dos bichos raros, murmurando quizás alguna falta de neurona o tornillo zafado en el par de muchachos gritando a la deriva.
—Cómo... ¿Cómo puedo hacerlo? —interrogó un osado Mikaela, sintiendo destellos de valor quemar dentro de sí.
Se visualizó a él en un futuro muy cercano, pasando lo que le restaba de tiempo en la Tierra junto a ese precioso chico dueño de su corazón, compartiendo la cama, una casa, mascotas y su vida misma con él. Se imaginó pudiendo tocarlo a su antojo aunque con respeto, besarlo siempre que tuviese ganas, permitiéndose amarlo y adorarlo hasta que su Yuichirómetro no soportara más y colapsara en estruendosas chispas de amor. Deseaba hacerlo feliz y eso es justo lo que cumpliría.
Insertó la vista en Lacus, esperando pacientemente la respuesta. Se hallaba tan pleno y lleno de coraje que creyó que podría esperar por ella todo el tiempo del mundo.
—Bueno, pues...
Asintió con la cabeza repetidas veces, extendiendo los globos oculares tanto como le fue físicamente posible, a la expectativa. El otro chico se alejó medio paso atrás, rascando su nuca y esquivándolo.
—La verdad, no lo sé, hermano.
cap dedicado a otra diosa que siempre está por aquí sindy107 .. gracias por todo tu aguante , linda , eres lo máximo💗
recuerden pedir su dedicación si la quieren .. aquí uwu ->
cuidense mucho , los quiero<3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro